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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (51 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Birdlip, 17 de febrero, 1945
Comentario sobre la conciencia adquirida

1) El Trabajo nos enseña que todos tenemos una Conciencia Adquirida y que ésta es diferente en las diferentes personas y naciones, pero que todos tenemos una Conciencia Real que está oculta. ¿Saben ustedes que la Conciencia Adquirida se funda en el amor de sí, contrariamente a lo que ocurre con la Conciencia Real?

Hablemos sobre la
conciencia adquirida.
Cada persona tiene una conciencia adquirida diferente de acuerdo con la forma en que fue criada y educada. Supongamos que en virtud de su educación ha llegado a pensar que una persona que lleva botas marrones y sombrero de copa está al margen de la sociedad. Su conciencia adquirida juzgará, y usted llamará a esto Conciencia Moral. Si fuera usted el que lleva botas marrones y un sombrero de copa su conciencia adquirida sufrirá. Si se encuentra con una persona así, hará lo posible para no tener nada que ver con ella.

Echemos una mirada a las diferentes formas de conciencia adquirida que existen hoy en día y que siempre existieron. Es preciso comprender que la conciencia adquirida nos hace dividir las cosas en justas e injustas con arreglo a su naturaleza. Decimos que las botas marrones con sombrero de copa son imposibles. Pero profundicemos esta cuestión. Digamos, por ejemplo, que usted conoce a un hombre muy interesante, y que después de haberlo conocido mucho tiempo advierte de repente que lleva un sombrero de copa y botas marrones. Sus topes se pondrán instantáneamente en acción y en lugar de considerar a dicha persona como es la tomará como un ejemplo de mal gusto. Hablábamos en una reciente conversación sobre este tema y sobre el enorme peso de la tradición en este punto. La tradición forma en nosotros una conciencia adquirida y ésta es más fuerte que el contacto individual con una persona. La tradición hace que usted no sea usted mismo. Tiene en su persona 'Yoes' tradicionales que adquirió, que le hacen muy difícil convertirse en una verdadera persona, libre de comunicarse con cada uno, y de estrechar sus relaciones con la gente. Es posible que crea en su fuero interno que el acuerdo político no es una cosa imprescindible, pero sus 'Yoes' tradicionales le impedirán aceptarlo. Son numerosos los ejemplos similares hoy día. Esto significa que su conciencia adquirida, que en este sentido es tradicional, le impide comportarse inteligentemente en su papel de individuo. Luego, su juicio de las cosas es colectivo y no individual. Sacrifica en realidad su juicio individual a la conciencia tradicional. Pero esto no es la Conciencia Real: esta es la Conciencia adquirida. El hombre se funda en su honor, su tradición, su patriotismo, etc., y todo esto es conciencia adquirida, algo que le enseñaron a creer, y tal hombre no es capaz de un pensamiento individual directo respecto de su situación actual. No abandonará su conciencia adquirida, que es diversa en las diferentes naciones, mientras que el Trabajo enseña que la Conciencia Real es la misma en cada hombre y que varía, y que a través de ella es posible el acuerdo. Es posible encontrar muchos ejemplos de la acción de la conciencia adquirida ahora y en el futuro, y son tales que cuesta comprender que la gente pueda ser tan estúpida como para comportarse de la manera como lo hace. Esa conciencia adquirida impide todo nuevo desarrollo de la raza humana. Para ponerse en contacto con la Conciencia Real es menester llegar a ser más consciente de las propias reacciones mecánicas, y esta idea puede llevarse a su extremo límite en lo que concierne a la vida social y otras cosas del mismo tenor. Sin embargo, tras esa infinita confusión adquirida por la tradición, la educación, etc., está la Conciencia Real por cuyo medio los hombres pueden entrar en relación unos con otros, una vez que la conciencia adquirida es observada y rechazada.

