Orgullo Z (26 page)

Read Orgullo Z Online

Authors: Juan Flahn

Tags: #Terror

BOOK: Orgullo Z
7.61Mb size Format: txt, pdf, ePub

BELÉN Y TOÑI: ¡Dejadlo en paz!

(Acercan a MIGUEL a la luz. Ven todas las señales de su cuerpo, todas las mordeduras que ha recibido. EL DESCONOCIDO se aparta, temeroso)
.

EL DESCONOCIDO: ¡Lo han mordido! ¡Lo han mordido!

(El SOLDADO enloquece)
.

SOLDADO: ¡Vete de aquí! ¡Ahora! Tienes que irte de este lugar. ¡Sal por tus propios medios o de lo contrario dispararé!

(TOÑI y BELÉN se interponen)
.

BELÉN Y TOÑI: ¡No, no dispares!

SOLDADO: ¡Apartaos u os mato a vosotras también!

TOÑI Y BELÉN: ¡No!

SOLDADO: ¡Está infectado, apartaos! ¡Que disparo igual!

TOÑI Y BELÉN: ¡No!

(El SOLDADO les arroja el arma para descargar su frustración)
.

DIANA: ¿Ya? ¿Estás más tranquilo?
(A Miguel)
. Total, no tiene balas.

SOLDADO
(Para sí)
: Qué más da… No hay solución.

DIANA: Sí la hay.
(Se acerca al grupito de tres)
. Tendrás que irte si has sido mordido.

(TOÑI da un paso al frente)
.

TOÑI: Sí, le han mordido pero escúchame… hace horas de eso, casi un día entero… y ni siquiera tiene fiebre, ni está cansado, ni nada… Créeme, lo he visto.

DIANA: ¿Qué quieres decir?

TOÑI: No sé pero llevo muchas horas con él, le han atacado muchas veces pero no le afecta. Hasta ahora no me había dado cuenta, no me había parado a pensarlo pero tiene que ser por algo… Tiene que haber una explicación.

(Todos se quedan callados e interesados al oír esto. Se acercan despacio a MIGUEL)
.

DIANA: ¿Es eso cierto?

MIGUEL: Es cierto que me han mordido. Muchas veces en las últimas veinticuatro horas… y no sé por qué pero sigo igual.

DIANA: Si esa gente te muerde te transformas en uno de ellos a los pocos minutos.

TOÑI: ¡Y a él no le ha pasado!

(Silencio. ÁGUEDA se acerca a él)
.

ÁGUEDA: Tienes algo especial… algo especial que te hace inmune. ¡A lo mejor has venido a salvarnos a todos!

MIGUEL
(Avergonzado)
: No diga tonterías, señora.

ÁGUEDA: Yo voy a rezar para dar gracias a Dios por darnos esperanza.

DIANA: Águeda, reza lo que quieras pero no nos podemos arriesgar. Habrá que atarle.

(MIGUEL entrega su macuto. NACHO y EL DESCONOCIDO atan a MIGUEL a una silla muy elegante con una vieja sábana cortada en tiras)
.

MIGUEL: En ese macuto tengo algunas medicinas que cogí de casa y un poco de comida, muy poca.

NACHO: ¿Medicinas?

EL DESCONOCIDO: ¿Comida?

DIANA: ¡Esperad, esperad, hay que racionarla, todos tenemos hambre!

SOLDADO
(Burlón)
: Haced caso a la lesbiana organizada, no vaya a ser que impere el caos.

(Todos revisan la bolsa en busca de comida, se la quitan unos a otros, se pelean)
.

DIANA: ¡Basta!

(Todos se detienen)
.

DIANA: Dadme la bolsa.

(EL DESCONOCIDO se la entrega)
.

DIANA: ¿En qué habíamos quedado? No podemos olvidarnos de que somos personas. De que todos tenemos las mismas necesidades y de que estamos juntos. Sólo unidos podremos salir de esta.

(El SOLDADO se carcajea)
.

SOLDADO: Un discurso enternecedor. Dame esa bolsa.

DIANA: ¿Por qué?

SOLDADO: Queda confiscada.

DIANA: No me haga reír. Está herido, no puede moverse, no tiene usted ninguna autoridad sobre nosotros.

SOLDADO: ¡Soy el ejército! He entrado al barrio para ayudaros, he arriesgado mi vida, me han atacado, me han herido, ¿no lo veis?

