Allegro ma non troppo (7 page)

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Authors: Carlo M. Cipolla

Tags: #Ensayo

BOOK: Allegro ma non troppo
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9. El macroanálisis y la Quinta Ley Fundamental

Las consideraciones finales del capítulo precedente nos conducen a un análisis de tipo «macro», según el cual, en vez del bienestar individual, se toma en consideración el bienestar de la sociedad, definido, en este contexto, como la suma algebraica de las condiciones de bienestar individual. Es esencial para efectuar este análisis una completa comprensión de la
Quinta Ley Fundamental
. No obstante, es preciso añadir que de las cinco leyes fundamentales la
Quinta
es, desde luego, la más conocida y su corolario se cita con mucha frecuencia. Esta ley afirma que:

La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.

El corolario de la ley dice así:

El estúpido es más peligroso que el malvado.

La formulación de la ley y de su corolario es aún del tipo «micro». Sin embargo, tal como hemos anunciado antes, la ley y su corolario tienen profundas implicaciones de naturaleza «macro». El punto esencial que hay que tener en cuenta es éste: el resultado de la acción de un malvado perfecto (la persona que se sitúa sobre la línea OM de la figura 2) representa pura y simplemente una transferencia de riqueza y/o de bienestar. El malvado perfecto, con su acción, habrá añadido un «más» a su cuenta, «más» que equivaldrá exactamente al «menos» que ha ocasionado a otra persona. La sociedad en su conjunto no ha salido ni beneficiada ni perjudicada. Si todos los miembros de una sociedad fuesen malvados perfectos, la sociedad quedaría en, una situación estancada, pero no se producirían grandes la desastres. Todo quedaría reducido a transferencias masivas de riqueza y bienestar en favor de aquellos que actúan malvadamente. Si todos los miembros de una sociedad actuaran malvadamente por turnos regulares, no solamente la sociedad entera, sino incluso cada uno de los individuos, se hallaría en un estado de perfecta estabilidad.

Pero cuando los estúpidos entran en acción, las cosas cambian completamente. Las personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas. Por consiguiente, la sociedad entera se empobrece.

El sistema de cálculo expresado en las gráficas muestra que, mientras que todas las acciones de los individuos que se sitúan a la derecha de la línea POM (véase figura 3) incrementan el bienestar de una sociedad, aunque sea en grados diferentes, las acciones de todas las personas que se sitúan a la izquierda de la misma línea POM empobrecen a la sociedad.

FIGURA 3

Dicho con otras palabras, los incautos dotados de rasgos de inteligencia superiores a la media de su Categoría (área Hi), así como los malvados con rasgos de inteligencia (área Mi) y, sobre todo, los inteligentes (área I) Contribuyen todos, aunque en grado diverso, a aumentar el bienestar de la sociedad. Por otra parte, los malvados con rasgos de estupidez (área Me) y los incautos con rasgos de estupidez (área He) no hacen Sino añadir pérdidas a las ya causadas por las personas estúpidas, aumentando de este modo el nefasto poder destructivo de estas últimas. Todo esto nos sugiere algunas reflexiones sobre los resultados que se dan en las sociedades. Según la
Segunda Ley Fundamental
, la fracción de gente estúpida es una constante ε, que no se ve influida por el tiempo, espacio, raza, clase o cualquier otra variante histórica o sociocultural. Sería un grave error creer que el número de los estúpidos es más elevado en una sociedad en decadencia que en una sociedad en ascenso. Ambas se ven aquejadas por el mismo porcentaje de estúpidos. La diferencia entre ambas sociedades reside en el hecho de que en la sociedad en declive:

a) los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación permisiva de los otros miembros;

b) se produce un cambio en la composición de la población de los no estúpidos, con un aumento relativo de las poblaciones de las áreas He y Me.

Esta hipótesis teórica se ve abundantemente confirmada por un exhaustivo análisis de casos históricos. En efecto, el análisis histórico nos permite reformular las conclusiones teóricas de un modo más concreto y con detalles más realistas.

