Me hundí en sus brazos, llena de amor y gratitud hacia la vida.
Me aparté de él y le miré a los ojos.
—¿Qué haces aquí? No entiendo.
Kahul me mostró su mejor sonrisa. Llena de dulzura y cargada de alegría.
—Han retirado la denuncia.
Salieron lágrimas de felicidad, lágrimas dulces.
—¡Marta! —exclamé sorprendida.
—No sé quién ha sido, solo que estoy libre de los cargos de los que me acusaban. ¡Soy libre! —dijo en voz alta.
Kahul me alzó y comenzó a girar sobre sí mismo. Luego caímos sobre la arena.
—¿Cómo sabías que estaba aquí?
—Tu amiga Lila y el sub-inspector Alberto lo han planeado todo. Querían darte una sorpresa.
Salieron lágrimas de emoción de mis ojos. No podía creer que fuera cierto. Seguía pensando que de un momento a otro volverían a robarme aquello que había conseguido con tanto esfuerzo. Pero solo eran ya los resquicios del pasado, de Sandra. Porque ahora me sentía más que nunca Irania.
—¡Vámonos lejos de aquí! —me propuso Kahul con entusiasmo. Asentí con energía y me abracé de nuevo a él. —Vale, pero antes tengo una última cosa que hacer. Nos tumbamos en la arena y permanecimos abrazados mirando el ir y venir de las olas. Con la ilusión y la esperanza de una nueva vida que nacía delante de nuestros ojos, en un horizonte prometedor, lleno de proyectos por comenzar.
El entierro de los restos de mi hermana Victoria había sido tan oculto y misterioso como lo había sido su vida. Nadie de mi familia tuvo el valor de venir al funeral. Parecía que asistir, era admitir todos los cargos que había sobre mi padre, Joan y la farmacéutica. Tenían intereses que proteger, según ellos, más importantes que la vida y la justicia. Los había invitado a todos expresamente, pero ninguno vino, seguían apoyándose mutuamente por encima del bien y del mal. Yo quería que todos supieran lo que le había sucedido a ella, que había existido, que debían recordarla.
Busqué con desesperación alguna foto suya y no encontré ninguna. No lo conseguí. Se habían desecho de ella, como si no guardando nada que le hubiera pertenecido pudieran borrar la culpa del silencio que los pudría por dentro.
En el fondo me alegré, la presencia de alguno de ellos habría sido un insulto para ella.
Cuando el cura se marchó, me quedé un rato a solas reflexionando sentada sobre su tumba. Saqué un sobre de mi bolso con una carta que había escrito para mi hermana. La volví a leer. Sabía que era un gesto, que Victoria no iba a leerla físicamente, pero había visto ya mucha magia desplegarse en mi vida. Nada me iba a hacer dudar nunca más de lo que yo sentía. Ahora sentía que ella, donde estuviera la habría ya leído. Lo sabía, tenía fe.
Me acerqué a la lápida y le di un beso a mi fotografía. Luego dejé el sobre junto al ramo de rosas rojas.
Antes de irme leí de nuevo la inscripción de la losa de mármol y me marché.
Carta a VictoriaAquí yace Victoria Ros i Paquer.
Ahora tu familia te recuerda.
1981-1986-2010
AgradecimientosMi historia comienza cuando termina mi vida. Yo morí a la edad de cinco años. Morí junto a ti aquella noche de luna llena. Tú perdiste tu cuerpo pero yo perdí mi alma. He tardado veinticinco años en recuperarla a manos de la sombra negra en la que habíamos nacido. Pero ahora sé porqué decidí nacer en una familia como la nuestra: lo hice por amor. Por traer luz a una familia que vivía en las tinieblas y que iba a conseguir llevar las tinieblas a cientos, a miles de familias, destrozándolas desde dentro, desde el mismo corazón. Ahora sé que nada es por casualidad pero esta explicación es solo para aquellos que creen en la inmortalidad del alma.
Me marcho porque soy consciente del peligro que me envuelve. Kahul me espera en el aeropuerto. Sí, ahora está de nuevo libre y a mi lado. Antes de irse Marta, pasó por la comisaria y retiró la denuncia. Fue un gesto que ya no esperaba, pero que siempre le agradeceré. Yo la quería y creo que sigo queriéndola, y ella también me quiere a mí, a pesar que juega en el otro bando. Como ella me dijo, «No soy quién para juzgarla».
Me voy donde siempre soñé estar y haciendo lo que siempre debí hacer: cuidar de los niños. No puedo decirte donde voy, por seguridad, pero lo único que debes saber es que volveré. Dentro de un tiempo será el juicio contra Aurora y me necesitará. Espero que para ese entonces mamá esté recuperada y pueda testificar a su favor. Tendrá que hacerlo, tendrá que enfrentarse con sus más profundos miedos si quiere sacarla de ahí. Yo rezo cada día por ellas, pero nada más puedo hacer.
Miguel Garrido, el químico, se me apareció en sueños. Su rostro estaba sereno, parecía un poco más joven. Estábamos en un concierto de jazz en medio de una plaza, él tocaba el saxo y yo me encargaba de repartir publicidad entre el público. Yo quería que todo el mundo supiera que él estaba allí tocando y que lo hacía muy bien. En el sueño éramos hermanos y yo estaba muy orgullosa de él porque tocaba con una sola mano, la otra estaba quemada.
Entendí que Miguel, estuviera donde estuviera, debía de estar feliz y eso también me hizo feliz a mí. Sin él no habríamos podido detener a Farma-Ros. Si lo ves, dale las gracias de corazón.
Ahora miro atrás y pienso en todo lo que he destruido. No me arrepiento de nada porque no eran cosas hermosas, eran cosas construidas con estiércol y vidas de raíces clavadas en lodos movedizos. Nada en nuestra familia era real. Solo tú eras real y te rescaté de mi memoria, pues ellos te habían hundido en la oscuridad para que jamás volvieras a salir. Lo intentaron, pero la luz y el amor son más fuertes. Ahora lo sé.
Querida Victoria, perdóname por haberte olvidado. Te quiero.
Quiero agradecer a la Fundación Soliris por sus vídeos sobre la glándula pineal y a Marisol González Sterling por la difusión de los estudios del sol y la consciencia a través de su portal:
www.fundacion-soliris.eu/
También a Isabel de la Fuente por enseñarme a ser consciencia en acción.
A mis profesores de Yoga: Anahita y Sakshin por compartir con tanto amor y cariño su pasión por esta técnica.
Al portal
www.rafapal.com
por toda la información que comparte, entre otras, sobre sectas y mafias médicas que han inspirado la trama de esta novela.
Nacida en L´Hospitalet del Llobregat, Barcelona.
Actualmente reside en Rubí, también en la provincia de Barcelona. Inició la carrera de biología pero la abandonó para dedicarse a la práctica y estudio de las terapias alternativas, la ampliación de la consciencia y la espiritualidad práctica.
Hasta la fecha, ha ido combinando la pasión por la escritura creativa con la formación, estudio y realización de talleres sobre reiki, minerales, aromaterapia, flores de bach, espiritualidad y terapia de interpretación onírica.
Autodidacta y libre pensadora.
Su intención como escritora es comunicar a través de sus trabajos un mensaje de amor, salud, reflexión y sabiduría interior.
Irania
, es su segunda novela. Editada en 2011.
En mis ojos te verás
, es su primera novela. Editada en 2009.