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Authors: Agatha Christie

Cianuro espumoso

BOOK: Cianuro espumoso
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Ha pasado menos de un año desde que la hermosa Rosemary Burton se quitó la vida en una cena de cumpleaños en su honor. Su esposo George nunca creyó que se tratase de un suicidio, especialmente después de recibir dos cartas anónimas sugiriendo que se trató de un asesinato a sangre fría. Una de ellas implicaba al mismo George.

Es cierto que este sufrió demasiado tiempo las infidelidades de Rosemary. Pero ¿qué decir de la amargada hermana de Rosemary, excluida del testamento familiar? ¿O de alguno de los amantes de Rosemary, por no mencionar a sus esposas traicionadas? Ni uno de ellos ha olvidado a Rosemary. Ninguno la ha perdonado, tampoco. Pero solo uno la asesinó...

Agatha Christie

Cianuro espumoso

ePUB v1.0

Ormi
01.10.11

Título original:
Sparkling Cyanide

Traducción: Guillermo López Hipkiss

Agatha Christie, 1945

Edición 19XX - Editorial Molino - 240 páginas

ISBN: 84-272-8544-2

Guía del Lector

En un orden alfabético convencional relacionamos a continuación los principales personajes que intervienen en esta obra:

ARCHDALE
, Elizabeth: ex camarera de los Barton.

BOLSANO
, Giuseppe: camarero del Luxemburgo.

BARTON
, George: esposo de Rosemary.

BENNETT
, Paul: padrino de Rosemary.

BROWNE
, Anthony: novio de Iris Marle.

CHARLES
: maitre del Luxemburgo.

DRAKE
, Lucilla: hermanastra de Héctor y tía de las dos jóvenes: Iris y la asesinada Rosemary.

DRAKE
, Víctor: sujeto indeseable, hijo de Lucilla.

FARRADAY
, Alexandra Catherine: esposa de Stephen Leonard.

FARRADAY
, Stephen Leonard: esposo de la anterior, diputado laborista y amante de Rosemary.

GOLDSTEIN
: dueño del restaurante Luxemburgo.

KEMP
: inspector jefe de policía.

KIDDERMINSTER
, lord William: padre de Alexandra.

KIDDERMINSTER
, lady Vicky: esposa del anterior y madre de Alexandra.

LESSING
, Ruth: secretaria de George Barton.

MARLE
, Iris: hermana de Rosemary.

MORALES
, Pedro: norteamericano de origen hispano, concurrente al Luxemburgo la noche del crimen.

OGILVE
, Alexander: agente en Buenos Aires de George Barton.

PIERRE
: sobrino de Charles y ayudante del Luxemburgo.

RACE
, coronel: amigo desde la niñez de George Barton.

REESTALBOT
, Mary: nueva patrona de Elizabeth Archdale.

SHANNON
, Christine: bailarina, amiga íntima de Morales.

TOLLINGTON
, Gerard: de la Guardia de Granaderos, asistía al restaurante Luxemburgo el día del crimen.

WEST
, Chloe Elizabeth: actriz.

WOODWORTH
, lord General: padre de Patricia.

WOODWORTH
, Patricia: prometida de Tollington y su pareja en el día del aludido crimen.

LIBRO PRIMERO

ROSEMARY

¿Qué puedo hacer para ahuyentar el recuerdo de mis ojos?

Seis personas pensaban en Rosemary Barton muerta cerca de un año antes...

Capítulo I
-
Iris Marle

Iris Marle pensaba en su hermana Rosemary. Durante cerca de un año había intentado deliberadamente desterrar de sus pensamientos su recuerdo. No había querido recordarla.

Era demasiado doloroso, ¡demasiado horrible!.

El semblante cianótico. Los dedos convulsivos, crispados...

El contraste entre aquella y la bella y alegre Rosemary del día anterior... Bueno,
alegre
tal vez no. Había tenido una gripe...estaba deprimida, postrada.

Todo eso había salido a relucir durante la encuesta. La propia Iris había insistido al respecto. Eso explicaba que Rosemary se hubiese suicidado, ¿verdad?.

