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Authors: Joseph Campbell

Tags: #Ensayo, Referencia

El poder del mito (15 page)

BOOK: El poder del mito
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JOSEPH CAMPBELL,
The Way ofthe Animal Powers

M
OYERS
: ¿Crees que tenía razón el poeta Wordsworth cuando escribió «Nuestro nacer no es sino sueño y olvido: / el alma que surge con nosotros, la estrella de nuestra vida, / se ha puesto en otro horizonte / y ha venido de muy lejos»? ¿Crees que es así?

C
AMPBELL
: Sí. Pero no creo que haya un olvido total, es decir, los nervios de nuestro cuerpo transportan los recuerdos que dieron forma a la organización de nuestro sistema nervioso de acuerdo con ciertas circunstancias ambientales y demandas del organismo.

M
OYERS
: ¿Qué le deben nuestras almas a los antiguos mitos?

C
AMPBELL
: Los antiguos mitos tenían por función armonizar la mente y el cuerpo. La mente puede extraviarse por extraños caminos y querer cosas que el cuerpo no quiere. Los mitos y ritos fueron medios para poner la mente de acuerdo con el cuerpo, y el modo de vida de acuerdo con el modo que dicta la naturaleza.

M
OYERS
: ¿De modo que esas viejas historias viven en nosotros?

C
AMPBELL
: Claro que sí. Los estadios del desarrollo humano son hoy los mismos que en los tiempos antiguos. En tu infancia eres educado en un mundo de disciplina, de obediencia, y además dependes de los otros. Todo esto debe ser trascendido cuando llegas a la madurez, de manera que puedas vivir no en dependencia sino con una autoridad responsable de sí misma. Si no puedes cruzar ese umbral, tienes la base de la neurosis. Y cuando ha terminado la batalla de conquistar el mundo, viene la de renunciar a él: la crisis del retiro, del desprendimiento.

M
OYERS
: ¿Y al final la muerte?

C
AMPBELL
: Y al final la muerte. Es el retiro final. De modo que el mito debe servir a ambos fines, el de inducir al joven a la vida de este mundo (es la función de la sabiduría popular), y después ayudar a retirarlo. La sabiduría popular contiene la sabiduría elemental, que te guía en tu propia vida interior.

M
OYERS
: Y estos mitos me dicen cómo han hecho el pasaje otros, y cómo puedo hacerlo yo.

C
AMPBELL
: Sí, y también te dirán cuáles son las bellezas a lo largo del camino. Esto es algo que siento ahora, avanzando por mis últimos años. Los mitos me ayudan a hacerlo.

M
OYERS
: ¿Qué clase de mitos? Dime uno que te haya ayudado realmente.

C
AMPBELL
: La tradición de la India, por ejemplo, que manda cambiar enteramente tu modo de vestir, e inclusive cambiarte el nombre, cuando pasas de un estadio a otro.

Cuando me jubilé de la enseñanza, supe que debía crear un modo de vida nuevo, y cambié mi modo de pensar sobre mi vida, según esa idea hindú: pasé de la esfera de la acción a la esfera del disfrute y la apreciación y la contemplación de la maravilla de todo.

M
OYERS
: ¿Y después viene ese pasaje final por la puerta oscura?

C
AMPBELL
: Bueno, eso no es problema. El problema hacia la mitad de la vida, cuando el cuerpo ha llegado a su apogeo de poder y empieza a declinar, está en identificarse no con el cuerpo, que decae, sino con la conciencia de la que el cuerpo es vehículo. Esto es algo que aprendí de los mitos. ¿Qué soy? ¿Soy la lamparilla que transporta la luz, o soy la luz de la que la lamparilla es el vehículo?

Uno de los problemas psicológicos del envejecimiento es el miedo a la muerte. La gente no le abre la puerta a la muerte. Pero este cuerpo es un vehículo de la conciencia, y si puedes identificarte con la conciencia, puedes ver a este cuerpo como un viejo automóvil. Aquí pierde el parachoques, más allá un neumático, una cosa tras otra… pero es predecible. Y entonces, gradualmente, el todo desaparece, y la conciencia se reúne con la conciencia. Deja de hallarse en este contexto particular.

M
OYERS
: De modo que estos mitos tienen algo que decir sobre la senectud. Lo preguntaba porque muchos de estos mitos tratan sobre jóvenes hermosos.

