Historia del Antiguo Egipto (16 page)

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Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock

Tags: #Historia

BOOK: Historia del Antiguo Egipto
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Las ciudades fortificadas encontradas en el norte y el sur de Palestina han sido fechadas en el Período EBA II, que se corresponde con la I Dinastía, una relación que depende de las pruebas encontradas por Petrie en dos tumbas reales de Abydos (las de Den y Semerkhet). Petrie encontró una cerámica extranjera con dibujos pintados que interpretó como egea. Conocida como «cerámica tipo Abydos», actualmente se sabe que deriva de la cultura EBA II del sur de Palestina. En el estrato III de Ain Besor, en la Palestina meridional, se han encontrado noventa fragmentos de impresiones de sellos de reyes egipcios asociados a un pequeño edificio de ladrillo, así como a cerámicas principalmente egipcias, entre ellas muchos fragmentos de moldes de pan. Los sellos están hechos con arcilla local y evidentemente pertenecieron a funcionarios reales de la I Dinastía. Los cuatro nombres reales que se han leído (Djer, Den, Anedjib y probablemente Semerkhet), amén de la cerámica y los sellos, sugieren un comercio de organización estatal dirigido por funcionarios egipcios, que vivieron en este asentamiento durante la mayor parte de la I Dinastía. Adam Shulman, que identificó los sellos, piensa que el yacimiento operaba como punto egipcio de control fronterizo; un prototipo primitivo de aquellos que luego se describirán en dos papiros de Época Ramésida. No obstante, estos restos desaparecen del sur de Palestina durante la II Dinastía, quizá al interrumpirse el contacto terrestre activo como resultado de la intensificación del contacto marítimo con el Líbano. Al ser cada vez mayor la cantidad que se importaba de materias primas de la región (madera, aceites y resinas de conífera), es posible que sólo cupiera trasladarlas por barco y por ello se abandonara poco a poco la ruta terrestre palestina. Probablemente sea significativo que las primeras pruebas de un rey egipcio en Biblos (Líbano) pertenezcan al reinado de Khasekhemuy, el último soberano de la II Dinastía.

La invención y uso de la escritura

Dependiendo de la fecha de aparición del primer Estado egipcio, el uso más antiguo que se conoce de la escritura (en la Tumba U-j de Abydos) puede ser anterior a la unificación del norte y el sur. Es indudable que en la Dinastía 0 escribas y artesanos del Estado ya utilizaban la escritura. Si bien algunos especialistas consideran que el sistema de escritura egipcia se inventó a finales del cuarto milenio a.C. debido a los estímulos llegados desde Mesopotamia, donde se han encontrado las muestras más antiguas de escritura, ambos sistemas de escritura son tan distintos que parece más probable que sean resultado de una invención independiente.

La codificación de signos más temprana probablemente tuviera lugar durante Nagada III/Dinastía 0. Al igual que la escritura egipcia del Penodo Dinástico, estos primeros jeroglíficos consistían en signos ideográficos y fonéticos. No obstante, el desciframiento concreto de muchas de las inscripciones del Dinástico Temprano es incierto. El uso de la escritura por parte del primer Estado egipcio posee un contexto regio y fue una innovación de gran importancia para aquél. La escritura se desarrolló del mismo modo que lo hizo un estilo artístico real, como una institución centrada en la corte. El Estado utilizó la escritura por primera vez en dos contextos: con propósitos económicos y administrativos y en el arte regio.

La función económica de la escritura parece haberse desarrollado en el momento en el que el control real asumió cada vez más recursos. Los jeroglíficos aparecen en sellos, etiquetas y marcas de alfarero para identificar bienes y materiales reunidos por y para el Estado, así como en los sellos de los funcionarios estatales. En ocasiones también se mencionan los títulos de los dueños de estos bienes y el lugar de origen de éstos.

Los primeros
serekhs
reales aparecen a comienzos de la Dinastía 0. El
serekh
es la primera manifestación del nombre del rey escrito en jeroglíficos, a base de signos fonéticos y situado dentro de un dibujo en forma de «fachada de palacio» coronado por la imagen de un halcón. Los
serekhs
se encuentran inscritos o pintados enjarras y etiquetas, amén de impresos en los precintos de las jarras. Este tipo de contenedores probablemente fueran jarras de almacén para los productos agrícolas recogidos por el Estado (quizá como impuesto), algunos de los cuales fueron intercambiados o exportados a través del norte del Sinaí hasta el sur de Palestina.

