Ingenieros del alma (40 page)

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Authors: Frank Westerman

Tags: #Ensayo,Historia

BOOK: Ingenieros del alma
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Pregunté a Galia si le importaría mostrarme la tumba, pero me contestó que le costaba subir la cuesta. En seguida se ofreció Volodia.

El cementerio se hallaba detrás del vertedero, en un pequeño bosque con vistas al Oka. Como era habitual en Rusia, las tumbas estaban decoradas con rejas de hierro fundido, flores de plástico y mármol pulido sobre el que, en algunos casos, se exhibía una estampa del difunto. En las lápidas, las cruces ortodoxas se alternaban con las estrellas rojas.

Volodia se detuvo un momento ante la tumba familiar consagrada a la memoria de Tatiana Paustovskaya (1910—1978) y su hijo Alexei («Aliosha») Paustovski (1950—1976).

—La vida de Aliosha fue una tragedia —observó Volodia—. Quiso ser al menos tan famoso como su padre, pero le faltaban el talento y la paciencia. Con veintiséis años se mató bebiendo. Así, tal como lo oye.

No demasiado lejos de la losa sepulcral con doble epitafio de madre e hijo sobresalía un bloque de piedra en un pequeño arriate de damasquinas: la tumba de Konstantin Georgievich Paustovski. Escritor. De la tierra emergía una cruz del tamaño de un hombre.

—¿Era creyente? —pregunté.

—No —respondió Volodia.

—Entonces, ¿por qué hay una cruz en su tumba? —Para ahuyentar a los gamberros.

Volodia me confesó que, además de borrachos y atracadores, Tarusa albergaba a una banda de profanadores de tumbas.

—Por la noche se reúnen en el cementerio para pisotear los macizos de flores y destrozar las volutas de las rejas de hierro.

La experiencia había demostrado que los profanadores de Tarusa se arredraban ante las cruces ortodoxas. En cambio, los comunistas muertos no les infundían temor ni respeto.

Referencias bibliográficas y agradecimientos

Cuando el año pasado contaba que estaba trabajando en un libro sobre escritores soviéticos mis interlocutores me miraban con compasión.
Boy meets tractor,
así es como suelen etiquetarse las letras soviéticas. ¿Acaso puede despertar alguna pasión un libro que se titula
Así se templó el acero?

En las obras de referencia occidentales se repite una y otra vez el mismo juicio: la única literatura soviética que aspira a permanecer es la literatura clandestina, prohibida, requisada, copiada a mano, distribuida de forma ilegal en Occidente o jamás publicada. A su lado, los libros huecos y patéticos que llevan el
nihil obstat
de la censura soviética quedan, salvo contadas excepciones, totalmente deslucidos.

La
Encyclopaedia Britannica
declara sin ambages que la literatura soviética ya alcanzó su «nadir moral» en 1934 con la publicación de
Belomor,
la obra colectiva dirigida por Gorki.

En el presente libro no he querido esgrimir ningún criterio fundamentado en interpretaciones a posteriori. Me he dejado llevar por las expectativas y las ambiciones de la nueva generación de escritores soviéticos.

Aún más que los pensadores tenaces e irreductibles (Mijail Bulgakov, Daniil Charms, Anna Ajmatova, Joseph Brodsky) me fascinaban los oportunistas más o menos acomodaticios, los conversos, los renegados y los indecisos. Quizá por que sus dilemas y debilidades son tan fácilmente reconocibles.

En mi «periplo» por las letras soviéticas he optado por un enfoque selectivo. Al detenerme ante lo que me apasionaba y dejar de lado un sinfín de circunstancias secundarias, he trazado una ruta sembrada de hitos personales.

El recurso a la reconstrucción me ha permitido contar la vida de los escritores, científicos y demás personajes desde la óptica y las vivencias de la época. Los fragmentos en los que he aplicado esta técnica se basan en una multiplicidad de fuentes, muchas de las cuales no se citan en el cuerpo del texto.

En lo que concierne a la trayectoria vital de Máximo Gorki, me he guiado por su trilogía autobiográfica:
Mi infancia, Por el mundo, Mis universidades
(Het Spectrum, Utrecht 1981, 1983, 1985); Gorky: a Biography, de Henri Troyat (Crown Publishers, Nueva York 1989); Gorky, de Nina Gourfinkel (Evergreen Books, Londres 1960), y A People's Tragedy: the Russian Revolution, de Orlando Figes (Penguin, Nueva York 1998). En Rusia se ha desatado una polémica en torno a las circunstancias en que se produjo el regreso de Gorki a la Unión Soviética. El artículo «El gran humanista», de T. Dubinskaya-Dzhalilova, publicado en la revista
Novoie literaturnoie obozrenie,
número 4 (1999), ofrece nuevos datos y nuevas perspectivas al respecto.

