La biblia satánica (6 page)

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Authors: Anton Szandor LaVey

Tags: #Filosofía, #Esoterismo

BOOK: La biblia satánica
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Aunque los tiempos han cambiado, y siempre lo harán, el hombre sigue siendo básicamente el mismo. Por dos mil años el hombre ha hecho penitencia por algo de lo que, en primer lugar, nunca tuvo que haberse sentido culpable. Estamos cansados de negarnos a nosotros mismos los placeres de la vida que nos merecemos. Hoy, como siempre, el hombre necesita pasarla bien aquí y ahora, en lugar de esperar su recompensa en el cielo. Así que, ¿por qué no tener una religión basada en la indulgencia? Ciertamente es consistente con la naturaleza de la bestia. Ya no somos enclenques suplicantes temblando ante un Dios inmisericorde al que no le importa si vivimos o morimos. Somos personas orgullosas con respeto por nosotros mismos —¡somos Satanistas!

EL INFIERNO, EL DIABLO Y CÓMO VENDER TU ALMA

SATÁN ha sido, con toda seguridad, el mejor amigo que la Iglesia jamás haya tenido, ya que él la ha mantenido en el negocio todos estos años. La falsa doctrina del Infierno y del Diablo ha permitido a las Iglesias protestantes y católicas prosperar durante demasiado tiempo. Sin un diablo al cual acusar, los religiosos de la Vía de la Mano Derecha
[9]
, no tendrían con qué amenazar y amedrentar a sus seguidores. A guisa de advertencia, dicen. «Satán te guía a la tentación»; «Satán es el príncipe del mal»; «Satán es maligno, cruel, brutal». «Si cedes a las tentaciones del diablo, seguramente sufrirás condenación eterna y te asarás en el Infierno».

El significado semántico de Satán es el de «adversario» u «oposición» o el de «acusador». La misma palabra «diablo» viene del hindú
devi
que significa «dios». Satán representa oposición a todo las religiones que sirven para frustrar y condenar al hombre por sus instintos naturales. Le ha sido dado el papel de malo simplemente porque representa los aspectos carnales, terrenales, y mundanos de vida. Satán, demonio por excelencia del Mundo Occidental, era originalmente un ángel cuyo deber era informar a Dios de los delitos e iniquidades humanas. No fue hasta el siglo XIV que empezó a ser representado como una deidad maligna que era parte hombre y parte animal, con cuernos y pezuñas de cabra. Antes que el Cristianismo le diera los nombres de Satán, Lucifer, etc., la parte carnal de la naturaleza humana era regida por el dios entonces conocido como Dionisios, o Pan, representado por los griegos como un sátiro o fauno. En sus orígenes, Pan era el «bueno» y simbolizaba la fertilidad y fecundidad.

Siempre que una nación asume una nueva forma de gobierno, los héroes del pasado se convierten en los villanos del presente. Lo mismo sucede con la religión. Los primeros Cristianos creían que las deidades Paganas eran demonios, y acudir a ellos era utilizar «magia negra». A los milagrosos eventos celestiales los llamaban «magia blanca»; ésta era la única diferencia entre los dos. Los viejos dioses no murieron; cayeron al Infierno y se convirtieron en demonios. El
coco
[10]
, los duendes, o espíritus «salvajes» empleados para asustar a los niños se derivan de varias creencias eslavas sobre espíritus que habitaban en pantanos. La raíz eslava «Bog» significa «Dios» lo mismo que la palabra hindú Bhaga, que significa «dios».

Muchos placeres reverenciados antes del advenimiento del Cristianismo fueron condenados por la nueva religión. ¡Se necesitó muy poco para transformar los cuernos y pezuñas de Pan en un demonio más convincente! Los atributos de Pan pudieron transformarse fácilmente en los pecados con-castigo-incluido, y así quedaba completa la metamorfosis.

La asociación de la cabra con el Diablo se halla en la Biblia Cristiana. El día más sagrado del año, el Día de la Expiación, era celebrado cargando de pecados a dos cabras «sin mácula», una como ofrenda al Señor, y una a Azazel. La cabra que llevaba los pecados del pueblo era arrojada al desierto y se convertía en «chivo expiatorio». Éste es el origen de la cabra que aún hoy en día se usa en ceremonias de logias, tal como solía hacerse en Egipto, donde anualmente se la sacrificaba a un Dios.

Los demonios de la humanidad son muchos, y sus orígenes muy diversos. La celebración del ritual Satánico
no
adopta la invocación de demonios; esta práctica sólo es seguida por aquellos que temen las fuerzas que ellos mismos conjuran.

