Read Efecto Mariposa Online

Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

Efecto Mariposa (9 page)

BOOK: Efecto Mariposa
10.75Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Después de darle un beso en la frente, consideró dejarlo descansar, pero lo descartó porque hacía un día precioso y también porque se estaba muriendo de hambre, de modo que se sentó en la cama para darle besitos en el rostro, susurrando:

—Despierta, perezoso.

—Cinco minutos más. —Tommy se tapó la cara con la almohada.

«Al menos en eso no ha cambiado», se dijo Sasha. Por un momento pensó en quitarle la cobija de un tirón, recordando aquel episodio de la orgía en casa de Richie, pero finalmente decidió usar un método más sutil.

Con mucho cuidado, tiró de la cobija, justo lo suficiente para dejar el pecho de Tommy al descubierto y con los dedos le untó mermelada en un pezón, para lamerlo luego delicadamente.

Se oyó un murmullo desde debajo de la almohada y el pecho de Tommy comenzó a moverse más rápidamente a causa de la respiración acelerada. La almohada fue retirada después de un par de gemidos y sus labios entreabiertos esbozaron una sonrisa.

—¿Me vas a despertar así todos los días? —preguntó con voz adormilada mientras una de sus manos se posaba en la cabeza de Sasha y comenzaba a jugar con los suaves mechones.

—Todas las veces que quieras —susurró mordiendo suavemente un pezón.

—¡Auch! —Tommy, completamente despierto, arrastró a Sasha a la cama para desnudarlo entre tirones y gruñidos—. Si no recuerdo mal, tú me debías un resarcimiento por la interrupción de nuestro baño. —Sonrió con malignidad—. Te voy a follar tan duro y tan fuerte que estaré en Kingston y aún sentirás mi polla en tu culo —susurró con voz ronca.

Sasha se dejó hacer, demasiado sorprendido como para protestar. Su erección despertó inmediatamente al oír esas palabras y en el fondo se sintió tremendamente aliviado al notar que en eso también su compañero seguía siendo el mismo.

El desayuno fue rápidamente olvidado cuando Tommy lo atrajo para darle un profundo beso y luego, riendo con picardía, descendió por su cuerpo, apoderándose de su erección. Deslizó la boca por el punto sensible del perineo y comenzó a prepararlo. Sabía que esa zona era suya y que hacía tiempo que no lo había tomado. Aunque sus ansias le pedían penetrarlo ya, su conciencia no se lo permitía, así que mientras estimulaba a Sasha con una mano, lo preparaba con la boca y los dedos.

—Vamos, fóllame —apremió Sasha clavando las uñas en la almohada. Le encantaba ser sometido de ese modo, sólo por Tommy.

—¡Shhhh! ¡Qué poca paciencia tiene, señor Ivanov! Un comportamiento muy poco adecuado para un hombre de negocios.

Sasha gruñó algo en ruso que sonó como una maldición y se movió, tratando de liberarse.

—La paciencia no es una de mis virtudes… ¡Oh, vamos, fóllame ya! —exigió.

—De acuerdo, te follaré ya, pero si luego no puedes sentarte, a mí no me culpes. —Tommy se colocó entre sus piernas y lo contempló unos momentos antes de comenzar a penetrarlo muy, muy despacio, dejándolo acostumbrarse a su tamaño.

Sasha cerró los ojos y apretó los labios, intentando relajarse. Sabía que el dolor era sólo al inicio, pero no pudo evitar un quejido.

—¡Auch!

—¿Te he hecho daño? —Tommy se paralizó en el acto.

—No. Estoy bien… sólo detente un poco. La tienes grande, ¿sabías? Y estoy fuera de práctica.

—Tranquilo. —Lo besó dulcemente—. No me moveré un milímetro mientras tú no me digas nada. —Sus manos comenzaron a acariciarle el duro miembro con movimientos calculados.