C
AMPBELL
: Es el caso de los mitos griegos. Cuando pensamos en mitología, solemos pensar o bien en la mitología griega o en la mitología bíblica. Hay una clase de humanización del material mítico en estas dos culturas. Hay un acento muy fuerte sobre lo humano, y en los mitos griegos, especialmente, sobre la humanidad y gloria de la hermosa juventud.

Pero también aprecian la edad madura. En el mundo griego el viejo sabio existe como un personaje muy respetado.

M
OYERS
: ¿Y las otras culturas?

C
AMPBELL
: No destacan tanto la belleza de la juventud.

M
OYERS
: Has dicho que la imagen de la muerte es el comienzo de la mitología. ¿Qué quieres decir con eso?

C
AMPBELL
: Las primeras pruebas de algo parecido al pensamiento mitológico están asociadas con sepulturas.

M
OYERS
: ¿Y sugieren que los hombres y mujeres vieron la vida, y después no la vieron, y se preguntaron por esta diferencia?

C
AMPBELL
: Debió de ser algo así. Sólo debes imaginarte cuál sería tu propia experiencia. Los entierros con armas y sacrificios para asegurar la continuación de la vida… sugieren que hubo una persona que estaba viva y cálida frente a ti, que ahora está ahí tendida, fría y empezando a pudrirse. Había algo ahí que ya no está. ¿Dónde está ahora?

M
OYERS
: ¿Cuándo crees que los humanos descubrieron la muerte por primera vez?

C
AMPBELL
: Descubrieron la muerte por primera vez cuando empezaron a ser humanos, porque morían. Los animales tienen la experiencia de ver morir a sus compañeros. Pero, por lo que sabemos, no le dedican ningún pensamiento especial. Y no hay pruebas de que los humanos hayan pensado en la muerte de un modo significativo hasta el periodo de Neanderthal, cuando empiezan a aparecer en las tumbas armas y sacrificios animales.

M
OYERS
: ¿Qué representan estos sacrificios?

C
AMPBELL
: Imposible saberlo con certeza.

M
OYERS
: Haz una suposición.

C
AMPBELL
: Trato de no hacer suposiciones. Sabes, tenemos una enorme cantidad de información sobre este tema, pero hay un punto donde la información cesa. Y hasta que no aparece la escritura, no sabes qué estaba pensando la gente. Todo lo que tienes son restos significativos de un tipo u otro. Puedes extrapolar hacia atrás, pero eso es peligroso. No obstante, sabemos que los entierros siempre implican la idea de una continuación de la vida más allá de la vida visible, de un plano de ser que está detrás del plano visible, y que de algún modo fundamenta el plano visible en el que nos movemos. Yo diría que éste es el tema básico de toda mitología: que hay un plano invisible fundamentando el plano visible.

M
OYERS
: Lo que sabemos se fundamenta en lo que no sabemos.

C
AMPBELL
: Sí. Y esta idea de fundamento invisible también está conectada con la sociedad en que uno vive. La sociedad ya existe antes que nosotros, y sigue existiendo después de nosotros, y sólo somos un miembro de ella. Los mitos que te vinculan con tu grupo social, los mitos tribales, afirman que eres un órgano del organismo mayor. La sociedad misma es un órgano de un organismo mayor, que es el paisaje, el mundo en el que se mueve la tribu. El tema principal en el ritual es la vinculación del individuo a una estructura morfológica más amplia que la de su propio cuerpo físico.

El hombre vive matando, y, debido a ello, existe un sentimiento de culpa. Los entierros sugieren que mi amigo ha muerto, y que sobrevive. Los animales que he matado también deben sobrevivir. Los primitivos cazadores solían tener una especie de divinidad animal; el nombre técnico sería el de señor animal, el animal que es el modelo de su especie. El señor animal envía el rebaño para que el cazador lo mate.

Ya ves, el mito básico de la caza se fundamenta en una especie de contrato entre el mundo animal y el humano. El animal da su vida voluntariamente, en el entendimiento de que su vida trasciende la entidad física y volverá al suelo o a la madre mediante algún ritual de restauración. Y este ritual de restauración está asociado con el principal animal de caza. Para los indios de las praderas norteamericanas, fue el búfalo. En la costa noroeste los grandes festejos están relacionados con el salmón. Cuando vas a Sudáfrica, encuentras como principal animal al antílope.

M
OYERS
: Y el animal principal es el…

C
AMPBELL
: …el que proporciona alimento.

M
OYERS
: De modo que en las primitivas sociedades cazadoras creció, entre seres humanos y animales, un vínculo que exigía que uno fuera consumido por el otro.

