El espíritu de las leyes (101 page)

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Authors: Montesquieu

Tags: #Clásico, #Filosofía, #Política

BOOK: El espíritu de las leyes
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[32]
Plinio, lib. VI. Estrabón, lib. XV.
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[33]
Para no mancillar los elementos, no navegaban por los ríos. (Hyde, Religión de los Persas). Aun hoy carecen de comercio marítimo y tachan de ateos a los que surcan el mar.
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[34]
Estrabón, lib. XV.
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[35]
No debe entenderse que a todos los Ictiófagos, pues ocupaban éstos una costa de diez mil estadios; y Alejandro no hubiera podido suministrarles víveres ni hacerse obedecer. Indudablemente se trata de algunos pueblos. Dice Nearco, en el libro Rerum indicarum, que al extremo de aquella costa por el lado de Persia había encontrado pueblos menos ictiófagos. Es de creer que la orden de Alejandro se refiriese a esta comarca o a otra más próxima a Persia.
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[36]
Se fundó Alejandría en una playa que se llamaba Racotis, en la que tenían los antiguos reyes una guarnición para impedir desembarcos de los extranjeros, particularmente de los Griegos, que eran temidos piratas. (Plinio, lib. VI, cap. X; Estrabón, lib. XXII).
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[37]
Ariano de Expeditione Alexandri, lib. VII.
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[38]
Idem.
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[39]
Estrabón, al final del lib. XVI.
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[40]
Tanto lo desconocía, que al ver inundada Babilonia, se figuró que Arabia era una isla. (Aristóbulo, en Estrabón, lib. XVI).
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[41]
Véase el libro Rerum indicarum.
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[42]
Estrabón, lib. XVI.
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[43]
Plinio, lib. II, cap. LXVII, y lib. VI, caps. IX y XIII. - Estrabón, lib. XI, - Ariano, de Expeditione Alexandri, lib. III.
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[44]
Plinio, lib. II, cap. LXVII.
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[45]
Libro XV.
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[46]
Los Macedonios de Bactriana, de la India y de la Ariana, al separarse de Siria, formaron un gran Estado.
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[47]
Libro VI, cap. XXIII.
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[48]
Idem, ídem.
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[49]
Sigertidis regnum, lib. XI.
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[50]
Herodoto, in Melpomene.
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[51]
Plinio, lib. VI, cap. XXIII.
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[52]
Libro XV.
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[53]
Herodoto, lib. VI. - Neco se proponia conquistar.
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[54]
Plinio, lib. II; Pomponio Mela, lib. III, cap. IX.
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[55]
Herodoto, in Melpomene.
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[56]
Añádase a esto lo que diré en el cap. Xl respecto al Periplo de Hannón.
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[57]
En el Océano Atlántico reina un viento nordeste en los meses de octubre, noviembre, diciembre y enero. Se pasa la Linea, y para eludir el viento general del este, se pone la proa al sur; o bien se buscan en la zona tórrida los vientos del oeste.
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[58]
El extremo o punta más oriental de África, hoy cabo Guardafuf.
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[59]
Los antiguos llamaban
seno Arábigo
al mar Rojo, y
mar Rojo
a la parte del Océano más cercano a dicho seno.
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[60]
Estrabón, lib. XVI.
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[61]
Según Artemidoro, la costa conocida no era más que la llamada por él
Austricornu
; Eratóstenes la llamaba
ad Cinnamomiferam
. (Véase Estrabón).
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[62]
Tolomeo, lib. IV, cap. IX.
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[63]
Repárase con cuanta exactitud describen Estrabón y Tolomeo las diversas partes de África. Su conocimiento provenía de las guerras que las dos naciones más poderosas del mundo, Roma y Cartago, habían sostenido con los pueblos de África, de las alianzas que habían ajustado con algunos de ellos y del comercio que habían hecho con casi todos.
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[64]
Isla del mar Atlántico al decir de Hannón, medía cinco estadios de circunferencia. Ignórase cuál pueda ser esta isla, creyendo algunos que sería la de Madera, otros que la del Hierro (la más occidental de las Canarias), y no faltando quien crea que pudo ser la península de Río de Oro en la costa occidental de Marruecos.
