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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (45 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Ahora bien, algunas personas tienen una muy buena memoria para los rostros, sin que esté ligado a ello probablemente nombre alguno: por otra parte, ciertas personas suelen recordar muy bien los nombres. Se puede tener muy buena memoria de todo lo que ha sucedido en la vida, pero sólo con relación a los eventos exteriores, mientras que otras personas no tienen esta memoria muy clara pero recuerdan sus estados psicológicos, cómo se sintieron, qué pensaron. Algunas personas no pueden recordar un libro, pero recuerdan las ideas contenidas en él. A veces hay formas de memoria muy desarrolladas como se ve en los niños prodigios que suelen recordar, por ejemplo, toda la columna de un diario que se les leyó una vez, o que tienen una extraordinaria memoria para las fechas históricas. En términos generales, una memoria prodigiosa de esa clase limitada es una mala señal porque proviene del precoz desarrollo de una pequeña parte de un centro a expensas del desarrollo de todas las otras partes. Hay muchos ejemplos de diferentes clases de memoria, pero es imposible mencionarlo aquí, aunque les aconsejo que examinen en qué aspectos es buena o mala su memoria. Todas las memorias tienen su función. Lo importante es comprender que esas clases diferentes de memoria tienen diferentes cualidades. El Sr. O. dijo una vez que algunas personas gustaban de ser distraídas como aquel profesor que siempre olvidaba su paraguas. Se refería a la idea del Hombre Equilibrado en quien todos los centros trabajan igualmente —esto es, el hombre que no es parcial ni unilateral—. Dijo que era necesario, si dicho profesor llegara a venir al Trabajo, que no se olvidase de su paraguas, pues significaba que le faltaba algo.

Ahora bien, es preciso comprender primeramente que hay diferentes clases de memorias y que debemos ser capaces de recurrir a ellas en caso necesario. Por ejemplo, en este instante tal vez no recuerde muchas cosas, pero debo ser capaz de recordarlas cuando tenga necesidad de ellas. Quiero decirles algo que quizá no comprendan sobre la memoria. La memoria no siempre quiere decir que se recuerde todo, tal como tomar el ómnibus, asar un ave, sumar números, manejar un coche, lo que se llevó el año pasado, o lo que se aprendió en la escuela. La memoria es algo a lo cual recurrimos en el momento apropiado. Un hombre con buena memoria significa un hombre que tiene buena memoria disponible a la cual puede recurrir a su debido tiempo. No quiere decir un hombre capaz de recordar todo al mismo tiempo. En este momento, por ejemplo, no uso mi memoria, no recuerdo nada. Si algún pequeño 'Yo' papagayo dice: "No recuerda nada" —y lo extraordinario es que tantos pequeños "Yoes" mecánicos nos tienen de este modo— es preciso aprender a no prestarle atención. La atención siempre significa el empleo de la fuerza. Por esta razón la memoria puede ser comparada a una gran biblioteca, o, para emplear una expresión del Trabajo, a un gran número de rollos de fonógrafo, todos ordenados de cierto modo. Nuestros centros están llenos de rollos de fonógrafo de toda clase, y, cuando recordamos, uno de esos rollos gira y nos habla. En esta biblioteca de rollos de fonógrafos, o libros, un hombre dotado de buena memoria sabe en qué sección puede encontrar lo que desea. Todos conocemos ese estado en que se siente uno cuando quiere recordar algo pero le es imposible momentáneamente. Esto quiere decir que es preciso encontrar la entrada de la biblioteca e ir a la sección correcta y al piso correcto, porque la memoria está en diferentes pisos —esto es, hay una memoria superior y una memoria inferior. Así la memoria se asemeja generalmente a una biblioteca: esta biblioteca está dividida en muchos pisos y secciones. Un hombre dotado de buena memoria conoce en qué sección, en qué piso, puede encontrar el libro que desea. Quizá le tome algún tiempo, pero si ha recibido sus impresiones hasta cierto punto conscientemente, será capaz de encontrar el libro que eventualmente necesita. En cambio, si ha recibido sus impresiones mecánicamente —esto es, sin ningún interés ni afecto— no será capaz de encontrar lo que busca en esa biblioteca, por más que esta se encuentre bien ordenada. Su biblioteca está ordenada, pero él es desordenado en lo que concierne a la biblioteca. Así como todos sus centros y partes de centros ya están allí y fueren colocados en un orden correcto, así toda su vida está registrada y organizada en él en un orden correcto, pero no está en contacto con ella. En el momento de la muerte a veces recordamos todo, vemos todo, conocemos todo. Vemos todo lo que ha resultado de ello. Está todo allí en el Cuerpo-Tiempo. Asimismo, cuando tenemos momentos de despertar, discernimos cómo las cosas están correctamente ordenadas y cómo nos identificamos equivocadamente con ciertas cosas que carecen de importancia. A no ser que las cosas estuvieran correctamente ordenadas no podríamos verlo, no conoceríamos que las hemos ordenado equivocadamente. Pero no hablamos de la gran memoria, de la memoria plenamente consciente, de ese Libro de Vida que es abierto en el momento de la muerte. Cuando es abierto, en él todo está ordenado correctamente y según él seremos juzgados, por nosotros mismos.

