Authors: Leandro Palencia
Lane es el pequeño de tres hermanos de una familia humilde. Su padre era un camionero que perdió el empleo por una enfermedad en un ojo y se convirtió en alcohólico.
Murió cuando Lane tenía once años. Su madre era una maniaca depresiva, ocasionalmente hospitalizada. Entre estudiar o iniciarse como actor elige esto último, diciendo que el instituto era para aquellos que no sabían lo que querían. Mientras se establece en la profesión, trabaja en
cenas teatro
y producciones para niños, además de encuestador o cantante de telegramas. Con 22 años toma el nombre de Nathan como homenaje al personaje Nathan Detroit del musical "Guys and Dolls", papel que hará en Broadway en 1992 —en la adaptación cinematográfica fue interpretado por Frank Sinatra en
Ellos y Ellas
(Joseph L. Mankiewicz, 1955)-. Diez años antes Lane hace su debut en Broadway con "Present Laughter", de Noël Coward. También interpreta a gays en obras teatrales de Terrence McNally. En "The Lisbon Traviata" (1989) hace de reinona operística y en "Love! Valour! Compassion!" (1994) de seropositivo. Igualmente protagoniza musicales de Stephen Sondheim. Mientras, consigue pequeños papeles en el cine como en
Joe contra el volcán
(John Patrick Shanley, 1990) o
La familia Addams
(Barry Sonnenfeld, 1991), debutando con la sórdida
Tallo de hierro
(Héctor Babenco, 1987). Asimismo, pone voces a dibujos animados como al gato en la saga
Stuart Little.
En
Los productores
(Susan Stroman, 2005) el número musical "Keep It Gay" parodia la simulación de los estereotipos gays. Lane tiene fama de ser el típico payaso triste, declarando a la vez que «Todavía soy el niño gordo del instituto que jamás tuvo una cita» y que su meta es encarnar a Juana de Arco.
1 de julio de 1899 en Yorkshire (R.U.) — 15 de diciembre de 1962 en Los Ángeles (EE.UU.)
Nacionalizado estadounidense en 1950, su esposa Elsa Lanchester (1902-1986) reveló en sus memorias —"Elsa Lanchester Herself" (1983)— que él era gay. Lo descubrió un año después de su matrimonio, en 1929, aunque ya llevaban más de otro viviendo juntos. Una noche la policía llamó a su puerta custodiando a un joven merodeador que buscaba a Laughton para que le pagara aún más, tras su encuentro en Hyde Park de Londres. Entre lágrimas, Laughton confesó a su esposa que era gay y como resultado Lanchester sufrió una reacción psicosomática: durante tres meses no pudo oír nada. Aun así, decidieron permanecer casados —aunque no hay evidencias, muchos creen que Lanchester era lesbiana— pero ella se negó a tener hijos con él, algo que él anhelaba profundamente. Varios de sus amigos y algunas de las personas con las que trabajó sabían de su homosexualidad. A pesar de sus éxitos en el teatro, el cine y las giras con lecturas de Shakespeare y la Biblia, que le proporcionaban su ansiada proximidad con el público, Laughton se consideraba un fracasado. Sensación avivada durante sus últimos años tras las malogradas
La noche del cazador
(1955), la única película que dirigió, obra de culto que entre otros influyó a David Lynch y Tim Burton, y la representación teatral de "El rey Lear" (1959). Sentía vergüenza de su homosexualidad, se autodespreciaba por ella y vivía atormentando por un sentimiento de inadecuación que le hacía vulnerable, temeroso de que se conociera públicamente, aunque siempre llevó amantes al plato para que le ayudaran a relajarse. Parece que se conformaba con recibir satisfacción sexual. Laughton había interiorizado e intensificado la homofobia de la sociedad. Simon Callow asegura en "Charles Laughton: A Difficult Actor" (1997) que éste utilizó el dolor y la culpabilidad de sus conflictos interiores para ponerlos al servicio de su arte y crear unos personajes memorables que el público pudiera amar o al menos admirar. En 1933 ganó un Oscar por interpretar a un Enrique VIII impulsivo y generoso
(La vida privada de Enrique VIII,
Alexander Korda) pero sus papeles generalmente eran antipáticos: solitarios, alienados, villanos depravados, amorales, despiadados, etc. Una amplia gama de derrotados. El Quasimodo de
Esmeralda, la zíngara
(William Dieterle, 1939) ejemplifica bien a ese "otro", marginado y torturado por la sociedad. Laughton definía su persona cinematográfica como «malvada, tormentosa y desordenada» o «mi tipo es más bien sádico». Para aminorar su propio sufrimiento buscaba la compañía de jóvenes hermosos, muchos de los cuales se convertían en su masajista o asistente personal. Con alguno de ellos llegó a desarrollar una larga y profunda relación, momentos en los que era feliz y productivo.