Una vez terminada la encuesta, Iris había insistido en desterrar el asunto de su mente. ¿De qué serviría acordarse?. ¡A olvidarlo todo!. A olvidar por completo el horrible suceso.

Pero ahora se daba cuenta de que tenía que recordarlo. Tenía que bucear en el pasado... Recordar con mucho cuidado hasta el incidente más leve y carente de importancia...

La extraordinaria entrevista con George, anoche, exigía que lo recordara.

Había sido tan inesperada, tan atemorizadora... Un momento: ¿
Había sido
tan inesperada?. ¿No había habido indicios de antemano?. La creciente abstracción de George, su distracción, sus incomprensibles acciones... su... bueno, su
rareza
era el único vocablo que podía expresarlo, culminando todo ello en aquel momento de la noche anterior, en que le había llamado al despacho y sacado las cartas del cajón de la mesa.

Así que ahora ya no tenía remedio. Era preciso que pensara en Rosemary, que
recordara...

Rosemary, su hermana...

Iris se dio cuenta de pronto, y con sobresalto, de que aquélla era la primera vez en su vida que pensaba en Rosemary. Es decir, que pensaba en ella objetivamente
como persona
.

Siempre había aceptado a Rosemary sin pensar en ella. Una no pensaba en su madre, ni en su padre, ni en su hermana, ni en su tía. Existían simplemente sin que una pusiera en tela de juicio su existencia con aquel grado de parentesco.

Una no pensaba en ellos
como gente
. Ni siquiera se preguntaba cómo eran.

¿Cómo había sido Rosemary?.

Pudiera tener importancia ahora. Podrían depender muchas cosas de ello. Iris se concentró en el pasado. Rosemary y ella de niñas...

Rosemary tenía seis años más que ella.

Acudieron a su mente jirones del pasado, destellos fugaces, escenas cortas. Ella, de niña, comiendo sopas de leche, y Rosemary, dándose importancia con sus trenzas, haciendo sus trabajos escolares en la mesa.

En la playa, en verano, Iris envidiaba a Rosemary que era «mayor» ¡y sabía nadar!.

Rosemary en el internado; en casa, durante las vacaciones. Luego, ella en la escuela y Rosemary en París, terminando su educación. La colegiala Rosemary, desgarbada, todo brazos y piernas. La Rosemary terminada de educar, de regreso de París, con una elegancia nueva, extraña, impresionante; la voz dulce, el cuerpo grácil, ondulante, cabello de oro rojizo y ojos grandes azul oscuro, bordeados de negro. Una criatura turbadora, hermosa, hecha ya mujer en un mundo distinto.

Desde aquel momento se habían visto muy poco. La diferencia de seis años de edad parecía haberse convertido en una brecha insalvable.

Iris aún asistía a la escuela cuando Rosemary estaba en el apogeo de la «temporada» social. Aún después de haber regresado Iris a casa, la brecha persistió. Rosemary se levantaba tarde, comía con otras debutantes en sociedad, asistía a bailes todas las noches. Iris tomaba lecciones con mademoiselle, salía a dar paseos por el parque, cenaba a las nueve y se acostaba a las diez. La relación entre las dos hermanas se había limitado a un breve intercambio de frases, como por ejemplo:

«Hola, Iris; pide un taxi por teléfono, ¿quieres?. Voy a llegar fantásticamente tarde.»

«No me gusta ese vestido nuevo, Rosemary. No te sienta bien. Es demasiado recargado.»

Luego, el compromiso de Rosemary con George Barton. Emoción, compras, paquetes a montones, vestidos de dama de honor.

La boda. La marcha nupcial por la nave de la iglesia y los susurros: «¡Qué bellísima está la novia...!».

¿Por qué se había casado Rosemary con George?. Incluso entonces, a Iris le había sorprendido un poco. ¡Eran tantos los jóvenes que llamaban a Rosemary por teléfono y que la sacaban de paseo...!. ¿Por qué escoger a George Barton, quince años mayor que ella, bondadoso, agradable, pero francamente aburrido?.

