Génesis

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Authors: Bernard Beckett

Tags: #Narrativa, Filosofía, Ciencia Ficción

BOOK: Génesis
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En un futuro no muy lejano, una estudiante llamada Anaximandro se presenta al riguroso examen de ingreso en la Academia, el órgano de gobierno de la utópica sociedad en la que se ha criado. A lo largo de varias sesiones extenuantes, las preguntas del tribunal, que suscitan importantes cuestiones éticas y filosóficas, la llevarán a descubrir una verdad que hará tambalear los cimientos sobre los que se asienta su mundo.

Poco más conviene revelar sobre el argumento sin correr el riesgo de arruinar la lectura.
Génesis
atrapa al lector desde las primeras líneas y lo conduce, con una lógica contundente y un ritmo de progresiva intensidad, hasta un desenlace impactante. Llegado ese punto, el lector sólo deseará una cosa: comenzar a leer la novela de nuevo.

Emocionante fábula especulativa, thriller filosófico y meditación humanista,
Génesis
es una obra fuera de lo común que escapa de toda etiqueta. Ambientada en la segunda mitad del siglo XXI, recurre a los pensadores griegos más relevantes en una estimulante reflexión sobre la fragilidad de nuestra civilización occidental.

Bernard Beckett

Génesis

ePUB v1.1

Horus01
29.05.12

Título original:
Genesis

Bernard Beckett, 2006

Traducción: Gemma Rovira Ortega

Editor original: Horus01(v1.0)

ePub base v2.0

para Rene, Immanuel, Ludwig y Alan

«¿Es el alma algo más que el zumbido de sus partes?»

D
OUGLAS
H
OFSTADTER
,
The Mind's I

Capítulo 1

Anax recorrió el largo pasillo. Sólo se oía el débil zumbido del filtro de aire del techo. La iluminación era débil, como exigía el nuevo reglamento. Ella recordaba días más luminosos, pero nunca hablaba de ellos. Ese era uno de los Grandes Errores: pensar en la luminosidad como una cualidad del pasado.

Llegó al final del pasillo y torció a la izquierda. Miró la hora. La verían acercarse, o eso se rumoreaba. La puerta corredera se abrió suave y silenciosa, como todo en las instalaciones de la Academia.

—¿Anaximandro?

Ella asintió con la cabeza.

El tribunal lo componían tres Examinadores, tal como fijaba el reglamento. Anax sintió un gran alivio. Los detalles del examen se guardaban en secreto y entre los candidatos circulaba un sinfín de rumores. «La imaginación es la hija bastarda del tiempo y la ignorancia —le gustaba decir a Pericles, su tutor; y siempre añadía—: Pero no tengo nada contra los hijos bastardos.»

Anax adoraba a su tutor. No iba a decepcionarlo. La puerta se cerró detrás de ella.

Los Examinadores estaban sentados tras una alta mesa con tablero de madera pulida.

—Ponte cómoda —dijo el Examinador del medio.

Era el más corpulento de los tres, más alto y ancho de espaldas que cualquier otro que Anax hubiera visto. Los otros dos parecían viejos y débiles a su lado, pero ella notó que sus miradas agudas y penetrantes la traspasaban. Ese día no daría nada por sentado. El espacio que la separaba de ellos estaba despejado. Anax sabía que la entrevista se estaba grabando.

Examinador.
Se te han asignado cinco horas para el examen. Si tienes algún problema para entender alguna pregunta, puedes pedir una aclaración, pero la necesidad de hacerlo se tendrá en cuenta a la hora de la evaluación final. ¿Comprendido?

Anaximandro:
Sí.

Examinador.
¿Quieres preguntar algo antes de empezar?

Anaximandro:
Quisiera preguntar cuáles son las preguntas.

Examinador.
¿Cómo? No he entendido bien.

Anaximandro:
Era una broma.

Examinador.
Ah. Ya.

Un paso en falso. Ni la más mínima reacción por parte de alguno de los tres. Anax se planteó pedir disculpas, pero ya era tarde.

Examinador.
Anaximandro, el tiempo empieza a contar a partir de ahora. Tienes cinco horas para exponer el tema que has elegido. Vida y época de Adán Forde, 2058-2077. Adán Forde nació siete años después de la instauración de la República de Platón.

¿Podrías explicarnos las circunstancias políticas que condujeron a la formación de la República?

¿Era una trampa? En la solicitud de Anax se establecía claramente que su especialidad sólo abarcaba los años de la vida de Adán. El comité había aceptado su propuesta sin objeción alguna. Como todo el mundo, ella conocía el contexto político, por supuesto; pero ésa no era su especialidad. Lo único que podía ofrecer era un recitado escolar que a cualquier estudiante le sonaría familiar. No era un buen comienzo. ¿Y si lo cuestionaba? Escudriñó los rostros de los Examinadores en busca de alguna pista, pero los tres estaban impasibles como estatuas de piedra, absolutamente inexpresivos.

Examinador.
¿Has entendido la pregunta, Anaximandro?

Anaximandro:
Por supuesto que sí. Lo siento. Es que... No importa.

Anax intentó borrar toda preocupación de su pensamiento. Cinco horas. Tiempo de sobra para demostrar cuánto sabía.

Anaximandro:
La historia comienza al final de la tercera década del nuevo milenio. Como en todas las épocas, no faltaban los agoreros. Los primeros intentos de ingeniería genética habían asustado a amplios sectores de la comunidad. La economía internacional todavía se basaba en el petróleo, y la opinión generalizada era que se avecinaba una escasez catastrófica.