DIANA: Está muy acostumbrado a dar órdenes pero aquí sólo es uno más.

SOLDADO: ¿Y tú? ¿Tú quién coño eres?

DIANA: Yo soy la que voy a racionar esto.
(Mirando el macuto)
Hay latas y frutos secos… y chocolate. Acercaos, en orden.

(DIANA comienza a partir el chocolate, en partes iguales, escrupulosamente, mientras los demás la miran ansiosos y hambrientos. A oscuro)
.

ESCENA SEGUNDA

(Los refugiados están dormitando. La luz se centra en DIANA que habla con MIGUEL. Él permanece atado)
.

DIANA: Hace muchas horas que no comíamos nada. Estábamos a punto de desfallecer. En el fondo es una suerte que hayáis venido.

MIGUEL: Pues bonita forma de agradecérmelo, atándome como un perro.

DIANA: Es sólo por si acaso, espero que lo comprendas
(Larga pausa donde la mirada de Miguel hace sentirse avergonzada a Diana)
. Me suenas. Tú has puesto música alguna vez en el local de Ana, ¿verdad?

MIGUEL: Sí…

DIANA: Yo era su novia hasta hace poco. Lo dejamos un par de días antes del Orgullo. Antes de que empezara este horror.

MIGUEL: ¿Y sabes qué ha sido de ella?

DIANA: La vi de lejos. Se había infectado. Era uno de ellos. Aunque bueno, no sé, en realidad no estoy segura de que fuera ella… pero tampoco quiero estarlo.

MIGUEL: ¿Cómo te pilló todo esto?

DIANA: Estaba yendo a trabajar, eran las nueve de la mañana. Las calles ya eran un caos y no pude volver a casa. Un grupo de mujeres mayores, con sus bolsas de la compra y horriblemente desfiguradas, me salieron al paso. Debieron de contagiarse unas a otras, en el mercado o vete a saber… Todas escupían sangre, tenían las bocas negras… con enormes heridas en el cuerpo. Me persiguieron y pude esconderme aquí. No había nadie… Supongo que los trabajadores nunca pudieron llegar.

MIGUEL: Chueca está acordonada. Nadie puede entrar ni salir.

DIANA: El caso es que empezaron a llegar otros. El soldado herido… y todos los demás.

MIGUEL: Nosotros llevamos tres días huyendo por las calles. Está todo destrozado pero sabemos que más allá del barrio la vida sigue.

DIANA: Entonces, ¿hay esperanza? ¿Nos van a venir a rescatar?

MIGUEL: Lo dudo, al menos no hasta que se disipe el gas que han echado. Es una especie de arma química… No sé si a los muertos les afectará pero a los que quedan vivos los mata. Nosotros tuvimos la suerte de refugiarnos aquí. Han arrasado Chueca.

DIANA: ¿Un gas? Pero esa gente… ya está muerta. ¿Cómo van a matarlos si ya están muertos? ¿Cómo van a detenerles con gas? Ellos… ¿respiran?

MIGUEL: No lo sé pero quizá si aguantamos lo suficiente aquí dentro, cuando salgamos la crisis haya pasado. Pero oye, hay algo urgente que debes hacer. Tienes que asegurarte de que esa jovencita, Belén, esté atendida.

DIANA: Águeda está con ella. Parece que la ha adoptado.

MIGUEL: Tiene la pierna muy mal. Necesita atención médica urgente.

DIANA: No te preocupes, haremos lo que podamos.

(Silencio)
.

DIANA: He visto… las medicinas que guardas en tu macuto.

MIGUEL: Sí, vacié todo mi botiquín antes de irme de casa. Mi… mi chico, Fabio, se había transformado en uno de ellos y trató de matarme. Así que yo le…

(Miguel se emociona, reprime el llanto. Diana le acaricia el hombro)
.

DIANA: Tranquilo.

MIGUEL: Abandoné la casa, no podía seguir allí con su cuerpo muerto y me tiré a la calle… pero antes me llevé cuanto pude por si me servía o les servía a otros.

DIANA: Te damos las gracias.

(Silencio)
.

DIANA: Y… he visto los….

(MIGUEL la mira con serio semblante)
.

DIANA: Pero no te preocupes, no diré nada.

