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Authors: Kenneth Anger

Tags: #Historia, Referencia

Hollywood Babilonia (15 page)

BOOK: Hollywood Babilonia
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Chaplin dijo a la prensa que había descubierto a una nueva Maude Adams y firmó a Barry un contrato por valor de setenta y cinco dólares a la semana. Mientras la "preparaban" para el personaje, la estrella en embrión tuvo un par de abortos. Para octubre de 1942, un año después, el distanciamiento de Chaplin respecto de ella, tanto a nivel personal como profesional; era patente. Su salario quedó reducido a veinticinco dólares. En Navidades, la muchacha apareció en casa de Chaplin empuñando una pistola adquirida en una casa de empeños. El magistral actor y realizador, encontró sumamente estimulantes y eróticos estos despliegues de temperamento; se deshizo del revólver y penetró a su protegida sobre una alfombra de piel de oso, frente a una chisporroteante chimenea.

Cuando, algunos días más tarde, ella regresó, dispuesta a montar otra escena, el Gran Dictador llamó a la policía, quien conminó a Barry a abandonar la ciudad. A los pocos meses, era descubierta escalando una ventana de la casa de Chaplin y condenada a treinta días de reclusión.

Fue entonces cuando estalló la tormenta, gracias al poder de uno de los más encarnizados enemigos de Chaplin.

Hedda Hopper y Louella O. Parsons, dos columnistas de armas tomar, eran tan famosas en su día como las cautivadoras Garbo, Dietrich y el resto de las estrellas sobre cuyas vidas escribían. Sin embargo, a su popularidad añadían un poder que les había permitido erigirse en árbitros de la moral de la colonia fílmica. A través de sus respectivas "sindicadas" secciones, habían alcanzado la cima de setenta y cinco millones de lectores y ejercían una influencia difícil de imaginar hoy en día en una sociedad mucho más liberada, a la que tiene sin cuidado que un astro casado haya sido visto en compañía de una corista y, desde luego, no equipara tan importante noticia a la explosión de una bomba atómica.

Hedda, particularmente, había tratado a Chaplin durante muchos años como a enemigo de la sociedad. Empuñando su patriótica hacha de guerra, lo acusaba de haber llegado a los Estados Unidos como un perfecto desconocido, haber amasado una fortuna y no haber tenido la decencia de convertirse en ciudadano norteamericano. Una mañana, mientras Hedda iba desahogándose con su secretaria de los cotilleos del día, una histérica pelirroja la llamó para soltarle de sopetón que Chaplin acababa de arrojarla de su casa y que llevaba en las entrañas un hijo suyo. Era el grano de trigo más extraordinario que hubiese salido del molino de Hedda. Joan le dijo haber leído en uno de sus artículos cómo Hedda había lanzado el aviso sobre la suerte que correría cualquier muchacha lo suficientemente alocada como para aceptar la posición de protegida de Chaplin.

De inmediato Hedda vomitó la exclusiva a modo de advertencia para todas aquellas gentes de cine que se hallasen envueltas en relaciones dudosas. El embarazo de la "simple" Joan desencadenó una guerra de los medios. Charles tuvo que retrasar su matrimonio con Oona O' Neill a causa del reportaje de Hedda. En venganza, cuando más tarde pudo casarse con Oona, le dio la exclusiva a "Lolly", lo que sentó a su rival como si alguien le hubiese restregado la lengua con sal. Raramente transcurría un día sin un golpe bajo de Hedda a Charlie. Dejó correr el rumor de que, durante su ceremonia de esponsales, Chaplin había insultado a la prensa, calificando a sus componentes de retrasados mentales; dijo que
Sombra y sustancia
iba a ser cancelada, y que el inminente juicio acerca de la paternidad de Chaplin que se le venía encima, sería en términos circenses, el mayor espectáculo que Hollywood pudiera presenciar en años.

