La búsqueda del dragón

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Authors: Anne McCaffrey

BOOK: La búsqueda del dragón
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Siete revoluciones han transcurrido desde que Lessa de Pern realizara su fantástico viaje a través del intertiempo y regresara triunfante, trayendo consigo a toda la población de los cinco Weyrs Antiguos, que permitiría luchar contra las terribles Hebras y salvar el planeta. Siete Revoluciones, a lo largo de las cuales la gratitud inicial de Fuertes y Artesanados se ha visto menguada ante la creciente carga de los diezmos, y a lo largo de las cuales los mismos habitantes de los Weyrs Antiguos han empezado a sentirse a disgusto en este nuevo Pern, tan distante del suyo original, alejado ahora más de cuatrocientas Revoluciones en el tiempo. Ahora, las disputas son cada vez más frecuentes, la estabilidad social se tambalea… y la Estrella Roja, siempre ominosa en el cielo, vuelve a acercarse con su terrible amenaza. Anne McCaffrey, continúa con este libro, la singular epopeya de los dragoneros de Pern y sus fantásticas monturas, y la apasionante descripción de la peculiar sociedad creada en torno a ellos.

Anne McCaffrey

La búsqueda del dragón

Los cabalgadores de dragones de Pern - 2

ePUB v1.0

RufusFire
09.04.12

Título original:
Dragonquest

Anne McCaffrey, 1971

Traducción:
José María Aroca
, 1977

Cubierta:
El Cubri

MAESTROS ARTESANOS

Robinton
, Maestro Arpista — Fuerte de Fort

oficiales y aprendices:

Sebell
,
Talmor
,
Brudegan
,
Tagetari

Fandarel
, Maestro Herrero — Fuerte de Telgar

Terry
, Maestro Artesano

Wansor
, Maestro Artesano

Zurg
, Maestro Tejedor — Fuerte del Boll Meridional

Nicat
, Maestro Minero — Fuerte de Crom

Belesden
, Maestro Curtidor — Fuerte de Igen

Idarolan
, Maestro Pescador — Fuerte de Tillek

Sograny
, Maestro Ganadero Fuerte de Keroon

Andemon
, Maestro Agricultor — Fuerte de Nerat

WEYRS

WEYR DE BENDEN

F'lar
, caudillo del Weyr — bronce Mnementh

Lessa
, Dama del Weyr — Ramoth, reina

F’nor
, Lugarteniente — pardo Canth

N’ton
(nacido artesano) — bronce Lioth

Felessan
, hijo de FTar y Lessa

Manora
, mujer a cargo de las Cavemas Inferiores

Celina
, segundo jinete de la reina

WEYR DE FORT (el Weyr más antiguo de Pern)

T’ron
, caudillo del Weyr — bronce Fidranth

Mardra
, Dama del Weyr — Loranth, reina

P’zar
, Lugarteniente — bronce Roth

B’naj
— verde Beth

T’reb
— pardo Seventh

WEYR DE ISTA

D’ram
, caudillo del Weyr — bronce

Fanna
, Dama del Weyr — Mirath, reina

WEYR DE TBLGAR

R’mart
, caudillo del Weyr — bronce Branth

Bedella
, Dama del Weyr

M'rek
, Lugarteniente — bronce Gfyarmath

WEYR DE IGEN

G’narish
, caudillo del Weyr

Nadira
, Dama del Weyr

WEYR DE LAS ALTAS EXTENSIONES

T’kul
, caudillo del Weyr — bronce Salth

Merika
, Dama del Weyr

Pilgra
, segundo jinete de la reina, Segrith

WEYR MERIDIONAL

T'bor
, caudillo del Weyr - bronce Orth

Kylara
, Dama de Weyr -
Pridith
, reina

Vanira
, segundo jinete de la reina

Brekke
, jinete de la reina más joven — Wirenth

Mirrim
, hija adoptiva de Brekke

FUERTES

adscritos al Weyr de Benden:

Fuerte de Benden
— Señor del Fuerte:
Raid

Fuerte de Bitra
— Señor del Fuerte:
Sifer

Fuerte de Lemos
— Señor del Fuerte:
Asgenar

Famira
, su esposa, hermanastra de Larad, Señor del Fuerte de Telgar

Bendaerk
, Maestro Artesano de la Herrería

adscritos al Weyr de Fort:

Fuerte de Fort
(el Fuerte màs antiguo de Pern) — Señor del Fuerte:
Groghe

Fuerte de Ruatha
— Señor de Fuerte:
Jaxom
(menor de edad, bajo la tutela del Gobernador Lytol)

Fuerte del Boll Meridional
— Señor del Fuerte:
Sangel

adscritos al Weyr de Ista:

