Guía de la Biblia
es un libro publicado por Asimov dividido en dos volúmenes, el primero que comprende el Antiguo Testamento que fue publicado en 1967 y el segundo comprende el Nuevo Testamento publicado en 1969. Posteriormente, en 1981 se combinaron los dos publicándose un libro de 1300 páginas.
En este libro Asimov analiza diferentes pasajes descritos en la Biblia desde el punto de vista histórico, tratando de establecer una relación, interpretación o explicación de lo que los escritores de la Biblia relatan frente a los hechos de los cuales existe información histórica.
En los casos en los que no se cuenta con esta información, Asimov propone algunas conjeturas posibles. Por ejemplo, describe la ubicación probable de Edén en Mesopotamia, la causa probable de lo que se describió como el diluvio, etc.
Escrito en el estilo característico de Asimov, este es un buen libro para las personas de mente abierta que gustan de buscar la verdad en base a los hechos disponibles y la razón.
Isaac Asimov
Guía de la Biblia
Nuevo Testamento
ePUB v1.1
Clío10.02.12
Título original: Asimov's Guide to the Bible. The New Testament
Traducción: Benito Gómez Ibáñez
A
Lawrence P. Ashmead,
que sigue teniendo fe.
Tobías • Ragues • Asmodeo • Rafael • Azarías • Río Tigris • Edna
En la versión católica romana de la Biblia, a continuación del libro de Nehemías vienen dos breves libros históricos que no se encuentran ni en el canon judío ni en el protestante. Por tanto, forman parte de los apócrifos. En primer lugar aparece uno situado en el periodo asirio, hacia el 700 aC aproximadamente; luego, otro con una cronología muy confusa que habla de Nabucodonosor, quien alcanzó la cima de su poder alrededor del 580 aC.
Tales relatos no reflejan la historia real, sino que parecen lo que hoy llamaríamos «romances históricos». Su carácter ficticio no les impide servir propósitos religiosos o éticos, claro está, pero como en este libro lo que me preocupa fundamentalmente son los aspectos seculares de la Biblia, tendrá un interés especial el posible esclarecimiento de la cronología.
El primero de tales relatos es el libro de Tobías, o Tobit, que empieza en seguida con el personaje de quien toma el nombre:
Tobías 1.1.
Historia de Tobit...
[1]
Tobías es la forma griega del nombre hebreo Tobiah, variante de Tobit. En la versión inglesa, ese libro se denominaba Libro de Tobit.
No se conoce con certeza la fecha en que se escribió el libro, pero tal vez fuese alrededor del 200 aC. Es posible que el autor viviese en Alejandría, que en aquella época era la capital de Egipto.
Hacia el 200 aC, Judea pasó de las amistosas manos de los dirigentes macedónicos de Egipto (los tolomeos) a la garra más firme de los soberanos macedonios de Siria (los seléucidas). Comenzó una nueva etapa de acoso a los judíos, cosa que refleja la historia de Tobías al tratar de la persecución asiria de cinco siglos antes.
Se especifica la época en que supuestamente tuvieron lugar los acontecimientos descritos en Tobías:
Tobías 1.2. ...
fue llevado cautivo
(Tobías)
en tiempo de Enemesar
(Salmanasar),
rey de los asirios...
De lo que se deduce que Tobías vivía en el 772 aC cuando la ciudad de Samaria, tras el cerco de Salmanasar de Asiria fue tomada por Sargón, su sucesor (v. cap. I, 12).
[2]
Multitud de israelitas fueron llevados al exilio, y Tobías con ellos.
Tobías, que habla en primera persona, se identifica como miembro de la tribu de Neftalí.
Tobías 1,4.
Siendo yo joven... toda la tribu de Neftalí se había apartado del templo de Jerusalén...
Al parecer, Tobías habla aquí de la rebelión de Jeroboam, que logró fundar un Israel independiente en el 933 aC. Es evidente la imposibilidad de que Tobías viviese a la vez en la época de Jeroboam y en tiempos de Salmanasar. Y el autor tampoco pretende sugerir que Tobías fuese tan longevo como los patriarcas antediluvianos, pues en la época de un acontecimiento posterior y fundamental del libro no se describe a Tobías como demasiado anciano.
Tobías 14.2.
Y él
(Tobías)
tenía ochenta y cinco años...
[3]
Más bien se trata simplemente de la confusión que cabría esperar de un autor que escribiese unos cinco siglos después de los acontecimientos descritos; autor que sólo tenía una idea vaga de la cronología de los hechos y no disponía de documentos para utilizar como fuente fidedigna. En resumen, es lo que debería de esperarse si Tobías se hubiera escrito originalmente como un libro de ficción didáctica, relatando lo que podría haber ocurrido y no lo que sucedió realmente.
Tobías, sin embargo, permaneció fiel a Jerusalén aun en el exilio de Nínive. Alcanzó un alto puesto en la corte asiria como encargado de la adquisición de aprovisionamientos con dinero del gobierno, y disfrutó de libertad de movimientos por todo el reino.
Tobías 1.14.
y viajando por la Media, presté a Gahael ... en Ragues ... diez talentos de plata.
Aquí hay otro anacronismo, pues aunque el imperio asirio dominaba zonas de la Media, la mayor parte de ella era independiente incluida la región de Ragues. Es bastante improbable que Tobías, como funcionario de la corte, pudiese viajar libremente al otro lado de la frontera, sobre todo si llevaba consigo grandes cantidades de dinero del gobierno. Un talento equivaldría a unos 2.000 dólares actuales.