Ocupémonos ahora de la memoria emocional. Como es sabido, la memoria emocional puede dividirse en la memoria que pertenece a la parte negativa y la que pertenece a la parte no negativa del Centro Emocional. Muchas veces pensé que éste es uno de los más sorprendentes ejemplos de diferentes clases de memoria. Cuando somos negativos hacia una persona es extraordinario cómo las cosas desagradables y aparentemente olvidadas desde hace mucho tiempo se presentan en la esfera de nuestra conciencia y desean escapar a través de nuestra boca —aun cosas a las que creíamos terminadas y olvidadas desde hace muchísimo tiempo. Por otra parte, cuando recobramos nuestra sensatez, no podemos comprender cómo nos hemos comportado de tal manera. Estamos embargados por sentimientos contradictorios que muchas veces toman una forma estúpidamente exagerada y se expresan en un sentimiento muy inútil, el que, desde luego, hace que sea mucho más fácil ser negativo otra vez porque creemos habernos justificado a nosotros mismos. Es sólo la Falsa Personalidad la que se ha justificado a si misma. El único remedio para esta situación es ver las mismas cosas en uno mismo —esto es, a través del conocimiento de sí— o reunir todo lo que se conoce acerca del buen lado de una persona y confrontar los propios sentimientos negativos con ello. Al parecer siempre vemos a las personas de una manera o de otra, y esto ocurre hasta con la gente que imagina ser muy tolerante. Las dos clases de memoria en el Centro Emocional deberían ser un tema de continuas experiencias conscientes para todos ustedes. Nunca hay que creer en los estados negativos y sus memorias porque están siempre equivocados, son parciales. Y es menester recordar asimismo que tales memorias, si llegan a ser activas y dominan a un hombre, destruyen su desarrollo porque nadie puede desarrollarse por medio de las emociones negativas y sus memorias. Es preciso descartarlas sin discusión ninguna, del mismo modo que se desecha una cosa que huele mal. Esta purificación del Centro Emocional y sus memorias es muy difícil y exige mucho tiempo, pero si uno mantiene claramente las ideas del Trabajo ante sí y recuerda que las emociones negativas sólo dan origen a emociones negativas, si recuerda que la violencia sólo puede crear una nueva violencia, si recuerda que nada real puede crecer en las partes negativas del Centro Emocional excepto mentiras y falsedad, si recuerda que nadie puede alcanzar ni siquiera un vestigio del "Yo" Real mientras esté emponzoñado, lleno de odio, autocompasión y depresión, entonces quizá, muy gradualmente, teniendo presentes todas estas cosas como también la idea integral del Trabajo, será capaz de abreviar sus estados negativos. Esa suciedad debe ser eliminada antes de que el cambio de la mente se haga posible. Pero primeramente es preciso observar los propios estados negativos. Encontrará muchas gentes que le aseguran que nunca son negativas y aun otras que se pasan la vida gozando plenamente de sus emociones negativas. Les recordaré lo que el Sr. O. dijo una vez sobre las emociones negativas. Hablaba de las falsas escuelas en que se dan reglas imposibles de observar. Dijo, exactamente: "Es muy fácil decir en una escuela que la gente no tiene derecho a ser negativa, aunque se acepte que el Hombre puede actuar lo mismo. Un hombre que bajo cualquier circunstancia no se vuelve negativo es ya un Hombre Consciente. Lo que les digo es esto: Tienen derecho a no ser negativos".

Ahora bien, si se es estúpidamente sincero y se expresa simplemente los pensamientos y sentimientos negativos en todas las situaciones, no se es un "Hombre Ladino". Siempre cabe la posibilidad de sumergirse en cualquier situación con todas las maneras comunes y negativas de tomarla. Lo que tenemos que aprender en el Trabajo es a tomar las situaciones de un modo más consciente para atravesarlas sin identificarnos completamente con ellas. Como es sabido, nos identificamos muy fácilmente con nuestros estados negativos. Aquí tenemos que recordarnos a nosotros mismos, tenemos que recordar lo que el Trabajo nos enseña. Debemos empeñarnos en no reaccionar mecánicamente, y pensar en lo que significa ser más inteligentemente sincero. Para ser inteligentemente sincero es menester ser sincero en nuestra comprensión del Trabajo. Esto puede ayudarnos mucho y es ahí donde la memoria es conscientemente aplicada. "Es preciso que me recuerde a mí mismo en esta situación"—este es un ejemplo de trabajo sobre sí—. No es la misma cosa que ser cauto o precavido en el sentido de la vida corriente. Tiene un origen muy distinto. Ser cauto en el sentido de la vida es proseguir con la mecanicidad. Se es mecánicamente cauto, pero el ejemplo anterior se refiere a obrar conscientemente contra la propia mecanicidad, contra uno mismo.