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[65]
Véase en el Periplo el art.
Cartago
.
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[66]
El mar de Sargaso.
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[67]
Respecto a las hierbas que cubren el mar en determinadas latitudes, véanse los Viajes que han servido para establecer la Compañía de las Indias, parte 1a, pág. 201, Y los mapas de la misma obra. En ciertos parajes es tan espesa aquella vegetación, que apenas si se ve el agua. - Herodoto habla también de los obstáculos del mismo género que encontró Sataspe.
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[68]
Lo propio cuenta Plinio hablando del monte Altas:
Noctibus micare crebis ignibus, tibiarum cantu, tympanorumque sonito strepere, neminem interdiu cerni
.
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[69]
Véase Dodwel, Disertación acerca del Periplo de Hannón.
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[70]
En tiempo de Montesquieu, el principal comercio de la costa de África era la compra de esclavos por los barcos negreros. (N. del T.)
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[71]
De las cosas maravillosas.
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[72]
Libro VI. - El autor cita el libro sexto de Diodoro, y no hay en Diodoro semejante libro sexto. Es en el quinto libro donde habla Diodoro, no de los Cartagineses como dice Montesquieu sino de los Fenicios. (Voltaire).
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[73]
Libro III.
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[74]
Mons Argentarius.
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[75]
Había sido administrador o director de algún hospital.
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[76]
Véase Festo Avieno.
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[77]
Las Sorlingas; pero no falta quien crea que se trata de la costa occidental de Galicia, donde hubo minas de estaño.
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[78]
Estrabón, lib. III, al final.
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[79]
El Senado cartaginés otorgó un premio al piloto.
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[80]
Tito Livio, Suplemento de Freinshemio, 2a. década, lib. VI.
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[81]
Esta protesta la hizo Hannón veintitrés años antes, no al firmarse la paz, sino cuando ambas naciones se preparaban para hacerse la guerra. (Crévier).
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[82]
Justino, lib. LIII, cap. V.
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[83]
Véase Estrabón, lib. X.
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[84]
Lo que hizo fue confirmar la libertad de la ciudad de Amiso, colonia ateniense, que había gozado de un gobierno popular aun en tiempo de los reyes de Persia. Y Lúculo, que tomó a Sinope y Amiso, les devolvió la libertad, llamando a los habitantes fugitivos que se habían ido en sus embarcaciones.
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[85]
Apiano, De la guerra contra Mitrídates.
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[86]
Véase lo que dice Apiano sobre los tesoros que gastó Mitrídates en sus guerras, los que había ocultado, los que perdió por infidelidades de los suyos y los que se encontraron después que murió.
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[87]
Perdió una vez ciento setenta mil hombres y en seguida levantó nuevos ejércitos.
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[88]
Véase Apiano, De la guerra contra Mitrídates.
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[89]
Idem, ídem.
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[90]
En las Consideraciones sobre la grandeza y decadencia de los Romanos.
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[91]
Respecto a los Griegos, ya lo hizo notar Platón en el libro IV de Las Leyes.
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[92]
Qure mercimoniis publice proefuit
. Leg. 1°, cód. de natural liberis.
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[93]
Procopio, Guerra de los Persas, lib. I.
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[94]
Véase las Consideraciones sobre las causas de la grandeza de los Romanos y de su decadencia.
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[95]
Plinio, lib. VI, cap. XXVIII; Estrabón, lib. XVI.
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[96]
¿No sería mayor perfidia la del invasor de un pais pacifico?
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[97]
Libro II, pág. 181.
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[98]
Libro VI, cap. XXIII.
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[99]
En el libro II dice que los Romanos empleaban ciento veinte barcos, y en el XVII que los reyes de Egipto apenas si despachaban veinte.
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[100]
Libro 1, cap. II.
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[101]
Libro VI, cap. XXIII.
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[102]
Nuestros mejores mapas sitúan la torre de Piedra a los 100° de longitud y 40° de latitud.