»Lo que entonces se llamaba Oriente Próximo seguía siendo una región políticamente turbulenta, y muchos opinaban que Estados Unidos —emplearé las denominaciones de la época para mayor coherencia— se había embarcado en una guerra que no podía ganar contra una cultura que no entendía. Aunque defendía sus intereses argumentando que éstos eran los de la democracia, su definición era limitada e idiosincrásica, y no se exportaba bien.

»El fundamentalismo iba en aumento a ambos lados de esa línea divisoria, y muchos vieron en los primeros incidentes claros de Terrorismo Occidental, ocurridos en Arabia Saudí en 2032, la chispa de un fuego que nunca se apagaría. Se acusó a Europa de haber perdido el rumbo moral, y los disturbios independentistas de 2047 se interpretaron como una prueba más de decadencia secular. El ascenso de China a la prominencia internacional y lo que ese país llamaba "diplomacia activa" hicieron temer a muchos que se avecinaba otro conflicto global. La expansión económica amenazaba el medio ambiente. La biodiversidad se redujo a niveles sin precedentes, y los últimos opositores al Modelo de Cambio Climático Acelerado se convirtieron a la causa a raíz de las tormentas de polvo de 2041. En resumen: el mundo se enfrentaba a grandes desafíos, y a finales de la quinta década de este siglo, el discurso público estaba dominado por un tono de amenaza y pesimismo.

»A posteriori es fácil analizar la situación, desde luego; pero lo cierto es que desde nuestra privilegiada posición resulta evidente que lo único que la población tenía que temer era el miedo mismo. El verdadero peligro a que se enfrentaba la humanidad durante ese periodo era el empobrecimiento de su propio espíritu.

Examinador.
Define espíritu.

La voz del Examinador sonaba cuidadosamente modulada, la clase de efecto que podía lograrse con cualquier filtro barato, pero lo que oyó Anax no era tecnología, sino control, puro y duro.

Cada pausa, cada parpadeo de incertidumbre: los Examinadores lo observaban todo. Así era, sin duda, como decidían. De pronto Anax se sintió lerda y mediocre. Todavía oía las últimas palabras de Péneles: «Quieren ver cómo reaccionas ante el desafío. No vaciles. Habla con propiedad y hazte entender. Confía en las palabras.» Entonces le había parecido muy sencillo. Ahora notaba que su cara se tensaba, y tenía que pensar para llegar hasta las palabras, buscándolas como uno busca a un amigo en medio de una multitud, al borde del pánico.

Anaximandro:
Cuando digo espíritu me refiero a algo del clima reinante en la época. El espíritu humano es la capacidad de afrontar la incertidumbre del futuro con curiosidad y optimismo. Es la fe en que los problemas pueden solucionarse, en que las diferencias pueden resolverse. Es un tipo de confianza, pero frágil. El miedo y la superstición pueden menoscabarlo. En 2050, cuando comenzó el conflicto, el mundo había entrado en una época de miedo y superstición.

Examinador.
Háblanos de esas supersticiones.

Anaximandro:
La superstición es la necesidad de contemplar el mundo en función de causa y efecto. Como ya he dicho, el fundamentalismo religioso iba en aumento, pero no me refiero a esa clase de superstición. La que dominaba en aquella época era la fe en las causas simples.

»Hasta el suceso más sencillo está sujeto a una maraña de combinaciones y posibilidades, pero la mente humana lucha contra esa complejidad. En épocas de conflicto, cuando fracasa la creencia en dioses simples, surge el culto a la conspiración. Eso fue lo que pasó entonces. Incapaz de atribuir la desgracia al azar, incapaz de aceptar su insignificancia dentro del esquema general, el pueblo buscó monstruos entre sus propios integrantes.

»A medida que los medios de comunicación traficaban con el miedo, los ciudadanos perdían la capacidad de creer los unos en los otros. Para cada nuevo mal que los aquejaba, los medios de comunicación creaban una explicación, y ésta siempre tenía un nombre y una cara. La gente acabó temiendo hasta a sus vecinos más cercanos. A nivel de individuo, comunidad y nación, la gente buscaba indicios de las malas intenciones de los demás; y allá donde buscara, los encontraba, porque eso es lo que pasa cuando buscas.

»Ése era el verdadero reto a que se enfrentaba la gente en esa época: el reto de confiar los unos en los otros. Y no logró superarlo. A eso me refiero cuando afirmo que el pueblo se enfrentaba a un empobrecimiento del espíritu.

Examinador.
Gracias por tu aclaración. Ahora vuelve a tu historia de la época, por favor. ¿Cómo se llegó a la fundación de la República?

Tal como había previsto Pericles, el sonido de su propia voz animaba a Anax. Por eso era tan buena candidata. Sus pensamientos seguían a sus palabras, o así lo explicaba él. «Todos somos diferentes, y ésa es tu habilidad.» Y aunque la historia que estaba contando era vieja y anquilosada, examinada hasta la saciedad, ella iba envolviéndola con palabras nuevas que la hacían ganar confianza con cada capa.

Anaximandro:
El primer disparo de la Guerra Postrera se efectuó por culpa de un malentendido. Sucedió el 7 de agosto de 2050. La alianza chino-nipona llevaba dieciocho meses tratando de estructurar una coalición para supervisar el proyecto de bombardeo con azufre, con la esperanza de contrarrestar los efectos de calentamiento del carbono atmosférico. El que dicha coalición no pudiera avanzar se debió, en gran medida, a esa desconfianza antes mencionada. Estados Unidos bloqueó la iniciativa, pues creía que formaba parte de un plan más amplio para establecer un nuevo orden mundial; y China, a su vez, creía que Estados Unidos estaba acelerando deliberadamente el cambio climático para hundir la economía china. Tal como era de prever, China diseñó un plan para llevar a cabo una acción unilateral secreta.

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