Fijemos ahora nuestra atención en la memoria del Centro Motor. Aquí descansan toda clase de memorias extraordinarias: memoria para caminar, para patinar, para escribir, para hablar, para conservar el equilibrio, para andar en bicicleta, para comer, para coser, para tejer, para hacer todo cuanto es preciso hacer con las manos y los pies. Estas memorias son adquiridas, aunque se nace con algunas, tal como la memoria para mamar. El Trabajo nos enseña que los centros nacen en blanco como suave cera y la vida imprime en ellos sus impresiones. La gran excepción es, claro está, el Centro Instintivo, que está plenamente desarrollado al nacer; de otro modo la digestión, etc., tendrían que aprenderse. El Centro Instintivo se ocupa del trabajo interior del organismo y es en si la representación, del cosmos de la vida orgánica en el Hombre o lo que se llama ordinariamente naturaleza. La habilidad de ese centro está más allá de toda ponderación. Es, por ejemplo, diez mil veces mejor químico que cualquier químico o fisiólogo. Sin este punto de partida el Hombre no podría existir en la Tierra. Primeramente le es dado el Centro Instintivo y luego un reducido desarrollo del Centro Motor. No es esta toda la verdad, sin embargo, porque le fueron dados Centros Superiores plenamente desarrollados, que siempre están trabajando en él, aunque él no esté en contacto con ellos. Representan cosmos superiores en el Hombre.

Ahora bien, en el Centro Instintivo están las memorias de la sensación. Algunas personas suelen decir que pueden recordar sus sensaciones. Tal vez sea cierto, pero por propia observación no recuerdo una verdadera sensación sino algo separado del cuerpo. Por ejemplo, si pregunto a alguien cuál es la diferencia entre comer fresas o sumergirse en agua helada, reconocerá la diferencia, pero la sensación estará separada del cuerpo, será fantasmagórica. Cuando se come algo que produce determinadas sensaciones de sabor, olor, consistencia, se recuerdan otras sensaciones similares por medio de las asociaciones. Esta es la memoria de las sensaciones. O cuando uno come algo de lo cual le han dicho que es corderito y no lo es, sabe que no es corderito. Esto quiere decir que hay una memoria para las diferentes sensaciones pero no creo que se pueda activar esta memoria voluntariamente. Las sensaciones sólo obran en el presente, del mismo modo como lo hacen todos los sentidos. El pensamiento, por ejemplo, es diferente. Se puede recordar la memoria de un pensamiento que se tuvo ayer, pero diría que es imposible llevar a la memoria una sensación. El pensamiento es independiente de los sentidos, que sólo trabajan en el presente del tiempo y, de hecho, hacen el momento presente del tiempo, pero algunos cursos de pensamiento son atemporales y es preciso regresar a los sentidos para saber qué hora es. Si se pudiera llevar a la memoria las sensaciones en su totalidad nunca nos alejaríamos de las sensaciones agradables, pero en el recuerdo son muy tenues. La gente olvida sus sensaciones muy fácilmente; así ocurre por ejemplo con las debidas a la guerra. Si se pudiera recordar plenamente la sensación de tener calor, nunca se tendría frío. Ciertamente, es posible producir el calor y algunas escuelas de Yoga lo enseñan antes que nada, pero se hace por medio de la mente y no a través del recuerdo.

Hablemos ahora de la conexión existente entre la memoria y las asociaciones. En relación con este importante tema es preciso recordar que todas las asociaciones están conectadas con la memoria. El nivel inferior es automático: el nivel superior está conectado por medio de las ideas correspondientes. Por ejemplo, se hace un movimiento rotatorio con el brazo y lino empieza a hablar de críquet, de cómo arrojó la bola para su XI. No sabe por qué se le ocurrió hablar de críquet, pero ese movimiento de su brazo despertó por así decirlo la memoria del críquet. Esto es automático. Este lado de su vida está trabajando continuamente, sólo que no lo advierte. Por ejemplo, si se sienta en cierta posición, puede llegar a ser negativo: esto se debe a que fue negativo antes estando sentado en la misma posición. Hablaremos más extensamente en otra oportunidad sobre las asociaciones, que son un aspecto de la memoria.

Todo lo que fue escrito anteriormente y todo lo que ha de seguir pertenece al estudio de la máquina humana. El Trabajo nos enseña que debemos conocer nuestra máquina y tener una vislumbre de cómo trabaja. Cuando nos damos por supuestos o nos tomamos como un gran "Yo" que es siempre el mismo, nos es imposible trabajar sobre nosotros. Somos como una ciudad llena de personas diferentes, de las cuales algunas son muy molestas mientras las tomamos como "Yo", y esta ciudad está llena de caminos transitados y no transitados. Comprenderlo no nos lleva a la pérdida del sentido de nosotros mismos, sino a la pérdida del sentido equivocado de uno mismo —o, para decirlo con la frase del Trabajo— es preciso comprender que somos una casa desordenada a cuyo frente no hay nadie.

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