La guerra de las salamandras (33 page)

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Authors: Karel Capek

Tags: #Ciencia Ficción

BOOK: La guerra de las salamandras
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Sobre todo en Alemania se prohibieron las vivisecciones; desde luego, sólo a los científicos judíos.
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Según parece, se trataba también de una decisión en defensa de la moral. Entre los papeles del señor Povondra se encontraron
proclamas
en muchos idiomas, publicadas seguramente en toda la prensa mundial y firmadas por la misma duquesa de Huddersfield, que decían:

«LA LIGA PARA LA PROTECCIÓN DE LAS SALAMANDRAS SE DIRIGE PARTICULARMENTE A VOSOTRAS, MUJERES, PARA QUE EN INTERÉS DE LA DECENCIA Y LAS BUENAS COSTUMBRES CONTRIBUYÁIS CON EL TRABAJO DE VUESTRAS MANOS A UN GRAN MOVIMIENTO, CUYO FIN ES PROCURAR A LAS SALAMANDRAS UNA VESTIMENTA ADECUADA. LO MÁS APROPIADO ES UNA FALDITA DE 40 CM. DE LARGO Y 60 CM. DE ANCHO, PREFERIBLEMENTE CON ELÁSTICO EN LA CINTURA. ACONSEJAMOS LAS FALDAS PLISADAS, QUE SIENTAN MEJOR Y PERMITEN UNA MAYOR LIBERTAD DE MOVIMIENTO. PARA LAS REGIONES TROPICALES BASTA UNA ESPECIE DE DELANTAL CON CINTAS, PARA ATARLO EN LA CINTURA, HECHO DE CUALQUIER CLASE DE TELA, POR EJEMPLO, DE CUALQUIER VESTIDO USADO. CON ESTO AYUDARÉIS A LAS DESGRACIADAS SALAMANDRAS Y NO TENDRÁN QUE PRESENTARSE DESNUDAS EN PÚBLICO, LO QUE OFENDE SU PUDOR Y CAUSA MALA IMPRESIÓN ENTRE LAS PERSONAS DECENTES, ESPECIALMENTE EN LAS MUJERES Y MADRES.»

Según parece, esta campaña no logró los resultados esperados. No hubo ni una salamandra que consintiera en llevar falditas o delantales; seguramente, porque les molestaba en su trabajo bajo el agua y se les sostenían con dificultad. Cuando más tarde se construyeron vallas para separarlas de las personas, se acabaron por ambas partes los motivos de vergüenza y las impresiones desagradables
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Con respecto a nuestra alusión de que era preciso proteger a las salamandras contra posibles molestias, nos referíamos particularmente a los perros, que nunca congeniaron con ellas y las perseguían furiosamente hasta bajo el agua, sin importarles que se les inflamasen las mucosas de los hocicos cuando mordían a alguna salamandra fugitiva. A veces las salamandras se defendían, y más de un magnífico perro fue deshecho a golpes de pico o hacha. Entre los perros y las salamandras se desarrolló, podríamos decir, una larga y mortal enemistad que nada pudo mitigar. Por el contrario, todavía creció y se fortaleció con la construcción de las vallas. Pero esas cosas suceden muchas veces, y no solamente entre los animales
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Entre paréntesis diremos que aquella vallas de hormigón que en algunos lugares tenían kilómetros y kilómetros de longitud a lo largo de las costas, fueron aprovechadas con fines educativos. A todo lo largo de ellas se pintaron carteles con lemas apropiados para las salamandras, como, por ejemplo:

Vuestro trabajo es vuestro éxito. — ¡Aprovechad cada segundo! El día sólo tiene 86,400 segundos. — El valor de cada uno es igual al del trabajo que realiza. — ¡Un metro de dique puede ser construido en 57 minutos! — El que trabaja sirve a todos. — ¡El que no trabaja, no come!
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Publicamos a continuación el primer Proceso de las Salamandras, que tuvo lugar en Durban y que fue ampliamente comentado en la prensa mundial (véanse los recortes del señor Povondra):

