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Authors: Leopoldo Abadía

La hora de los sensatos (7 page)

BOOK: La hora de los sensatos
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19

E
MPEZAMOS A TRABAJAR

 

M
I AMIGO QUIERE EMPEZAR CON DOS

 

L
o peor viene a continuación. Mi amigo dice que quiere comenzar a trabajar a fondo con dos. Como ve mi cara de perplejidad, dice que sí, que quiere empezar a trabajar solo con dos: con el de las
perras
y con el de la gente. Porque si estamos en una crisis económica fuerte, estos dos son básicos. Y han de trabajar, no en equipo, no, sino como si fueran hermanos siameses, los dos junticos.

Ha llegado a esta conclusión después de oírme afirmar que de esta nos sacarán las empresas, no el Gobierno. Y que de esa frase él ha deducido que hay que ayudar a las empresas. Y me dice: «¿Has oído? ¡
AYUDAR
! ¡No sustituir! ¡Que no entiendo por qué un burócrata de la Generalitat va a llevar mi empresa
MEJOR
que yo! ¡Y si es de Madrid,
PEOR
! ¡Que no se trata de inventar el INI, que eso ya lo inventó Franco!». Como se ha acalorado, ha pronunciado gritando el nombre de Franco, con lo que ha conseguido que todos los del bar nos miren. Dos se han puesto a llamar inmediatamente por el móvil. Quizá son periodistas o policías. Y lo comprendo, porque tantos desayunos, tantas servilletas y tanto secreteo dan que pensar. Muchas conspiraciones han empezado así.

 

L
A PRIMERA REUNIÓN DEL PRESIDENTE CON EL
VP 1
Y EL
VP 3

 

En primer lugar, mi amigo me asegura que el presidente, al convocar la primera reunión con el Uvepé 1 y con el 3, invitará también al 2 para que no piense que es un Uvepé de relleno, como bastantes personas que ocupan puestos importantes —en su tarjeta— en estos momentos.

En esa reunión, el presidente explicará que como lo de las empresas es muy urgente y lo de la paz, la honradez y la tranquilidad es un trabajo
sine die,
o sea, para siempre, se reunirá muchas veces con el 1 y el 3, pero que siempre comunicarán al 2 —el de la Paz, la Honradez y la Tranquilidad— la fecha y la hora de la reunión, para que asista si quiere y si tiene tiempo.

El presidente le dirá que a él le gustaría mucho que asistiese, aunque se aburra, porque igual en una de esas reuniones se toma una decisión que no le gusta a algún sindicato y ese sindicato convoca huelga general y conviene que el Responsable de la Paz, la Honradez y la Tranquilidad lo sepa de primera mano, para estar preparado.

Después de la huelga, que será un fracaso, porque la gente con sentido común —millones de personas— irá a trabajar, al VP 2 le corresponderá disolver los piquetes con la mayor amabilidad posible, pero sabiendo que, si hay que pegar algún porrazo, se pegará. Y si la foto del porrazo aparece en la prensa extranjera, pues será una pena —para la prensa extranjera.

Me está gustando esto y me voy poniendo en la piel del presidente. Y le digo a mi amigo que vamos a hacer un ensayo general. Él y yo, sin nadie más. Porque así, si sale bien, seguimos, y si sale mal, no seguimos.

Le pregunto: «¿Empezamos?». Y él me contesta, muy serio: «Empezamos».

Si los camareros de nuestro bar supiesen que en esa mesa están los cerebros pensantes de la remodelación del ejecutivo, el respeto con que nos tratan se podría convertir en servilismo. Mejor que no sepan nada.

Diría que, además, en el bar se ha producido un momento de silencio, lleno de expectación. Pero no. Miro a las otras mesas y las veo como siempre. No se han dado cuenta de la importancia de nuestro desayuno. Quizá se están perdiendo un momento histórico.

Mi amigo y yo empezamos a gobernar sin que nadie se entere.

