Read El enigma de la calle Calabria Online
Authors: Jerónimo Tristante
Lewis contestó muy sereno:
—Sabes que esta mujer vale más para nosotros viva que muerta. Le iban a dar garrote, eso seguro, y ahora podremos estudiarla. En Viena aguarda un equipo de profesores que la examinará en detalle. Sabremos más cosas sobre la gente como ella. Con la información que obtengamos podremos detectar a oíros psicópatas antes de que comiencen a actuar siquiera. Es un caso espectacular.
—Están locos. ¿Y luego?
—Ya veremos.
—Cometen un grave error. Esa mujer es peligrosísima, se escapará.
—El castillo en el que la recluiremos es inexpugnable. No digas más tonterías.
—Por eso actuaron ustedes así en el asunto de don Gerardo...
—Sí, hicimos un trato.
—Están locos.
Entonces Lewis agitó sonriendo el salvoconducto delante del rostro de Víctor y golpeó con su bastón el techo del coche para que éste reanudara la marcha.
Justo cuando el inglés cerraba la portezuela Víctor gritó:
—Se escapará y entonces me llamarán a mí para que la atrape. ¡Será usted el responsable de las vidas que se lleve, Lewis, será el único y maldito responsable! ¡Usted y su asqueroso Sello!
El coche prosiguió su camino y se perdió en mitad de la niebla mientras el indignado detective lo miraba impotente. Víctor se acercó a su acompañante, empapado, y le dijo:
—Gracias por avisarme, Juan de Dios, vayamos a tomar un aguardiente.
Se fueron caminando por el barro apoyados el uno en el otro.
Fin