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Authors: Ian Fleming

Tags: #Intriga, #Aventuras, #Policíaco

Al servicio secreto de Su Majestad (24 page)

BOOK: Al servicio secreto de Su Majestad
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El motor zumbó suavemente y el coche emprendió la marcha, mientras sus ocupantes, cada cual a través de su ventanilla, agitaban la mano en el aire en señal de despedida. Bond miró por última vez hacia atrás: Marc-Ange hacía molinetes en el aire con la chistera. En seguida doblaron una esquina y se perdieron de vista.

Cuando llegaron a la autopista de Salzburgo y Kufstein, dijo Bond:

—Párate aquí, Tracy. Tengo que hacer dos cosas importante\1…

Ella desvió el coche hacia el césped lateral de la pista y se detuvo. Bond la estrechó entre sus brazos, la besó con ternura y le dijo:

—Esto era lo primero que deseaba hacer. Y luego quería decirte que de verdad tengo el propósito de ser una especie de ángel custodio para ti. ¿No te importa que te cuide y te proteja?

La muchacha se apartó un momento de él y le miró a la cara. Luego sonrió:

—Eso es lo que se da a entender con la fórmula «el señor y la señora X», ¿verdad? Nunca se dice: «La señora y el señor X». Pero tú también necesitas que yo vele por ti. Así que, si te parece bien, nos cuidaremos el uno al otro.

—De acuerdo. Pero prefiero mi papel al tuyo. Y ahora voy a quitar esas cintas del coche. ¿No te importa que lo haga?

La muchacha sonrió.

—Tú prefieres el anonimato. Te gusta pasar inadvertido a los ojos de la gente. Pero a mí nada me impedirá exhibirte con orgullo como una bandera. ¿No te importará a ti presentarme también algunas veces como tu bandera?

—Lo haré todos los domingos y días festivos.

Bond se apeó y quitó las cintas. Luego bajó la capota, porque el sol era sofocante. Escrutó la pista, hacia delante y hacia atrás había un tráfico muy intenso. Junto al surtidor de gasolina de la Shell que acababan de pasar estaba repostando un Maserati descapotable de color rojo chillón. En el asiento delantero veíase una pareja de aspecto muy deportivo: guardapolvos blancos, gorras blancas de hilo y gafas de sol verde oscuro. Pero estaban demasiado lejos para que Bond pudiera apreciar si la pareja citada «correspondía» a un coche tan elegante como aquél. Bond se sentó de nuevo junto a Tracy y prosiguieron la marcha en dirección a Kitzbühel.

Tracy mantuvo una velocidad de 120 kilómetros por hora. Pasada la ciudad de Rosenheim, el tráfico disminuyó considerablemente. En algunos momentos, su coche era el único que se veía en la carretera. Esta avanzaba entre prados, recta como una flecha, hacia los deslumbrantes picos de las montañas. Bond echó una mirada atrás. A una distancia de varios kilómetros a su espalda, apareció un punto rojo sobre la carretera. ¿Sería el Maserati? Si lo era, podía alcanzar tranquilamente al Lancia, que se mantenía a 120. Pero tal vez sus ocupantes no tuvieran prisa y quisieran disfrutar la belleza de aquel hermoso día.

—Se nos acerca por detrás un coche rojo a toda velocidad. ¿Nos lo quitamos de encima? —dijo Tracy, diez minutos después.

—No —repuso Bond—. Déjalo pasar. Nosotros tenemos una eternidad por delante.

James oía ya el rugir desafiante del ocho cilindros. Se inclinó un poco hacia la izquierda e hizo una rápida señal con el pulgar invitando al otro a que adelantara.

Pero de pronto el rugido del Maserati se convirtió en un trueno ensordecedor y el parabrisa del Lancia quedó pulverizado como si le hubieran descargado un mazazo. Bond tuvo el tiempo justo de vislumbrar una boca desdeñosa con los labios apretados, una nariz medio carcomida y una mano que quitaba el silenciador a una pistola automática. Ya había pasado delante el Maserati cuando el Lancia se lanzó como loco por una franja de nieve, metiéndose en un bosquecillo de alerces. Bond se dio un cabezazo contra el marco del parabrisa y perdió el conocimiento.

Volvió en sí al sentir que alguien le sacudía suavemente. Era un policía de tráfico. El rostro de aquel joven, coronado por un casco de protección, estaba como paralizado de horror.