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[103]
Suetonio, in Claudio; lego 7, cód. Teod. de naviculariis.
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[104]
Libro VIII, Tito VI, párr. 9.
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[105]
El señor de la costa era dueño de todo lo que arrojaba el mar, incluso las personas de los náufragos, pudiendo disponer de su libertad y de su vida.
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[106]
Cód. de naufragiis.
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[107]
Libro XI, tít. III, párr. 2.
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[108]
Véase en la Marca Hispánica las Constituciones de Aragón de los años 1228 y 1231, y en Brussel un convenio celebrado en 1206 entre el rey, la condesa de Champaña y Guy de Dampierre.
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[109]
Slowe, en su Survey of London, lib. 111, pág. 54.
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[110]
Edicto dado en Basville el 4 de abril de 1232.
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[111]
En Francia, los Judios eran siervos y los heredaban los señores. Brussel ha citado un convenio de 1206, entre el rey y el conde de Champaña, en virtud del cual los Judios del uno no podían prestar servicios en el territorio del otro.
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[112]
Los Judíos expulsados de Francia en tiempo de Felipe Augusto y de Felipe
el Largo
, se refugiaron en Lombardía; allí dieron letras de cambio a negociantes o viajeros, que secretamente las presentaron en Francia a los depositarios de los fondos judíos.
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[113]
Véase en el Cuerpo del Derecho la ley de León que revoca la de Basilio, su padre. La
ley de Basilio
está en la de Hermenódulo con el nombre de León, lib. III, tít. VII.
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[114]
Véase la Relación de Francisco Pirard, 2a. parte, cap. XV.
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[115]
Por ejemplo, la Compañía de las Indias.
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[116]
Exceptuando a los Cartagineses, como lo prueba el tratado que terminó la primera guerra púnica.
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[117]
En el lenguaje de los antiguos,
metrópoli
es el Estado fundador de la colonia.
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[118]
Polibio, libro III.
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[119]
El rey de Persia, en un tratado, se obligó a no navegar más allá de las rocas Escinianas y de las islas Quelidonias. (Plutarco, Vida de Cimón).
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[120]
Aristóteles, De las cosas maravillosas; Tito. Livio, lib. VII, 2a década.
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[121]
Tomo II, pág. 170.
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[122]
Este capítulo pertenece a una obra manuscrita del autor, incluída casi toda en el presente libro aunque anterior a él en más de veinte años.
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[123]
Viajes de Frezier.
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[124]
Según el inglés Anson, Europa recibe anualmente del Brasil dos millones de libras esterlinas de oro, el cual se encuentra al pie de las montañas o en el lecho de los ríos. Cuando escribí el opúsculo que he mencionado en la primera nota de este capítulo, distaba mucho de ser tan importante la exportación del Brasil.
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[125]
Cuando Cristóbal Colón presentó a Francia sus proposiciones, Francisco I no había nacido. Por otra parte, Montesquieu se une aquí a la turba de censores que comparan los reyes de España, dueños de las minas de Méjico y el Perú, al rey Midas que se murió de hambre cuando nadaba en oro. Yo no creo que Felipe II fuera digno de lástima por haber tenido bastante oro como para comprar toda Europa, gracias al viaje de Colón… (Voltaire).
Nada tiene de particular que Montesquieu incurriera en algún error cronológico o geográfico; más extraño es que se apoye con frecuencia en ejemplos de naciones poco civilizadas o poco conocidas… (La Harpe).
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[126]
Los Españoles apenas tenian manufacturas, viéndose obligados a comprarlas en el extranjero. Los Holandeses, al contrario, eran los únicos poseedores de la canela, de modo que, lo que era muy razonable en España, en Holanda hubiera sido absurdo. (Voltaire).
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[1]
La sal, que sirve de moneda en Abisinia, tiene el defecto de que se consume.
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[2]
Herodoto, en Clio, dice que los Lidios inventaron el arte de acuñar moneda. Los Griegos los imitaron, estampando en sus monedas el buey que usaban antes. He visto una de estas monedas en el gabinete del conde de Pembroke.
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