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Authors: Antonio Cabanas

Tags: #Histórico

El secreto del Nilo (122 page)

BOOK: El secreto del Nilo
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Obviamente, y en tal caso, las reinas capaces de escribir aquella carta no serían otras que Nefertiti o Ankhesenamón, y dado que la opinión generalizada se decantó por Tutankhamón como el elegido a convertirse en Niphururiya, Ankhesenamón se reveló como la redactora de la famosa carta; incluso este autor siempre pensó que Ankhesenamón era la reina traidora, pero...

Tal y como argumentó John Harris, la muerte de Tutankhamón tuvo lugar en el mes de diciembre, ya que las ofrendas florales depositadas en la tumba indican que el entierro se produjo durante la primera quincena de marzo, setenta días después del fallecimiento del joven faraón, como era costumbre. Sin embargo,
Los hechos de Suppiluliuma
nos indican que la carta de Dahamunzu fue recibida a finales del otoño, es decir, unos once meses después de la desaparición de Tutankhamón. Como hemos visto a través de esta obra, existió un lapso de tiempo en el que se produjeron nuevas negociaciones, lo cual nos llevaría a más de un año de espera hasta que el príncipe Zannanza se decidiera a partir hacia Egipto. Se me antoja absolutamente imposible que Egipto estuviera sin faraón durante ese tiempo, sobre todo cuando sabemos fehacientemente que Ay fue el encargado de oficiar el entierro de Tutankhamón y, por tanto, declarado heredero del trono de las Dos Tierras. Para cuando Suppiluliuma diera la orden de partida hacia Egipto a su hijo, Ay llevaría gobernando cerca de un año, y resulta obvio que el viejo rey hitita jamás se hubiera atrevido a enviar a uno de sus príncipes en tales circunstancias. Así pues, Ankhesenamón no pudo ser la autora de aquella carta.

En el caso de Nefertiti, las piezas encajarían perfectamente. Sabemos que Akhenatón murió durante la vendimia, finales de septiembre, y por lo tanto la reina, que ya gobernaba en solitario con el nombre de Smenkhara, tuvo tiempo suficiente para enviar la misiva en el mes de diciembre, al ver que su situación se hacía insostenible entre las ambiciones que la rodeaban. Ella sí pudo mantenerse a la espera durante los siguientes meses, pues no en vano continuaba en el poder, para hacer así posible las negociaciones que se sucedieron.

Harris también hace referencia a otra prueba que resulta, sin duda, determinante. En los anales hititas a los que nos referimos, se habla de un ataque a varias ciudades de Amki, en tiempos de la enigmática Dahamunzu y, asimismo, en una de las valiosas
Cartas de Amarna
, en concreto la EA170, se comenta una acción militar llevada a cabo contra dicho territorio de Amki por parte de las tropas del general hitita Lupakki. Dado que estas tablillas permanecieron en la ciudad de Akhetatón hasta que los archivos fueron cerrados al abandonarse la capital, definitivamente, hacia el año ocho del reinado de Tutankhamón, resulta imposible que Dahamunzu fuera Ankhesenamón, que de haber escrito la carta debería encontrarse ya viuda, algo que ocurriría al menos dos años después de que la Casa de la Correspondencia del Faraón hubiese sido clausurada en Akhetatón.

Por último, el egiptólogo C. Vandersleyen apuntó, con perspicacia, que el término Dahamunzu no alude a la esposa del rey, sino más bien a la «e6{@sposa del rey por excelencia», un término hitita más apropiado para una gran reina como fue Nefertiti que para la joven Ankhesenamón.
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Sin duda todo resulta misterioso, como también lo fuera el final de la fascinante Nefertiti. Nadie sabe cómo murió la reina, ni tampoco dónde se halla enterrada, aunque todo apunte al Valle de los Reyes como su última morada, oculta en su propio misterio, a la espera de desvelarnos sus secretos.

Tal y como se trata en la obra, una devastadora pandemia se extendió por el Oriente Próximo y Egipto sin que se conozcan detalles precisos que nos permitan conocer el tipo de enfermedad que asoló dichas regiones. Quizás esta fuese la causa del fallecimiento no solo de las princesas reales, sino también de sus padres. Pero en la ciudad del Horizonte de Atón todo parece encontrarse suspendido de hilos tejidos por el misterio.

Tutankhamón

No es intención del autor referirse en este anexo al reinado de Tutankhamón. Sobre la figura del joven faraón se han escrito ya innumerables obras, aunque con distinta fortuna; sin embargo, sí se intentarán aclarar determinados aspectos y conclusiones vertidos en esta novela. En particular los relacionados con los lazos familiares del rey y con su muerte.

Como se apuntó con anterioridad, durante dos años (septiembre de 2007-octubre de 2009), el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto (SCA por sus siglas en inglés) llevó a cabo un proyecto alrededor de la figura de Tutankhamón, el FKTP, en el que se estudiaron once momias reales cuyos resultados, esclarecedores, fueron publicados por el
Journal of the American Medical Association (JAMA)
, con el título de «Ancestros y patología de la familia del rey Tutankhamón» en la edición del 17 de febrero de 2010.