 

20

D
ÍA N
.º 1. S
IETE COSAS

 

C
onvoco a los VP 1, 3 y 2. Convoco también a mi amigo de San Quirico, porque es mi amigo. Todavía no sé qué puesto le daré. No sé qué puesto tiene Manel Estiarte en el Barça, pero me parece muy importante, en este caso para Guardiola, tener un amigo en el que puedas confiar y comentar los partidos al final, paseando por la hierba. Quizá le nombre adjunto a la presidencia, que queda muy bien.

Para la reunión prepararemos una mesa que sea lo más parecida posible al bar donde nos reunimos mi amigo y yo. Pondremos café, pastas y agua. Ya nos apetecería lo del jamón ibérico y el vino, pero con el estómago lleno se discurre un poco peor y con el vino se discurre un poco mejor, pero más desordenado. Y no estamos para perder el tiempo.

No quiero que haya improvisaciones, y por eso he preparado un orden del día. Como mi amigo de San Quirico tiene muchas virtudes, pero todavía no las necesarias para ser un buen secretario, empezaré yo haciendo de secretario.

 

P
RIMER DÍA

 

Va a ser larga, porque les tengo que decir muchas cosas. Durará tres o cuatro días. Nos iremos a dormir a casa. Haremos acta de lo que vayamos haciendo cada día, porque, si esperamos al final, se nos habrá olvidado la mitad de lo que hayamos hablado.

El primer día solo hablaré yo. Bueno, lo hará el que quiera, pero les pediré que me dejen hablar, que escuchen, y que tomen todas las notas que quieran, para pedir aclaraciones, para señalar alguna posible contradicción, etc.

Mi amigo les leerá todo lo que hemos discutido él y yo. No hablará de nuestras mujeres, para que los VP no piensen que hay un poder oculto que mueve los hilos —ellas.

Cuando hablemos del
safety car
haremos hincapié en que ese coche solo pone orden. Luego se retira. En nuestro caso, el
safety car
somos nosotros. Estaremos cuatro años, improrrogables. Como este es un tema fundamental, insistiré más adelante para que se enteren bien de que conmigo no van a hacer carrera, porque el coche de seguridad tampoco la hace, aunque vaya muy deprisa.

Luego les diré siete cosas.

 

Cosa n.º 1. ¿Qué hacemos con lo que hay ahora?

 

Mantenerlo. Porque hay mucho hecho y no lo vamos a tirar por la borda. No se trata de hacer revoluciones.

Porque van a ser cuatro años de
safety car,
que
NO PARTICIPA EN LA CARRERA
,
PERO PONE ORDEN DURANTE UN RATO
.

 

Cosa n.º 2. Hay que respetar la Constitución, que no se modificará en los años en que esté funcionando el
safety car

 

Es que no quiero estar siempre en período constituyente, lo mismo que no me gusta estar siempre en campaña electoral. La Constitución ahí está y ahí va a estar por lo menos cuatro años más.

 

Cosa n.º 3. Como consecuencia, se mantendrá el modelo de Estado

 

Es decir: Administración General del Estado, Comunidades Autónomas, Administraciones Locales, Diputaciones, Cabildos, Consells Insulars y Ayuntamientos.

No me entusiasma —ya explicaré por qué—, pero ahí está y tampoco vamos a modificarlo en cuatro años.

 

Cosa n.º 4. Se exigirá sentido de equipo

 

Esto se refiere a: Relaciones dentro del Gobierno central, relaciones dentro de las Comunidades Autónomas, relaciones Gobierno central-Comunidades Autónomas, relaciones de las Comunidades Autónomas entre sí, relaciones de todo el resto de Instituciones entre sí y con el Gobierno central y las Comunidades Autónomas.

También se podría llamar
juego limpio
entre unos y otros. Ahí tendremos mucho trabajo.

 

Cosa n.º 5. La financiación autonómica

 

Como el tema de la financiación autonómica está ya oficialmente resuelto, no se tocará y se utilizará para hacer los Presupuestos Generales del Estado y todas las cuentas necesarias para saber dónde estamos y adónde vamos.

