Fragmentos de una enseñanza desconocida (19 page)

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Authors: P. D. Ouspensky

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

BOOK: Fragmentos de una enseñanza desconocida
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"Los cuatro aspectos o estados de toda substancia tienen nombres definidos.

"Cuando una substancia es conductora de la primera fuerza, es decir, de la fuerza activa, se la llama «Carbono», y como al carbono de la química, se la designa con la letra C.

"Cuando una substancia es conductora de la segunda fuerza, o fuerza pasiva, se la llama «Oxígeno», y como al oxígeno de la química se la designa con la letra O.

"Cuando una substancia es conductora de la tercera fuerza, o de la fuerza neutralizante, se la llama «Nitrógeno», y como al nitrógeno de la química, se la designa con la letra N.

"Cuando se considera una substancia sin relación con la fuerza que se manifiesta a través de ella, se la llama «Hidrógeno», y cómo al hidrógeno de la química, se la designa con la letra H.

"Las fuerzas: activa, pasiva y neutralizante, se designan con las cifras 1, 2 y 3, y las substancias con las letras C, O, N y H. Estas designaciones tienen que ser comprendidas.

—¿Corresponden estos cuatro elementos a los cuatro antiguos elementos de la alquimia: el fuego, el agua, el aire, la tierra? preguntó uno de nosotros.

—Sí, corresponden, dijo G., pero no los tendremos en cuenta. Más tarde comprenderán por qué."

Lo que había oído me interesó mucho, ya que conectaba el sistema de G. con el de Tarot, que en un momento dado me había parecido como una posible clave del conocimiento oculto. Además, esto me mostraba la relación de
tres
a
cuatro,
que era nueva para mí, y que no había sido capaz de comprender cuando estudiaba el Tarot. El Tarot está netamente basado en
la ley de cuatro principios
. Hasta ahora, G. sólo había hablado de
la ley de tres principios.
Pero ahora yo veía cómo el
tres
pasaba a
cuatro,
y comprendía la necesidad de esta división, siempre que se presente a nuestra observación inmediata la división de la
fuerza
y de la
materia
. "Tres" se relaciona a la fuerza y "Cuatro" a la materia. Naturalmente había un sentido más profundo que todavía permanecía oscuro para mí; sin embargo, las pocas indicaciones dadas por G. prometían mucho para el futuro.

Agregaré que estaba muy interesado por los nombres de los elementos: "Carbono", "Oxígeno", "Nitrógeno" e "Hidrógeno". Aquí debo hacer notar que G., aunque había prometido positivamente explicarnos por qué estos nombres habían sido escogidos en vez de otros, nunca lo hizo. Más tarde volveré otra vez a estas denominaciones. Los esfuerzos que hice para establecer su origen me hicieron comprender muchos aspectos del sistema de G., así como de su historia.

Durante una reunión a la cual se había invitado a un gran número de personas que todavía no habían oído a G., se planteó esta pregunta:

—¿Es o no inmortal el hombre?

—Trataré de contestar a esta pregunta, dijo G., pero les advierto que eso no se puede hacer de manera plenamente satisfactoria, con los elementos que la ciencia y el lenguaje ordinario ponen a nuestra disposición.

"Usted pregunta si el hombre es inmortal o no.

"Contestaré a la vez sí y no.

"Esta pregunta tiene numerosos aspectos. Primero, ¿qué significa
inmortal?
¿Habla usted de la inmortalidad absoluta, o admite usted diferentes grados? Si por ejemplo, después de la muerte del cuerpo subsiste algo que vive aún un cierto tiempo, conservando su conciencia, ¿puede esto ser llamado inmortalidad o no? En otras palabras, a su parecer, ¿cuánto tiempo debe durar tal existencia, para ser llamada inmortalidad? ¿No implica esto entonces la posibilidad de una inmortalidad «diferente» según los hombres? Y tantas otras preguntas. No digo esto sino para mostrar cuán vagas son palabras tales como «inmortalidad» y cuan fácilmente pueden engañarnos. De hecho nada es inmortal. Dios mismo es mortal. Pero la diferencia entre Dios y el hombre es grande, y naturalmente Dios es mortal de manera diferente a la del hombre. Sería mucho mejor sustituir la palabra «inmortalidad» por las palabras
«existencia después de la muerte».
Contestaré entonces que el hombre tiene posibilidad de existencia después de la muerte. Pero la
posibilidad
es una cosa, y la realización de la posibilidad es otra.

"Examinemos ahora de qué depende esta posibilidad, y lo que significa su realización."

G. resumió en pocas palabras todo lo que ya había sido dicho sobre la estructura del hombre y del mundo. Reprodujo el esquema del rayo de creación (Fig. 3) y el de los cuatro cuerpos del hombre (Fig.1). Pero con respecto a los cuerpos del hombre, introdujo un detalle que no había dado antes. Recurrió otra vez a la comparación oriental del hombre con un carruaje, un caballo, un cochero y un amo, y volviendo al esquema, añadió:

—El hombre es una organización compleja. Está formado de cuatro partes que pueden estar conectadas, no conectadas, o mal conectadas. El carruaje está conectado al caballo por las varas, el caballo al cochero por las riendas, y el cochero a su amo por la voz de su amo. Pero el cochero debe oír y comprender la voz del amo, debe saber cómo conducir; y el caballo debe estar adiestrado a obedecer a las riendas. En cuanto a la relación del caballo con el carruaje, debe estar correctamente enganchado. De esta manera, entre las cuatro partes de esta compleja organización existen tres relaciones, tres conexiones (ver Fig. 5a pág.134). Si una sola de ellas presenta algún defecto, el conjunto no puede funcionar como un todo. Las conexiones entonces no son menos importantes que «los cuerpos». Al trabajar sobre sí mismo, el hombre trabaja simultáneamente sobre los «cuerpos» y sobre las «conexiones». Pero se trata de dos clases de trabajo. "El trabajo sobre sí debe comenzar por el cochero. El cochero es el intelecto. A fin de poder oír la voz del amo, ante todo el cochero no debe
estar dormido
—se debe despertar. Luego, puede suceder que el amo hable un lenguaje que el cochero no comprenda. El cochero debe aprender este lenguaje. Cuando lo sepa, comprenderá a su amo. Pero esto no basta, debe también aprender a conducir el caballo, a engancharlo, a alimentarlo, a cuidarlo, y a mantener bien el carruaje —porque no serviría de nada el que comprenda a su amo, si no está en condiciones de hacer algo. El amo da la orden de partida. Pero el cochero es incapaz de marchar porque no ha alimentado al caballo, no lo ha enganchado, y no sabe dónde están las riendas. El caballo representa las emociones. El carruaje es el cuerpo. El intelecto debe aprender a gobernar las emociones. Las emociones siempre arrastran al cuerpo. Este es el orden en que se debe llevar el trabajo sobre sí. Pero fíjense bien: el trabajo sobre los «cuerpos», es decir sobre el cochero, el caballo y el carruaje, es una cosa. Y el trabajo sobre las «conexiones», es decir, sobre la «comprensión del cochero» que lo une a su amo, sobre las «riendas» que lo conectan al caballo, sobre las «varas» y los «arneses» que conectan el carruaje con el caballo —es algo totalmente diferente.

"Sucede a veces que los cuerpos están en excelente estado, pero que las «conexiones» no se establecen. Entonces, ¿de qué sirve toda la organización? Como sucede con los cuerpos no desarrollados, la organización total es entonces inevitablemente gobernada
desde abajo.
En otras palabras: no por la voluntad del amo, sino por accidente.

"En el hombre que tiene dos cuerpos, el segundo cuerpo es activo con relación al cuerpo físico. Esto significa que la conciencia en el «cuerpo astral» tiene pleno poder sobre el cuerpo físico."

G. puso el signo (+) sobre el cuerpo astral, y el signo (—) sobre el cuerpo físico (pág.134 Fig. 5c).

"En el hombre que tiene tres cuerpos, el tercero, es decir el «cuerpo mental», es activo con relación al «cuerpo astral» y al cuerpo físico; esto quiere decir que la conciencia en el «cuerpo mental» tiene pleno poder sobre el «cuerpo astral» y sobre el cuerpo físico."

G. puso el signo (+) sobre el "cuerpo mental", y el signo (—) sobre el "cuerpo astral" y el cuerpo físico, ambos reunidos por un corchete (Fig. 5c).

"En el hombre que tiene cuatro cuerpos, el cuerpo activo es el cuarto. Esto significa que la conciencia en el cuarto cuerpo tiene pleno poder sobre el «cuerpo mental», el «cuerpo astral» y el cuerpo físico."

G. puso el signo (+) sobre el cuarto cuerpo, y el signo (—) sobre la unión de los otros tres (Fig.5 c).

"Como ustedes ven, dijo, hay cuatro situaciones totalmente diferentes. En un caso, todas las funciones están gobernadas por el cuerpo físico. Éste es activo; con relación a él, todo el resto

es pasivo (Fig. 5 b). En otro caso, el segundo cuerpo tiene poder sobre el cuerpo físico. En el tercer caso, el «cuerpo mental» tiene poder sobre el «cuerpo astral» y sobre el cuerpo físico.

Y en el último caso el cuarto cuerpo tiene poder sobre los tres primeros. Ya hemos visto que en el hombre que no tiene sino el cuerpo físico se puede establecer entre sus diversas funciones, exactamente el mismo tipo de relación que existe entre los diferentes cuerpos. Las funciones físicas pueden gobernar al sentimiento, al pensamiento y a la conciencia. El sentimiento puede gobernar a las funciones físicas. El pensamiento puede gobernar a las funciones físicas y al sentimiento. Y la
conciencia
puede gobernar a las funciones físicas, a los sentimientos y al pensamiento.

"En el hombre que tiene dos, tres y cuatro cuerpos, el cuerpo más activo es también el que vive más tiempo, en otras palabras, es «inmortal» en relación a un cuerpo inferior."

Dibujó de nuevo el diagrama del rayo de creación, y al lado de la tierra, colocó el cuerpo físico del hombre.

—Este es el hombre ordinario, dijo, el hombre número 1, 2, 3 y 4. Sólo posee el cuerpo físico. Cuando este cuerpo muere, no le queda nada de dicho cuerpo. El cuerpo físico está compuesto por elementos terrestres, y con la muerte, regresa a la tierra.
Polvo es y al polvo volverá.
Para un hombre de este género, es imposible hablar de ninguna clase de inmortalidad. Pero si un hombre posee el segundo cuerpo (colocó el segundo cuerpo en el diagrama, paralelamente a los planetas), este segundo cuerpo está formado por elementos del mundo planetario, y puede sobrevivir a la muerte del cuerpo físico. No es inmortal en todo el sentido de la palabra, porque después de un cierto tiempo, muere a su vez. Pero en todo caso, no muere con el cuerpo físico.

"Para un hombre que posee el tercer cuerpo (colocó el tercer cuerpo en el diagrama, paralelamente al sol), este cuerpo compuesto de elementos del sol, puede existir después de la muerte del «cuerpo astral».

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