DARTH VADER El señor oscuro (30 page)

BOOK: DARTH VADER El señor oscuro
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—¡Espera! ¿Quién va a pilotar esa cosa?

Ella le miró boquiabierta.

—Creía que...

—¡Yo no soy piloto! ¿Qué hay de Lambe o Nam?

Ella negó con la cabeza.

—No están en condiciones. —Miró a todo el mundo hasta que sus ojos se posaron en Garrote—. ¿Puedes pilotar el transporte?

Él se señaló a sí mismo con incredulidad.

—Claro. Siempre que no te importe que nos derriben nada más despegar.

Su temor iba en aumento, la sangre le latía en las sienes.
¡No puedo dejar aquí a toda esta gente!
Un momento después, Garrote la llamaba y hacía señas a Chewbacca para que avanzara.

—¡Chewbacca puede pilotar el transporte!

Ella miró dubitativa al wookiee, y luego a Garrote para mayor seguridad.

—¿Y cabrá?

Chewbacca ladró y bramó a Garrote.

—Pilotará a cambio de que luego le dejes bajar con el transporte hasta Rwookrrorro —explicó Garrote—. Es su ciudad natal. Su familia está allí.

Starstone estaba asintiendo ya.

—Claro que sí.

—Todo el mundo a bordo —gritó Archyr—. ¡Cerramos las puertas! —Se volvió hacia Starstone—. ¿En cuál vas a ir?

Ella negó con la cabeza.

—No voy. Me quedo esperando a Shryne.

—Oh, no, de eso nada —dijo él.

—¡Ya viste a Vader!

—Y Roan también.

—Pero...

—Intentaremos cogerlo al subir —Hizo un gesto en dirección al transporte—. Y ahora sube a bordo, y dile a Chewbacca que se pegue al árbol. Skeck y yo os cubriremos.

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e había cogido afecto al comandante Appo —dijo Vader, apartando de su camino la cabeza amputada del oficial clon a medida que se acercaba a Shryne.

Éste aferró con más fuerza aún el mango del sable láser de Forte y se movió cuidadosamente a la izquierda, obligando a Vader a cambiar de dirección.

—Yo sentía lo mismo por Bol Chatak.

—Dime, Shryne, ¿eres tú la trampa que esperaban ponerme los otros?

Shryne siguió moviéndose alrededor de Vader.

—Yo ni siquiera era parte de su plan. De hecho, intenté convencerlos para que no hicieran algo como esto.

—Pero, al final, no pudiste quedarte al margen. Aunque eso significara abandonar lo que podría acabar siendo una lucrativa carrera como contrabandista.

—Perder al senador Fang Zar fue un golpe para nuestra reputación. Pensé que lo mejor sería eliminar la competencia.

—Sí —dijo Vader, alzando un poco su hoja—. Soy tu peor rival.

Cogiendo el sable láser con ambas manos, Vader dio un solo paso hacia delante y ejecutó un ataque desde abajo tan relampagueantemente rápido que casi le arranca el sable láser a Shryne. Éste giró sobre sí mismo, recuperó el equilibrio y se lanzó hacia delante, fintando en diagonal desde la izquierda para desviar luego el golpe a la derecha y atacar recto. La hoja podría haber atravesado la guardia de Vader, pero en vez de eso arañó el dorso de su alzada mano izquierda, arrancando humo del guante negro. Shryne respondió rápidamente con un golpe al cuello, pero Vader se movió a la derecha, manteniendo la hoja ante sí y completando un círculo que casi corta a su contrincante por la mitad.

Shryne se encogió escondiendo la cintura y trastabilleó hacia atrás, bloqueando una serie de golpes secos pero poderosos. Dio una voltereta hacia atrás para salir de su alcance y retorció el cuerpo hacia la derecha para aterrizar con la hoja a la altura del hombro derecho y lanzarse al ataque propinando varios golpes. Vader desvió los embates sin alterar su posición ni ceder terreno, pero dejando sin protección parte de su tronco y de las piernas.

Shryne se agazapó en una fracción de segundo y giró sobre la punta de los pies, pivotando.

Por un instante pareció que su hoja cortaría a Vader a la altura de las rodillas, pero éste saltó, retorciéndose en el aire y aterrizando detrás de Shryne, que rodó hacia delante de modo que la hoja carmesí se hundió en el suelo en el lugar que acababa de dejar. Shryne se puso en pie y se lanzo hacia delante, cortando a Vader en el antebrazo derecho.

Éste profirió un ladrido y apartó la mano izquierda del mango del sable láser para apagar las chispas que brotaban donde debía haber una herida.

El asombro eclipsó el siguiente ataque de Shryne.

—Sabía que no tenías corazón —dijo, dando unos pasos precavidos—, pero no supuse que fueras todo androide.

Vader podría haber replicado algo, pero entonces paquetes de luz cegadora alancearon la balconada abriendo agujeros de diez metros de ancho. El gran wroshyr tembló como golpeado por la fuerza de una tormenta eléctrica, y ramas y hojas llovieron sobre lo que quedaba de balcón. Una enorme parte del borde se desgajó del resto con gran estrépito, llevándose de paso la lanzadera de Vader.