Cuando el pleito fue presentado, Chaplin negó categóricamente su paternidad, y no puso objeciones en pasar por la prueba de la sangre. Pagó a Barry todas las facturas del hospital, le concedió una prima de dos mil quinientos dólares y en un convenio le asignó otros cien a la semana. Pero esto no impidió que Chaplin fuese acusado por la Corte Federal de cuatro cargos. El FBI hizo irrupción en el caso. Y se fotografió a Chaplin mientras le tomaban las huellas digitales.

La hija de Barry nació el 2 de octubre de 1943. La sentencia fue un modelo de perplejidad. A pesar de que las pruebas sanguíneas demostraron que Chaplin no era el padre de la criatura, el jurado, pese a los esfuerzos de Geisler, falló en su contra y lo condenó a la manutención de la niña.

Resulta interesante tener en cuenta que, mientras Louella publicaba los resultados de las pruebas de sangre, Hedda se encontraba alerta en el mismo lugar donde se celebraba el juicio, pero no hizo la menor mención a aquéllas.

Más carnaza alimentó a los enemigos derechistas de Chaplin al saberse que, durante el proceso, se celebraba en Moscú un "Festival Charles Chaplin". Los soviéticos inauguraron el certamen echando la culpa de los recientes problemas de Charlie ¡a los trotskistas! Ellos y no otros tenían la culpa, además de las publicaciones de las cadenas Hearst y McCormick, especializadas en rebuscar en el lodo. Un acontecimiento único: por primera vez en la historia el Kremlin inmiscuía sus kopecks en un escándalo sexual típico hollywoodense.

Hedda continuó durante el resto de su vida lanzando dardos sobre Chaplin. Pero hacia el declive de su carrera, sus opiniones, como las de su hermana rival en parloteo, Lolly Parsons, no eran recibidas ya por la audiencia norteamericana como si de acotaciones a los Diez Mandamientos se tratase.

A menudo, el genio posee una infinita capacidad de supervivencia. Chaplin sobrevivió a sus procesos y otras tribulaciones, y llegó a producir cuatro películas más, una de las cuales,
Monsieur Verdoux
, pese a constituir un desastre financiero (fue prohibida en la mayoría de las plazas de Estados Unidos), incorporaba gran parte de su amargura. El resultado fue una obra de arte, uno de los films que mayor culto despiertan. Será visto una y otra vez, y admirado cuando las Heddas y Louellas sean pasto del olvido.

Santa Frances, hija de la furia

La espectacular destrucción de la bella, sensitiva y emocional actriz Frances Farmer aportó a Cinelandia otro drama sacado de la vida real que, en 1943, compitió en las primeras planas de todo el país con la tumultuosa querella Chaplin-Barry y una pequeñez llamada II Guerra Mundial.

En el año 1935 y tras vencer la Farmer en un concurso de popularidad patrocinado por una revista, la Paramount tendió sus garras a la "nueva Garbo" poniéndole por delante un contrato de siete años de duración. Frances, que se consideraba una actriz seria y soñaba con interpretar a Chejov y a los clásicos (más adelante trabajó brevemente con el Theatre Group de Nueva York actuando en
Golden Boy
y
La quinta columna
a las órdenes de Elia Kazan y Clifford Odets) encontró que su Estudio la emparejaba con Bing Crosby en
Rhythm on the Range
, y codo a codo con Martha Raye y Bob Burns y su
bazooka
. Fue prestada a Samuel Goldwyn (Paramount hizo un buen negocio con este alquiler, aunque ni un solo penique fue a parar al bolsillo de Frances) para una película de época,
Rivales
. A ésta siguieron
Ídolo de Nueva York
con Cary Grant,
Ebb Tide
con Ray Milland,
El hijo de la furia
con Tyrone Power y su film más curioso,
Among the living
, con Albert Dekker. Posteriormente la futura actriz "intelectual" fue malgastada en una cosa titulada
Al sur de Pago Pago
al lado de Jon Hall.