Vitali Shentalinski, presidente de la Comisión para el Legado Literario de los Escritores Víctimas de la Represión, fue la primera persona en tener acceso a los archivos del KGB. Su libro
The KGB's Literary Archive
(Harvill Press, Londres), aparecido en 1995, ya había sacado a la luz una mina de información acerca de Máximo Gorki y otros literatos soviéticos. Las referencias a Babel, Pilniak y Platonov también están tomadas en gran parte de la obra de Shentalinski. Entre 1988 y 1992, este hombre supo abrirse camino hasta las cámaras acorazadas de la cárcel de Lubianka gracias a su enorme perseverancia. Shentalinski parte de la base de que no existe expediente personal de Paustovski. Ello no significa que el servicio secreto no reuniese información sobre la persona del escritor, sino que jamás fue juzgado lo suficientemente importante o controvertido como para que le fuera asignado un expediente con el sello «conservar a perpetuidad».

Han llegado a nuestros días varios informes sobre el encuentro de Stalin con una cuarentena de escritores en casa de Gorki. Mi relato se centra sobre todo en los apuntes del crítico literario Korneli Zelinski, presente en la reunión. Sus notas se guardan en el Archivo Nacional Ruso de Literatura y Arte (RGALI), carpeta 1604, bajo el encabezamiento «Conversación de J. V. Stalin con los escritores, 26 de octubre de 1932».

La obra de conjunto, ya mencionada, en la que Johan Daisne pasa revista a diez siglos de literatura rusa se titula:
Van Nits jevo tot Chorosjo. Tien eeuwen Russische literatuur
(Electa, Bruselas 1948). Daisne, al que he presentado como director de la biblioteca municipal de Gante, era asimismo un renombrado poeta, escritor, eslavista e historiador cinematográfico.

Los datos sobre la bahía de Kara Bogaz provienen principalmente del libro de Paustovski
Kara Bogaz
(Molodaya Gvardia, Moscú 1932), traducido al neerlandés por Gerard y Karel van het Reve (Pegasus, Amsterdam 1935) y, más tarde, por Wim Hartog
(De baai van Kara Bogaz,
De Arbeiderspers, Amsterdam 1998). He encontrado información adicional en la revista soviética
Ciencias de la Tierra
(número 10, 1983); en la
Gran Enciclopedia de la Unión Soviética
(diferentes ediciones); y en la ya citada tesis doctoral de la doctora Amansoltan Saparova,
Kara Bogaz Gol: investigación científica y explotación industrial
(Academia de Ciencias de Turkmenistán, Ashjabad 1992).

Para los comentarios acerca de la génesis de
Dzhan,
la novela corta de Platonov, me he basado en la enciclopedia
Turkmenskaya SSR
(Ashjabad 1984) y en el epílogo de Thomas Langerak «Over Dzhan en Andrei Platonov», integrado en la edición neerlandesa de
Dzhan,
traducida por J. R. Braat (Pegasus, Amsterdam 1994). Sin embargo, el párrafo final de la obra está tomado de la traducción inglesa de Joseph Barnes, recogida en la recopilación
The Fierce and Beautiful World
(Dutton, Nueva York 1970). Thomas Seifrid también hace alusión a
Dzhan
en su estudio
Andrei Platonov: Uncertainties of Spirit
(Cambridge University Press, Cambridge 1992). Algunos fragmentos de esta novela fueron publicados bajo un título diferente en la
Literaturnaya Gazeta
de 5 de agosto de 1938 y en la revista
Ogoniok
(número 15, 1947), pero no fue hasta 1964 cuando salió publicado el texto íntegro, con el título
Dzhan,
en la revista
Prostor
(número 9).

El libro
Russische notities
de Charles B. Timmer (Van Oorschot, Amsterdam 1981) me ha ayudado a comprender mejor la obra de Platonov. En este sentido, también me ha sido de gran utilidad el epílogo del traductor Lourens Reedijk que cierra la reciente versión neerlandesa de
La feliz Moscú
(Meulenhoff, Amsterdam 1999). La visión de conjunto más completa, incluyendo todos los documentos pertinentes del expediente, se ha publicado hace poco en Moscú. Me refiero a
Strana Filosofov: Andreia Platonova
(Institut Mirovoi Literaturi, Moscú 2000).

Otra valiosa fuente de información es
Making History for Stalin: the Story of the Belomor Canal,
de Cynthia Ruder (University Press of Florida, Miami 1998), que me ha permitido describir la excursión literaria de Gorki al canal Belomor en 1933. Los pareceres de los campesinos y los obreros acerca de la literatura y el teatro proceden de la recopilación
Socialist Realism Without Shores
(Duke University Press, Durham 1997) y, muy en particular, de la contribución de Yevgeni Dobrenko.

El «enigma ornitológico» de los años treinta, así como la tesis de que las brigadas cinegéticas de los gulag de la Rusia ártica desempeñaron un papel decisivo en la caída de la población de barnaclas carinegras, ha sido documentado por el ornitólogo de origen polaco-alemán Eugeniusz Novak (en su artículo «Jagdaktivitaten in der Vergangenheit und heute als Einflussfaktor auf Gánsepopulationen und andere Vögel Nordsiberiens», 1995). Doy las gracias ajan Jaap Hooft y Gerard Boere por haber llamado mi atención sobre los estudios de este científico y haberme facilitado las necesarias puntualizaciones técnicas.