¿Was ist denn passiert? ¡Sie! ¿Was ist denn passiert
? (¿Qué ha ocurrido? ¡Oiga! ¿Qué ha ocurrido?).

Bond se volvió hacia Tracy. Estaba medio caída hacia adelante, con la cabeza entre los restos del volante destrozado. Su dorada cabellera en forma de campana le caía sobre el rostro, ocultando sus facciones. Bond le echó el brazo por encima de los hombros, en los que comenzaban a aparecer unas manchas de color oscuro.

La apretó contra su cuerpo y luego miró al joven policía, dirigiéndole una sonrisa tranquilizadora.

—No ha pasado nada. Absolutamente nada —dijo con voz clara, como quien habla a un niño. Y luego, señalando a la mujer, añadió—: Está descansando un rato. No tenemos ninguna prisa. Ya sabes… —le susurró a Tracy al oído—. Ya sabes… tenemos toda una eternidad por delante…

El joven agente volvió a contemplar un instante a la pareja inmóvil. Luego corrió hacia su motocicleta, levantó el micrófono de su radioteléfono y llamó urgentemente al primer puesto de socorro.

IAN LANCASTER FLEMING nació en 1908 hijo de padre escocés, millonario y Miembro del Parlamento británico. Después de acabar sus estudios en Eton, cursó Psicología, se hizo periodista, fue empleado de Banca, corredor de Bolsa y, al principio de la segunda guerra mundial, ayudante personal del Jefe del Servicio Secreto de la Marina Británica, hasta que por último eligió un quinto oficio: el de escritor. En 1951 creó, para su primera novela, Casino Royale, el personaje de James Bond, agente secreto, hombre cínico y duro de treinta y tantos años de edad que arriesga la vida en cada misión y sale airoso e indemne de todas sus empresas.

En este libro, Fleming revive impresiones y hechos de su época de agente secreto. Su jefe, el Almirante Godfrey, le sirvió de modelo para la figura del jefe del Servicio Secreto, que en todas las novelas de James Bond aparece con el nombre de «M».

A este libro siguieron otras doce novelas de Bond. Mencionaremos entre otras
La fiebre de los Diamantes, 007 contra Goldfinger, 007 contra el Dr. No
y
Operación Trueno
. Las obras de Fleming se han traducido a once idiomas, algunas se adaptaron al cine con resonante éxito y su tirada global alcanza la cifra de casi 50 millones de ejemplares.

La figura novelesca de Bond tiene mucho en común con Fleming, su creador: ambos hablan —además del inglés— el francés y el alemán; llevan trajes ligeros de color azul y camisas de algodón del mismo color; los dos tienen una loca afición a los coches veloces y detestan los puños de camisa sucios; tanto uno como otro frecuentan los restaurantes más famosos del mundo… Fleming murió en 1964, pero James Bond, el personaje que él creó, sigue más vivo que nunca entre sus millones de lectores.

Notas

[1]
SPECTRE, en inglés. Siglas que significan: «Special Executive for Counter Intelligence, Revenge and Extortion».
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[2]
Juego de naipes, una variedad del bacarrá.
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[3]
Es decir: en depósito para formar una reserva con las ganancias ahorradas.
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[4]
Ultrasecreto.
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[5]
Muchacha de vida regalada, que frecuenta los ambientes de lujo.
<<

[6]
En inglés, buenas noches.
<<

[7]
>Caballo que tiene muy pocas probabilidades de ganar la carrera.
<<

[8]
«Prohibido el paso excepto a los propietarios y personal de servicio de aviones particulares».
<<

[9]
CLUB GLORIA - PIZ GLORIA - ALTITUD: 3205 METROS - PARTICULAR - RESERVADO EXCLUSIVAMENTE PARA SOCIOS.
<<

[10]
Abfahrt
significa bajada o pista en declive. «Pista de esquí de Gloria».
<<

[11]
El deporte del
bobsleigh
, en el que se utilizan toboganes o trineos de bob sobre pistas heladas.
<<

[12]
Piotr es el equivalente ruso de Peter (Pedro).
<<

[13]
Schuss
: bajada en línea recta con los pies juntos y los esquís en dirección paralela, y también el tramo de pista que se baja de este modo.
<<

[14]
Chorizo blanco.
<<

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