Frances no volvería a ganar concursos de popularidad en el Sur de California. Decidida individualista que se negaba a pasar por el aro del Hollywood tradicional, repitió en más de una ocasión que aborrecía todo lo que la ciudad significaba, a excepción del dinero. Se creó enemigos como Zukor y otros jeques y, cuando en 1943 le llegó la mala racha, la mayoría opinó que la chica se había querido pasar de lista, recibiendo a cambio un merecido aunque inesperado castigo.

Su derrumbe empezó con un accidente banal: arresto por una violación de tráfico sin importancia la noche del 19 de octubre de 1942, en Santa Mónica. Fue multada por conducir sin licencia y ebria, llevando los faros apagados, en cierta zona de la carretera de la costa del Pacífico. Frances odiaba a los policías; a partir de ese momento se convirtieron en sus demonios personales. A los patrulleros que la insultaron y trataron con arrogancia, se les enfrentó con paralela hostilidad, y tras el combate verbal terminó arrastrada a la cárcel de Santa Mónica. Esa noche fue sentenciada a ciento ochenta días y puesta a prueba en libertad condicional. (Si en alguna ocasión alguien necesitó los servicios de un Jerry Geisler, esa fue Frances.)

No mucho después, la arrestaron en el hotel Knickerbocker de Hollywood por incomparecencia ante el oficial de guardia, al que debía haberse reportado; todo esto ocurrió en medio de un comportamiento histérico, durante el cual dislocó la mandíbula de su peluquera en el Estudio, perdió su jersey en medio de una etílica batalla en un club nocturno y, como guinda, salió corriendo
topless
en medio del tráfico de Sunset Strip. Los policías reavivaron su paranoia golpeando violentamente su puerta y abriéndola con una llave maestra para entrar armados y con esposas. Ella se escondió en el cuarto de baño. Los agentes forzaron la cerradura y, tras un salvaje forcejeo, la arrastraron desnuda hasta el vestíbulo del Knickerbocker.

En la comisaría de Hollywood pegaron un respingo cuando la "nueva Garbo" rellenó el espacio dedicado a "Ocupación" con la palabra "mamona".

En el juzgado, mientras aguardaba la sentencia, miró al enjambre de fotógrafos que la rodeaban y les escupió:
"¡Ratas, ratas, ratas!"
. Cuando el juez le preguntó cómo había perdido su jersey en la batalla campal del club nocturno, ella negó todo conocimiento del hecho. Y, cuando Su Excelencia la interrogó acerca de su dependencia de la bebida, Frances replicó en voz alta:

"Oiga usted, acostumbro a poner alcohol en mi leche. Y en mi café. Y en mi zumo de naranja. ¿Qué quiere que haga? ¿Qué me muera de hambre? Bebo todo lo que puedo conseguir, incluida la benzedrina".

El juez Hickson, con rostro de acelga, no era precisamente el bondadoso Harvey de la pantalla.
[8]

Levantándose de su sillón, confirmó la sentencia de ciento ochenta días.

"Maravilloso", gritó Frances. "¿Acaso a usted nunca le han partido el corazón?" (Se refería a su desgraciado idilio con Clifford Odets y a su reciente divorcio de Leif Ericson.)

A continuación, y haciendo gala de una espléndida puntería, lanzó un tintero a la cabeza de Su Excelencia. La petición de efectuar una llamada telefónica al abandonar la Audiencia le fue denegada sin razón alguna; esto provocó que Frances embistiese a la matrona y tumbara a un policía. Fue conducida a su celda en camisa de fuerza.

No recibió ayuda alguna de su productora de entonces, la Monogram Pictures (Frances había caído ya de su pináculo en la Paramount al nadir de las firmas sin prestigio). Monogram no tardó en sustituir a la Farmer por Mary Brian en el rol protagonista de
Sin salida
.