Tanto si consideramos la época clásica como la medieval, la moderna o contemporánea, nos impresiona el hecho de que todo país en ascenso tiene su inevitable porcentaje E de personas estúpidas. Sin embargo, un país en ascenso tiene también un porcentaje insólitamente alto de individuos inteligentes que procuran tener controlada a la fracción ε, y que, al mismo tiempo, producen para ellos mismos y para los otros miembros de la comunidad ganancias suficientes como para que el progreso sea un hecho.

En un país en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual a ε; Sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de malvados con un elevado porcentaje de estupidez (subárea Me del cuadrante M de la figura 3) y, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los incautos (área H en la figura 1). Tal cambio en la composición de la población de los no estúpidos refuerza, inevitablemente, el poder destructivo de la fracción ε de los estúpidos, y conduce al país a la ruina.

Apéndice

En las páginas siguientes el lector hallará unas cuantas gráficas que puede utilizar para registrar las acciones de personas o grupos con los que normalmente se relaciona. Esto le permitirá formular valoraciones precisas de las personas o grupos que examine y adoptar, en consecuencia, una línea de acción racional a su respecto.

CARLO M. CIPOLLA (1922-2000), ha sido uno de los mayores historiadores del siglo XX. Catedrático de Historia económica en las universidades de Pavía y Berkeley, es autor, entre otros libros, de
Entre la historia y la economía. Introducción a la historia económica
(1991),
La odisea de la plata española
(1999),
Las máquinas del tiempo y de la guerra
(1999) e
Historia económica de la población mundial
(2000), todos ellos publicados por Crítica.

Notas

[1]
Entre las excepciones figuran los autores cristianos que vieron en la caída del imperio romano una oportuna intervención divina para salvar a la humanidad del paganismo. Recientemente, un historiador y economista inglés, evidentemente sensibilizado por el gravoso sistema de impuestos que rige hoy en Gran Bretaña, ha interpretado la caída de Roma como un acontecimiento providencial, que «libró a millones de europeos del pago insostenible de impuestos».
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[2]
El pueblo vikingo, aunque primitivo, era en algunos aspectos bastante desarrollado. Un antropólogo norteamericano logró calcular el
rotated factor index
del desarrollo sociocultural de algunos pueblos primitivos. El
rotated factor index
para los vikingos es de 1,60, mientras que es de 1,73 para los aztecas, 0,99 para los hotentotes, 0,89 para los mafulu, 0,44 para los bosquimanos y 0,28 para los esquimales. Lo que pueda ser exactamente el «rotated factor index» sólo lo sabe el antropólogo norteamericano que lo ha inventado.
<<

[3]
En el famoso escrito
Statistical Inquiries into the Efficacy Of Prayer
de Francis Galton no aparece ninguna referencia al resultado negativo de las plegarias de Pedro.
<<

[4]
No todas las mujeres europeas consintieron en quedarse en casa, encerradas en los cinturones de castidad. Algunas, amantes de la pimienta, siguieron a los cruzados. Según el cronista árabe Imad ad Din, por ejemplo, cierto día «llegaron a un puerto del Oriente Medio trescientas hermosas europeas. Jóvenes y bellas, se habían unido a la expedición para ofrecerse a los cruzados. Eran hermosas y redonditas, descocadas y a la vez altivas, daban mucho y mucho recibían».
<<

[5]
Las únicas cifras fiables son las que se refieren a las fechas.
<<

[6]
Los autores del Antiguo Testamento eran conscientes de la existencia de la Primera Ley Fundamental, y la parafrasearon al afirmar que «atultorum infinitus est numerus», pero cometieron una exageración poética. El número de personas estúpidas no puede ser infinito porque el número de personas vivas es finito.
<<

[7]
Nótese la precisión «un individuo
realizó
una acción». El hecho de que fue
él
quien inició la acción es decisivo a la hora de establecer que se trata de un incauto. Si hubiese sido
yo
quien inició la acción que determinó mi ganancia y su pérdida, la conclusión sería diferente: en este caso yo habría actuado como un malvado.
<<

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