C
AMPBELL
: Así es la vida. El hombre es un cazador, y el cazador es un animal de presa. En los mitos, el animal de presa y el animal que es la presa juegan dos papeles de importancia. Representan dos aspectos de la vida: el aspecto agresivo, asesino, conquistador, creador, y el aspecto pasivo.

M
OYERS
: La vida misma. ¿Qué sucede en la relación entre el cazador y el cazado?

C
AMPBELL
: Tal como sabemos por la vida de los bosquimanos y por la relación de los norteamericanos nativos con el búfalo, es una relación de reverencia, de respeto. Por ejemplo, los bosquimanos del Africa viven en un mundo desierto. Es una vida muy dura, y cazar en ese ambiente es muy difícil. Hay muy poca madera para hacer arcos grandes y poderosos. Los bosquimanos tienen arcos pequeñitos, y el alcance de una flecha es poco más de treinta metros. Por lo demás, la flecha penetra muy débilmente. Puede hacer poco más que atravesar la piel de un animal. Pero los bosquimanos aplican un veneno prodigiosamente poderoso en la punta de la flecha de modo que estos hermosos animales, los antílopes, mueren con grandes dolores en un día y medio. Después de que el animal ha sido alcanzado con la flecha y está muriendo dolorosamente por el veneno, los cazadores tienen que cumplir ciertos tabús que les impiden hacer esto o aquello en una especie de «mística participatoria», una participación mágica en la muerte del animal, cuya carne se ha vuelto la vida de ellos, y cuya muerte han provocado. Hay una identificación, una identificación mitológica. Matar no es una simple carnicería, es un acto ritual, como lo es comer cuando rezas al sentarte a la mesa. Un acto ritual es un reconocimiento de tu dependencia del don voluntario de esta comida por parte del animal que ha entregado su vida. La caza es un ritual.

M
OYERS
: Y un ritual expresa una realidad espiritual.

C
AMPBELL
: Expresa el acuerdo con el camino de la naturaleza, no simplemente con mi propio impulso personal.

Me han dicho que cuando los bosquimanos cuentan sus historias de animales, imitan con la boca la forma del hocico de las distintas especies, pronunciando las palabras como las habrían pronunciado ellos. Tienen un conocimiento íntimo de estas criaturas, y relaciones de buena vecindad.

Y después matan a algunos ejemplares para comérselos.

Sé de rancheros que tienen una vaca mascota además del ganado corriente. Jamás comerían la carne de esa vaca porque sería un acto de canibalismo, como comer la carne de un amigo. Pero los aborígenes comían la carne de sus amigos todo el tiempo. Debía obtenerse alguna especie de compensación psicológica, y los mitos ayudan en ese sentido.

M
OYERS
: ¿Cómo?

C
AMPBELL
: Estos primeros mitos ayudan a la mente a participar sin sentimiento de culpa o de miedo en un acto necesario para la vida.

M
OYERS
: Y estas grandes historias siempre se refieren a esta dinámica de un modo u otro: la caza, el cazador, la presa, y el animal como amigo, como mensajero de Dios.

C
AMPBELL
: Exacto. Normalmente el animal cazado se convierte en el animal que es el mensajero de lo divino.

M
OYERS
: Y tú te revelas como cazador matando al mensajero.

C
AMPBELL
: Matando al dios.

M
OYERS
: ¿Eso no provoca culpa?

C
AMPBELL
: No, el mito se ocupa de limpiar el sentimiento de culpa. Matar al animal no es un acto personal. Estás realizando el trabajo de la naturaleza.

M
OYERS
: ¿El mito limpia la culpa?

C
AMPBELL
: Sí.

M
OYERS
: Pero en ocasiones debes sentir cierto rechazo ante tu propio acto. Reconocer que, en realidad, no quieres matar a ese animal.

C
AMPBELL
: El animal es el padre. Sabes lo que dice la teoría freudiana, que el enemigo es el padre, si eres hombre. Si eres un niño, todo enemigo está potencialmente, psicológicamente asociado con la imagen paterna.

M
OYERS
: ¿Piensas que el animal se transformó en la imagen paterna de Dios?

C
AMPBELL
: Sí. Es un hecho que la actitud religiosa hacia el animal principal es de reverencia y respeto, y no sólo eso: de sumisión a la inspiración de ese animal. El animal es el que aporta los dones: el tabaco, la pipa mágica y todo eso.

M
OYERS
: ¿Piensas que esto (matar al animal que es un dios, o mensajero de un dios) perturbó al hombre primitivo?

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