 

Cosa n.º 6. Está prohibido decir

 

Que la situación es heredada y que la culpa es de… —en estos puntos suspensivos están incluidos todos los personajes y regímenes, nacionales y extranjeros, de la Edad Contemporánea, Moderna, Media, Antigua y Prehistórica.

L
A CULPA DE TODOS LOS FRACASOS Y DE TODOS LOS ÉXITOS
,
SERÁ
,
DURANTE ESTOS CUATRO AÑOS
,
ÚNICA Y EXCLUSIVAMENTE NUESTRA
.

Continúo. Prohibido también decir:

 

1. Que aquí no pasa nada.

2. Que estamos mejor que…

3. Que en unos años, estaremos mucho mejor que…

4. Que la culpa es de Bush, hijo.

5. Que la culpa es de Bush, padre.

6. Que somos la reserva espiritual de Occidente.

7. Que somos una unidad de destino en lo universal.

8. Que qué mal lo pasamos en la Guerra Civil y que a ver dónde están los restos de mi abuelo, al que mataron los rojos, y los de una tía mía, a quien apiolaron los nacionales.

 

Vamos a intentar que, de una vez, nos enteremos todos de que en una guerra se hacen burradas, porque la guerra es eso:
UNA
BURRADA
. Y, por eso, cuanto menos nos acordemos de las burradas, mejor.

Y esto lo digo yo, que tengo setenta y seis años, y que de la Guerra Civil española solo tengo buenos recuerdos, porque, cuando sonaban las sirenas en Zaragoza, anunciando que los rojos venían a bombardearnos, mi padre me montaba a caballito y bajábamos cantando al refugio. Con eso, mi padre consiguió que el niño no se asustase y que a él le saliese una úlcera de estómago. Y si yo, que tengo setenta y seis años, no me acuerdo de la guerra, ¿cómo es que se acuerdan todos estos tontos, partidarios de los que ganaron y partidarios de los que perdieron, que tienen cuarenta y tres años? Han debido de estudiar mucho o es que eso del odio les encanta.

 

Cosa n.º 7. Consignas (como en los colegios)

 

1. Nunca se mentirá.

2. Nunca se ofenderá.

3. Nunca espiaremos a nadie.

4. Si nos espían, allá ellos.

5. No admitiremos ningún regalo, ni un calendario de propaganda.

6. Si hay que admitir un regalo, se le agradecerá por carta al regalante, informándole de que el regalo se le ha entregado al VP 1 —Ama de Casa—, que lo guardará en un armario con dos llaves para utilizarlo como regalo cuando alguien se jubile o alguien cumpla sus bodas de oro como conserje en un ministerio. El día en que se realice tal entrega, se volverá a informar al regalante del destino final de su regalo. Con este planteamiento, que no es original, porque está copiado de lo que se hacía hace años en una empresa muy seria, es posible que la señora de la limpieza jubilada aparezca en su barrio al día siguiente de su jubilación con un reloj Cartier, pero Cartier, Cartier, no falsificado, con brillantitos en las horas y un rubí en el centro, donde se enganchan las agujas, y en cuyo reverso hayan grabado: «Para D.ª XX, de parte del Gobierno de la nación, en agradecimiento por habernos aguantado tantos años».

7. La manera de hablar será muy comprensible por todo el mundo, sin enrollarse ni marear al personal.

8. Ni el presidente ni los Uvepés harán un solo discurso que no tenga contenido, que no sea breve, que no sea inteligible para todo el mundo. Para rollos ya tenemos bastantes mozos y mozas por ahí que hablan, hablan, hablan y dicen cosas que solo sirven para que en los colegios se encargue a los niños que las comenten con su compañero y que, entre los dos, hagan un resumen de doscientas cincuenta palabras. O sea, que pierdan miserablemente el tiempo, en lugar de jugar al fútbol, que es mucho más sano.

9. Como somos un equipo, nadie dirá cosas que puedan cargarse el trabajo del otro. Por ejemplo, el VP de Relaciones con la Gente no tomará ninguna medida que cueste dinero sin preguntar si hay dinero al VP Ama de Casa.