Sasha cerró los ojos nuevamente y poco a poco se dejó llevar. Se sentía vulnerable y ésa era una de las razones por las que sólo permitía que Tommy lo penetrase. Sabía que él lo conocía como nadie y no le importaba someterse. Comenzó a moverse despacio, adaptándose poco a poco y entonces susurró:

—Sigue…

Tommy lo hizo. Había sido toda una prueba de voluntad el no moverse absolutamente nada, por lo que casi suspiró cuando tuvo la aprobación para continuar. Retomó sus movimientos lentos y cortos, adentrándose en él con sumo cuidado, como cuando se explora un paraje desconocido, midiendo cada paso.

La barrera del dolor fue superada y Sasha comenzó a moverse al mismo tiempo que su amante, incrementando la velocidad y la intensidad de sus gemidos. Se aferró a su espalda con todas sus fuerzas, queriendo fundirse con el cuerpo de su único amor, clavándole las uñas sin proponérselo mientras sentía el orgasmo crecer desde la punta del formidable ariete que lo penetraba, y extenderse por todo su cuerpo. Un solo gemido ahogado se escapó de sus labios y se quedó jadeando, abrumado por la intensidad de la situación.

Tommy no se detuvo. Recogió con los labios los gemidos de Sasha y continuó moviéndose en el ardiente pasaje. El cuerpo de Sasha lo apretó de una manera deliciosamente dolorosa tras el orgasmo y no pudo resistirlo más. Un estremecimiento marcó su propio orgasmo y se desplomó jadeante sobre el sudoroso cuerpo.

—¿Un diez? —susurró Sasha sin abrir los ojos.

—No puedo ni pensarlo —respondió Tommy, aún jadeante. Sabía que lo estaba aplastando, pero no se sentía capaz de moverse, ni siquiera de pensar en moverse, y menos aún de pensar en la clasificación.

—Yo le daría un doce —murmuró Sasha tomando aire y sus manos acariciaron el trasero de Tommy—. Esta vez te superaste a ti mismo.

—No sé. Tendría que haberte preparado mejor al principio, no debió dolerte. —Se incorporó y salió con cuidado del otro cuerpo.

—Bueno… sí —aceptó Sasha limpiándose rápidamente—. El final me hizo olvidar el comienzo, pero tampoco es para tanto. La tienes grande y me gusta que sea así… Aunque —ronroneó, juguetón—, quizá debería investigar otras dimensiones, ¿no crees?

Tommy lo miró por unos segundos con los ojos entrecerrados.

—Es tu cuerpo y tu decisión. Yo no tengo ningún derecho a opinar —dijo más secamente de lo que quería dejar traslucir. Le dolía que Sasha pudiera desear que otros lo follaran. Pero como había dicho, él no era nadie… ahora menos que nadie.

Sasha alzó las cejas.

—Era una broma. Sabes que no me apetece explorar ese terreno con nadie que no seas tú —dijo, volviendo a abrazarlo—. ¿Qué te pasa? Te noto distinto, preocupado… ¿ha sucedido algo que no me hayas dicho?

—Nada. No me pasa nada, no te preocupes —insistió para luego añadir—: Yo entendería que quisieras probar con otras personas. Tal vez encuentres a alguien especial con quien te gustaría probarlo. No sería malo, ¿sabes?

—No, no sería malo, pero no quiero hacerlo —replicó Sasha, molesto por esa insistencia. Quizá significara que Tommy había encontrado a alguien especial. Quizá era Alison. Apartó el pensamiento y dijo con cautela—: Llevo casi un mes sin saber de ti y de pronto te presentas aquí y me dices eso. Ya habíamos hablado al respecto, ¿verdad? Si no tengo una relación seria contigo, no la tendré con nadie.

—No puedes afirmar algo así. No sabes qué nos puede deparar el futuro. A lo mejor conoces a alguien muy especial… y… bueno, ya sabes. —Tommy hizo una pausa—. Y yo lo entiendo, de verdad. El amor se pasa… en un momento se puede amar a una persona y en otro ya no. La gente deja de querer con el tiempo. —Había pensado mucho sobre eso. En algún momento sus padres lo debieron querer aunque fuera un poquito y ahora ya no lo querían. Era un hecho.

—Tú y yo tenemos ideas muy distintas sobre el amor —repuso sencillamente Sasha y se levantó para ir al baño a asearse. El encanto de la mañana acababa de romperse.

