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Authors: Elena Poniatowska

Tags: #Historico, Testimonio

La noche de Tlatelolco (12 page)

BOOK: La noche de Tlatelolco
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Todas las mil pequeñas dificultades que cada miembro del
CNH
tenía en su propia escuela desaparecieron. No había que pedir a los alumnos que asistieran en mayor número a las asambleas. Volvían solos. Nuevamente se abrían perspectivas. Se iniciaban debates, se trataban temas candentes. Una medida, una sola medida había levantado y reestructurado el Movimiento, porque no hacía falta sino una cosa: devolver la confianza en nuestras propias fuerzas y encontrar un sentido, un propósito a las tareas concretas, al trabajo común. Y esto se logró con la manifestación silenciosa.

• Gilberto Guevara Niebla, del
CNH
.

No puede tratarse de una conspiración en contra de las autoridades. La capacidad organizadora de los jóvenes se ha demostrado; los estudiantes se han unificado y se han hecho merecedores de ser atendidos en todas aquellas demandas que sean justas.

• Víctor Flores Olea, Anatomías, mesa redonda organizada por Jorge Saldaña, 21 de agosto de 1968.

CARTA DE UNA MADRE A SU HIJO GRANADERO

Hijo mío:

Acabo de enterarme por medio de la prensa de tus últimas hazañas; es verdaderamente conmovedor el saber que tú, querido hijo, nacido de mis sagradas entrañas, hayas entregado tu vida para beneficio de la patria de una manera tan desinteresada.

No sabes el susto que me llevé al observar los diarios; pensé en los graves peligros en los que te viste inmiscuido, todo por tu amor a Díaz Ordaz. Los salvajes estudiantes pudieron haber maltratado con su cabezota tu bonito fusil. Tengo entendido que algunos son tan brutos que son capaces de estrellar su carota contra tu macanita, que con tanto cariño cuidas.

Si no fuera por tu padre, que fue devorado por los tiburones al tratar de escapar de las Islas Marías, en estos momentos correría a felicitarte. Sin embargo, creo que desde el cielo ha de estar observando tu excelente conducta y desde allá abogará ante todos los santos para que te cuiden en tu peligrosa profesión.

Esperando sigas matando con igual saña a estudiantes y maestros se despide de ti tu querida madre.

«La Poquianchis mayor», Cárcel de Mujeres, Santa Marta Acatitla.

• Volante recogido en la manifestación del 27 de agosto, y leído en la Sala Manuel M. Ponce, durante la serie «Los narradores ante el público», el 6 de septiembre de 1968, en el INBA.

En el primer mitin que hicimos en Tlatelolco, el sábado 7 de septiembre, habló una compañera —era la primera vez que hablaba fuera de su escuela— y se refirió frente a veinticinco mil asistentes a una frase de Díaz Ordaz en su informe del 1º de septiembre: «… tendré que enfrentarme a quienes tienen una gran capacidad de propaganda, de difusión, de falsía, de perversidad…».

La compañera respondió que con todo gusto cambiaría esa gran capacidad que mencionaba Díaz Ordaz por la que el gobierno posee y utiliza. «Sin dudarlo un momento cambiaríamos nuestros megáfonos portátiles por la radio y la televisión nacionales; nuestros mimeógrafos de escuela por las rotativas de los grandes diarios; nuestros botes de lata, (que el pueblo llena de dinero para comprar papel y tinta —y ésas son nuestras armas: el papel y la tinta—) por los recursos económicos del Estado»… También gritó: «¿Cómo es posible que ciento ochenta periodistas que querían protestar por la invasión a la Universidad y las injurias al rector aceptaran que sus propios diarios rechazaran su protesta hasta como inserción pagada?…».

• Florencio López Osuna, del
CNH
.

Otra muestra del poder de nuestra propaganda fue la gran cantidad de perros que soltamos con mantas en el lomo que decían: «Libertad a los presos políticos», «Muera Cueto» y otras mas fuertes.

• Félix Lucio Hernández Gamundi, del
CNH
.

También descubrimos que un nuevo medio venía a aumentar nuestra temible capacidad de propaganda. Los alumnos de aeronáutica del Politécnico y los de Ciencias-Químicas de la
UNAVI
descubrieron uno de globos que al llegar a cierta altura dejaban caer su propaganda, miles de volantes, sobre las cabezas y en las aceras de México.

• Gilberto Guevara Niebla, del
CNH
.

Nuestra propaganda fueron las bardas con pintas estudiantiles (al día siguiente amanecían con la pintura gris usada por la policía para cubrirlas), pero nosotros le encimábamos otra mano de pintura y otra vez el letrero: «Muera Cueto» o «Libertad Pesos Políticos»; los letreros en los costados de los camiones urbanos, en los tranvías; hasta en el techo de los camiones (allí era más difícil despintarlos porque se tardaban más en darse cuenta que llevaban un letrero encima), en el flanco de los trolebuses, en cualquier muro de cualquier esquina de la ciudad. Incluso cuando el Departamento del DF borraba los letreros, quedaban manchones y éstos en cierta forma, también protestaban. Las pintas, los volantes mimeografiados y nuestros pulmones fueron nuestra prensa.