Ahora bien, la conciencia adquirida está siempre vinculada al amor propio, que se infla constantemente con todas las formas de la vanidad, del oponer dificultades, del deber, etc., que se fundan en el prestigio, la tradición, el honor, la nacionalidad etc. El amor propio incita a continuos antagonismos, a la guerra, a la violencia. Por eso el Trabajo hace tanto hincapié en la Falsa Personalidad, en las cosas inventadas, en la falsa conducta que es llevada en nombre de tantas cosas que en realidad carecen de sentido. Por ejemplo, supongamos que en mi calidad de escocés conozco a un hombre que pertenece históricamente a un clan que siempre ha luchado con mi clan. Conversando los dos nos entendemos muy bien, lo encuentro inteligente y me gusta hasta que descubro que pertenece a ese maldito clan al que, por tradición y honor yo debía aborrecer. Entonces me levanto de la mesa, le arrojo mi vaso de vino en la cara y salgo y me bato a duelo con él. Esto significa que sacrifico mi comprensión individual a mi conciencia adquirida. Esto es desde luego un
pecado
en el sentido más profundo de la palabra, es decir, no haber dado en el blanco. En lugar de haber visto a dicho hombre individualmente y haberlo comprendido, me dejé dominar por la ceguera, la violencia, y me sacrifiqué a los 'Yoes' que pertenecen a mi conciencia adquirida tradicional. En otras palabras, pierdo toda posibilidad de desarrollo individual por medio de mi inteligencia y comprensión. Recientemente leí unas novelas escritas hace un siglo. Me topé con la idea de que una persona que teje merece ser despreciada, mientras que la mujer que se dedica al bordado es bien vista. Adviertan cuidadosamente que tal proceder dará lugar a una conciencia adquirida en una persona educada en aquella época y que dicha persona puede conocer a una mujer que le gusta mucho y de súbito descubrir que hace labores de punto y entonces no querer saber más nada de ella. ¿Esta conciencia adquirida es la Conciencia Real? Examinaremos ahora algunos ejemplos. Una persona dice:

"La palabra de un inglés lo ata, hipnotiza a la gente haciéndola creer que se puede confiar en todos los ingleses. Si a un inglés se le acusara de no cumplir lo que promete, podría decir: '¿No sabe usted que soy inglés?'"

Todo lo que puedo decir es que tal vez ocurra así. Pero si se educa a un hombre en esta idea no será capaz de ponerse en contacto con su Conciencia Real. Ni tampoco será capaz de ver que muchas veces no está a la altura de la imagen que se forjó de sí mismo en su vida doméstica, en sus votos de matrimonio, etc. A este respecto permítanme citar el siguiente ejemplo en el que se tiene una clase de conciencia adquirida, desarrollada por las influencias circundantes, ilustrada por la idea de la conciencia deportiva que es en realidad una conciencia adquirida. El ejemplo es el siguiente:

"La conciencia de un deportista no le permite hacer trampas en el juego, pero en los asuntos de negocios no tiene tales escrúpulos."

Luego tenemos un muy buen ejemplo que nos muestra que la conciencia adquirida se funda en el amor propio y que cuando el amor propio es herido nos sentimos desdichados:

"Nuestra idea de lo que debemos o no debemos hacer deriva únicamente de lo que queremos que la gente piense de nosotros mismos. Nos forjamos imágenes de nosotros mismos y nos ofendemos mucho si los demás no creen en ellas. Creemos que llegar tarde es una cosa horrible porque no queremos ser como la gente que suele hacerlo, desde el punto de vista de la vanidad, en absoluto a causa de la consideración externa... Sentimos remordimiento de conciencia si fuimos perezosos, egoístas o no caritativos o si nos hemos entregado a la ira
en público.
¡Al parecer la conciencia adquirida no da importancia a las cosas que se hacen a solas! ... La conciencia adquirida siempre halla un
justificativo
si las cosas no salen bien, si nuestra auto-estimación amenaza sentirse disminuida, porque no aguantamos ninguna herida a nuestro amor propio."

Esto nos demuestra cómo nuestra conciencia adquirida está conectada con nuestro amor propio en tanto que la Conciencia Real, muy poco tiene que ver con el amor propio. Sentimos haber hecho el papel de tontos en la sociedad y de este modo haber desinflado nuestro amor propio. Sin embargo, es preciso sentir haber sido tonto y haberse equivocado sin intentar siempre justificarse y regresar al punto donde se estaba antes, socialmente hablando.