Fuerte de Ista
— Señor del Fuerte:
Warbret

Fuerte de Igen
— Señor del Fuerte:
Laudey

Fuerte de Nerat
— Señor del Fuerte:
Vincet

adscritos a Weyr de Telgar:

Fuerte de Telgar
— Señor del Fuerte:
Larad

Fuerte de Crom
— Señor del Fuerte:
Nessel

adscritos al Weyr de Igen:

Fuerte de Keroon
— Señor del Fuerte:
Corman

partes del
Fuerte de Igen Superior

Fuerte de Telgar Meridional

adscritos al Weyr de las Altas Extensiones:

Fuerte de Nabol
— Señor del Fuerte:
Meron

Fuerte de las Altas Extensiones
— Señor del Fuerte:
Bargen

Fuerte de Tillek
— Señor del Fuerte:
Oterel

Preludio

Rukbat, en el Sector de Sagitario, era una estrella dorada tipo—G. Tenía cinco planetas, dos cinturones de asteroides, y un planeta errante al que había atraído y retenido en el último milenio. Cuando los hombres se instalaron por primera vez en el tercer mundo de Rukbat y lo llamaron Pern, prestaron poca atención al extraño planeta que giraba alrededor de su primario adoptado en una órbita elíptica caprichosamente errática. Por espacio de dos generaciones, los colonos apenas pensaron en la brillante estrella roja... hasta que el extravagante curso de la vagabunda la acercó a su hermanastra en el perihelio.

Cuando tales aspectos eran armónicos y no estaban distorsionados por conjunciones con otros planetas del sistema, la vida indígena de la vagabunda se desplazaba a través del espacio en dirección al planeta más templado y hospitalario.

Las pérdidas iniciales que sufrieron los colonos fueron muy importantes, y durante la subsiguiente y prolongada lucha para sobrevivir y combatir a aquella amenaza que caía a través de los cielos de Pern como hebras plateadas, el leve contacto de Pern con el planeta madre se rompió.

Para controlar las incursiones de las temibles Hebras (ya que los perneses habían desguazado muy pronto sus naves de transporte, considerando que aquella sofisticación tecnológica estaba fuera de lugar en tan bucólico planeta), los ingeniosos hombres se embarcaron en un plan a largo plazo. La primera fase implicaba la educación de una variedad altamente especializada de forma de vida indígena. Hombres y mujeres dotados de elevados niveles de empatía y cierta capacidad telepática innata fueron adiestrados para utilizar y conservar aquellos animales extraordinarios. Los «dragones» (bautizados con este nombre por su parecido con los míticos animales terrestres) poseían dos características sumamente útiles: podían trasladarse de un lugar a otro instantáneamente y, después de masticar una roca rica en fosfina (a la que llamaban «pedernal»), podían emitir un gas que se inflamaba al contacto con el oxígeno del aire. Dado que los dragones podían «volar», serían capaces de quemar a las Hebras en pleno aire, escapando al mismo tiempo de su agresión. Se tardaron generaciones en desarrollar plenamente el uso de esta primera fase. La segunda fase de la proyectada defensa contra las incursiones de las esporas tardaría más en madurar. Ya que la Hebra, una espora micorizoide viajera del espacio, devoraba materia orgánica con insaciable voracidad y, una vez en el suelo, se enterraba y proliferaba con aterradora rapidez.

Los que proyectaron el programa de defensa en dos etapas no tuvieron suficientemente en cuenta el azar ni el efecto psicológico del exterminio visible de aquel ávido enemigo. Ya que resultaba psicológicamente tranquilizador y profundamente satisfactorio para los amenazados perneses ver a las Hebras carbonizadas en el aire. Asimismo, el continente meridional, donde se inició la segunda fase, se reveló insostenible, y toda la colonia fue trasladada al continente septentrional para buscar refugio contra las Hebras en las cuevas naturales de las montañas del norte. La importancia del hemisferio meridional perdió sentido en la lucha inmediata por establecer nuevas colonias en el norte. Los recuerdos de la Tierra fueron borrándose de la historia pernesa con cada sucesiva generación, hasta que la memoria de sus orígenes se desvaneció del todo más allá de la leyenda o del mito.

La fortaleza original, construida en la cara oriental de la gran Cordillera del Oeste, no tardó en resultar demasiado pequeña para albergar a sus moradores. Se estableció otra colonia un poco más al norte, junto a un gran lago idóneamente situado cerca de un acantilado lleno de cuevas. El Fuerte de Ruatha quedó también superpoblado al cabo de unas cuantas generaciones.

Dado que la Estrella Roja se alzaba por el este, se decidió establecer una fortaleza en las montañas orientales, siempre que se dieran en ellas las condiciones necesarias Esto significaba la existencia de cuevas, ya que únicamente la roca y el metal (del que Pern padecía una preocupante escasez) eran impenetrables para las Hebras.

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