Supuestamente, los demonios son espíritus malévolos cuyos atributos conducen a la degradación de las personas o eventos con los que tienen contacto. La palabra griega
demon
denominaba a un espíritu guardián o fuente de inspiración; para asegurarse, los teólogos inventarían posteriormente legión tras legión de éstos heraldos de —malvada— inspiración.

Un indicio de la cobardía de los «magos» de la Vía de la Mano Derecha es la práctica de invocar un demonio en particular (el cual, supuestamente, sería un sirviente del diablo) para hacer lo que el mago le ordenase. El supuesto es que el demonio, no siendo más que un lacayo del diablo, es más fácil de controlar. La tradición Ocultista postula que sólo un hechiceros formidablemente «protegidos» o bien dementemente temerario, intentaría invocar al Diablo en persona.

El Satanista no llama furtivamente a éstos diablos «menores», sino que invoca abiertamente aquellos que conforman ése ejército infernal de duradero ultraje —
¡los Diablos en persona!
Como podría esperarse, los teólogos han catalogado algunos de los nombres de diablos en sus listas de demonios, pero el registro que sigue a continuación contiene los nombres usados más eficazmente en el ritual satánico. Estos son los nombres y orígenes de los Dioses y Diosas invocados, que conforman gran parte de los moradores del Palacio Real del Infierno.

LOS CUATRO PRÍNCIPES DE LA CORONA DEL INFIERNO

SATÁN: (Hebreo) adversario, opositor, acusador, Señor del Fuego, el infierno, el sur.

LUCIFER: (Romano) portador de luz, iluminación, el aire, estrella matutina, el este.

BELIAL: (Hebreo) sin amo, sustento de la tierra, independencia, el norte.

LEVIATÁN: (Hebreo) la serpiente que emerge de las profundidades, el mar, el oeste.

LOS NOMBRES INFERNALES

Abadón
- (
Hebreo
) el destructor.

Adramelec
- diablo de Samaria.

Ahpuch
- diablo Maya.

Arimán
- diablo Mazdeo.

Amón
- dios egipcio con cabeza de símbolo de la vida y la reproducción.

Apolión
- sinónimo Griego para Satán, el archienemigo.

Asmodeo
- diablo Hebreo de la sensualidad y la lujuria, llamado originalmente «criatura del juicio».

Astarot
- diosa fenicia de la lascivia, equivalente a la babilónica Ishtar.

Azazel
- (
Hebreo
) Le enseñó al hombre a fabricar armas de guerra, introdujo los cosméticos.

Baalberith
- Dios Cananita de la alianza, convertido después en diablo.

Balaam
- diablo Hebreo de la avaricia y la codicia.

Bafomet (Baphomet)
- adorado por los Templarios como un símbolo de Satán.

Bast
- Diosa Egipcia del placer, representada por el gato.

Belcebú (Beelzebub)
- (
Hebreo
) Señor de las Moscas, simbolizado por el escarabajo.

Behemot
- personificación Hebrea de Satán en la forma de un elefante.

Beherit
- nombre Sirio para Satán.

Bilè
- dios Celta del Infierno.

Chemosh
- dios nacional de los Moabitas, fue transformado en diablo.

Cimeries
- cabalga un caballo negro y gobierna África.

Coyote
- diablo de los Indios de Norteamérica.

Dagón
- diablo vengador del mar; filisteo.

Damballa
- dios serpiente vudú.

Demogorgon
- nombre Griego para el diablo, se dice que no debería ser conocido para los humanos.

Diabolus
- (
Griego
) «el que fluye hacia abajo».

Drácula
- Palabra Rumana para «diablo».

Emma-O
- dios Japonés del Infierno.

Eurinomio (Euronymous)
- príncipe Griego de la muerte.

Fenriz
- hijo de Loki, representado como un lobo.

Gorgo
- diminutivo de Demogorgon, nombre Griego para el diablo.

Haborym
- sinónimo Hebreo para Satán.

Hécate
- diosa Griega del submundo y la brujería.

Ishtar
- diosa Babilonia de la fertilidad.

Kali
- (
Hindú
) hija de Shiva, suma sacerdotisa de los thugs.

Lilit (Liluth)
- diabla Hebrea, la primera esposa de Adán, quien le enseñó.

Loki
- diablo teutónico.

Mammón
- dios Arameo de la riqueza y la prosperidad.

Mania
- diosa Etrusca del Infierno.

Mantus
- dios Etrusco del Infierno.

Marduk
- dios de la ciudad de Babilonia.

Mastema
- sinónimo Hebreo para Satán.