 

F
IN DEL PRIMER DÍA

 

La reunión ha sido larga. Está anocheciendo. Ahora sí pedimos ibérico y vino. Mientras nos lo sirven, aprovecho para decir, como los americanos: «Que Dios nos ayude». Digo lo de los americanos, porque son los únicos que lo dicen, aparte del Papa.

Y después nos quitamos el hambre y la sed y, como es natural, acabamos con una copa de Cardhu.

Cuando el camarero presenta la cuenta, mi amigo de San Quirico se adelanta y paga. Al salir, me dice: «El primer día ha ido a mi cuenta. A partir de ahora, le pasaremos la nota al VP 1, para que la pague con cargo a los Presupuestos Generales del Estado».

 

E
L ACTA DEL PRIMER DÍA

 

 Esa noche me quedo haciendo el acta. Me cuesta poco, porque ya lo tenía casi todo escrito. Se la mando por
mail
a los tres y a mi amigo. Me voy a dormir.

Al día siguiente, me levanto a una hora prudente, las nueve, porque ayer me lo pasé bien, pero me cansé un poco. Enciendo el ordenador y abro mi correo. Los cuatro VP han mandado el OK al acta.

 

21

D
ÍA N
.º 2. E
L DINERO

 

S
EGUNDO DÍA

 

M
e acuerdo de José Antonio, un gran profesor del IESE, que falleció hace unos años. Era un hombre que tenía un montón de sentido común. Yo le quería mucho. Sigo tratando con su familia. Estuvimos juntos en Boston. Su coche —un Pontiac— y el mío —un Cadillac— solo tenían de bueno la marca y la antigüedad. Las continuas averías nos ayudaron a ser más amigos, por aquello de que la adversidad une. Cuando él o yo llamábamos al taller para que vinieran a arreglar el coche, el dueño siempre preguntaba: «¿Cuál toca hoy? ¿El Pontiac o el Cadillac?».

José Antonio me decía: «Mira, Leopoldo, si te dicen que un negocio va bien, pregunta cuánto dinero tienen en efectivo. Si te dicen que no tienen, es que el negocio va mal».

De eso quiero hablar hoy, del dinero que tenemos en billetes, en monedas o en cosas que se puedan convertir con mucha facilidad en dinero contante y sonante.

 

Punto n.º 1. Cuánto dinero tenemos hoy

 

Quiero saber cuánto dinero tiene el Estado en la Caja del Tesoro. Me parece que se llama así. Mi mujer suele decir «en el arca del tesoro», pero eso me suena a Indiana Jones.

Supongo que esa Caja estará repartida en varios sitios:

 

1. En el Banco de España.

2. En otros bancos y cajas de ahorro. Seguramente, en oficinas que caen cerca del ministerio u organismo correspondiente y que, como somos buenos clientes, nos atienden bien, sin hacer cola.

3. En los cajones de los ministerios, para que las secretarias puedan pagar sellos, mensajeros, etc.

4. En oro, depositado a nuestro nombre en Fort Knox. También me recuerda a Harrison Ford, pero puede que sea así.

5. En bonos de otros estados, que quiere decir que España se ha fiado y les ha prestado dinero y ellos nos han dado un papelito que se llama
bono
y que dice que sí, que les hemos prestado ese dinero y que nos lo devolverán algún día. Ese día está fijado. No sé qué hay que hacer si necesitamos ese dinero antes. Supongo que igual nos lo devuelven, con un descuento.

6. En los Fondos Reservados.

7. Etcétera.

 

Una
ACLARACIÓN
que considero necesaria: lo de los Fondos Reservados me interesa mucho, porque a la gente hay que darle pocas tentaciones. En otras palabras, que si me ponen unos cuantos Fondos Reservados en mi despacho, en una caja de caudales cuya llave solo tengo yo, en billetes y monedas, y me dicen que puedo entregarlos a quien me parezca y que no hace falta recibo, tengo que ser un tío muy, muy honrado y muy, muy recio para no pensar que un puñado de esos billetes en mi bolsillo quedaría bien. Y, una vez que lo he pensado, igual me lo llevo a casa y compruebo que sí, que queda bien.