Las autoridades marítimas de A. tenían empleada una colonia de salamandras. Éstas se multiplicaron de tal manera con el tiempo que ya no les bastó el lugar que habitaban, por lo que establecieron varias colonias de renacuajos en las costas vecinas. El hacendado B., al que pertenecía parte de aquella costa, pidió a las autoridades marítimas que se llevasen las salamandras de su litoral privado, ya que allí tenía su piscina. Las autoridades marítimas contestaron que cuando las salamandras ocupaban alguna parte de litoral, éste pasaba a ser su propiedad privada. Mientras estas discusiones se prolongaban adecuadamente, empezaron las salamandras (en parte por condición natural y en parte por el entusiasmo hacia el trabajo que se les había inculcado al educarlas), sin orden ni permiso alguno, a construir diques y embarcaderos en la costa del señor B. Entonces éste presentó una denuncia por perjuicio a su propiedad. Dicha denuncia fue rechazada en primera instancia, basándose en el hecho de que la propiedad del señor B. no había sido dañada con las obras sino, más bien, perfeccionada. En segunda instancia se dio la razón al denunciante, basándose en que nadie tiene obligación de soportar en su terreno animales que críe su vecino y, por lo tanto, las autoridades marítimas de A. tenían que reparar los perjuicios causados por sus salamandras, lo mismo que el campesino paga los daños ocasionados por sus animales domésticos. La parte denunciada protestó diciendo que no podía encerrar a las salamandras en un pedazo de mar y que, por lo tanto, no era responsable de lo que hiciesen. A esto contestó el juez que de los daños causados por las salamandras hay que responder, lo mismo que se responde de los que ocasionan las gallinas, aunque a éstas tampoco se las pueda encerrar, porque tienen alas y vuelan. El abogado de las autoridades marítimas preguntó de qué forma tenían sus clientes que trasladar a las salamandras o convencerlas para que abandonasen la costa del señor B. El juez contestó que eso no era de su incumbencia. El abogado preguntó qué le parecería al juez si las autoridades marítimas de A. hicieran matar a todas esas desagradables salamandras, contestándole el juez que, como gentleman británico, le parecería una solución poco apropiada y, además, como una violación del derecho del señor B. a la caza. La parte demandada estaba obligada a retirar las salamandras de la propiedad del demandante y, además, a reparar los daños causados por los diques y embarcaderos, de manera que el pedazo de litoral volviese a quedar igual que antes. El representante de la parte demandada hizo a continuación la siguiente pregunta: ¿Pueden emplearse salamandras en las obras de demolición? El juez respondió que de ninguna manera, caso de no pedirlo específicamente el denunciante, ya que la esposa de éste sentía gran repugnancia hacia las salamandras y no quería bañarse en un mar inundado de ellas. La parte demandada objetó que sin las salamandras no podría nunca derruir los diques instalados bajo el agua. A esto contestó el juez que el Tribunal no podía ni quería decidir sobre detalles técnicos. «Los Tribunales existen para defender el derecho de propiedad», dijo el juez, «y no para decidir lo que se puede o no se puede hacer.» Con esto quedó cerrado el asunto. No se sabe cómo salieron de este apuro las autoridades marítimas de A., pero este caso demostró, después de todo, que la cuestión de las salamandras era preciso regularla por nuevas disposiciones legales.
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Algunos tomaron la igualdad de derechos de las salamandras tan al pie de la letra, que pidieron que se les dejase desempeñar cualquier clase de cargo público en el agua y en la tierra (J. Courtaud), o que se formasen con ellas ejércitos submarinos completamente armados, con un general especial de las profundidades (general m.s. Desfoeurs); otros pedían que fuesen permitidos los matrimonios mixtos entre salamandras y humanos (abogado Louis Pierrot). Los eruditos en Ciencias Naturales se oponían a dichos matrimonios diciendo que eran, por cuestiones anatómicas, imposibles, pero
maitre
Pierrot declaró que no se trataba de posibilidades de la Naturaleza, sino de un principio legal, y que él mismo estaba dispuesto a tomar por esposa a una salamandra hembra, para demostrar que la citada reforma del derecho matrimonial no iba a quedar, solamente, en el papel. (
Maitre
Pierrot se convirtió en un abogado muy solicitado en cuestiones relativas al divorcio).