[4]
Sin embargo, en el 200 aC las regiones que antiguamente habían sido Asiria y Media estaban bajo el dominio de los reyes seléucidas y formaban parte de un solo reino. Así, el autor del libro de Tobías reflejaba la geografía de su propia época, y no la que correspondería al libro.
Ragues, también escrita Rhages, era una ciudad importante de la Media, tal vez la segunda después de Ecbatana (v. cap. I, 16).
Estaba situada a unos 225 kilómetros al noreste de Ecbatana, y sus ruinas se encuentran a sólo ocho kilómetros al sur de Teherán, la capital del Irán moderno.
Pero la etapa de mayor esplendor de Ragues llegó más tarde, mucho después de los tiempos bíblicos. Fue una capital de los reinos persas que floreció en época romana, y antes de la llegada de los mahometanos fue el centro de la religión zoroástrica. Para los persas, la ciudad era conocida como Rai.
En tiempos de los mahometanos, fue el lugar de nacimiento de Harún al Raschid, el califa de las
Mil y una noches.
También fue la cuna de un gran médico medieval que los persas llamaron «Al Razi» por su lugar de nacimiento, y los europeos denominaron Rhazes.
Ragues fue destruida por los invasores mongoles en el 1220 dC; jamás se recobró.
Pero la desgracia se cernió sobre Tobías. Cuando murió el conquistador asirio, le sucedió en el trono Senaquerib, a quien se describe como violento antisemita que ordenó una matanza de judíos y prohibió que se enterraran sus cadáveres.
En muchas culturas se considera como algo aterrador el hecho de dejar sin sepultura a los muertos, de privarles de los ritos religiosos adecuados. Suele haber creencias de que las almas de tales cadáveres vagan sin rumbo por las sombras y no encuentran reposo hasta que los cuerpos que una vez habitaron hayan sido apropiadamente atendidos. Al igual que los judíos, los griegos participaban de tal creencia en la época de Homero.
Por ejemplo, cuando se amenaza a un pueblo con el castigo no sólo se vaticina su muerte, sino también la ausencia de enterramiento. Así, al citar la advertencia de Dios a Judea en los últimos años del reino, dice Jeremías:
Jeremías 16.4.
Morirán de epidemias y nadie los... sepultará...
Se describe, pues, el castigo que Senaquerib inflige deliberadamente a los judíos después de su muerte, igual que hizo en vida. Con un acto piadoso, Tobías se compromete a enterrar tales cadáveres y, en consecuencia, tiene problemas con las autoridades. Le obligan a abandonar el país y confiscan sus propiedades.
Asaradón llega al trono y nombra para un puesto importante a un pariente de Tobías; por su intercesión, Tobías vuelve a Nínive. Pero tras enterrar otro cadáver, padece de cataratas en los ojos y queda ciego. Su fe permanece sólida, pero ansia la muerte.
Entretanto, en Ecbatana, una muchacha llamada Sara, sobrina de Tobías, también desea morir:
Tobías 3.8.
Porque se había casado con siete maridos, a quienes el pérfido Asmodeo asesinó antes de que hubieran yacido con ella...
Con siete maridos muertos, cada uno en la noche de bodas, era tachada de asesina.
Asmodeo, el verdadero asesino, no aparece en ningún libro canónico de la Biblia. Su nombre es corrupción de un demonio de la mitología persa: «Aeshma deva», el demonio Aeshma.
Debido en parte a esta historia del libro de Tobías, en siglos posteriores se consideró a Asmodeo como el demonio encargado de la infelicidad conyugal. Asimismo, desempeñó un papel en leyendas bíblicas relativas a Salomón y a veces se le identificó con el propio Satanás.
Pero llegaban días mejores tanto para Tobías como para Sara pues su devoción y sus plegarias surtieron efecto. Dios las escuchó:
Tobías 3.17.
Rafael fue enviado para remediarlos a los dos...
Bajo la influencia del pensamiento religioso persa, que postulaba grandes ejércitos de espíritus del bien y del mal, los judíos de los siglos posteriores a la reintegración elaboraron una jerarquía celestial de estructura cada vez más compleja. No había simplemente ángeles, por ejemplo, sino también arcángeles (ángeles principales). Finalmente, la tradición enumeró siete arcángeles, de los que sólo dos, Gabriel y Miguel se encuentran en todos los libros incluidos en la versión King James. Además, Rafael se incluye en este libro apócrifo de Tobías, y Uriel en el apócrifo 2 Esdras. Otros se mencionan en leyendas no bíblicas.
La tradición mahometana enumera cuatro arcángeles. Los musulmanes comparten Gabriel y Miguel con judíos y cristianos, añadiendo Azrael e Israfel. Azrael es el ángel de la muerte, e Israfel toca la trompeta en el día del juicio y de la resurrección, tarea que recae sobre Gabriel en la tradición cristiana.
La elección de Rafael como el ángel que cura a Tobías y a Sara es apropiada, pues Rafael significa «Dios cura».
De pronto, Tobías recuerda los diez talentos que dejó en Ragues y decide enviar a su hijo, también llamado Tobías, a recobrarlos. Para fortalecer a su hijo en el peligroso viaje por tierras paganas, le impone un código de comportamiento (al igual que, en
Hamlet,
Polonio instruye a su hijo Laertes ante el viaje de éste a París). Una de las máximas es:
Tobías 4.15.
Lo que no quieras para ti, no lo hagas a nadie...
La Revised Standard Version lo traduce así: «Y lo que odies, no lo hagas a nadie». Esto constituye la versión negativa de lo que corrientemente se denomina «regla de oro»: la de guiar las acciones por empatía; es decir, poniéndose en el lugar de la otra persona.