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Authors: James Luceno

Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción

Agentes del caos I: La prueba del héroe (42 page)

BOOK: Agentes del caos I: La prueba del héroe
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Un repentino escalofrío puso fin al discurso de C-3PO, que ladeó la cabeza consternado. Gente de todas clases le había caracterizado a menudo como algo afectado, timorato y quisquilloso, pero su recién descubierta información sobre la naturaleza de la existencia parecía haber potenciado esos rasgos de su personalidad. Si la consciencia sólo podía conseguirse a costa de la lógica y la capacidad de razonamiento, quizá no fuera un estado tan deseable.

—No me extraña que los seres vivos se declaren la guerra unos a otros —dijo en voz alta mientras salía por la puerta tras R2-D2.

Capítulo 29

Harrar maldijo el día en que le habían enviado a Obroa-Skai. El planeta aún se estaba recobrando de los daños infligidos semanas antes por las naves de guerra yuuzhan vong, y podía verse desde el centro de mando de la joya negra que el Sacerdote tenía por nave, rodeado de grises nubes y aparentando estar demasiado traumatizado para rotar. Harrar se veía obligado a soportar ese paisaje mientras buscaba una posible explicación al fracaso del plan trazado por Nom Anor y por él.

—En este momento, excelencia, no sabemos con seguridad si Elan y Vergere han sido hechas prisioneras o si han desaparecido en combate.

—O si han muerto —dijo el comandante Tla detrás de él.

Harrar se quedó pensando en lo precisa que sería la representación que el villip estaría haciendo de su mueca dolorida a los que estaban al otro lado de la comunicación: el sumo sacerdote Jakan, padre de Elan, jefe de su Dominio y consejero del sumo señor Shimrra; Nas Choka, comandante supremo del buque insignia de la flota yuuzhan vong; y el prefecto Drathul, administrador de la mundonave Harla. Los villip enlazados de los tres estaban en gigantescos recipientes ovoides situados entre Harrar y el paisaje que tanto aborrecía. Fue Jakan quien respondió al comentario de Tla.

—¿Por qué incluye la muerte en la lista de los posibles resultados de Harrar, comandante? —aunque era algo espectacular a la vista, el villip apenas hacía justicia al rostro completamente reformado y transfigurado del Sumo Sacerdote, con su nariz chata y sus ojos profundos.

Tla se volvió hacia uno de los villip de transmisión.

—Pese a nuestros disparos, la nave de la Nueva República que transportaba a Elan y a Vergere se dirigió hacia nuestra nave con la clara intención de devolver a la Sacerdotisa. Los infieles que la pilotaban debieron de adivinar que habíamos inmovilizado la lanzadera, y que Elan había exterminado a la tripulación. En el último momento, antes de alterar el rumbo y huir, la nave soltó una cápsula de salvamento, pero Nom Anor no consiguió recuperarla.

Nom Anor apretó la mandíbula, pero no ofreció disculpa alguna. —¿Intentaste recuperar la cápsula? —preguntó Jakan.

—Así es, excelencia —admitió Nom Anor.

—¿Pese a saber que así podrías estar condenando el plan de Harrar al fracaso?

Nom Anor miró un instante al Sacerdote y asintió.

El villip del comandante supremo Choka tomó la palabra, invitando al comandante Tla y a su flacucho asistente a acercarse. Los tatuajes faciales de Choka le hacían más imponente. Su leve mostacho y escasa barba le daban una apariencia noble.

—Tal y como yo lo veo, comandante, tu papel en esto fue el de procurar las victorias de la Nueva República para hacerles creer que Elan tenía información valiosa —los ojos hundidos de Choka, de enormes y azuladas bolsas, se posaron sobre el estratega—. Pero ¿a qué precio?

—Era una empresa costosa Comandante Supremo —empezó a decir el estratega Raff—. Se sacrificaron muchos coralitas y se destruyeron varias naves de guerra menores. De estar repletos nuestros recursos, las pérdidas habrían sido insignificantes; pero tenemos a Belkadan y Sernpidal sobrecargados, y el reabastecimiento se ha aminorado. Si se quiere seguir garantizando una defensa adecuada a la flota, habrá que canibalizar algunas de las naves de mayor tamaño para reforzar los grupos de combate de coralitas, o apartarnos del plan de invasión para volver a suplirnos, preparando nuevos planetas para la producción de coral yorik.

Raff señaló a Nom Anor.

—El Ejecutor Nom Anor garantiza que tendremos una cálida bienvenida en un sector cercano conocido como Espacio Hutt, ya que la especie dominante, los hutts, no tienen deseos de iniciar una guerra con nosotros.

—Nom Anor lo garantiza —dijo Choka con desprecio—. Prosiga, estratega.

El estratega inclinó la cabeza.

—Y, por último, el ejército de la Nueva República ha situado sus flotas para proteger el Núcleo, pero igual pretende montar una contraofensiva. Yo confío en nuestra capacidad para repeler un ataque, pero estoy obligado a informar de que poco a poco están aprendiendo a engañar a nuestros dovin basal y a frustrar nuestras armas.

—No canibalizaremos partes de otras naves —dijo Choka con brusquedad—. Pronto llegaré de los astilleros de Sernpidal con fuerzas adicionales y un joven yammosk. Mientras tanto, la flota se desviará al Espacio Hutt, al mando del comandante Malik Carr.

Malik Carr dio un paso adelante y saludó.

—El comandante Tla y su eminencia Harrar son aquí llamados a regresar al Borde Exterior.

Tla y Harrar no dijeron nada.

La atención se centró en el tercer villip, que estaba conectado con el prefecto Drathul.