Tommy lo miró con un nudo en la garganta y un dolor sordo en el pecho. Otra vez había metido la pata, siempre la metía y siempre hacía que Sasha se molestara con él.

Poco después Sasha salió del baño y comenzó a vestirse, mencionando como por casualidad que podrían hacer un poco de turismo. Tommy aceptó y se apresuró a asearse y vestirse mientras el ruso comenzaba a desayunar.

2

Se dirigieron hacia el más grande de los colegios de Oxford, Christ Church, famoso por su catedral y por haber sido el lugar de nacimiento de Lewis Carroll, el autor de
Alicia en el País de las Maravillas
. El paseo hizo olvidar a Sasha el mal momento pasado y procuró actuar como si nada, aunque en el fondo sabía que cuando Tommy se fuera, todo volvería a complicarse.

—Me encanta este lugar —dijo Tommy con ojos soñadores. Ahora entendía el orgullo de los egresados de Oxford. Uno sentía que por el único hecho de estar allí, estaba haciendo historia.

—También a mí. Podría pasarme la vida estudiando si me pagaran por ello.

—Oh, vamos. ¿Dónde está ese sueño de ganar dinero? Thot Labs te espera en Londres.

—Ya, pero quizá algún día… cuando lo tenga. Me gustaría donar dinero aquí para la investigación.

Tommy lo miró intrigado. Caminaban tomados de la mano y Sasha apresuró el paso, así que tuvo que seguirlo hacia el río sin oportunidad para preguntar por esa idea. Alex había donado dinero en alguna ocasión, pero no asociaba con Sasha un espíritu tan altruista.

—¿Tienes hambre? Podemos merendar en el río.

Hicieron un picnic junto al Támesis y navegaron en una góndola hasta quedar exhaustos, para después continuar visitando museos y galerías.

Ninguno de los dos habló de la incómoda situación de la mañana y pasaron un día delicioso. Hacia las siete, volvieron a descansar un poco y salieron de nuevo a visitar los pubs de moda. Sasha encontró a unos amigos en «
The Bear
», y se quedaron charlando con ellos hasta casi las once. Como habían comido algo en el pub, su siguiente parada fue «
La Nube Nueve
», una discoteca gay muy conocida en el ambiente de Oxford. Era un local amplio, lleno de luces y montones de chicos guapos. Avanzaron hacia la barra y pidieron algo para beber, mientras Tommy miraba alrededor estudiando el sitio. No era tan grande como el Heaven, pero le gustó.

—Ese chico de allí está en mi clase —dijo Sasha, señalando a un pelirrojo desabrido—, y el que baila allá enseña Ciencias Políticas. Es un cambio respecto a Kingston, ¿eh? Aquí ni los profesores se ocultan.

—Sí, pero es normal, son más mayores y aquí hay mucha más libertad.

Derek llegó con un grupo de amigos y agitó la mano en dirección al ruso.

—Allí está Derek —dijo él saludando a su vez—. Estudia ingeniería, está en el segundo año, como tú.

—Ah —respondió Tommy sin saber qué añadir. Ese debía ser uno de los nuevos «amigos» de Sasha. Pero no tuvo mucho tiempo para pensar pues Derek vino directo hacia ellos.

—Tommy, él es Derek. Lo conocí al llegar. Derek, él es Tommy, mi mejor amigo —dijo Sasha casi gritando para hacerse oír en medio de la música.

—Hola. —Tommy sonrió. No le hacía gracia conocer a un ligue de Sasha después de su experiencia con Randy, pero tampoco deseaba prejuzgar a nadie.

Derek saludó a Tommy cordialmente, pero no le quitaba ojo a Sasha, al punto en que éste se sintió incómodo.

—Vamos a bailar —propuso a Tommy.

—Vale —respondió él y sonrió a Derek. Cuando ya estaban en la pista, le gritó al oído—: A tu amigo le habría gustado que lo invitaras a bailar.

—¿Sí? —dijo Sasha, quitándole importancia—. Otro día será. Ahora estoy contigo.