George estaba en buena posición; pero no era cuestión de dinero. Rosemary tenía dinero propio y en gran cantidad.

El dinero de tío Paul...

Iris escudriñó cuidadosamente su memoria, tratando de hallar la diferencia entre lo que sabía ahora y lo que había sabido entonces. ¿Tío Paul, por ejemplo?.

En realidad, no era tío suyo, eso siempre lo había sabido. Sin que nadie se lo hubiera dicho concretamente, conocía ciertos detalles. Paul Bennett había estado enamorado de su madre. Ésta prefirió casarse con otro pretendiente más pobre. Paul Bennett había aceptado su derrota con romántica resignación. Había seguido siendo el amigo de la familia y, adoptando una actitud de devoción platónica, se había convertido en tío Paul y en padrino de la primogénita Rosemary. A su muerte se descubrió que había legado toda su fortuna a su ahijada, que contaba entonces trece años.

Rosemary, además de bella, era rica. Y se había casado con el simpático pero aburrido George Barton.

«¿Por qué?», se había preguntado Iris por aquel entonces y se lo preguntaba ahora. Iris no creía que Rosemary hubiese estado jamás enamorada de él. Pero había parecido muy feliz en su compañía y le tenía afecto; sí, mucho afecto. Iris había tenido oportunidades de comprobarlo, porque su madre, la hermosa y delicada Violet Marle, había muerto un año después de la boda; Iris, que tenía a la sazón diecisiete años, se había ido a vivir con Rosemary Barton y su esposo.

Una muchacha de diecisiete años. Trató de evocar su propia imagen. ¿Qué aspecto había tenido?. ¿Qué había sentido, pensado y visto?.

Llegó a la conclusión de que la joven Iris Marle había dado pruebas de una madurez tardía; no pensaba, aceptaba las cosas como se presentaban. ¿Había despertado en ella rencor, por ejemplo, el hecho de que su madre se mostrara tan absorta en Rosemary en los primeros tiempos?. En conjunto, le parecía que no. Había aceptado sin vacilar el hecho de que Rosemary era la importante. Rosemary había hecho su entrada en sociedad y, naturalmente, la madre se concentraba, hasta donde su delicada salud se lo permitía, en la hija mayor. Muy natural. Ya le tocaría a ella más adelante. Violet Marle había sido siempre una madre algo distante, que se preocupaba principalmente del estado de su salud. Dejaba a las niñas en manos de ayas, institutrices y colegios; pero las fascinaba invariablemente en los fugaces instantes en que se cruzaba en su camino. Héctor Marle había muerto cuando Iris tenía cinco años. El convencimiento de que bebía más de lo conveniente se había infiltrado en ella con tal sutileza, que ya no tenía la menor idea de cómo lo había adquirido.

Iris Marle, a los diecisiete años, aceptó la vida tal cual se le presentaba. Lloró a su madre, se vistió de luto y se fue a vivir con su hermana y su cuñado a su casa de Elvaston Square.

A veces se había aburrido mucho en aquella casa. Iris no había de ser presentada oficialmente en sociedad hasta el año siguiente. Entretanto, tomaba clases de francés y alemán tres veces por semana y asistía también a clases de economía doméstica. Había veces que no tenía nada qué hacer ni nadie con quién hablar. George era bueno, invariablemente afectuoso y fraternal. Jamás había cambiado su actitud. Era igual ahora.

¿Y Rosemary?. Iris había visto muy poco a Rosemary. Rosemary paraba muy poco en casa. Modistas, reuniones, bridge...

Puesta a pensar, ¿qué era lo que sabía de Rosemary en realidad?. ¿Qué sabía de sus gustos, sus esperanzas, sus temores?. Asustaba lo poco que podía una llegar a saber de una persona con la que se había estado conviviendo. Entre las dos hermanas casi no había existido intimidad alguna. Pero tenía que pensar ahora. Tenía que recordar. Podría ser importante.

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