Read Mundos en el abismo Online

Authors: Juan Miguel Aguilera,Javier Redal

Tags: #Ciencia Ficción

Mundos en el abismo

BOOK: Mundos en el abismo
12.85Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

 

El cúmulo globular de Akasa-Puspa, en un futuro distante: mundos remotos, en el abismo del espacio intergaláctico. Un pequeño universo de diez millones de soles, tan cercanos entre sí, que los viajes interestelares son posibles incluso con la tecnología más elemental; sacudido por continuas olas de civilización y barbarie; en cuyos planetas se alzan las babeles: colosales torres que dan acceso al espacio.

El último imperio que dominó Akasa-Puspa se encuentra en decadencia y Khan Kharole, el general bárbaro, lucha por mantener la civilización en sus confines. Para ello, deberá aliarse con Srila, supremo líder religioso de Aksa-Puspa, que aspira a la supremacía de la Hermandad sobre los restos del Imperio.

Ajeno a toda intriga palaciega, Jonás Chadragupta, es un científico que investiga el origen de la Humanidad en Akasa-Puspa, ¿cómo llegaron los primeros humanos hasta allí y en qué circustancias?; pero ha sido reclutado para una misión en una remota zona del cúmulo, donde hallará la sorprendente y espectacular respuesta a este enigma.

Juan Miguel Aguilera y Javier Redal

Mundos en el abismo

ePUB v1.0

betatron
25.07.2012

Título original:
Mundos en el abismo

Juan Miguel Aguilera y Javier Redal, 1988.

Editor original: betatron (v1.0)

ePub base v2.0

Así como las lentes descubren Mundos

en el Abismo insondable del espacio,

así los ojos de los Inmortales

contemplaban las oscuras visiones de Los

y la trémula esfera de vida y de sangre.

W
ILLIAM
B
LAKE

PERSONAJES PRINCIPALES

Universidad de Vaikuntha-loka
:

Jonás Chandragupta:

Científico de la Universidad de Vaikuntha-loka

Budnagora Sazzi:

Rector de la Universidad de Vaikuntha-loka

La Utsarpini
:

Chait Rai:

Mercenario Ksatrya

Khan Kharole:

Líder de la Utsarpini

Gwalior Indraprastha:

Ayudante mayor de la Vajra

Mohamed Gorani:

Segundo oficial de la Vajra

Bana Jalandhar:

Sargento de infantería de marina

Sanser Kautalya:

Primer ministro de Khan Kharole

Ajmer Adit Yadeva:

Oficial médico de la Vajra

Suleiman Yavani:

Oficial de comunicaciones de la vajra

Phores Sdebar:

Marino

Ali Mohamed:

Marino

Tao konarak:

Infante de marina (cabo)

Ozman Nasser:

Infante de marina (nativo de anandaloka)

Chanakesar:

Infante de marina (especialista en explosivos)

La hermandad
:

Hari Pramantha:

Capellán de 1º Vajra experto en ordenadores

Srila:

Jagad-guru

Habel Swami:

Ulama shik

Moises Kovoor:

Ulama experto en política

Ibrahim Goswani:

Ulama

Prabhupada Shantya:

Ulama

El imperio
:

Lilith Firishta:

Bióloga

Josue Prhuna:

Comandante de la Vijaya

Omar Ban Cha:

Analista de sistemas de la Vijaya

Jal Shing:

Gramani de la expedición imperial

Ab Yusuf Rhon:

Exobiólogo

Kot Dohin:

Físico

Eknat Sudara:

Científico experto en láseres

Ivraim Zhastra:

Físico teórico

Anupasyami Sidartani:

Adhyaksa imperial

Abdiel Karoshti:

Primer oficial de la Vijaya

PRÓLOGO

Esta naturaleza material está actuando bajo Mi dirección, ¡oh, hijo de Kun ti!, y está produciendo a todos los seres móviles e inmóviles.

BHAGAVAD-GITA (9.10)

UNO

En el principio fue el hidrógeno. Fuera de él no existía nada, sólo la rta, el sunyata, y Dios.

La creación del Universo por Dios fue como el crecimiento de un gran árbol baniano a partir de una diminuta semilla. Nadie puede ver el árbol que hay en la semilla, pero todos los ingredientes necesarios para formar el árbol están ahí, incluso la Inteligencia que se requiere para ello. Todos estos elementos materiales se encuentran presentes en nuestros cuerpos tal como también se encuentran en todo el Universo. Anor aniyan mahato mahiyan... (El Katha Upanisad 1.2.20.) Esto significa que aunque algo sea extremadamente grande o infinitesimalmente pequeño, aun así está constituido por los mismos elementos básicos.

Y el elemento más básico de todos, el más simple, aquel a partir del cual creció todo, la semilla del baniano, es el hidrógeno.

Cuando la nube gigante de hidrógeno, en el transcurso de incontables yugas, se contrajo en dirección a su centro de gravedad, fue adquiriendo gradualmente un movimiento de carrusel. Esta rotación actuó como una fuerza ordenadora de la nube que hasta entonces había tenido una forma esférica. La rotación hizo entrar en juego la fuerza centrífuga bajo cuya influencia la esfera comenzó a achatarse muy lentamente, adquiriendo poco a poco la forma de un enorme disco de diámetro superior a los cien mil años luz.

Cuando la nube primitiva estaba precisamente comenzando a girar sobre si misma, dejó tras de sí, como los charcos que deja el océano tras la marea, acumulaciones de estrellas que marcarían, como balizas, las dimensiones originales de la masa de gas. Se formaron condensaciones casuales, núcleos locales de hidrógeno. Concretamente, estos enjambres de estrellas forman lo que se conoce con el nombre de "cúmulos globulares", agrupaciones de varios millones de estrellas, dispuestas en forma de esfera con un diámetro de apenas un centenar de años luz.