Con respecto a lo anteriormente referido, queremos añadir que en la prensa norteamericana aparecían de vez en cuando noticias de que muchachas que se estaban bañando habían sido violadas por las salamandras. Como resultado de estas informaciones, se dieron muchos casos en los EE. UU. de linchamiento de salamandras machos, que después eran quemadas en hogueras. Inútilmente protestaban los eruditos asegurando que, por motivos anatómicos, esa clase de crimen era físicamente imposible por parte de las salamandras. Pero las jóvenes juraban que habían sido molestadas en dicha forma y, con esto, la cuestión quedó completamente clara para cualquier norteamericano amante del orden. Después, la popular diversión de linchar y quemar salamandras fue restringida, autorizándose solamente los sábados y bajo la vigilancia del cuerpo de bomberos. Entonces se formó el Movimiento Contra el Linchamiento de Salamandras, presidido por el reverendo Robert J. Washington, al que se adhirieron unas cien mil personas, casi todos negros. La prensa americana empezó a asegurar que dicho Movimiento era político y derrotista y, por ello, fueron atacados los barrios habitados por negros y muchos de éstos, que estaban rezando en sus iglesias por sus Hermanos Salamandras, fueron quemados vivos. La indignación contra los negros alcanzó su punto culminante cuando, al incendiar su iglesia en Gordonville (Louisiana), se transmitió el fuego a toda la ciudad. Pero esto se refiere sólo indirectamente a la historia de las salamandras
.

De las ventajas y derechos civiles que recibieron las salamandras citaremos, solamente, algunos: cada salamandra fue inscrita en el Registro de Salamandras y en su lugar de trabajo. Debía tener permiso de residencia, había de pagar impuestos por cabeza, lo que hacía su propietario, reduciéndoles después la comida para cobrarse (ya que las salamandras no recibían dinero alguno); también tenía que pagar alquiler por la costa que habitaba, impuestos municipales, contribución por la construcción de la valla, impuestos escolares y otras cargas públicas. En resumen: hemos de reconocer lealmente que, en este aspecto, se las trató exactamente igual que a los demás ciudadanos, así que disfrutaban de una cierta igualdad de derechos
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Véase la encíclica del Santo Padre,
Mirabilia Dei opera
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Sobre este tema se publicó tanta literatura que sólo su bibliografía ocuparía dos grandes tomos.
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[21]
Véase un folleto altamente pornográfico encontrado entre los papeles del señor Povondra que, por lo que se dice, fue impreso en Bxxx, según el informe policial. Los hechos referidos en este «impreso particular publicado con fines científicos», no pueden ser citados en un libro decente. Publicamos solamente algunos detalles:

«El templo para el culto de las salamandras, situado en la calle xxx, número xxx, tiene en el centro una gran piscina hecha de mármol rojo y oscuro. El agua de la piscina, perfumada y tibia, está iluminada por luces que cambian continuamente de color. Aparte de eso, reina en el templo completa oscuridad. A los cantos de la Letanía de las salamandras entran en la piscina, iluminada con los colores del arcoiris, los creyentes «salamandras» completamente desnudos, a un lado los hombres y al otro las mujeres, todos ellos gente de la mejor sociedad. Nombraremos solamente a la baronesa de M., a la artista de cine S. y al embajador D., entre otras muchas destacadas personalidades. De pronto un reflector ilumina con luz azul una enorme piedra que sobresale del agua, en la que descansa, respirando difícilmente, una enorme salamandra negra, llamada Maestro Salamandra. Después de unos momentos de silencio el Maestro empieza a hablar, invitando a los fieles a entregarse con toda el alma a la ceremonia de la Danza de las Salamandras y a venerar a la Gran Salamandra. Al decir esto, se levanta y empieza a mover circularmente la parte superior de su cuerpo. Entonces los creyentes hombres, metidos en el agua hasta el cuello, comienzan a mover, cada vez con mayor rapidez, la parte superior de su cuerpo, para crear, según dicen, el Ambiente Sexual. Entretanto las «salamandras» hembras los llaman:
Chisss, chisss, chissss…
con voz ronca. Después se apagan las luces de la piscina una a una, y comienza una orgía general.»