A partir de este uso económico de la escritura se puede inferir que ya en la Dinastía 0 funcionaba un sistema administrativo. A comienzos de la I Dinastía se desarrolló un mensaje de identificación más complejo, de modo que en las etiquetas pasamos a encontrar una combinación de jeroglíficos y arte gráfico. En ausencia de textos compuestos de signos estructurados por una gramática, que no se conocerán hasta después, es posible leer la información contenida en las etiquetas, sobre todo la dispuesta en registros, como un texto (un nombre de año) que contiene información histórica. Donald Redford ha sugerido que el contexto de la información de las etiquetas reales es un sistema de anales. El añadido del signo del año a mediados de la I Dinastía, introducido durante el reinado de Den, nos indica la existencia de un sistema más específico para señalar los años de reinado que el presente en las etiquetas más antiguas.

El segundo uso de esta primera escritura fue en el arte regio conmemorativo, como la Paleta de Narmer. Los jeroglíficos identifican a personas y lugares concretos en escenas figurativas que simbolizan la legitimidad del rey para gobernar. En estas escenas, el rey aparece representado interpretando diversos papeles, tanto reales como simbólicos, basados en una nueva ideología: la institución de la realeza egipcia. Los signos numéricos, como los de la Cabeza de Maza de Narmer, representan el botín y los prisioneros capturados y probablemente sean muy exagerados, como sucede en muchas ocasiones en los textos históricos egipcios.

La iconografía del poder es claramente visible en el contexto de este arte regio e incluye el uso de varias convenciones importantes. El rey y sus funcionarios aparecen con trajes propios de su cargo, mientras que los enemigos conquistados están casi desnudos. También es evidente una jerarquía social, que comienza con el rey a gran tamaño, seguido por su portasandalias, con una altura menor, tras el cual vienen funcionarios más pequeños todavía y termina con las figuras de menor tamaño: los enemigos conquistados, los agricultores y los sirvientes. El rey aparece representado con frecuencia en juegos de palabras visuales mientras pisotea a sus enemigos. Los primeros signos egipcios no duplican la información contenida en las escenas, sino que sirven como etiquetas para lugares y personas.

Parte del problema de comprender cómo se desarrolló la escritura en el Egipto del Dinástico Temprano está relacionado tanto con el tipo de objetos sobre los cuales aparece por primera vez como con sus contextos arqueológicos. La mayor parte de los ejemplos de escritura primitiva están asociados al culto funerario, no son registros de las actividades económicas de los poblados. Por lo tanto, las primeras etiquetas escritas con jeroglíficos han sido encontradas en tumbas de la realeza y de la élite. Del cementerio real de Abydos proceden estelas con los nombres de los reyes en
serekhs
y estelas inscritas más pequeñas asociadas a los enterramientos subsidiarios. La única estela que posee un texto más largo, encontrada en la tumba de Merka en Sakkara, de finales de la I Dinastía, no es más que una lista de sus títulos. Es probable que este Estado primitivo conservara registros económicos de algún tipo para facilitar el control económico y administrativo, pero de ello sólo nos queda la prueba indirecta de las etiquetas inscritas.

Los centros de culto del Dinástico Temprano

Algunas de las etiquetas inscritas de la I Dinastía contienen escenas con imágenes de estructuras que son templos o santuarios, como el complejo amurallado de la diosa Neith del registro superior de una etiqueta de madera de la tumba de Aha, en Abydos. La escritura primitiva también aparece en algunos objetos votivos de pequeño tamaño, que probablemente sean ofrendas o donativos a los centros de culto. En ocasiones, los recipientes de piedra del Dinástico Temprano también están inscritos y los signos de algunos de ellos sugieren que proceden de centros de culto. Varios de estos recipientes de piedra pueden haber sido tomados de centros de culto de diversos dioses y enterrados en la Pirámide Escalonada de Djoser en Sakkara. Ello sugiere que, a comienzos del Dinástico Temprano, existían templos de culto que no estaban destinados al culto real, pero existen muy pocos restos arqueológicos de este tipo de arquitectura.