Frances necesitaba ayuda profesional desesperadamente. Pero ésta no llegó. En su lugar hizo entrada su mortal enemiga, la Némesis del pasado: la señora Lilian V. Farmer, su madre (que nunca había querido tener hijos). Manifestó a los periodistas en Seattle que los "problemas" de su hija sólo se debían a un truco publicitario destinado a proporcionarle una visión auténtica de las prisiones.

"Deben estar planeando un film para ella en el que existan secuencias rodadas en la cárcel. Así podrá ofrecer una buena actuación basada en una experiencia real" soltó amorosamente mamá.

La deliciosa mamá Farmer (que parecía una bruja salida de un cuento de hadas) arrastró entonces su enorme trasero hasta Hollywood. Allí declaró a su hija mentalmente incapacitada y firmó los documentos para su internamiento. Echaba la culpa del colapso de Frances al comunismo.

Frances se negó a participar en los trabajos manuales de la prisión. La empujaron hasta una clínica privada, donde hubo de enfrentarse durante tres meses al pavoroso tratamiento diario de la insulina (un método totalmente descartado hoy día). Tras los horrores del sanatorio, quedaban aún por delante, diez años de infierno total en el "Nido de Víboras". [
Nido de víboras
(en el original
The Snake Pit
): el autor se refiere al film del mismo título basado en la novela de Mary Jane Ward, realizado por Anatole Litvak para la 20th Century Fox en 1949, que narraba las condiciones sanitarias de una institución mental en los Estados Unidos. El papel principal estaba interpretado por Olivia de Havilland, que consiguió una nominación para el Oscar. (N. de T.)] En 1944 fue declarada loca y confinada en Steilacoom, Washington ("Nenes, al fin y al cabo estoy de nuevo en casa").

Su encierro fue la prueba más horrenda que cualquier personalidad de la pantalla haya debido soportar —la más intolerablemente trágica entre todas las tragedias de Hollywood. Frances no había sido feliz en el Purgatorio del Cine, donde su talento se encontró desperdiciado por absurdos y superficiales personajes en estúpidas películas. Sus Hados, sin piedad, la condujeron a un infierno poblado de camisas de fuerza, correas de cuero y sádicas guardianas tan diabólicas como marimachos.

Su caída despertó escasa compasión por parte de la ciudad del
glamour
. Frances era una actriz "difícil" y les encantó quitársela de encima. (William Wyler llegó a opinar en cierta ocasión: "Lo más agradable que puedo decir sobre Frances Farmer es que no hay quien la aguante".) Por si fuera poco, había sido "roja".

Sólo un periodista salió en su defensa. Fue John Rosenfield, quien escribió al producirse su primer arresto:

"LO QUE HA OCURRIDO A FRANCES FARMER NO DEBERÍA PERMITIRSE NUNCA MAS".

"Justo cuando la industria cinematográfica se iba granjeando la admiración general, Hollywood se resquebraja ante una erupción de estúpidos escandalitos. Y no es precisamente un homenaje el que hay que rendir a la prensa por su interés en divulgar algunos de estos episodios carentes de valor informativo.

»Ha sido muy poco sagaz por parte de la industria autorizar y permitir que estos
affaires
sean agigantados.

»El incidente con Frances Farmer no debería haber sucedido nunca. Esta actriz, excepcionalmente dotada por otra parte, no suponía amenaza alguna para la Ley, el Orden o la Seguridad Pública. Algo que comenzó con una simple reprimenda a una infracción de tráfico ha crecido hasta convertirse en un caso de violencia personal, seria acusación y sentencia carcelaria.

»Y todo, a causa de que una muchacha testaruda se encontraba al borde del colapso mental.

»Miss Farmer, que no es precisamente un prodigio de estabilidad emocional o de sapiencia en la conducción de su carrera, necesitaba a un abogado cierta infausta noche del pasado invierno. Una mano bienhechora pudo haberla rescatado inmediatamente de algo tan simple como una violación de tráfico. Pero la sobrecogedora realidad es que la dejaron sola y, naturalmente, perdió."

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