—Parece un poco decepcionado. No me gustaría que dejaras a tus nuevos amigos de lado por mí. —Tommy no dejaba de mirar al muchacho. Era guapo, se le veía inteligente y simpático y parecía que no estaba mal acomodado. Era mucho mejor que él mismo.

—Oh, vamos. —Sasha lo abrazó por la cintura, mientras pegaba sus caderas, insinuante—. Me has tenido abandonado un mes entero, déjame disfrutar de tu presencia.

—Bueno, tú tampoco has venido a verme —respondió Tommy con un puchero—, pero tu amigo parece sumamente decepcionado.

Sasha se apartó un poco. Allí estaba de nuevo Tommy intentando arrojarlo en brazos de otro. ¿Por qué la insistencia? ¿Era que él hacía lo mismo en Londres? Tomó aire antes de responder.

—Ya te expliqué por qué no fui a verte. ¿De verdad quieres que baile con Derek? Si lo quieres, lo haré.

—Yo no quiero que bailes con Derek, pero me iré el lunes y él seguirá aquí. Imagino que no querrás que esté enfadado contigo. —Suspiró—. No me hagas caso, estoy algo atontado últimamente. —Le estaba costando horrores no confesarle todo a Sasha. Se mordió la lengua y se volvió a jurar no contárselo jamás.

—No se enfadará —dijo Sasha, enviando un beso volado hacia Derek, que comenzó a bailar con alguien. Sujetó a Tommy por la cintura y le dio un beso rápido, para después soltarlo, mientras se movía al ritmo de «
Love Shack
», de B’52, que ya estaba por terminar. Por un momento se olvidó de todo y se concentró en divertirse. Era una de sus canciones favoritas para bailar.

Tommy sacudió las caderas al ritmo de los últimos compases de la canción, mientras comenzaban a oírse los de la siguiente. «
Express
yourself
» de Madonna. Bailaba sin quitar ojo de las pantallas que mostraban el video de la canción.

—Mira que tío más bueno el del gatito. ¡Miau! —gritó para inmediatamente después comenzar a ronronear mientras rodeaba a Sasha bailando.

—Claro, el gatito —dijo Sasha y deslizó una mano por su trasero.

Tommy la esquivó y siguió ronroneando y girando a su alrededor, evadiendo sus manos con una sonrisa muy tentadora. Pronto fue evidente que la calentura se había apoderado de Sasha, pero siguieron bailando, más excitados por la espera, dándose besos fugaces y miradas cargadas de deseo.

—Volvamos a la barra, estoy sediento —dijo Tommy tomándolo de la mano y tirando de él. En cuanto Derek los vio ir hacia la barra dejó de bailar y se dirigió hacia ellos—. Mira, ahí viene tu admirador no tan secreto —bromeó, sintiéndose mejor y sintiendo cierta simpatía por el muchacho y sus desesperados intentos por llamar la atención del ruso.

Sasha sonrió a Derek, que insistió en invitarles la primera ronda de bebidas. Como no podían hablar bien a causa del ruido, se quedaron en silencio, bebiendo, y Sasha abrazó a Tommy por la cintura, rozándole la cadera, haciéndole notar lo obvio: que estaba duro como una roca.

Tras tomarse sus copas, Tommy le susurró:

—¿Qué tal si me enseñas el cuarto oscuro de este sitio? Creo que tienes necesidad de usarlo.

Sasha le dio una rápida mirada a Derek y susurró algo a su oído, para después tomar de la mano a Tommy y conducirlo hacia una habitación al fondo de un pasillo. Estaba lleno de parejas y el olor a semen fue lo primero que les inundó los sentidos. Hizo que Tommy se apoyara en un lado de la pared que estaba libre, junto a un hombre maduro que gemía, y le bajó rápidamente los pantalones.

BOOK: Efecto Mariposa
10.75Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Vampire Dragon by Annette Blair
Avoiding Temptation by K. A. Linde
Line of Succession by Brian Garfield
Betsey's Birthday Surprise by Malorie Blackman
A Touch of Passion by Bronwen Evans
The Bride of Devil's Acre by Kohout, Jennifer
Connection (Le Garde) by Emily Ann Ward