 

Punto n.º 2. Cuánto dinero va a entrar en el próximo mes

 

Aquí me tendrán que decir qué impuestos vamos a cobrar; si hemos vendido AENA, cuánto me van a pagar el próximo mes; si nos han concedido un crédito, lo que va a entrar inmediatamente; etc.

 

Punto n.º 3. Cuánto dinero va a salir el próximo mes

 

O sea:

 

1. Los sueldos de los que mandan. De los nuestros ya hablaremos luego.

2. Los sueldos de los que están a las órdenes de los que mandan.

3. Los sueldos de los asesores que tienen los que mandan. De los de nuestros asesores ya hablaremos luego.

4. Lo que cuestan los veraneos de los que mandan. De nuestros veraneos ya hablaremos luego.

5. Lo que cuesta la seguridad de los que mandan. De la nuestra ya hablaremos luego.

6. Los sueldos de los funcionarios que hacen todo el trabajo que podríamos llamar «de infraestructura del Estado» y de los que puede ser que sobren algunos, pero no todos, porque hay muchas cosas que hacer para que todo funcione normalmente —hacer el DNI y el pasaporte, vigilar que la gente no corra demasiado por las carreteras pertenecientes a la Red de Carreteras del Estado, ocuparse de la seguridad del jefe del Estado extranjero que viene a visitarnos y se trae un séquito enorme con limusinas incluidas, etc.

7. En este apartado hay que poner también lo que haya que devolver de los créditos que nos hayan dado. Y esto es así, porque, lamentablemente, hay que devolverlos en los plazos convenidos y puede ocurrir que uno de esos plazos sea el mes que viene. Además, y más lamentable aún, hay que pagar intereses por ellos. Todavía más lamentable, a una de esas dichosas Agencias de Calificación de Riesgos, que los que hemos estado en Harvard llamamos de
rating,
se le ha ocurrido bajar el
rating
al Reino de España, lo cual nos puede parecer una grosería, pero quiere decir que ellos piensan que somos menos de fiar, y eso trae consigo que unos no nos presten y otros nos presten dinero con intereses más altos.

 

Punto n.º 4. El Plan de Tesorería

 

Y esto —dinero que hay más dinero que va a entrar menos dinero que va a salir—
ME GUSTARÍA QUE ESTUVIERA HECHO CADA MES Y PARA LOS TRES MESES SIGUIENTES
. Así sabría si en los próximos meses lo voy a pasar mal, regular o si aguanto. Si el VP 1 me pudiera tener hecho este cuadrico para los próximos doce meses en lugar de para tres y luego, cada mes, me dijera cómo iban las cosas, pues entonces él o yo podríamos ir a cualquier cadena de televisión y, previo el maquillaje correspondiente, aparecer en pantalla y contarle al pueblo español cómo van las cosas. Y si al pueblo español le dices lo que tienes, lo que va a entrar y lo que va a salir, los viejos dirán que eso ya lo hacían sus abuelas y los jóvenes dirán que qué maravillas se nos ocurren a los ex profesores del IESE. Luego, si les decimos que esto se llama plan de tesorería, flujo de caja o
cash
flow
y que llevar las cuentas al día se llama actualizar el
cash flow,
y que también se puede llamar control, seguimiento y reapreciación, los jóvenes tomarán notas respetuosamente y los viejos se partirán de risa, porque ellos siempre le habían llamado la cuenta de la vieja. Pero unos y otros
LO ENTENDERÁN
.

Mi amigo de San Quirico me pasa disimuladamente un recorte de un periódico, que dice textualmente: «La gestión de tesorería ha de ser precisa en la ubicación de los flujos de caja en el tiempo y ajustada solo con los flujos sobre los que se tiene control, contemplando escenarios alternativos y de
stress
. El objetivo que se pretende conseguir es convertirse en una herramienta que permita estructurar los plazos de vencimiento de la deuda a la generación prevista de caja».

Le pido que la lea en voz alta. Y aprovecho para decir que, en el momento en que uno de los miembros del
safety car
hable así, lo echaré a patadas.