—Ahí va tu billete de vuelta a casa —dijo Shryne cuando pudo—. Parece que estás atrapado aquí conmigo.

Vader estaba a buena distancia de él, con una rodilla y una mano posados en el suelo y la hoja apuntando lejos de él. Se levantó despacio en toda su altura, con hojas cayendo a su alrededor, la capa negra ondeando por las corrientes descendentes de aire, y avanzó hacia Shryne con pasos decididos agitando la hoja a un lado y a otro.

—No lo querría de otro modo.

Shryne echó un vistazo rápido a su alrededor.

Al estar la mayor parte de la balconada desaparecida tras él, y haber agujeros en todas partes, empezó a retroceder hacia el interior del tronco ahuecado del árbol.

—Casi parece que tu propia gente quiere matarte, Vader —dijo—. Igual no les gusta la idea de que un Sith tenga influencia sobre el Emperador.

Vader continuó con paso decidido.

—Créeme, Shryne, el Emperador no podría estar más complacido.

Shryne miró rápidamente por encima del hombro. Estaban entrando en un enorme espacio interior con rampas, pasarelas, puentes y vigas de madera a diversas alturas.

—Eso es porque no ha tenido muchas experiencias con los de tu clase.

—¿Y tú sí?

—Las suficientes para saber que acabarás volviéndote contra él.

Vader soltó lo que podría haber sido una risa.

—¿Qué te hace pensar que el Emperador no se volverá antes contra mí?

—Como se volvió contra los Jedi —dijo Shryne—. Aunque sospecho que sobre todo fue culpa tuya.

Vader se detuvo en seco, a cinco metros de él.

—¿Mía?

—Lo convenciste de que, teniéndote a su lado, podría conseguir casi cualquier cosa.

Una vez más, la respiración de Vader pareció una risa.

—Fue pensar así lo que cegó a los Jedi a su destino. —Alzó la espada—. Ha llegado el momento de que te unas a ellos.

Vader cubrió en un instante la distancia que los separaba, cortando con potentes mandobles verticales por la izquierda y por la derecha, fallando por poco los golpes dirigidos a Shryne una y otra vez pero destruyendo todo lo que tocaba la hoja. Esta vez no giraba, ni rotaba, ni buscaba estocadas ingeniosas. Se limitó a usar su tamaño y su masa para permanecer anclado al suelo. Era un estilo antiguo, todo lo contrario de lo que se decía que fue el estilo de Dooku, y Shryne no tenía defensa contra él.

Si pudiera ver su rostro, sus ojos,
tuvo Shryne tiempo de pensar.

Si pudiera arrancarle ese enorme casco de la cabeza
.

Si pudiera hundir el sable láser en el panel de control del pecho...

¡Ésa era la clave! Eso era lo que se ocultaba tras el anticuado estilo de Vader, proteger su centro, tal y como Grievous se había visto obligado a hacer.

Si tan sólo pudiera acertar al panel de control...

44

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as dos naves se elevaron en el humo y la abrasadora noche y ascendieron entre el reanudado fuego enemigo contra los niveles medios de Kachirho. En la atestada carlinga que compartía con Garrote, Filli y Chewbacca —empotrado en su asiento, con la cabeza arañando el techo—, Starstone se aferraba con nudillos blancos a los temblorosos pasamanos de la silla antiaceleración.

No conseguía animarse a alzar la vista hacia los miradores por miedo a lo que pudiera ver.

—No puedes salvar un planeta entero, niña. Y tampoco es que no lo hayas intentado —dijo Garrote como si le leyera la mente.

Chewbacca recalcó el comentario con un gañido gutural, golpeando repetidamente el manillar de control del transporte para mayor énfasis.

—Los wookiees sabían que sus días de libertad estaban contados —tradujo Garrote—. Kashyyyk sólo es el primer mundo no humano que es esclavizado.

Chewbacca metió el castigado transporte en una curva evasiva, con lo que casi consiguió arrancar a todo el mundo de sus asientos. Starstore pudo captar por el mirador un atisbo de la lanzadera de Vader cayendo al suelo. Chewbacca aceleró y buscó más altitud, escapando por poco a las llamas de la bola de fuego en que se convirtió la lanzadera al estrellarse.

—¡Por muy poco! —dijo la voz de Archyr brotando de los altavoces de la carlinga en el momento en que la nave de desembarco aparecía en el mirador de estribor.

Chewbacca repasó los sistemas con un gruñido de irritación.

—Nos han tocado la cola —le dijo Garrote a Archyr por el comunicador—. Pero todo lo demás está entero.

La nave de desembarco siguió a la vista en el mirador.

—Medio balcón cayó con la lanzadera —continuó diciendo Archyr—. No hay mucho sitio para aterrizar, en el supuesto que se sea lo bastante idiota como para intentarlo. Sea lo que sea lo que quiere hacer Olee, más le vale hacerlo pronto.