—Quiero hablar en privado con el Ejecutor Nom Anor —dijo Drathul. Una vez salieron todos del centro de mando, el rostro ancho del Prefecto adoptó una mirada conminatoria.

¿Qué ocurrió exactamente, Ejecutor?

Nom Anor hizo un gesto para restarle importancia.

—Harrar y Elan tienen la culpa. No tienen capacidad de improvisación.

—¿Estuvieron los Jedi involucrados en nuestra derrota?

—Quizá tuvieran algo que ver.

El villip de Drathul asintió.

—Me han llegado noticias de que algunos de sus agentes fueron responsables.

—Intentaban proteger nuestros intereses, nada más.

Drathul lo pensó un momento.

—Por su bien, Ejecutor, eso espero. Tras el desastre de la Pretoria en el sistema Helska, el maestro bélico Tsavong Lah no admitirá más fracasos por nuestra parte.

Nom Anor asintió.

—Lo entiendo, Prefecto. Tengo un nuevo plan en mente, que pretendo poner en marcha una vez se reubique la flota en el Espacio Hutt. —No me decepcione.

—Tiene mi palabra. Y, lo que es más, quizás tengamos un aliado potencial en Coruscant. Alguien al que aún no conocemos, aunque goza de una elevada posición en el departamento de Inteligencia o en el ejército de la Nueva República. Se puso en contacto con nosotros mediante nuestros agentes.

—Interesante —admitió el prefecto Drathul—. Averigua su identidad.

—Así lo haré.

—Una última pregunta, Ejecutor. ¿Hemos subestimado a estos infieles? Nom Anor se rió burlón.

—Sólo su ciega buena fortuna.

—Hemos tenido suerte —dijo Droma a Han desde lo alto del
Halcón&mdash
;. Hay impactos menores en los conductos de combustible de popa, pero nada que no pueda arreglarse con un poco de plastiacero y algo de pintura.

—No tenemos tiempo para eso —dijo Han desde el suelo, en el hangar 3733—. Además, a mí me gusta con sus arañazos e imperfecciones.

El
Halcón
yacía sobre su soporte, conectado a monitores de diagnóstico, presurizadores y tanques de refrigerante y combustible de metal líquido. Llevaban más de dos días repasando la nave, por dentro y por fuera, haciendo reparaciones cuando era necesario y poniéndolo todo en estado de revisión. Droma era un gran mecánico autodidacta, aunque se le daba mejor resolver problemas de intuición que manejar hidrollaves de tuercas y macro-fundidores.

—Pero, ahora que lo pienso, una manita de pintura no sería tan mala idea —dijo Han un momento después—. Después de lo ocurrido en el sistema Bilbringi, probablemente haya imágenes del
Halcón
pegadas en todos los coralitas y naves de guerra yuuzhan vong.

—Mientras la mano de pintura quede mejor que tu barba…

Han frunció el ceño y se agarró la barbilla.

—Si quieres que hablemos de folículos desastrosos, te diré que como te siga creciendo ese bigotillo tuyo te lo cortaré.

Droma se bajó del techo y saltó ágilmente al suelo. Han le tiró un trapo y le observó limpiándose las manos y usando el vello erizado del dorso para limpiarse el aterciopelado pelo.

Al ver que Han le miraba, Droma se detuvo.

—¿Qué? —preguntó.

Han ocultó una sonrisa.

—Nada. ¿Por qué no desenganchas los cargadores de energía exteriores mientras yo me ocupo de las líneas de abastecimiento de combustible? Droma se encogió de hombros.

—Vale.

—Entonces, estamos listos.

Droma le miró un momento.

—¿Va a venir Leia a despedirte?

—No lo creo.

—Qué pena. Quería decirle adiós.

—La próxima vez —dijo Han, y se apresuró a añadir—: Si es que hay una próxima vez.

—Bueno, entonces despídete por mí… la próxima vez que la veas. Han hizo una mueca.

—Lo único que digo es que no quiero que te pongas demasiado cómodo en el asiento del copiloto.

—Sé que no debo hacerlo.

—Sólo quiero dejar claro que esto no es una situación permanente. Tú y yo, quiero decir. Esto es sólo hasta que encontremos a tu familia. Droma sonrió débilmente.

—¿Y qué pasa con tu cuenta pendiente?

—Mira, tío, los humanos no creemos en las deudas de vida. Cuando alguien nos hace un favor, lo devolvemos y la pizarra está limpia. Yo te ayudo a encontrar a tu clan, y luego cada uno por su lado, ¿entendido?

—Y si no, ¿qué? ¿Me quedaré volando por la galaxia contigo en esta reliquia?

Han resopló.

—No decías eso cuando fuimos a por Reck.

—Lo dije por educación. Supuse que eras el tipo de tío al que le gustaban los elogios a su nave.

—Ya, ya.

Se produjo un silencio incómodo, que Droma rompió.

—Iré a ver esos cargadores —se dirigía hacia popa cuando Han le llamó.

—Oye, Droma. Encontraremos a tu hermana, ¿vale? —Han se permitió una sonrisa—. Aunque tengamos que recorrer media galaxia.

FIN

JAMES LUCENO
(1947-) es el autor de un importante número de novelas de Star Wars y libros de referencia de
DK Publishing
y
LucasArts
. Además de Star Wars, Luceno y Brian Daley (bajo el pseudonimo de "Jack McKinney") escribieron las novelizaciones de la serie
Robotech
y la serie
Black Hole Travel Agency
.

En alguna ocasión ha comentado que le gustaría escribir un libro detallando las desitintas formas de buscar la inmortalidad por parte de
Qui-Gon Jinn
y
Darth Plagueis
.

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