Para los datos biográficos y bibliográficos referentes a Paustovski he consultado las memorias del propio escritor
(Povest o zhizni,
editorial Sovremenni Pisatel, Moscú 1995, con cartas, fotografías y comentarios), así como la edición neerlandesa aparecida en la serie
Privé-domein
de la editorial De Arbeiderspers (seis tomos, traducidos por Wim Hartog), que incluye un séptimo volumen titulado
La rosa de oro
(las memorias literarias de Paustovski). También merece una mención especial la miscelánea
Vospominania o Konstantine Paustovskom
(Sovietski Pisatel, Moscú 1983), publicada en memoria de Paustovski. Del mismo modo, los números 15 y 16 (2000) de la revista
Mir Paustovskog
o recogen, bajo el título «El anillo de plata», un interesante análisis en dos partes de Vadim Paustovski sobre la vida privada de su padre. La versión neerlandesa de
Los románticos
(De Arbeiderspers, Amsterdam 1995), aparecida con anterioridad, incluye un resumen de este texto a modo de epílogo.

Para completar la información sobre Paustovski me he basado asimismo en las obras:
Der Stil Konstantin Georgievic Paustovskijs,
de Wolfgang Kasack (Böhlau, Colonia 1971) ; Konstantin Paustovskijs Auffassung vom dichterischen Schaffen, de Irmhild Reischle (Eberhard Karls-Universität, Tubinga 1969);
K. Paustovski i Sever,
de Faina Makarova (Moscú 1994); «Konstantin Paustovski, écrivain-modèle», de Leonid Heller, en
Cahiers du monde russe et soviétique,
número 26 (1985); y
Konstantin Paustovski: otsherk tvorchestva,
de Lev Levitski (Sovietski Pisatel, Moscú 1977).

La contribución de Paustovski al II Congreso de la Unión de Escritores Soviéticos, que lleva por título «¡Hablemos claro!», se imprimió en
La Verdad
(8 de enero de 1955). El discurso sobre los Drozdov figura en el epílogo escrito por Martin Ros para la edición de bolsillo de las memorias de Paustovski. Los demás datos relacionados con esta actuación de Paustovski y la campaña difamatoria lanzada contra Boris Pasternak con motivo de la concesión del Premio Nobel están tomados de
Political Control of Literature in the USSR, 1946-1959,
de Harold Swayze (Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1962).

La mejor descripción de las propuestas soviéticas presentadas en la Exposición Universal de Nueva York corre a cargo de Tony Swift, «The Soviet World of Tomorrow at the New Cork World's Fair, 1939», en
The Russian Review,
número 3 (1998).

También he extraído información de la versión inglesa del folleto de presentación distribuido durante el evento neoyorquino:
Waterways and Water Transport in the USSR
(Foreign Languages Publishing House, Moscú 1939).

Mi ejemplar de
Oriental Despotism,
de Wittfogel, data de 1981 (Vintage Books, Nueva York). Los datos sobre la participación neerlandesa en la construcción del canal Volga-Don se hallan en
De lange weg naar Moskou,
de Ben Knapen (Elsevier, Amsterdam 1985).

Como literatura secundaria sobre Boris Pilniak he maneja do
Boris Pilnjak: A Soviet Writer in Conflict with the State,
de Vera Reck (Queen's University Press, Montreal 1975), así como el epílogo de Arthur Langeveld a su traducción de
La ciudad de las tormentas
(De Arbeiderspers, Amsterdam 1993) y el de Alexandr Tulloch a su traducción de
El año desnudo
(Ardis, Ann Arbor 1975).

El expediente con los documentos relativos a Yakov Rubinshtein se conserva en la carpeta 140527 del Archivo Nacional Ruso de Historia Social y Política (RGASPI). La película
Kara Bogaz/Chornaya Past
(Yalta, 1935), dirigida por Alexandr Razumni, está catalogada bajo el número 2972 en el Archivo Cinematográfico Nacional GOSFILMOFOND.

El análisis más pormenorizado de las maquinaciones del órgano central de censura GlavLit se encuentra en Herman Ermolaev,
Censorship in Soviet Literature, 1917-1991
(Rowman & Littlefield, Lanham 1997). Las palabras del antiguo censor de GlavLit Vladimir Solodin se citan en las actas del congreso
KGB: yesterday, today, tomorrow
(Glasnost Public Foundation, Moscú 1995).

John y Carol Garrard documentan la historia de la Unión de Escritores Soviéticos en
Inside the Soviet Writers' Union
(The Free Press, Nueva York 1990). Para la descripción del I Conpreso, organizado en 1934, me he regido en gran parte por la información contenida en esta obra.

La revista
Itogi
(número 21, 2001) proporciona numerosos datos sobre la creación de la colonia de escritores Peredelkino. A este respecto, he de mencionar las inestimables aportaciones de Lev Shilov, director del museo Chukovski de Peredelkino, tanto orales como escritas (su folleto
Pasternakovskoie Peredelkino,
Moscú 1999).

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