—¿Has oído eso? —dijo Garrote volviéndose hacia ella.

Ella asintió cuando la destrozada balconada apareció ante ellos, en peor estado de lo que se había temido. La mayor parte de la baranda había desaparecido y las pocas zonas que seguían unidas al tronco del wroshyr estaban agujereadas y quemadas por los disparos de turboláser. Los cuerpos de wookiees y soldados eran pasto de las llamas.

—No veo señales de Shryne ni de Vader —dijo Archyr por el comunicador.

—Los turbos pueden haberlos alcanzado —empezó a decir Garrote cuando Starstone le cortó.

—No. Yo lo sabría.

Chewbacca le dirigió un grito armónico.

—Él te cree —tradujo Garrote.

Starstone se inclinó hacia Chewbacca.

—¿Crees que podrías posarnos allí?

Chewbacca agachó la cabeza dubitativo y luego asintió. Acarició la palanca de los repulsores y empezó a acercar el transporte al wroshyr. La nave estaba a metros de aterrizar cuando, sin previo aviso, lo que quedaba de la plataforma de madera se separó del enorme tronco y arrastró consigo varias plataformas inferiores a medida que caía y se desintegraba.

Starstone aspiró aire entre dientes mientras Chewbacca apartaba a la nave del agujero y medio se levantó del asiento, clavando la mirada en la cavernosa abertura que daba al escasamente iluminado interior del árbol. Buscó con la Fuerza.

—¡Están dentro! Puedo sentirlos.

Filli tiró de ella para que volviera al asiento.

—No hay nada que podamos hacer.

La voz de Archyr ladró por el altavoz.

—Se acercan fragatas.

Garrote la obligó a mirarle a los ojos.

—¿Qué habría querido Shryne que hicieras?

Ella no tuvo que pensarlo. Respiró hondo y dijo:

—Sácanos de aquí, Chewbacca.

Suspiros de alivio brotaron de Filli y de Garrote, y un ronroneo melancólico del wookiee, el cual elevó el morro del transporte y aceleró.

—Manténte lejos del lago —le avisó Archyr. La nave de desembarco volvía a estar a su lado, esquivando disparos de las fragatas imperiales—. Sólo nos queda un vector de escape muy estrecho, al nornoroeste.

Las dos naves se dirigieron hacia un atardecer anaranjado, esquivando los disparos, ascendiendo a las estrellas y mezclándose con docenas de transbordadores y cargueros que seguían el mismo rumbo. Los disparos de turboláser llovían desde naves en órbita, y el brillo de los fuegos iluminaba toda la curva del planeta que empezaba a entrar en la noche.

Chewbacca mugió de angustia y golpeó el panel de instrumentos con el puño gigante, antes de señalar un incendio concreto en la copa de los árboles.

—Rwookrrorro —dijo Garrote—. La ciudad-árbol de Chewbacca.

Las estrellas estaban perdiendo su brillo cuando pitó la consola de comunicaciones. Filli desvió la transmisión a los altavoces de la carlinga.

—Nos alegra ver que habéis recobrado el sentido —dijo Jula—. ¿Está Roan con alguno de vosotros?

—Negativo, Jula —dijo Filli con tristeza.

El altavoz permaneció silencioso por un largo momento interrumpido sólo por descargas de estática. Luego volvió a oírse la voz de Jula.

—Después de lo de Alderaan, no había nada que yo pudiera decirle... —Su voz se apagó, pero aún no había terminado—. De todos modos, aún no hemos salido de ésta. Vader o quien sea que esté al mando tiene cruceros Interdictor estacionados en órbita. Ninguna nave podrá saltar al hiperespacio.

—¿No tiene el
Bailarín Borracho
la suficiente potencia de fuego para derribar el crucero? —preguntó Garrote.

—Filli —dijo Jula—, informa a quien haga esa pregunta que no pienso liarme a tiros con un Custodio CC-20-200.

Cuando el transporte salió de la atmósfera de Kashyyyk, las imágenes aumentadas del espacio local les mostraron a cientos de naves atrapadas en el pozo de gravedad artificial generado por los potentes proyectores del Interdictor. Entremezclados con las naves atrapadas vagaban los cascarones ennegrecidos de las naves bélicas separatistas que llevaban allí desde el final de la guerra.

—Lástima que no podamos encender uno de esos destructores separatistas —lamentó Garrote—. Tienen cañones suficientes para acabar con ese crucero.

Starstone y Filli se miraron.

—Igual conocemos un modo —dijo él.

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n Kashyyyk, voraces fuegos mantenían a raya la noche. En el suelo se cruzaban las sombras de las figuras que huían. La sangre derramada brillaba negra, tan negra como la corteza quemada de los árboles wroshyr.

Una fuerza de ocupación, a salvo dentro de sus corazas plastoides, descendió a los bosques en llamas haciendo rapel y empujó a los wookiees que huían hacia el terreno despejado, hacia la plataforma de aterrizaje cubierta de escombros, hacia la playa del lago y los espacios públicos entre los grupos de árboles que conformaban Kachirho.

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