Después de realizar análisis del ADN de dichas momias, así como tomografías computerizadas, se llegó a la siguiente conclusión:

La momia sepultada en la misteriosa tumba KV55 correspondía a la del padre de Tutankhamón con un 99,99999997% de posibilidades. La edad de su muerte, que en el primer examen llevado a cabo por el doctor Elliot Smith a principios del siglo xx se fijó entre los dieciocho y los veinticinco años, quedaba ahora establecida por el SCA entre los cuarenta y cinco y los cincuenta y cinco años, aunque el
JAMA
la revisara para situarla entre los treinta y cinco y los cuarenta y cinco años. La antigua teoría que sostenía que los restos de aquel rey no podían pertenecer a Akhenatón, debido a la edad de su muerte, quedaba de esta forma totalmente desechada. El faraón hereje tendría unos cuarenta años cuando falleció por lo que la momia a la que nos referimos es con seguridad la suya, como comprobaremos en las siguientes líneas. Dichos restos se hallaban dentro de un sarcófago dorado al que se le habían destruido los nombres inscritos en el interior de los cartuchos reales, así como todos los símbolos de su rango. Sin duda se trató de un ataque a la memoria del faraón cuyo cuerpo reposaba en aquel sarcófago que, curiosamente, había pertenecido inicialmente a Kiya, la mujer a quien más amara Akhenatón.

Para proseguir con los resultados del h{Bestudio es necesario trasladarse a otra tumba, la KV35, que pertenece a Amenhotep II, en cuyo interior se descubrieron nada menos que quince momias reales que habían sido depositadas a finales del período ramésida para protegerlas de los robos generalizados que se perpetraban por aquel tiempo en el Valle de los Reyes. En una cámara lateral de dicha tumba se encontraron tres de estas momias, dos de las cuales han proporcionado una información fundamental en el análisis que nos ocupa. La primera a la que nos referimos, conocida como la «vieja dama», resulta pertenecer con seguridad a la reina Tiyi, como siempre se había sospechado, pues al comparar su ADN con el de sus padres, Yuya y Tuya, cuyos restos se encuentran bien conservados, el resultado no deja lugar a la duda: la «vieja dama» era hija de ambos y no puede ser otra que Tiyi, ya que fue embalsamada con el brazo izquierdo doblado sobre el pecho como corresponde al enterramiento de una reina.

El otro cuerpo sepultado junto a Tiyi, conocido como la «joven dama», y que también ha sido estudiado, corresponde al de una joven de unos treinta años que ha resultado ser hija de esta reina y además, con toda seguridad, madre de Tutankhamón. A la vista de los análisis efectuados queda claro que Nefertiti no pudo ser la madre del joven faraón, como muchos habían pensado durante años, incluido este autor, sino que esta era hija de Amenhotep III y su Gran Esposa Real, Tiyi. Para proseguir con el estudio se compararon, a su vez, los restos del misterioso rey sepultado en la KV55 con los de Tiyi, y los resultados fueron determinantes: dicho faraón era hijo de la reina madre, al tiempo que padre de Tutankhamón, y no padecía ninguna de las enfermedades que se le habían atribuido durante muchos años a Akhenatón. Por tanto, el árbol genealógico del joven rey quedaba esclarecido de forma concluyente. Tutankhamón era hijo del faraón hereje, Akhenatón, y de una hermana de este. Pero ¿cuál de ellas?

Este es uno de los muchos misterios que todavía quedan por desvelar. En opinión del autor, la principal candidata sería Sitamón. Como hija mayor de Tiyi, la edad a la que murió Sitamón se correspondería con la atribuida a la momia de la «joven dama», unos treinta años, y además no hay que olvidar que esta princesa se desposó con su padre, el faraón, quien la nombró Gran Esposa Real, y que todo el harén de este monarca pasó a su hijo cuando aquel falleció. Una reina como ella daría continuidad a su divino linaje al alumbrar un vástago de su hermano Akhenatón, y ello explicaría el gran cariño que Tiyi profesó al joven faraón, pues en la tumba de Tutankhamón se encontró un mechón de pelo que perteneció a su real abuela.

Respecto a los dos fetos momificados hallados en la tumba de Tutankhamón, no existen dudas de que se tratan de hijas prematuras de este rey y, posiblemente, de uno de los dos restos encontrados en la tumba KV21, que en tal caso se trataría de los de Ankhesenamón. Dicho cuerpo ha sido designado como KV21A, pues estaba acompañado en el mismo túmulo por otra momia, y su estado era tan lamentable que los resultados no han podido ser clasificados como concluyentes en un cien por cien.