Sus padres, hosteleros, querían que continuara en el negocio familiar, pero un breve contacto con el teatro encendió su pasión por las candilejas. ¿Motivada para intentar captar un amor y una admiración que creía imposible alcanzar en la vida real?, ¿un modo de escapar de sí mismo siendo otra persona? Tras intervenir en la Primera Guerra Mundial trabaja durante cinco años en la posada familiar hasta que en 1925 recibe el permiso paterno para estudiar interpretación. Al año siguiente debuta en el teatro. Tras varios éxitos en Londres es contratado en Broadway (1931) y un cazatalentos le ficha para Hollywood. Su primera obra allí fue en la película de terror homosexual
El caserón de las sombras
(James Whale, 1932). En
El signo de la cruz
(Cecil B. de Mille, 1932) da vida a un ceceante y afeminado Nerón que tenía un favorito semidesnudo al lado del trono. En esta cinta se escenificaba una orgía aderezada con una "danza lesbiana de la tentación". Para desflorar a una joven cristiana, el personaje de Fredric March recurre a Joyzelle Joyner, la más hermosa lesbiana de Roma, para que bailando una danza de la "luna desnuda" seduzca a la cristiana. Según Gregory Black, como la muchacha no se deja tentar, la película se convirtió para muchos católicos en un ejemplo de «instrucción religiosa». Y parece que durante el rodaje Laughton vivía estremecido al saber que March no llevaba nada debajo de su túnica.
La crítica casi siempre aclamó las intensas interpretaciones de Laughton aunque no dejaban de señalar su obesidad, que él consideraba un castigo por sus inclinaciones sexuales, odiando su físico y llegando a declarar que «tengo una cara como el trasero de un elefante). En
La isla de las almas perdidas
(Erle C. Kenton, 1933) encarna a un sexualmente ambiguo Dr. Moreau, quien, como en el caso del Dr. Pretorius en
La novia de Frankenstein
(Whale, 1935), creará vida sin ayuda de lo heterosexual. Durante
Rebelión a bordo
(Frank Lloyd, 1935) la conocida homofobia de Clark Gable genera mucha tensión. De nuevo, cuando Laughton dirige en el teatro a Henry Fonda en "The Caine Mutiny Court Martial" (1954) éste le espeta «¿Qué sabes tú de hombres, gordo marica?». De Laughton se cuenta la anécdota del director que le dijo «¡Por Dios, Charley, no tan susurrante!». A lo que Laughton replicó a modo de disculpa «Perdóname, pero es que se me ve el plumero cuando estoy cansado». En 1960 compró una casa en Santa Mónica contigua a la de la pareja Christopher Isherwood y Don Bachardy. Estos dos orgullosos y militantes gays le ayudaron a aceptarse un poco más. Su última película fue
Tempestad sobre Washington
(Otto Preminger, 1962), la primera que aprobó el Código para abordar temas homosexuales. Se basaba en el caso real de 1954 del senador Lester Hunt, encarnado por Don Murray. Cuenta como una relación gay del pasado —en el ejército— es la causa de su suicidio. También es la primera película que representa un bar gay, símbolo del vicio lujurioso. Laughton interpretaba a un senador del sur homofóbico.
14 de julio de 1918 en Nueva York (EE.UU.)