Los "cúmulos globulares" eran necesariamente pobres en metales y materiales pesados como consecuencia de la antigüedad de sus soles. La Gran Explosión con la que comenzó el Universo, sólo creó hidrógeno y helio. Los núcleos pesados se sintetizarían más tarde, en el interior de los hornos de fusión que son las estrellas, y fueron arrojados al espacio por las explosiones de novas para engendrar las estrellas de "segunda generación, ricas en átomos pesados. Pero los cúmulos se formaron al principio, pertenecen a la primera generación estelar, hidrógeno y helio. Algo así jamás podría sustentar la vida con toda la complicación química que requiere...

Por otro lado, la Galaxia tampoco es capaz de albergar vida. Su Núcleo contiene un enorme agujero negro central que lo inunda completamente de mortales radiaciones. En sus brazos espirales, aunque libres de tan perniciosas radiaciones, y poseyendo en abundancia los preciados elementos pesados que posibilitan la dorada complejidad orgánica, la vida inteligente tampoco es posible, pues, estando separadas las estrellas por años luz, esto haría imposible que el Sruti de Dios se extendiera de un sistema al siguiente. Ni tan siquiera el Imperio, con todo el poder tecnológico que Dyaus Pitar tuvo a bien concederle, pudo llegar a construir naves capaces de saltar distancias tan tremendas en un tiempo razonable. Por lo tanto, ¿qué sentido tendría que Dios hubiera creado vida en planetas que se verían, por su propia naturaleza, y por la de su entorno, irremisiblemente condenados a la ignorancia de las Sastras?

Nuestro cúmulo, al que todos los bhaktas llamamos Akasa-puspa, es la excepción, porque Dios así lo ha decretado: Soles con planetas habitados, soles ricos en los elementos pesados que hacen posibles los planetas sólidos.

Los científicos se enzarzan en interminables y absurdas discusiones sobre el origen de estos elementos pesados.

No quieren aceptar la respuesta más obvia, que simplemente nuestro Universo ha sido así configurado por Dios para favorecer la difusión de su Satyasya Satyam.

Como se dice en el Bhagavad-gita: «Sus esperanzas de liberación, sus actividades fruitivas, y su cultivo de conocimiento, están irremediablemente derrotados...»

Y fue precisamente para satisfacer nuestra ansia de llevar su Satyasya Satyam hasta los lugares más remotos de Akasa-lor lo que Dios nos dio las babeles, y le confirió a la Gran Hermandad la Sagrada Responsabilidad de su custodia.

(Discurso de Hari Pramantha para los graduados en la Universidad de Krishnaloka, 4.975)

DOS

En el año cuatro mil novecientos setenta y seis después de la Fundación del Imperio (4.976-dfi) Khan Kharole, el Simha, se dirigía hacia Vannanthaloka, a bordo de su nave insignia: la Purandara.

Trescientos años atrás los Imperiales habían retirado sus ultimas guarniciones de Vaikunthaloka, dejando el planeta a su suerte, y a merced de las continuas oleadas de invasores yavanas. La Hermandad había empuñado entonces el poder y había luchado por evitar el avasarpini en Vaikunthaloka. Bajo su mano el planeta había conocido una especie de resurgimiento, llegando incluso a constituirse como capital de la Hermandad, cuando sucedió lo que nadie hubiera esperado: la Hermandad fue violentamente expulsada de Vaikunthaloka tras el sangriento triunfo de la Revuelta de los Vaisyas.

Sem dice que los Vaisyas formaron un anillo de estacas, en torno a la base de la babel, con las cabezas empaladas de los Hermanos capturados en su interior. No sé si esto es cierto, o se trata simplemente de leyenda. Soy lo suficientemente viejo para haberlo visto, pero, afortunadamente, no lo vi, aunque lo creo muy posible. Los hermanos son sumamente capaces de provocar emociones tan adversas. Esa no fue la primera vez, ni creo que vaya a ser la última...

Lo cierto es que han debido transcurrir setenta años para que la antigua capital de la Hermandad haya sido anexionada a la Utsarpini por los ejércitos de la Hermandad y de Kharole, unidos en una inestable coalición.

Pero iba a suceder algo extraño. En su cincuentaitresavo día de viaje, nuestra flotilla de veleros solares se vio interceptada por una nave de fusión con las insignias imperiales.

Durante toda la aproximación, la nave imperial no cesó de transmitirnos mensajes tranquilizadores, asegurando tratarse de un vehículo diplomático desarmado. A pesar de ello, pude ver cómo se reflejaba en los rostros de los marinos de la Utsarpini el temor y la desconfianza ante la indudable superioridad tecnológica imperial.

Me encontraba rodeado por el ordenado bullicio del puente de mando de la Purandara, que, con el Simha a bordo, era lo más parecido a un trono real, o un recinto sagrado. Desde allí, el senapatí supremo de la Utsarpini ostentaba el poder de vida y muerte sobre diez mil naves y sus tripulaciones, formadas por más de un millón de seres humanos.

BOOK: Mundos en el abismo
12.85Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

The True Prince by J.B. Cheaney
The Far Shore by Nick Brown
One Night by Marsha Qualey
Selby Snowbound by Duncan Ball
The Invaders Plan by Ron Hubbard
What I Had Before I Had You by Sarah Cornwell
Knight by Lana Grayson