Felices Fiestas (2 page)

Read Felices Fiestas Online

Authors: Megan McDonald

Tags: #Infantil y juvenil

BOOK: Felices Fiestas
9.84Mb size Format: txt, pdf, ePub

—¿Pero tú has salido a la calle últimamente? El otro día el cartero llevaba pantalón corto. Y yo ayer vi un petirrojo.

—¡Bah, eso no tiene nada que ver!

—Stink, te lo digo en serio. Es rarísimo que nieve en Virginia. ¿Qué posibilidades hay de que nieve este año? Casi ninguna.

—Más vale que nieve —dijo Stink muy serio—, o me mudaré a Vermont.

Mele Kalikimaka

—¡Último día de colegio antes de Navidad! —exclamó Judy cuando llegó a casa. Stink y ella tiraron las mochilas sobre el sofá.

—¿Qué habéis hecho en este último día? —preguntó mamá.

—Comer caramelos rellenos —dijo Stink.

—Nosotros hemos hecho una fiesta de Navidad al estilo Hawaiano —dijo Judy.

—Sofía de los Elfos ha sido mi amiga invisible —explicó Stink.

—Nosotros hemos bebido un ponche color rosa flamenco y hemos jugado a
Pon el Mono en la Palmera
.

—Y a mí me han regalado un globo de nieve que viene desde Vermont —dijo Stink.

—El señor Todd llevaba gafas oscuras y una camisa hawaiana, nos dio a todos un «lei» —dijo Judy señalando su collar de flores— para que todos nos lo pongamos esta noche. No os olvidéis que esta noche celebramos el Décimo Festival Navideño en el Colegio.

—Nosotros hemos hecho una guía de copos de nieve —dijo Stink, rebuscando en su mochila y sacando una página llena de formas distintas—. Aunque no hay ninguno igual a otro, casi todos los copos son cristales de hielo de formas hexagonales ramificadas o en estrellas. Algunos copos tienen formas extrañas como lápices, prismas, platos o bolas.

—Nosotros hemos aprendido que «Mele Kalikimaka» significa Felices Navidades en Hawaiano.

—A nosotros nos han contado la historia del hombre que inventó cómo hacer fotografías de miles de copos de nieve.

—¿Se llamaba Jack Frost? —preguntó Judy.

—Se llamaba Copodenieve Bentley —corrigió Stink—. Está en la enciclopedia. Dos veces; en la N de nieve y también en la B de Bentley.

—En Hawai mi nombre sería I-U-K-I —dijo Judy.

—Hola, Iuki Tontuqui —se burló Stink.

—¡Muy gracioso! —se enfurruñó Judy—. Pues tu nombre sería K-I-M-O, se lo he preguntado al señor Todd. Kimo, timo.

—Bueno, los dos, Iuki y Kimo vais a tener un día estupendo —dijo mamá—. ¿Estáis preparados para la fiesta de esta tarde?

—¡SÍ! —dijo Judy—. Mi clase va a cantar
Los doce días de Navidad en Hawai
. ¡Es magnífico!

—¿Qué haréis vosotros, Stink? ¿Habéis ensayado la función de
La víspera de Navidad
?

—No me lo recuerdes —dijo Stink—. Me toca otra vez hacer de ratón, Sofía de los Elfos hará de ciruela confitada y Webster de bailarín o de zorra, no me acuerdo de cuál de los dos. Y yo. Yo tengo que ser, como siempre, un ratoncito con pantalón corto. ¡Igual que todos los años!

—Puedes llevar pantalón largo —sugirió Judy.

—Por lo menos ya tienes el disfraz —dijo mamá.

—Sí, anda, póntelo —exclamó Judy—. Déjanos ver cómo te queda, y así podremos reírnos una rato. ¡Se reirá hasta Mouse, el gato! —Judy celebró con risas su propio pareado.

—¡Muy graciosa, te crees muy graciosa! —protestó Stink—. Me gustaría hacer alguna vez de copo de nieve con forma de estrella hexagonal —deseó Stink.

