b) La contraprueba, la Emmi rubia. Cambió de sitio tres veces, primero estaba sentada delante a la derecha, luego detrás del todo, después en el centro y, por último, un instante en la barra. Muy segura, un poco más lenta en sus movimientos (comparada con la proto-Emmi). Pelo rubio, lacio, peinado al estilo de los ochenta. Unos 35 años. Bebida: primero café, luego vino tinto. Fumó un cigarrillo (parecía fumar con mucho placer, sin avidez). Estatura: 1,75 largo. Delgada, piernas largas. Zapatillas de tenis rojas de marca (número aproximado: ¡37!). Vaqueros descoloridos, camiseta negra estrecha (pechos grandes, si me permites la observación). Miraba a los hombres de manera perfectamente ocasional. Rasgos: distendidos. Rostro: bonito. Personalidad: femenina, segura de sí misma, tranquila.
c) El antitipo, la Emmi sorpresa. Recorría sin cesar el salón, varias veces permaneció unos instantes en la barra. Muy tímida. Tez exótica, ojos grandes, almendrados, mirada velada, aparentemente huraña. Cabello castaño hasta los hombros, escalonado por delante. Unos 35 años. Bebidas: café, agua mineral. Estatura: 1,70 aproximadamente. Delgada, estupendos pantalones negros y amarillos (no debían de ser baratos), botines oscuros informales (número aproximado: ¡37!). ¡Llamativa alianza cuadrada! Buscaba con la vista a su alrededor, su mirada era soñadora, radiante, melancólica, triste. Rasgos: suaves. Rostro: bonito. Personalidad: femenina, sensual, tímida, reservada. Y, precisamente por ello, quizá: Emmi Rothner.
Bien, querida Emmi, estas tres son las que puedo ofrecerte. Tal vez, para terminar, una respuesta a tu insistente pregunta del punto 1, acerca de si podrías no haberme visto: pues sí, desde luego, podrías no haberme visto. Pero me viste, lo siento.
Leo
Cinco horas después
Fw:
Querida Emmi:
¿Cómo es que hoy ya no recibo más mensajes tuyos? ¿Tanto sufres con las limitaciones de tu imaginación visual? ¿Ahora te tiene sin cuidado si paso las noches en los bares de felpa (y con quién)?
Buenas noches, Leo
Al día siguiente
Sin asunto
Que aproveche,
Leo.
Al día siguiente
Asunto: Misterioso
Que aproveche, Leo…
Me agotas, no puedo pensar en otra cosa. ¡Qué bien has descrito a las tres! Estoy perpleja, me sorprendes todo el tiempo. ¡Ah…, si nunca te hubiese visto! Supongamos que en efecto soy una de esas tres mujeres, Leo: ¿cómo pudiste observarlas tan minuciosamente sin que se dieran cuenta? ¿Tenías una cámara de vídeo? O a la inversa: si efectivamente yo fuese una de las tres, tendría que haberte visto con tanto detalle como tú a mí. Y si te vi con detalle, se confirma mi sospecha de que eras uno de los que no podían ser Leo Leike, pues disculpa, pero tenían un aspecto aburridísimo.
Segundo (hoy nada de números, sólo palabras. Tú sí que hiciste alarde de números, sólo te faltó dar las medidas exactas): ¿por qué precisamente esas tres?
Tercero: ¿a cuál de las tres preferirías?
Cuarto: ¡dime quién eras, por favor! Por lo menos dame una pista.
Te saluda con cordial aunque creciente impaciencia,
Emmi
Una hora y media después
Fw:
¿Que por qué precisamente esas tres? Ya lo sabía desde mucho antes, Emmi: eres lo que se dice una mujer impresionante. Tú, ¡qué demonios!, sabes que eres guapa. Y dejas entrever que sabes que lo eres. Lo escribes una y otra vez entre líneas y a veces hasta en las líneas mismas. Ninguna mujer fanfarronea con eso si no está completamente segura de causar buen efecto en los hombres. Hasta te ofendes cuando tú, que eres una «mujer interesante», no dejas rezagadas a todas las demás mujeres presentes y haces que se las olvide en el acto. Te recuerdo tu punto 2 de ayer. Escribiste: «Quizá no hubiese tantas “mujeres muy interesantes” en el bar. Quizá lo que ocurre es que al señor Leike le interesan mucho muchas mujeres». De modo que te consideras la más interesante de todas y consideras casi una insolencia que no te reconozcan de inmediato como tal. Así que lo tenía fácil: sólo debía buscar mujeres atractivas que, en primer lugar, parecieran estar buscando a alguien (por mejor o peor que lo disimularan) y, en segundo lugar, que pudieran calzar un 37. Y eran exactamente esas tres. Respecto a lo «tercero»: no cabe la pregunta de cuál de las tres preferiría yo. Las tres son atractivas, cada cual a su manera, pero para mí las tres están felizmente casadas, tienen dos hijos y, si no seis ardillas, sí un gato llamado
Wurlitzer
. Las tres viven para mí en otro mundo, un mundo al que sólo puedo echar una mirada virtual, pero en el que no estoy ni estaré autorizado a entrar realmente. Ya te he dicho varias veces que prefiero imaginar a mi propia Emmi Rothner en mi mente (mejor dicho, en la pantalla) en vez de perseguirla o añorarla en la realidad. Pero quiero confesarte que la Emmi Rothner número 1, la proto-Emmi, es la que me parece más auténtica, la que más se asemeja a la Emmi que escribe, tal como ella se muestra ante mí.