Porque yo quiero que todo esto sirva para que nosotros cuatro —los que mandamos— sepamos dónde estamos, cosa que, en el colmo de mi atrevimiento e imprudencia juvenil, estoy prácticamente seguro de que hoy no lo sabe
NINGÚN
ministro y cuando digo ninguno, quiero decir
NINGUNO
, desde el presidente del Gobierno hasta la ministra de Igualdad, ambos inclusive.

 

Punto n.º 5. El Presupuesto Base Cero

 

Todo lo que hemos hecho hasta aquí es puro sentido común. Pues lo que viene ahora es sentido común elevado al cuadrado. Quiero hacer un Presupuesto Base Cero
.
M
ÁS AÚN
, quiero que en el Gobierno central se implante una mentalidad de Presupuesto Base Cero. M
UCHO MÁS AÚN
, quiero que esa mentalidad se implante en todas y cada una de las Comunidades Autónomas, Administraciones Locales, Diputaciones, Cabildos, Consells Insulars y Ayuntamientos.

Supongo que los VP ya sabrán lo que quiere decir eso del Presupuesto Base Cero, pero por si acaso, se lo recuerdo. Y, además, así nos enteramos todos y volvemos a descubrir que todas estas cosas las hacían nuestros antepasados, sin calculadora, PC ni móvil —porque hubo una época, hace siglos, en la que no había ninguno de esos chismes.

Para empezar, al Presupuesto Base Cero le vamos a llamar PB0 y lo pronunciaremos
Pebecero
. Así, el nombre será más asequible.

En nuestras casas, todos hacemos, más o menos, un presupuesto. Cuánto dinero va a entrar, cuánto va a salir, en qué nos gastaremos la paga extra de junio, etc. En el otro libro ya hablamos de esto y no se trata aquí de repetir.

Con frecuencia hacemos el presupuesto «sobre» el del año pasado. Es decir: el año pasado gastamos en total cien. Pues este año gastaremos un 10 por 100 más, porque las cosas están más caras, porque los niños han crecido y les tenemos que comprar uniformes para el cole, porque la señora que nos ayuda en casa querrá cobrar un poco más, etc. Es decir, construimos sobre lo construido y nos sale un X por 100 más que el año pasado, sin hacer ninguna locura.

Luego nos vamos a los ingresos y vemos que, por mucho que ordeñemos las diversas vacas que están a nuestro alcance, los ingresos no subirán más de otro X por 100. Y no sé qué pasa, pero casi siempre, el X por 100 de aumento de los ingresos es menor que el X por 100 de aumento de los gastos.

Curiosamente, me parece que los Presupuestos Generales del Estado se hacen así. Porque cuando lees los periódicos —recordad: dos periódicos, uno generalista y otro económico, siempre los mismos—, ves que presentan así los Presupuestos.

Y dicen que el Ministerio A gastará solo un A por 100 más que el año pasado; el B solo un B por 100 más; el C… Y dicen que son Presupuestos austeros y, si te descuidas, que son «progresistas», porque en esta tierra, lo que no es progresista,
NO ES
. Mientras tanto, la oposición dice que son
letales,
lo cual no ayuda tampoco en nada al respetable público, que ve pasar los adjetivos sin entender nada.

Pues el Pebecero empieza de otra manera, haciéndose preguntas tales como:

 

1. ¿Necesitamos
DE VERDAD
que venga esa señora a ayudarnos o, entre todos, podemos tener la casa más o menos
aparente,
como dicen en Aragón y la comida
aparente
también, sin florituras, pero sin miserias?

2. Necesitamos los dos coches que tenemos o nos bastaría con uno y que papá vaya a trabajar en metro, autobús o en los ferrocarriles catalanes o en los de Castilla-La Mancha?

3. ¿Necesitamos que papá tenga doce corbatas para ir variando, o con cuatro y un poco de pillería daría el pego y todos dirían: «¡Qué señor más elegante!»?

4. ¿Necesitamos que todas las cosas que compramos en el súper sean de marca o podríamos comprar alguna cosa de marca blanca, aunque se enfade alguien?