—¡Copo de nieve estrellado, Stink! ¡No aparecen copos de nieve estrellados en
La víspera de Navidad
! —se burló Judy.

Stink subió a su cuarto para probarse su disfraz de ratón.

—«Y un loro en una palmera» —Judy ensayaba la canción mientras le daba la comida a Jaws—. «Y un loro en una palmera» —Judy ensayaba cantando mientras le ponía un collar con cascabeles a Mouse—. «Y un loro en una palmera» —seguía practicando Judy mientras ponía la mesa.

¿Dónde estará Stink? ¿Por qué tarda un millón de años en ponerse unas orejas de ratón?

Por fin, Stink apareció tapándose sus no-orejas-de-ratón.

—He estado pensando que «hay» doce días de Navidad. ¿Qué pasa con los otros once?

—¡Ja, ja, ja! —se rió Judy mirando lo que Stink llevaba puesto—. ¿Qué has hecho con tu disfraz de ratón? ¿Por qué vas totalmente vestido de blanco? Los ratones son pardos.

—Un ratón puede ser blanco —dijo Stink.

—Sí, los ratones de laboratorio. Los que sirven para hacer pruebas con ellos. Los que corren por laberintos. O los que les dan a las serpientes para que se los coman. No un ratón de
La víspera de Navidad
.

—Un ratón blanco va muy bien con una Navidad blanca —dijo Stink.

—A nadie le gustará que cambies, aunque te presentes como un ratón de laboratorio —se carcajeó Judy.

Un loro en una palmera

Cuando los Moody llegaron al gran salón de actos del colegio Dare aquella tarde, lo encontraron decorado con ramas verdes, piñas y muchas chucherías. Lucecitas intermitentes relucían alrededor de la puerta de entrada.

—El colegio está precioso esta tarde —dijo mamá.

—Han hecho un gran trabajo —comentó papá.

—Estaría mejor si hubiera nieve —dijo Stink.

—Esperad a ver los decorados para nuestra actuación —dijo Judy a sus padres—. Todo el escenario está preparado para que parezca Hawai. Y Frank va a traer a Cookie, su loro de carne y hueso. Y Cookie habla y todo eso.

—Creo que vosotros dos deberíais ir a reuniros con vuestros compañeros —dijo mamá.

—Y buena suerte —deseó papá.

—Buscadme —dijo Stink— cuando empiece
La víspera de Navidad
.

—Stink, quiero decir Kimo, va a ser bastante difícil no ver a un ratón de laboratorio en medio de una celebración de Navidad —dijo Judy.

* * *

Se apagaron las luces y empezó el Décimo Festival Navideño. El señor Tuxedo, el director dio la bienvenida a todo el mundo y el profesor de música tocó
Que nieve, que nieve
lentamente desde el fondo del salón.

El señor Todd era el presentador. Los primeros en actuar fueron los de infantil que cantaron la canción de la
Ortografía Kwanzaa
. Los de quinto cantaron una versión de jazz de Feliz Navidad en español. Los de primero recitaron un poema de Hanukkah que hablaba de ocho velitas. Los de octavo representaron
Sister Klaas
una parodia holandesa. Y, por fin, llegó el momento de la actuación de la clase de Judy.

Judy, Rocky y Frank se colocaron a la izquierda del escenario junto a la palmera de plástico que había inflado la clase 3T. Un arco iris de luces rosas, verdes y azules brillaba sobre ellos. Todos llevaban pantalones cortos, chanclas y camisas hawaianas.

Judy parpadeó ante la brillante luz. Le sudaban las manos. Le picaba en el cuello el «lei» de flores de plástico.

—¿Puedes sostener a Cookie? —preguntó Frank a Judy, tendiéndole al loro de carne y hueso—. Yo estoy demasiado nervioso.

—Yo también estoy muy nerviosa —dijo Judy.

—El loro tiene que estar posado en la palmera —apuntó Rocky—. Eso dice la canción. ¡Venga, daos prisa! El señor Todd va a empezar.