Respecto a lo «cuarto»: si admites que eres una de mis tres candidatas a Emmi, te daré una pista de quién era yo. Con cariño,
Leo
20 minutos después
Re:
Está bien, Leo. ¡Pero primero tu pista y luego mi confirmación o mi mensaje de error!
Tres minutos después
Fw:
¿Tienes hermanos?
Un minuto después
Re:
Sí, una hermana mayor que vive en Suiza. ¿Por qué? ¿Era ésa la pista?
40 segundos después
Fw:
Sí, ésa era la pista, Emmi.
20 segundos después
Re:
¡Pero esa pista me despista!
Un minuto después
Fw:
Yo tengo un hermano mayor y una hermana menor.
30 segundos después
Re:
Muy interesante, Leo. Hablemos de ello en otra ocasión, si no te importa. De momento estoy pensando en el posible hermano del hermano mayor y de la hermana menor.
50 minutos después
Re:
Hola, Leo.
¿Dónde estás? ¿Esto es una pausa para tenerme en vilo?
Ocho minutos después
Fw:
A mi hermana Adrienne la veo muy a menudo. Estamos muy unidos. Nos lo contamos todo. Bueno, querida Emmi, eso ha sido más que una pista. El resto debes deducirlo tú misma. Ahora dime: ¿eras una de mis tres «Emmi»?
40 segundos después
Re:
¡Qué críptico, Leo! ¡Dame UNA pista clara! Luego te lo diré.
30 segundos después
Fw:
Pregúntame cómo es mi hermana.
35 segundos después
Re:
¿Cómo es tu hermana?
25 segundos después
Fw:
Alta y rubia.
30 segundos después
Re:
¡Ya! ¡Vale! ¡De acuerdo, me rindo! EN EFECTO, SOY UNA DE ESAS TRES, querido Leo, psicólogo del lenguaje, conocedor de la naturaleza humana. Pero no podría haber tres mujeres que calcen el mismo número y que sean más distintas que las que tú describes. Me sorprende que te puedan parecer interesantes y atractivas las tres. Pero ya se sabe cómo son los hombres.
Que tengas una buena tarde. Haré una pausa de Leo. Debo volver a ocuparme de otras cosas más esenciales. Hasta luego,
Emmi
Una hora después
Fw:
Ahora has sido totalmente la proto-Emmi, número uno.
Cinco horas después
Fw:
Mi hermana es modelo. ¡Buenas noches!
Al día siguiente
Asunto:!!!!!!
¡NO!
45 minutos después
Fw:
Sí.
40 segundos después
Re:
¿La modelo rubia de piernas largas, entre vampiresa y angelical?
25 segundos después
Fw:
¡Es mi hermana!
Tres minutos después
Re:
Y tú eras el tipo que hacia manitas con ella y la miraba tan enamorado.
Un minuto después
Fw:
Era sólo un montaje. Entretanto ella observaba a las mujeres y me describía con todo detalle a las posibles Emmi.
40 segundos después
Re:
¡Joder! No recuerdo cómo eras. Te vi muy, muy de pasada.
15 minutos después
Fw:
Por lo menos, para ti he salvado el honor de los hombres que estuvieron aquella tarde en el café. ¿Cómo habías dicho?: «Un tipo muy interesante, tal vez el único, estaba haciendo manitas atrás a la derecha, en la barra, con una modelo rubia de piernas larguísimas, entre vampiresa y angelical». ¡Lo imprimiré y lo pondré en un marco!
Diez minutos después
Re:
No deberías estar tan orgulloso, querido. Después de todo, no vi más que a esa rubia verdaderamente hermosa y fría. Y pensé: el que está con semejante mujer debe de ser un tipo interesante. Lo único que sé de ti es lo siguiente: eres bastante alto, bastante delgado, bastante joven y vistes bastante bien. También tienes aún bastante pelo y bastantes dientes, por lo que recuerdo. Lo realmente impresionante de ti se lo noté en la cara a tu supuesta amada, tu hermana. Te miraba como se mira a alguien a quien se quiere y admira profundamente. Pero puede que eso también lo fingiera para librarse de Emmi Rothner. Por cierto, fue muy inteligente de tu parte presentarte con tu hermana. También me gusta que hables de mí con ella. Tengo un buen presentimiento. ¡Creo que eres un buen tipo, Leo! (Y estoy muy feliz de que no seas el oso greñudo ni ningún otro del gabinete de los horrores del café Huber.)
30 minutos después
Fw:
Y yo no tengo la más remota idea de cómo eres, querida. Estuve todo el rato de espaldas a las candidatas a Emmi que detectaba Adrienne. Ella me describió a las mujeres desde una «perspectiva femenina», de ahí los detalles de moda. No tengo impresiones personales.