5. ¿Necesitamos que los niños estrenen ropa con frecuencia? ¿No podrían heredar unos de otros, incluyendo en el «otros» la familia y los amigos?

6. ¿Necesitamos coger taxi para ir a todas partes…?

7. ¿Necesitamos…?

8. ¿Necesitamos…?

 

Aquí cada uno de nosotros podría añadir cien, doscientas o trescientas preguntas más. La idea es cuestionarse: si empezásemos de cero, ¿nos compraríamos todo lo que tenemos? ¿Gastaríamos todo lo que derrochamos, etc.?

Pues eso, que una familia es un ejercicio muy bueno, porque conduce a la seriedad, evita la frivolidad, fomenta la austeridad y educa a los hijos —y a los padres, y, si te descuidas, a los abuelos—. En España no es que sea un ejercicio muy bueno: es uno
ABSOLUTAMENTE NECESARIO E IMPRESCINDIBLE
, porque, en el centro y en la periferia, o sea, en la Administración central y en las Comunidades Autónomas, etc., ha habido una epidemia de locura peligrosa.

Tengo la sensación de que a estos chicos, del centro y de la periferia, se les ha ido la olla peligrosamente. Y digo peligrosamente porque si a una familia se le va la olla, allá ellos. Pero si se le va la olla al que lleva mi patria o al que lleva mi Comunidad Autónoma o a los dos a la vez, allá ellos, no.
ALLÁ
,
YO
. Y eso me preocupa más.

Pues a mi equipo le voy a pedir que haga un Pebecero de inmediato. Para ello, respetando la Constitución, hay que hacer una serie de cosas. Digo «respetando la Constitución» porque hemos partido de eso. O sea: no se trata de derrocar la monarquía e instaurar la república. No se trata de cargarnos todas las Comunidades Autónomas —aunque a algunos nos apetecería, dado el espectáculo deprimente que están dando muchas de ellas— y de ser «jacobinos», que, según me enteré el otro día, viendo a un señor que salía en la tele, son los partidarios de que nada de descentralización y volvamos a llevar todo en nuestra mano, sin que se nos escape nadie ni nada.

Pues respetando la Constitución:

 

1. Hay que ver qué ministerios tenemos, para qué sirven y cuánto cuestan.

2. Hay que ver qué organismos tenemos, para qué sirven y cuánto cuestan.

3. Hay que ver cuántos asesores tenemos, para qué…

4. Hay que ver qué viajes hacemos, para qué…

5. Hay que ver qué amigos tenemos, para qué…

6. Hay que ver qué ideas se nos han ocurrido últimamente, para qué…

7. Etc. (Nota: Como ya he dicho antes, en el «etc.» podría llenar páginas y páginas, pero prefiero dejarlo así).

 

Todo lo que digo es para la Administración central. Lo que pasa es que he dado tantas transferencias a las Autonomías que me ha quedado poca cosa, pero quiero ser serio en esa poca cosa, que son muchos millones de euros.

Pero la semana que viene voy a pedir a los presidentes de las Comunidades Autónomas que vengan a San Quirico. Ya les he reservado habitación para dormir en la fonda del pueblo —lo que sofisticadamente llamamos el
snack—
y en La Violeta, un hotel de cuatro estrellas que hay en el pueblo de al lado. No tendrán lujos, pero tendrán cariño y les servirán muy bien. Se irán contentos.

Y cuando nos reunamos en San Quirico les contaré lo del Pebecero y les pediré que vuelvan a su tierra y que lo hagan. Y les diré que sospecho que, si lo hacen, descubrirán muchas cosas. Muchísimas. Y si lo hacen, el trabajo en equipo habrá empezado, porque comprobarán que se puede ser muy autonómico, o sea, querer mucho a tu tierra, a tu pueblo, a tu barrio, a tu calle y a tu comunidad de vecinos, y, a la vez, ser muy universal. En este caso, la universalidad es más pequeña, porque les pido que piensen solo en España, no en la Unión Europea ni en el G-8. Lo de la UE y el G-8 ya vendrá, a su debido tiempo.

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