La música del mundo (24 page)

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Authors: Andrés Ibáñez

Tags: #Fantasía, Relato

BOOK: La música del mundo
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—un estremecimiento, dijo Otón… indica la gran ocasión a la que nos acercamos, el contacto con otros mundos… es por eso un estremecimiento místico, el escalofrío que sentimos ante la presencia de lo sobrenatural… el motivo rítmico inicial: los setos del jardín… es extraño, el adagio comienza fuera del jardín, fuera de los setos, con un estremecimiento… venid, dijo abriendo la puerta metálica y saliendo del jardín seguido de Jaime y Block, si caminamos a lo largo de los setos, por fuera, podremos seguir esta parte a la perfección…

la música les llegaba ahora débilmente a través de las hojas

—escuchad, dijo Otón, esta melodía es la más importante de todo el adagio… en esta primera versión la oiremos extrañamente deformada, como atravesando una oscura refracción

algo desciende de lo alto, pero no podemos comprenderlo, no llega hasta nosotros, hay un hiato, una refracción, porque estamos fuera del jardín…

caminaban a lo largo del seto de aligustres, en fila india… así llegaron a la altura de los árboles rey y reina, cuyas copas se veían por encima del seto

—escuchad, dijo Otón… ésta es la música de los árboles, los árboles como crecimiento, como brotación… es la afirmación, la ofrenda de la tierra

asciende, desde lo profundo del mundo… por la raíz de los árboles, hasta las copas… las copas son ahora visibles, por eso la música se tornasola, se llena de luz… y termina, termina en sí misma, no puede ir más allá, no puede continuar la ascensión… contiene el arco de la naturaleza, la oleada de la vida en la tierra…

»ahora podemos volver… escuchad… esa melodía nos lleva, nos conduce hacia la entrada del jardín

volvían, caminando al lado del seto… de nuevo frente a la puerta blanca

—la melodía que vamos a oír a continuación, señala el principio del verdadero PASEO POR LA PRADERA… es una melodía en los violines… señala la entrada en la pradera… así se entra en la pradera…

entraron de nuevo; caminaban lentamente, cruzando la pradera en dirección al escalón central como las criaturas de un sueño

—¿escucháis? ahora subimos el escalón… ahora ya estamos arriba… desde aquí casi hay perspectiva… vistas…

los tres habían subido al escalón de mármol… sonaba ahora la que, según Otón, era la música de la nueva altura —y les pedía incluso que «oyeran», en la música que sonaba, ese mismo punto de vista más elevado que los tres acababan de alcanzar con sólo subir a lo alto del escalón

sonaban de nuevo los temas del principio, que Otón había relacionado con los setos del jardín, los límites naturales

—escuchad, decía obsesivamente… de nuevo el estremecimiento inicial (1), que nos conduce, en una secuencia que ya nos es familiar, al tema de los dos árboles, la armonía de la creación (3)… antes sonaba en la mayor… ahora, añadió con una sonrisa traviesa, estamos un poco más altos… suena un tono entero más alto: en si mayor… sin embargo, es una armonía imperfecta, sin raíz… en el bajo no se oye la tónica, la nota básica del acorde, sino la tercera: la primera inversión del acorde… el hombre, liberado de la piedra, quiere saltar al ángel —no llega… la idea de una profunda escisión en la cadena del ser…

»y ahora, escuchad, suena de nuevo el motivo de la entrada en el jardín (4)…

volvieron de nuevo a la entrada

—ya vais viendo cómo funciona esto… la música nos conduce a la entrada de nuevo… ahora podemos pasear por el jardín… en principio, haremos el mismo recorrido que antes —aunque quizá en esta ocasión lleguemos a otro lugar…

»paseo por el jardín…

»y, de nuevo, el motivo que conduce a lo alto del escalón de mármol

—hemos repetido, pues, el mismo recorrido que antes, dijo Otón cuando los tres estaban de nuevo en lo alto del escalón… hemos venido desde la puerta, caminando a través de la hierba, hemos subido el escalón… pero ahora sucederá algo diferente, ya que nada puede repetirse nunca exactamente igual… escuchad esa melodía de la trompa: nos conduce ahora hacia el fondo del jardín… y ahora, la melodía de los violoncelos:

»es una melodía muy cromática, muy modulante… sugiere la vegetación algo insana, húmeda, caprichosa, del fondo del jardín… es decir, las centáureas

ahora caminaban por entre las plantas de río, las húmedas y azuladas centáureas… eran casi tan altas como ellos; sus hojas, taladradas por hambrientos escarabajos, ondeaban en las alturas o reptaban por la tierra…

—recordad esta melodía (6), dijo Otón, la melodía del fondo del jardín… la melodía de la niebla, del río, del misterio, de las centáureas

ahora sonaban tristes melodías en tono menor

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