Frank extendió el brazo. Cookie aleteó, saltando del brazo de Frank hasta la palmera.

—Esta tarde —explicó el señor Todd—, estamos representando fiestas tradicionales de diferentes partes del mundo. La clase 3T ha elegido representar
Navidad en Hawai
con una versión propia de una canción muy conocida. Judy respiró hondo. Todos cantaron:

El Primer Día de la Navidad,

mi tutu me dijo: «Te daré

un loro en una palmera».

Judy sonrió y se apartó el pelo de los ojos.

El Segundo Día de la Navidad,

mi tutu me dijo: «Te daré

un par de flamencos rosados

y un loro en una palmera».

—«Un loro en una polvera» —cantó Cookie. El público estalló en carcajadas.

—¡Cállate, Cookie! —ordenó Frank, amenazándole con un dedo.

El Tercer Día de la Navidad,

mi tutu me dijo: «Te daré

una tabla grande para surfear,

un par de flamencos rosados,

y un loro en una palmera».

—«Un loro en una polvera» —cantó de nuevo Cookie balanceando la cabeza. El público se partía de risa. Durante las once estrofas, en cuanto la clase 3T cantaba: «Un loro en una palmera», Cookie chillaba: «¡Un loro en una polvera!»

Doce ukeleles azules

Once cubitos helados

Diez delfines saltarines

Nueve hulas bailarines

Ocho chicos estudiando

Siete alcatraces volando

Seis cometas revoloteando

Cinco piñas en un cesto

Cuatro flores para un leis

Tres patinetes pequeños

Un par de flamencos rosados.

¡Y un loro en una palmera!

La clase 3T cantó a voz en grito el último verso. Y cuando los asistentes se preparaban para aplaudir, Cookie repitió: «¡Un loro en una polvera!» El público se volvió loco. Reía, gritaba, rugía. Puesto en pie aplaudía y aplaudia.

—«¡Mele Kalikimaka!» gritó la clase 3T, y todos hicieron una reverencia antes de que las cortinas se cerraran.

—¡Cookie, te has portado muy mal! —le regañó Frank detrás de las cortinas—. ¡Baja aquí ahora mismo! —y extendió un brazo.

—«En una polvera», —cantó Cookie erizando las plumas; pero no se bajó de la palmera.

—¡Con todo lo que habíamos ensayado y nos ha fastidiado la canción! —se lamentó Frank.

—¡Nada de eso! —protestó Judy— a todo el mundo le ha gustado. Cookie ha sido la estrella de la función.

—Piensan que lo habíamos ensayado así.

—¿Cómo es que Cookie conoce la palabra «polvera»? —preguntó Judy.

—Mi madre ha perdido
su polvera
y nos ha vuelto locos a todos preguntándonos por
su polvera
y hemos estado buscando por toda la casa
su polvera
. Hasta ha preguntado a los vecinos por
su polvera
por si acaso la había perdido en el barrio. Cookie ha debido aprender la palabra por eso.

El señor Todd se colocó en el escenario otra vez bajo la luz del foco.

—Gracias, Loro Cookie, por ofrecemos esta tarde tu propia versión del estribillo de la canción.

Cookie movió la cabeza arriba y abajo como si también hiciera su propia reverencia.

—Y ahora, como traca final, los de segundo van a representar
La víspera de Navidad
.

—Es la clase de Stink —dijo Judy a Frank y a Rocky—. Vamos a sentarnos delante para verlo bien. La señora Dempster va a leer el poema y los chicos actuarán. Stink es el ratón. Él sale justo al principio.

Se apagaron las luces. El público guardó silencio. Las cortinas se abrieron.

—«Era la víspera de Navidad» —leyó la señora Dempster pausadamente. Estaba sentada en un gran sillón en primer término del escenario. Un alumno de segundo apareció en el escenario, mostrando una luna de cartón sujeta en lo alto de un palo.

—«En la casa reinaba la quietud» —continuó la señora Dempster. Tres alumnos más de tercero entraron llevando una casa de cartón.

—«Nada se movía» —leyó la señora Dempster—. «Ni siquiera un ratón».