Una persona suele relacionar su conciencia adquirida con los publicanos y los fariseos que Cristo ataca tan constantemente. Ello se debe a que la conciencia adquirida está volcada únicamente hacia el exterior y sólo se es desdichado cuando uno hace externamente el papel de tonto en la opinión de la gente que pertenece al mismo rango social que uno mismo, mientras que la Conciencia Real está volcada hacia el interior y no tiene por qué ocuparse de la opinión de los demás. Mientras todo salga bien en la vida y ésta sea aplaudida, la conciencia externa no se preocupará, pero la conciencia interna sabrá que uno ha mentido y posiblemente dañado a mucha gente, por más bien que haya hecho las cosas. Es preciso que todas comprendan que el despertar de la Conciencia Real carcome poco a poco la Personalidad, y ante todo ataca e inquieta a la Falsa Personalidad y a todas las falsedades, fachadas y apariencias externas que nos hacen gastar tanta energía para mantenerlas hasta que el Trabajo empiece a disolverlas.

Una persona pregunta:
"¿Es la moda un ejemplo de conciencia adquirida?"
. Pues bien, conteste usted mismo a esta pregunta. Se puede estar en la moda sin estar controlado por la moda. Si obedeciendo a la moda se siente perfectamente se debe a que no tiene centro de gravedad, sino amor propio, y que la moda hace lo que quiere con usted en lugar de ser usted quien hace lo que quiere con la moda. La diferencia estriba en lo que la moda le hace a usted y lo que usted hace respecto a la moda. Según mi parecer esta es una idea importante.

Varias personas relacionaron la conciencia adquirida y el amor propio con la consideración interna. Cito un ejemplo:

"He observado la conciencia adquirida en conexión con la consideración interna —por ejemplo, desear hacer la cosa correcta— y como la consideración interna significa 'cuidarse de uno mismo', ha de estar relacionado con el amor propio."

Una persona mostró que la conciencia adquirida se funda en el temor:

"Creo que la conciencia adquirida se funda en el miedo: miedo a las consecuencias, miedo a la pérdida de prestigio, de las posesiones o de la posición, miedo al ostracismo social, miedo a la crítica o al ridículo, miedo a que los otros no piensen bien de uno (este miedo particular parece relacionarse con el amor propio)."

Esto es muy justo. La conciencia adquirida se funda en el amor propio, y el amor propio se funda en el miedo. El amor propio se orienta exteriormente hacia lo que la gente piensa de uno. Si la gente nos adula, el amor propio se siente satisfecho; si no lo hace se siente deprimido. Teme que le hieran su amor propio por no tener en si ninguna base de verdad. El otro día, en el camino, oí la conversación de un campesino que llevaba una gorra peculiar, con orejeras que lo protegían del viento helado. Su mujer le gritaba: "La gente te tomará por un tonto llevando semejante gorra". Y replicó: "Me parece que los tontos son
ellos
porque no llevan una gorra como la mía". No seguía la moda sino que la hacía individualmente. Todo el amor propio se funda en el temor a la opinión de los otros. El amor de sí nunca puede ser eliminado completamente en nosotros tal como lo mostró Cristo en sus palabras: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" —es decir, el amor de sí y el amor del prójimo deben ser iguales—. No se puede evitar sentirse herido a causa del amor propio o satisfecho por algo que se hizo bien debido al amor propio. O. acostumbraba a decir que si hemos hecho una cosa bien basta concederle al amor propio un momentito de satisfacción y nada más, pero que una persona llena de amor propio siempre tiene miedo y es natural que sea así si se piensa que su centro de gravedad está fuera de ella, paradójicamente, porque desea ser aplaudido y alabado para su propia satisfacción y no tiene nada interno que pueda sostenerla. Por cierto un individuo no puede desarrollarse puramente a causa del amor propio sino tan sólo de un amor propio bien adornado y más libre de vanidad, pero que sigue conservando cierto orgullo. Es sabido con cuanta frecuencia la gente hace las cosas por amor propio y lo llama individualidad, por ejemplo, insiste en que está enamorada de alguien y se deja guiar por su amor propio, e inmediatamente después de haber realizado su ambición todo se derrumba. Es preciso recordar que el amor propio es extraordinariamente empecinado y falto de inteligencia y tiene mucho que ver con la conciencia adquirida, la tradición, los topes, las imágenes, etc., es decir, se basa en el afán de guardar las apariencias. Pero todo ello nada tiene que ver con la Conciencia Real de la cual surge el Amor Real. Es la imaginación la que desempeña tan importante papel en la desdicha de la vida, como tan a menudo lo enseña el Trabajo.