MIGUEL: No me importa, ¿eh? Dadas las circunstancias, pocas cosas importan.

DIANA: Aún así, no es asunto mío.

MIGUEL: Bien.

(A oscuro)
.

ESCENA TERCERA

(NACHO y TOÑI hablan)
.

TOÑI: ¿Pero de verdad no me conoces?

NACHO: Pues no.

TOÑI: ¿Me voy a tener que quitar la peluca?

NACHO:
(Silencio)

(TOÑI se quita la peluca)
.

TOÑI: ¿Ahora?

NACHO: No sé. Tienes toda la cara negra de pintura, no sé…

TOÑI: ¡Juan Manuel!

NACHO:
(Silencio)

TOÑI: ¡Estuvimos follando un fin de semana seguido!

NACHO
(se lleva la mano a la boca)
: Juanma… ¿Eres travesti?

TOÑI: Ya ves.

NACHO: Qué fuerte…

TOÑI: ¿Qué pasa?

NACHO: Que… no me lo esperaba.

TOÑI: Me has visto actuar más de una vez. Toñi Ponzoña.

NACHO: ¿Eres Toñi Ponzoña? ¡Me encanta Toñi Ponzoña! Soy fan. Qué fuerte. Cómo cambias, eres la noche y el día…

(Largo silencio)
.

TOÑI: Pues si quieres follamos un poco…

NACHO: Es que… ¿sabes?… No me va la pluma.

TOÑI: ¿No te va la pluma?

NACHO: No, eres guay y eso pero no me va la pluma.

TOÑI: ¿Me notaste muy plumera mientras te daba por el culo? Porque estuve todo un puto fin de semana follándote.

NACHO: Pero yo no sabía que eras travesti.

TOÑI: Creí que sí lo sabías.

NACHO: No lo sabía.

TOÑI: Pero si nos conocimos en el local donde estuve actuando.

NACHO: No sé. Estarías ya desmaquillada.

TOÑI: ¿Qué pasa? ¿Que un novio travestí como que no mola delante de tus amigos?

NACHO: No sé.

TOÑI: ¡Pero si tú eres peluquero!

NACHO: Bailarín.

TOÑI: Bueno, pues bailarín, peluquero o lo que seas, da igual. No se puede decir que tengas la profesión más macha del mundo.

NACHO: Yo qué sé.

TOÑI: ¡No sabes nada!

NACHO: Sí sé una cosa. Que paso de enrollarme con travestís porque a mí me gustan los chicos, no los travestís.

TOÑI: Creí que hubo conexión entre nosotros.

NACHO: Estuvo bien follar pero… hay más tíos.

TOÑI: Ahora ya no hay más tíos, Nacho. Chueca ha sido arrasada. No hay más tíos.

ESCENA CUARTA

(ÁGUEDA y BELÉN hablan. La señora cuida de la pierna de la chica)
.

ÁGUEDA: Esta pierna está fatal, mi niña.

BELÉN: Me dispararon unos soldados.

ÁGUEDA: Qué hijos de puta.

BELÉN
(Señala hacia el lugar de la oscuridad donde está el SOLDADO)
: A ver si te va a oír… Ese de ahí tiene que saber qué es lo que pasa. ¿No se lo habéis preguntado?

ÁGUEDA: Sólo habla para quejarse. Está herido, tiene la pierna rota. La mayor parte del día delira por la fiebre… o porque está loco pero delira. Eso sí, no deja de dar órdenes, oye.

BELÉN: Ahora tenemos medicinas gracias a Miguel. Y encima le habéis atado.

ÁGUEDA: Es por el bien de todos. No podemos dejarle suelto, está infectado.

BELÉN: Miguel está perfectamente. Es una de las personas más buenas y valientes que he conocido.

ÁGUEDA: Pero si le han mordido no hay solución, mi niña.

(Silencio)
.

ÁGUEDA: Cuéntame, cariño, Belén. ¿Cuánto tiempo llevas en el barrio?

BELÉN: Muy poco. Quince días. Vivo con mi novia en su apartamento que es precioso.

ÁGUEDA: ¿Dónde está tu novia?

BELÉN: A salvo. Se llama Paula. Salió del barrio por la mañana temprano. Se fue al trabajo. A Alcobendas, donde está abriendo una nueva tienda de
delicatessen
. Es empresaria. Y muy buena. Espero que todo esto acabe pronto para reunirme con ella.