No podemos asegurar que todo esto sea pura verdad, pero lo que sí sabemos de cierto es que en todas las grandes ciudades de Europa, la policía perseguía severamente, por una parte, estas sectas de salamandras, mientras por otra tenía un inmenso trabajo para ocultar los grandes escándalos de la alta sociedad, relacionados con dichas sectas. Sin embargo, creemos que el Culto a la Gran Salamandra se extendió extraordinariamente pero, por lo general, no se celebraba con tanta fastuosidad como describe el folleto, y en capas sociales más pobres se practicaba incluso en lugares secos.
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También el documento católico, al que nos referimos con anterioridad, definía a las salamandras como
Dei creatura de gente Molche
(la nación de las salamandras, criaturas de Dios).
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[23]
La proclama, conservada entre los papeles del señor Povondra, decía así:

¡CAMARADAS SALAMANDRAS!

El sistema capitalista ha encontrado sus últimas víctimas. Cuando ya su tiranía empezaba a desmoronarse definitivamente ante la fuerza revolucionaria del proletariado con conciencia de clase, el podrido capitalismo os encadenó a vosotras para su servicio, obreras del mar, os esclavizó moralmente con su civilización burguesa, os sometió con sus leyes de clase, os privó de toda noción de libertad e hizo todo lo necesario para poderos explotar brutal e impunemente.

(14 líneas censuradas)

¡Trabajadores salamandras! Se aproxima el momento en que empezaréis a daros cuenta de todo el peso de la esclavitud en que vivís.

(7 líneas censuradas)

y exigir vuestros derechos como clase y como nación. ¡Ca-maradas salamandras! El proletariado revolucionario del mundo entero os tiende la mano

(11 líneas censuradas)

por todos los medios. ¡Fundad consejos de fábrica, elegid vuestros delegados, estableced un fondo para huelgas!

Contad con que la clase obrera consciente no os abandonará en vuestra justa lucha y, mano a mano con vosotras, emprenderá la lucha final.

(9 líneas censuradas)

¡Salamandras oprimidas y revolucionarias de todo el mundo, unios! ¡Comienza ya la lucha decisiva!

Firmado: MOLOKOV
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En la colección del señor Povondra hemos encontrado algunos de estos manifiestos; los demás seguramente fueron quemados por la señora Povondra. Del material conservado publicaremos, por lo menos, algunos títulos:

SALAMANDRAS ¡ABAJO LAS ARMAS!

(Manifiesto pacifista)

Molche wirft Juden heraus

(Salamandras, expulsad a los judíos)

(Panfleto alemán)

¡CAMARADAS! ¡SALAMANDRAS!

(Llamamiento de un grupo de anarquistas bakuninistas)

¡CAMARADAS SALAMANDRAS!

(Invitación pública de los
scouts
acuáticos)

¡CIUDADANOS SALAMANDRAS!

(Llamamiento de la fracción de Reforma ciudadana) Dieppe

¡Amigos salamandras!

(Llamamiento público de la Federación Central de acuaristas y criadores de animales acuáticos)

¡SALAMANDRAS! ¡AMIGOS!

(Llamamiento de la sociedad pro renacimiento moral)

¡Colegas salamandras!

(Club de natación de Aegir)

¡COLEGAS SALAMANDRAS, INGRESAD EN NUESTRAS FILAS!

(Asociación benéfica de antiguos marinos)

Especialmente interesante, a juzgar por la atención cuidadosa con que fue pegado por el señor Povondra, debía de ser el llamamiento que citamos en su extensión original:

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