Una hora después
Re:
Otra pregunta, Leo, antes de que acabemos nuestro juego de pareja tan sabiamente como lo empezamos: ¿cuál de las tres Emmi le gustaría más a tu hermana, mejor dicho, cuál cree ella que soy?
Diez minutos después
Fw:
De una de las tres opinó: «¡Ésa podría ser!». De otra dijo: «¡Debe de ser ésa!». Y de una tercera afirmó: «¡De ésa te enamorarías tú!».
30 segundos después
Re:
¿DE CUÁL TE ENAMORARÍAS?
40 segundos después
Fw:
Querida Emmi:
Ten por seguro que eso no te lo diré JAMÁS. No te molestes en tratar de sonsacármelo. Buenas noches. Gracias por este apasionante «juego». Me caes muy bien, Emmi.
Leo
25 segundos después
Re:
De la rubia de pechos grandes, ¿verdad?
50 segundos después
Fw:
No insistas, querida Emmi.
Un minuto después
Re:
Una evasiva también es una respuesta. Es la rubia de pechos grandes, pues.
A la tarde siguiente
Asunto: Un mal día
Querido Leo:
¿Has tenido un buen día hoy? Yo no. Buenas tardes, buenas noches.
Emmi
(Por cierto: ¿en cuál de las tres Emmi piensas ahora cuando piensas en Emmi? Si es que sigues pensando en mí, y espero que así sea.)
Tres horas y media después
Fw:
Cuando pienso en Emmi, no pienso en ninguna de las tres Emmi que describió mi hermana, sino en la cuarta, la mía. Y sí, claro que sigo pensando en Emmi. ¿Por qué no has tenido un buen día? ¿Qué ha tenido de malo? Buenas noches, buenos días,
Leo
Al día siguiente
Asunto: Un buen día
Buenos días.
Ya lo ves, querido Leo, así empieza un buen día. Abro el correo y me sale un mensaje de Leo Leike. Ayer: mal día. Ningún mensaje de Leo. Nada de nada. Nada de Leo. ¿Qué puede esperarse de semejante día?
Te diré algo, Leo: creo que deberíamos dejarlo. Estoy volviéndome adicta a ti. No puede ser que me pase el día esperando un mensaje de un hombre que me vuelve la espalda cuando queda conmigo, que no quiere conocerme, que lo único que quiere de mí son mensajes, que usa mis palabras para crear su propia mujer, porque probablemente se agobie al máximo con las mujeres que mantienen encuentros reales con él. No puedo seguir así. Es frustrante. ¿Lo comprendes, Leo?
Dos horas después
Fw:
Vale, te comprendo. Te hago cuatro preguntas, muy influidas por el sistema de preguntas rothneriano.
1) ¿Quieres conocerme personalmente?
2) ¿Para qué?
3) ¿Adónde irá a parar todo esto?
4) ¿Quieres que lo sepa tu marido?
30 minutos después
Re:
Respecto a 1): ¿Que si quiero conocerte personalmente? Claro que quiero. Mejor personalmente que impersonalmente, ¿no crees?
Respecto a 2): ¿Para qué? Eso no lo sabré hasta que nos conozcamos.
Respecto a 3): ¿Adónde irá a parar todo esto? Pues a donde vaya a parar. Si no va a parar en eso, es que no debía ir a parar en eso. Así que de todos modos irá a parar a donde deba ir a parar.
Respecto a 4): ¿Que si quiero que mi marido lo sepa? Eso no lo sabré hasta que no sepa adónde ha ido a parar todo esto.
Cinco minutos después
Fw:
Entonces, ¿engañarías a tu marido?
Un minuto después
Re:
¿Quién ha dicho tal cosa?
40 segundos después
Fw:
Lo adivino.
35 segundos después
Re:
Ten cuidado de no adivinar demasiadas cosas.
Dos minutos después
Fw:
¿Qué echas en falta en tu marido?
15 segundos después
Re:
Nada en absoluto. ¿Cómo se te ocurre que echo en falta algo en él?
50 segundos después
Fw:
Lo adivino.
30 segundos después
Re:
¿Por qué lo adivinas? (Empiezas a sacarme de quicio con tu psicología adivinatoria.)
Diez minutos después
Fw:
Lo adivino por el modo en que me das a entender que quieres algo de mi. Aunque no puedas decir qué es lo que quieres hasta que no me conozcas, es indiscutible que algo quieres. En otras palabras: buscas algo. Llamémoslo aventura. Quien busca una aventura no está viviendo ninguna, ¿verdad?
Una hora y media después
Re:
Sí, busco algo. Busco con urgencia un cura que me explique qué significa engañar a mi marido, o por lo menos qué cree él que significa. Un cura que nunca haya engañado a nadie, no sólo por falta de una mujer con la que engañar a su esposa, sino también por falta de una esposa a la que engañar, aparte de Nuestra Señora. ¡Haz el favor de no dártelas de «pájaro espino», Leo! Yo no quiero tener una «aventura» contigo. Simplemente quiero ver quién eres. Quiero mirar alguna vez a los ojos a mi amigo del correo electrónico. Si para ti eso es «engañar», confieso que soy una potencial engañadora.