ÁGUEDA: Claro que sí, ya lo verás.

BELÉN: Ella es tan perfecta… Todo lo hace bien. Ha viajado mucho, sabe tres idiomas. Me muero por irnos juntas a Italia o a Estados Unidos… Yo nunca he cruzado el Atlántico. Bueno, nunca he cogido un avión. Creo que me dará miedo volar… Aunque si voy con ella no habrá nada que temer…

(BELÉN se queda dormida. El SOLDADO habla desde la oscuridad)
.

SOLDADO: ¿Se ha dormido?

ÁGUEDA: Sí.

SOLDADO: ¿Y es una herida de bala o un mordisco?

ÁGUEDA: Una herida de bala.

SOLDADO: Bien.

ÁGUEDA: Tiene una herida muy fea en la pierna.

SOLDADO: Entonces como yo.

ÁGUEDA: Pero ella es una niña de apenas veinte años.

SOLDADO: Y yo un hombre de cuarenta y cuatro con mujer y tres hijos esperándome en Galapagar.

ÁGUEDA: Ella tiene toda la vida por delante.

SOLDADO: Una vida lesbiana. Criar gatos, raparse al cero y hacer cartas astrales. Apasionante. Yo tengo una familia a mi cargo. Necesito sus medicinas.

(EL DESCONOCIDO entra a la luz y coge el macuto de las medicinas de MIGUEL. Luego se va hacia el SOLDADO. Se apaga la luz de ÁGUEDA y BELÉN y se enciende la del SOLDADO y EL DESCONOCIDO)
.

ESCENA QUINTA

(EL SOLDADO y EL DESCONOCIDO hablan. El SOLDADO revisa el macuto de las medicinas. Se toma una pastilla)
.

SOLDADO: Al menos se me quitará un poco el dolor…

EL DESCONOCIDO: Diana se pondrá histérica.

SOLDADO: Tú deja que me encargue yo de ella, no tengas tanto miedo… A ver qué tiene este maricón aquí dentro…

(El SOLDADO revisa el macuto mientras habla con EL DESCONOCIDO)
.

EL DESCONOCIDO: Ya sabe que haré lo que sea con tal de salir de esta. Lo que sea.

SOLDADO: Estupendo. Aquí hay de todo… Analgésicos… Quién te ha visto y quién te ve… Con lo rebelde y transgresor que eras en tus tiempos.

EL DESCONOCIDO: ¿Yo?

SOLDADO: Tranquilo, guardaré el secreto, los demás no te han reconocido. Fortasec…

EL DESCONOCIDO: No comprendo.

SOLDADO: ¿No eres el cantante ese? ¿El del rey del pollo frito?

EL DESCONOCIDO: ¿Yo? Yo no.

SOLDADO: Que sí, hombre, que luego te metiste de lleno en las movidas esas de la piratería y de los derechos de autor… Vitaminas… Esto nos vendrá bien. Claro, por eso estás aquí en la fastuosa sede de la SGAE, viniste a hacer alguna gestión y ya te pilló todo el movidón aquí dentro. ¿A que sí?

EL DESCONOCIDO: Pero si yo he sido el último en llegar… Llegué anoche, ¿no recuerda? Me perseguía un grupo de esos muertos andantes y logré entrar aquí dentro. Fue Diana quien me encontró…

SOLDADO: Estabas escondido aquí dentro, ya llevabas tres días aquí, me juego lo que quieras. Mucho antes de que entrara el ejército en Chueca, tú ya estabas aquí, de guardia. Tú viniste a protestar por algo o a ver cómo iban las recaudaciones de tus mierdas de canciones y te pilló todo el berenjenal aquí dentro y ya pensaste, pues me quedo, qué más da, dónde voy a estar mejor que aquí, en la sede de los autores de España, qué maravilla, yo un gran autor de música y letra de temas inolvidables de la canción española, ¿qué canciones tenías tú famosas? ¡Anda, hay hasta Viagra!

Other books

Buried At Sea by Paul Garrison
Scorch Atlas by Blake Butler
The Sleep of the Righteous by Wolfgang Hilbig
The Children Act by Ian McEwan
Exodus by Julie Bertagna
The Corruption of Mila by Jenkins, J.F.
Zola's Pride by Moira Rogers