Con 82 años le preguntaron si tenía algo que decir a los gays jóvenes y él contestó «que soy activo sexualmente, así que les estoy esperando». Laurents siempre ha creído que cuando aparece en cualquier sitio se torna en objeto de deseo de todo el mundo. Sus padres pertenecían a la clase media judía y de ellos heredó sus inclinaciones socialistas, que le impulsaron a trabajar con una fuerte conciencia social. Tras graduarse en la Universidad sirve en una unidad de producción del ejército escribiendo guiones de divulgación y de concienciación, durante la Segunda Guerra Mundial. En 1945 escribe su primera obra, en nueve días, "Home of the Brave", sobre el antisemitismo en las fuerzas armadas. La homónima versión cinematográfica de 1949, de Mark Robson, cambiará al judío por un afroamericano. El éxito le anima a ir a Hollywood y allí rápidamente es conocido por su habilidad con los temas psicológicos, con guiones sobre mujeres con problemas emocionales pero de gran fuerza interior para recuperarse y liberarse de las estructuras sociales que buscan su sometimiento.
Nido de víboras
(Anatole Litvak, 1948, no acreditado),
Atrapados
(Max Ophüls, 1949),
Anastasia
(Litvak, 1956), y
Buenos días, tristeza
(Otto Preminger, 1958). Como dice uno de sus personajes, «el final de los sueños no es el fin de la esperanza». Casi parece una apelación a una generación de homosexuales pre-Stonewall, incitándoles a luchar para construir una existencia alterna. Durante sus primeros años en Hollywood, Laurents intenta "curar" su homosexualidad ya que «Yo no conocí una sociedad gay en Hollywood, probablemente porque la mayoría de mis amigos eran izquierdistas y los izquierdistas nunca han apoyado a los gays». Aunque reconoce que Hollywood «sólo se preocupa de la imagen. Si tú proyectas la imagen correcta, a ellos no les importa que sea verdad». Laurents nunca fue invitado a ninguna de las orgías de George Cukor, pero sí a una cena de etiqueta en la que estaban ellos dos, una reinona y un chapero. Para el cine
queer
su guión más significativo es
La soga
(Alfred Hitchcock, 1948), coprotagonizado por su amante de entonces, Farley Granger. Como Laurents explicó «No hubo una palabra de diálogo que dijera (que los dos protagonistas) eran amantes u homosexuales, pero no hay una escena entre ellos donde no estuviera claramente implicado».
Laurents nunca estuvo en la lista negra aunque su oposición a la caza de brujas debilitó su estatus en la meca del cine y tuvo que regresar a Nueva York. Allí disfrutó del éxito con obras teatrales que hablaban al público de cambiar las convenciones sociales y aceptar lo heterodoxo. "Time of the Cuckoo" (1952) trata de lo relativo de los valores de normalidad y anormalidad. En la escena "Officer Krupke" de "West Side Story" —1957 (adaptada al cine por Jerome Robbins y Robert Wise en 1961)— analiza cómicamente la incapacidad de la sociedad para abordar la delincuencia juvenil que ha sido provocada por las normas de la mayoría. "Gipsy" —1959
(La reina del vaudeville,
1962 de Mervyn LeRoy)-critica que conquistar el éxito y la felicidad que demanda lo mayoritario conduce a crear monstruos morales que destruyen cualquier atisbo de potencial originalidad subversiva. Laurents también dirigió "La Cage aux Folies" (1983)-. Durante su estancia en Broadway colaboró con los mayores talentos gays como Stephen Sondheim, Leonard Bernstein, Jerry Herman, Harvey Fierstein y Robbins. A parte de las susodichas versiones cinematográficas hizo en Hollywood
Tal como éramos
(Sidney Pollack, 1973), ambientada en el mccarthismo, sobre alguien que interioriza las normas sociales tan fuertemente que al final no tiene principios. Vivenca Lindfor interpretaba a una lesbiana.
Paso decisivo
(1977) trataba del mundo del ballet y Laurents quiso que su descripción fuera más honesta y realista incluyendo una subtrama gay, pero tanto el director (Herbert Ross) como la protagonista (Shirley MacLaine) se negaron. Desde 1955 Laurents vivía con su pareja, el actor Tom Hatcher, en una propiedad frente al mar en Long Island. Hatcher murió el 26 de octubre de 2006. En "Original Story By: A Memoir of Broadway and Hollywood" (2002) Laurents habla de su vida en general —aún no perdona a Elia Kazan por su delación— y cuenta que una noche Cary Grant tiró guijarros a su ventana para que mantuvieran una relación sexual. Desafortunadamente, él no se encontraba en casa.