Melek Taus
- diablo Yezidi.

Mefistófeles
- (
Griego
) «el que esconde la luz», conocido por el «Fausto» de Goethe, Marlow y Mann.

Metztli
- Diosa Azteca de la noche.

Mictian
- dios Azteca de la muerte.

Midgard
- hijo de Loki, representado como una serpiente.

Milcom
- diablo Amonita.

Moloc
- diablo Fenicio y Cananita.

Mormo
- (
Griego
) Rey de los espíritus antropófagos, consorte de Hécate.

Naamá (Naamah)
- demonio femenino Hebreo de la seducción.

Nergal
- dios babilónico del Hades.

Nihasa
- diablo de los Indios de Norteamérica.

Nija
- dios polaco del submundo.

O-Yama
- nombre Japonés para Satán.

Pan
- dios Griego del deseo.

Plutón
- dios Griego del inframundo.

Proserpina
- reina Griega del inframundo.

Pwcca
- nombre galés para Satán.

Rimón
- diablo Sirio adorado en Damasco.

Sabazios
- de origen Frigio, identificado con Dionisio, culto de la serpiente.

Saitan
- equivalente enoquiano de Satán.

Samael
- (
Hebreo
) «el veneno de Dios».

Samnu
- diablo del Asia Central.

Sedit
- diablo de los Indios de Norteamérica.

Sekhmet
- diosa egipcia de la venganza.

Set
- diablo Egipcio.

Shaitan
- nombre Arábigo para Satán.

Shiva
- (
Hindú
) el destructor.

Supay
- dios Inca del inframundo.

T'an-mo
- contraparte China del diablo, deseo desenfrenado.

Tchort
- nombre ruso para Satán, «el dios negro».

Tezcatlipoca
- dios Azteca del Infierno.

Tammuz
- dios Sumerio que fue luego demonizado.

Toth
- dios Egipcio de la magia.

Tunrida
- diabla Escandinava.

Tifón (Typhon)
- personificación Griega de Satán.

Yaotzin
- dios Azteca del Infierno.

Yen-to-wang
- dios Chino del Infierno.

Los diablos de las religiones antiguas siempre han tenido, al menos en parte, características animales, evidencia de la necesidad constante que tiene el hombre de negar que él también es un animal, porque el reconocerlo sería como asestarle un poderoso golpe a su ego empobrecido.

El cerdo fue despreciado por los Judíos y por los Egipcios. Simbolizaba a los dioses Osiris, Freya, Adonis, Perséfone, Atis y Démeter, y era sacrificado a Osiris y a la Luna. Pero con el tiempo, fue degradado hasta convertirse en un diablo. Los Fenicios adoraban un dios mosca, Baal, del cual se deriva el demonio Belcebú. Tanto Baal como Belcebú se identificaban con el escarabajo de los Egipcios, que parecía revivir por sí mismo, de la misma manera que el ave mítica, el fénix, se levantaba de sus propias cenizas. Debido a su contacto con los Persas, los antiguos Judíos creían que las dos grandes fuerzas en el mundo eran Ahura-Mazda, el dios del fuego, la luz, la vida y la bondad; y Arimán, la serpiente, el dios de la oscuridad, la destrucción, la muerte y el mal. Éstos ejemplos, al igual que muchos otros, no sólo representan a los diablos del hombre como animales, sino que también muestran su necesidad de sacrificar sus dioses-animales originales, y equipararlos a sus diablos.

Durante la época de la Reforma, en el s. XIV, un alquimista, el Dr. Johann Faustus descubrió un método para invocar un demonio —Mefistófeles— del Infierno y hacer un pacto con él. Firmó un contrato con sangre para dar su alma a Mefistófeles a cambio de la sensación de juventud, y volviese joven de una vez. Cuando llegó para Fausto la hora de su muerte, éste se retiró a sus aposentos, y voló en pedazos junto a su laboratorio. Ésta historia es una protesta de la época (s. XVI) contra la ciencia, la química y la magia.

No es necesario vender tu alma al Diablo o hacer un pacto con Satán para convertirte en Satanista. Ésta treta fue urdida por el Cristianismo para aterrorizar a la gente, de modo que no escaparan del redil. Con dedos acusadores y manos temblorosas, le enseñaban a sus seguidores que si cedían a las tentaciones de Satán, y vivían su vida según sus preferencias naturales, tendrían que pagar por sus placeres pecaminosos entregando sus almas a Satán y sufriendo por toda la eternidad en el Infierno. Se les indujo a creer que el pasaporte a la vida eterna era un alma pura.

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