Quizá el ejemplo más impresionante del arte visible en estos templos primitivos sean las tres estatuas colosales de caliza de un dios de la fertilidad (¿Min?) que excavara Petrie en Koptos. Una de ellas, restaurada en el Ashmolean Museum, tiene más de cuatro metros de altura. Estilísticamente, los colosos parecen datar o bien de la Dinastía 0 o bien de comienzos de la I Dinastía. Enterradas en un profundo depósito debajo del posterior templo de Isis y Min había figuritas (posiblemente objetos votivos) que hoy día se piensa que son del Reino Antiguo, aunque también se encontraron fragmentos de cerámica que son claramente de finales del Predinástico (Nagada). Este tipo de pruebas sugiere, sin duda, la presencia en este emplazamiento de un templo o santuario ya desde la época predinástica. Dado el inmenso tamaño de los colosos, probablemente estuvieran colocados en el patio del templo, si bien no se han encontrado restos de ninguna estructura primitiva. La extracción, transporte, tallado y erección de piezas de piedra de semejantes dimensiones implica una organización a gran escala (comunitaria) para renovar y dotar al centro de culto. Dado que semejante gasto de energía es mucho más evidente en el culto mortuorio real de la I Dinastía, la asociación de los colosos de Koptos con un centro de culto es notable.

Durante las décadas de 1980 y 1990, las excavaciones del Instituto Arqueológico Alemán en la isla de Elefantina, en la primera catarata, sacaron a la luz los restos de un santuario fechado a comienzos del Dinástico Temprano, los de una fortaleza construida durante la I Dinastía y los de un gran muro fortificado que rodeaba la ciudad de la II Dinastía. No ha sido posible identificar el culto que se desarrollaba en el santuario, pero éste apareció debajo de un templo de piedra de la XVIII Dinastía dedicado a la diosa Satet. El santuario primitivo es muy sencillo, consiste en unas estructuras de adobe de menos de ocho metros de anchura encajadas en un nicho natural formado por rocas de granito. Debajo del templo de la XVIII Dinastía se encontraron cientos de pequeños objetos votivos, en su mayoría figuritas de fayenza con forma humana y animal. Muchas de ellas datan del Reino Antiguo, pero algunas son del Dinástico Temprano, incluido un fragmento de una pequeña estatua de un rey sedente con un signo que ha sido identificado como el nombre de Djer. Semejante concentración de figuritas votivas fabricadas a lo largo de seis dinastías (c. 800 años) sugiere la presencia de un taller asociado al templo, donde los fieles y peticionarios podían obtenerlas para luego dejarlas en el templo durante su visita.

Figuritas similares se han encontrado en depósitos de Abydos, debajo de una estructura del Reino Antiguo que ha sido identificada o bien como un templo del dios Khenti-amentiu o como una capilla
ka
de Pepi II, soberano de la VI Dinastía. Es probable que varias de estas figuritas procedan de un templo del Dinástico Temprano. En el Main Deposit de Hieracómpolis, localizado bajo un templo posterior, Quibel y Green encontraron más figuritas de animales en fayenza, barro cocido y piedra, datadas por su estilo a finales del Predinástico y al Dinástico Temprano. En el mismo contexto arqueológico (cerca del Main Deposit) se hallaron la Cabeza de Maza de Escorpión, la Paleta de Narmer y la Cabeza de Maza de Narmer, así como otra paleta ceremonial (la Paleta de los dos Perros), que estilísticamente parece anterior a la de Narmer, además de varios marfiles pequeños inscritos con los nombres de Narmer y Den, dos estatuas del rey Khasekhemuy de la II Dinastía y recipientes de piedra inscritos fabricados durante su reinado. Se encontraron pruebas estructurales de la existencia de un templo primitivo en la misma zona, pues un revestimiento ovalado de baja altura a base de bloques de arenisca y de 42 X 48 metros rodeaba un montículo de arena estéril que había sido llevada al lugar desde el desierto. La estructura, que se erigió en algún momento entre finales del Período Predinástico y la III Dinastía, estaba situada dentro de un recinto amurallado que O'Connor ha sugerido que era un complejo de templos de diseño similar al recinto funerario y el montículo de Khasekhemuy en Abydos.

Si O'Connor tiene razón, los templos de culto del Dinástico Temprano de Abydos, Hieracómpolis y Elefantina todavía no han sido localizados ni excavados; pero los datos apuntan a la existencia de complejos de templos de culto en el interior de las ciudades. Estos templos tendrían una función distinta a la de los asociados a los complejos funerarios, que estaban situados fuera de las ciudades. Los restos arquitectónicos de los cultos egipcios del Dinástico Temprano (de deidades desconocidas) son mucho menos impresionantes que los restos contemporáneos del sur de Mesopotamia. A pesar de ello, los centros de culto de las ciudades del Egipto del Dinástico Temprano pueden haber servido para integrar a la sociedad de las ciudades y los nomos en un sistema de creencias compartidas que quizá tuviera más significado inmediato para la vida de las gentes del lugar que los cultos mortuorios de los cementerios reales o de la élite.

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