Los espectadores estaban súper quietos. No sonó un móvil. No se oyó una tos.

—¿Dónde está Stink? —susurró Judy—. Ésta es su parte.

—«Ni siquiera un ratón» —leyó la señora Dempster subiendo un poco la voz.

—¡Stink no aparece! —susurró Judy.

El público se movió inquieto. Algunas sillas crujieron. Algunos pies se removieron.

—¡RATÓN! —dijo la señora Dempster. Esta vez casi gritando.

—¿Dónde está? —preguntó Judy. Antes de que la señora Dempster tuviera tiempo de repetir ratón otra vez, algo o alguien entró en el escenario como un relámpago blanco.

Frank Pearl se echó hacia adelante, para ver mejor.

—¿Es eso Stink?

—Creí que habías dicho que era un ratón —murmuró Rocky.

—Lo es —dijo Judy—. Un ratón de laboratorio.

Pero cuando el foco encontró a Stink, resultó que no era un ratón blanco de laboratorio. Ni siquiera era un ratón corriente.

Era un copo de nieve. Un brillante y reluciente copo de nieve.

Stink se había vestido completamente de blanco y colgado a la espalda llevaba un enorme y deslumbrante copo de nieve de seis puntas. Sobre su camiseta blanca había escrito en letras negras: ESTRELLA HEXAGONAL.

—¡No lo quiero ver! —dijo Judy tapándose la cara.

—¡Nada se movía! —clamó Stink, girando y bailando bajo el foco de luz—. Ni siquiera un copo de nieve.

Por el gesto de la señora Dempster se deducía claramente que no esperaba una nevada, pero después de que Stink hubiera flotado a su alrededor durante un par de segundos, siguió leyendo el poema como si nada extraño hubiera ocurrido.

Judy había visto a Stink haciendo de ratón muchas veces. Le había visto hacer de bandera, de James Madison, el Presidente más bajito de todos; pero nunca, en un millón de años, se le hubiera ocurrido imaginar que le iba a ver un día bailando en el escenario haciendo de copo de nieve.

—¡Vaya copo, un poco loco! —dijo Judy—. ¡Fuiste un copo mal del coco! —Judy y Stink se desternillaron de risa repitiendo y recordando esto durante varios días en las Navidades.

Navidad, Navidad, dulce Navidad

Era Nochebuena y todo el mundo correteaba por la casa, hasta Mouse hacía sonar los cascabeles de su collar continuamente. Papá encargaba una pizza hawaiana con piña y mamá envolvía regalos. Stink se apoderaba de los regalos según mamá iba acabando los paquetes para colocarlos debajo del árbol, en el cuarto de estar. Mouse perseguía una pelusa por toda la casa.

Judy Moody cantaba:

¡Mele Kalikimaka en hawaiano desead

porque estamos celebrando la Navidad!

Y:

«Un buen hula-hula disfrutad

en este hermoso tiempo de Navidad»

Papá asomó la cabeza por la puerta y anunció:

—La pizza estará aquí en un minuto.

—¿Por qué Judy tiene que cantar todo el rato canciones hawaianas? —se quejó Stink—. Ella sabe que lo que yo quiero es nieve.

—¿Por qué no cantas tú canciones que te gusten? Invéntate una que exprese tu deseo —dijo papá.

—Muy bien —Stink aceptó el consejo. Se puso su disfraz de copo de nieve y cantó a todo pulmón:

—¡Que nieve, que nieve, cuando lleguen las nueve!

Justo en ese momento sonó el timbre.

—¡Pizza! —gritó Stink.

Los Moody se sentaron a la mesa. Judy agarró una servilleta para su colección. Stink se comió toda la piña de su trozo.

Other books

The Wish Pony by Catherine Bateson
Mi amado míster B. by Luis Corbacho
Sons of the Oak by David Farland
Losing Gabriel by Lurlene McDaniel
Reconstructing Amelia by Kimberly McCreight
The Tears of Dark Water by Corban Addison
Tell Me a Secret by Ann Everett