Hablaré brevemente aquí sobre los propósitos surgidos de la conciencia adquirida. El peligro estriba en empeñarse en un propósito que fue hecho por la conciencia adquirida. Tal propósito es equivocado. Un propósito no puede deberse a la conciencia que pertenece al lado adquirido de nosotros mismos, o sea la Personalidad. Es menester pensar profundamente en lo que esto significa. En el Trabajo un verdadero propósito no tiene nada que ver con la conciencia adquirida que nos dicta toda clase de propósitos irreales. El propósito puede ser correcto pero su base equivocada. Me gustaría que pensaran por ejemplo, en hacer un propósito desde la conciencia adquirida y que luego reflexionaran sobre lo que significaría hacer el mismo propósito desde lo que el Trabajo enseña. Sabemos que el Trabajo toma el lugar de la Conciencia Real, hasta que se produzca el lento despertar de esta última. Si siempre permanecemos aferrados a lo que somos, si nuestra sola idea de mal y bien deriva de nuestras conciencias adquiridas nuestros propósitos serán a menudo erróneos y nos someteremos a esfuerzos inútiles. La conciencia adquirida puede muy bien aconsejarnos ser más sociables y que nos preocupemos de la salud de las otras personas. Ahora bien, si intentamos hacerlo realmente y hacemos de esto nuestro propósito no dará resultado porque no es real y se funda en una cuestión de reputación, de ser bien considerado. Un propósito de esta clase atormenta porque no conduce a nada que sea real internamente. Ahora bien, su propósito puede ser el mismo, pero originado en un nivel mucho más profundo. Por ejemplo, sus mejores emociones lo pueden aconsejar y decirle que no sea tan difícil, o algo semejante. Esto proviene de la observación de sí y de una comprensión mucho más profunda de la propia situación. La consideración externa debida a la Falsa Conciencia no tiene nada de común con la consideración externa proveniente de un nivel más profundo. La razón que nos hace hacer una cosa es muy diferente cuando se obra debido a la conciencia adquirida que cuando se obra debido a la Conciencia Real. Cuando se hace una cosa a causa de la Conciencia Real, de la Conciencia de sí mismo y de lo que uno es, su acción tiende a desarrollar la Esencia. Hace comprender a la Esencia por qué ciertas cosas son necesarias. Pero si uno obra debido a la conciencia adquirida por amor a la consideración interna para producir una impresión en la gente que le permita mejorar su situación, entonces no desarrollará la Esencia porque la Fuerza Neutralizante es muy diferente. Hará entonces las cosas por amor a alguna forma de mérito y no porque se discierne el bien de lo que se está haciendo, por amor a la cosa misma. Quizá sea una persona meritoria, una persona excelente, y sin embargo internamente no es más que una persona ficticia o algo que en la práctica es lo mismo. Todo lo bueno que nuestro lado adquirido ha aprendido por la educación debe ser desalojado de esta base exterior y convertirse en una cosa genuina y sincera que desea vivir, no meramente imitar, que desea ser y no meramente fingir que es. En todo ello hay gran cantidad de sincera observación de sí que requiere mucho tiempo y nuestra sola guía es la acción del Trabajo sobre nosotros. Es preciso recordar que todos nuestros odios y desprecios ocultos, que no manifestamos por temor a perder nuestra reputación, existen en nuestro mundo psicológico —esto es, en nuestro verdadero mundo— lo cual significa que nos hallamos en nuestro mundo psicológico tal como lo hemos hecho, y si nuestro odio es muy grande nos hallaremos rodeados únicamente de odio. Pero hablaremos sobre esto en otra oportunidad. Nos han enseñado con frecuencia que es preciso neutralizar las cosas en nosotros mismos, y uno de los métodos más importantes radica en vernos a nosotros mismos y no culpar continuamente a las otras gentes. Ver la verdad sobre sí mismo conduce a la paz interior y hace que la Esencia pueda crecer, para que la próxima vez seamos diferentes y nuestra vida atraiga un destino diferente. Pero la cosa ha de ser real, no hecha por amor al mérito exterior o por ser alabado o por alguna imagen.

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