Este interesante estudio proporcionó otra serie de datos de gran valor, como son las múltiples enfermedades que padecieron los miembros de la familia real, muchas de ellas ocasionadas, sin duda, por la endogamia. No es la intención del autor extenderse demasiado en su exposición, aunque sí resulta concluyente conocer las que padeció Tutankhamón, así como las causas de su muerte. Hoy se sabe con certeza que el joven faraón sufría una necrosis avascular degenerativa en el segundo y tercer metatarsiano del pie izquierdo, enfermedad de Köhler II, que le hacía precisar de bastón para caminar en el momento de su muerte, de ahí el gran número de ellos encontrados en su tumba. Además el escáner reveló la existencia de una rotura del fémur izquierdo justo por encima de la rodilla, causada por un desgraciado accidente, seguramente una caída desde su carro, al que era tan aficionado el faraón. Una lesión muy grave dada la ya de por sí maltrecha salud que presentaba el joven, quien también había heredado de su familia la consabida escoliosis. Pero la mayor sorpresa del equipo médico fue encontrar en la momia la presencia del parásito de la malaria trópica, en su forma más severa. Unido a todo lo anterior, esta fue la causa de la muerte de Tutankhamón, con lo que se descarta por completo la vieja teoría del asesinato, ya que el área lechosa radiografiada en la base del cráneo por Harrison en 1968, y Harris en 1978, resultó ser una consecuencia del proceso de momificación y no un traumatismo.

Son muchas las preguntas que todavía esperan alguna respuesta y los enigmas que aguardan a ser esclarecidos. El período de Amarna siempre se ha mostrado esquivo a la hora de revelarnos sus secretos, quizá porque las figuras que desfilaron por él forman ya parte de la leyenda que los milenios se han encargado de forjar a su alrededor. Todos los misterios que envuelven al hermético Akhenatón, la bella Nefertiti o el joven Tutankhamón continúan resultando sugestivos, como la magia que rezuma el Antiguo Egipto, bajo cuyas arenas se esconden todavía tesoros que se nos escapan.

A. Cabanas

Marzo de 2012

ÍNDICE DE PERSONAJES

Akhenatón:
entronizado como Neferkheprura. Faraón de Egipto. Personaje real.

Amenhotep, hijo de Hapu:
canciller del faraón Amenhotep III. Personaje real.

Anen:
hermano de la reina Tiyi. Personaje real.

Ankhesenamón:
hija de Akhenatón y Nefertiti y esposa de Tutankhamón. Personaje real.

Ankhesenpaatón:
nombre de Ankhesenamón antes de que esta se lo cambiara al convertirse en reina. Personaje real.

Anu:
hermano de Niut. Personaje ficticio.

Ay:
hermano de Tiyi y faraón de Egipto. Personaje real.

Bek:
hijo de Men. Escultor real a las órdenes de Akhenatón. Personaje real.

Gilukhepa:
princesa mitannia que se convirtió en Gran Esposa Real de Amenhotep III. Personaje real.

Hebyu:
nombre utilizado por Heny. Personaje ficticio.

Heny:
amigo de la infancia de Neferhor y más tarde enemigo acérrimo. Personaje ficticio.

Horemheb:
faraón de Egipto que sucedió a Ay. Personaje real.

Iki:
nombre de nacimiento de Neferhor. Personaje ficticio.

Kai:
padre de Neferhor. Personaje ficticio.

Kaleb:
príncipe de Egipto. Personaje ficticio.

Men:
escultor real a las órdenes de Amenhotep III. Personaje real.

Mutnodjemet:
hija de Ay y hermana de Nefertiti. Se casó con Horemheb. Personaje real.

Nebamón:
escriba del clero de Amón. Personaje ficticio.

Nebmaatra:
nombre con el que se hizo coronar Amenhotep III. Personaje real.

Neferhor:
protagonista principal de la obra. Personaje ficticio.

Neferhotep:
sacerdote de Amón. Amigo de Neferhor. Personaje real.

Nefertiti:
también conocida como Nefernefruatón. Esposa de Akhenatón. Personaje real.

Nekau:
juez de Menfis. Personaje ficticio.

Niut:
esposa de Heny y más tarde de Neferhor. Personaje ficticio.

Paatenemheb:
nombre de Horemheb antes de que se lo cambiara por este. Personaje real.

Pairi:
sacerdote
web
. Supervisor de los campos de Amón. Personaje ficticio.

Penw:
pinche de las cocinas reales. Personaje ficticio.

Pepynakht:
también conocido como Hekaib. Escriba al cargo de los dominios de Amón en el nomo de Min. Personaje ficticio.

Ptahmose:
primer profeta de Amón. Personaje real.

Rai:
medjay
a las órdenes de Heny. Personaje ficticio.

Repyt:
hermana de Neferhor. Personaje ficticio.

Sejemká:
maestro de la Casa de la Vida de Karnak. Personaje ficticio.

Shaushka:
joven cortesana mitannia. Personaje ficticio.

Sitamón:
hija de Amenhotep III y más tarde Gran Esposa Real de este. Personaje real.

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