• Ernesto Hernández Pichardo, de la Escuela de Economía de la
UNAM
.

Todos dicen un chorro de mentiras para lucirse. Son más largos que la cuaresma.

• Carlos González Guerrero, estudiante de la Universidad Lasalle.

Los estudiantes —tanto los de la
UNAM
como los del
IPN
, como los de Chapingo, del Colegio de México, etcétera—, no tienen más que una consigna: «el apoyo al rector, la protección al rector, el apoyo al rector». Su solidaridad es estremecedora. Pero a ellos ¿quiénes los apoyaron a la hora de la verdad? ¿Acaso no los han dejado solos?

• Isabel Sperry de Barraza, maestra de primaria.

CORRIDO DE LA POPULAR TITA

Popular entre la «grilla» era la Tita

la mujer que la
UNAM
idolatraba

además de ser valiente era gordita

y hasta el mismo director la respetaba

y se oía, que decían aquellos que tanto la querían:

Que si la Tita se fuera de Leyes

los leguleyos le irían a llorar

Ay mi Tita por Dios te lo pido

que de Leyes no te vayas a olvidar.

Y si acaso nos truenan a todos

que con tus chistes nos vayas a calmar

Ay mi Tita, por Dios te lo pido

de los abogados no te vayas a olvidar.

Y si acaso te amuela un granadero

y si Cueto te quiere macanear

no te olvides por Dios mi gordita

que Derecho no te puede abandonar.

Con mucho cariño y respeto para la voluminosa Tita.

Éste es un corrido que me hizo uno de los muchachos antes de que el ejército tomara
CU
. Se canta con música de «La Adelita»… ¿Por qué fui popular en el Movimiento? Porque decían: «¿Quién va a la conferencia de prensa?» «Tita, Tita, que vaya Tita». Se hacía por votación y yo salía porque a todos les caía bien. Acordábamos con anterioridad sobre qué base íbamos a hablar en la conferencia de prensa y cada uno contestaba a las preguntas que le parecían de su competencia. Yo nunca sentí a Marcelino Perelló como una vedette. Creo que su propia brillantez era lo que hacía que él causara impacto; su propia inteligencia hacía que él acaparara la atención de los que lo escachaban. Yo siempre admiré su lucidez…

En el
CNH
privaba un ambiente de juventud, con su irresponsabilidad, sus juegos, sus bromas, sus chistes. Todas las noches unos compañeros de Economía me llevaban chocolates y dulces dizque para cohecharme; para que votara por las proposiciones de su facultad; ésta era una forma de guasear conmigo…

• Roberta Avendaño Martínez
, Tita
, delegada de la Facultad de Leyes ante el
CNH
.

Los estudiantes no pueden hacer nada si detrás de ellos no hay quien los mueva; quien los apoye económicamente. Por ejemplo ¿quién les da el sonido para sus mítines? ¿Los magnavoces?… En 68: ¿de dónde salieron los volantes? De la Imprenta Universitaria. Todo lo organizaban en
CU

CU
era de ellos, el papel, las máquinas de escribir, las aulas, los esténciles, la tinta; la pintura, en fin, todo… ¡Todo salió de
CU
!

• Ángel García Cevallos, padre de familia.

¡Qué no me vengan con cuentos! Si hay porquería en el gobierno también la hubo en el otro bando: el de los estudiantes y las adultos que los respaldaban, todos jugándole al héroe, y a la mera hora exponiendo sólo a los ilusos, echando por delante a los jovencitos… En México todavía priva una criminal inconsciencia. Yo soy madre de familia y siempre me asombró la actitud de los profesores universitarios… AI igual que los jóvenes parecía encantarles el relajo…

• María Fernanda Vértiz de Lafragua, madre de familia y maestra de primaria.

Más que motivos en mi participación en el Movimiento Estudiantil Popular de 68, son fines y valores presentes los que me condujeron a unirme y que sintetizo en este breve coloquio de un maestro a un alumno en el inicio del Movimiento: «… He aprendido tanto de ti en esto de ser hombre, que mi mejor respuesta es apoyar tu lucha, que ahora es nuestra y continuarla hasta el final».

• Doctor Fausto Trejo, profesor de Psicología de la Facultad de Filosofía y Letras de la
UNAM
, miembro de la Coalición de Maestros, preso en Lecumberri.

Criticar al César no es criticar a Roma. Criticar a un gobierno no es criticar a un país.

• Carlos Fuentes, al reportero Guillermo Ochoa,
Excélsior
4 de marzo de 1969.

A pesar de que el
CNH
estaba compuesto por jóvenes nuevos, con poca experiencia política, a pesar de lo largo y lo repetitivo de las sesiones, el Consejo Nacional de Huelga logró ser el único canal de expresión de todos los estudiantes. Creo que esto es una experiencia muy grande para todos los estudiantes porque el
CNH
rompió con los moldes anteriores, con todas las formas de organización que existían hasta entonces —la
FNET
, por ejemplo— y otras, y rompió no sólo con las corruptas sino con las anquilosadas, las momias, las sociedades de alumnos, etcétera. Toda esta dirección vertical que pesaba sobre los estudiantes —la famosa pirámide de la que tanto se habla en economía— se convirtió en una nueva forma de organización en que los estudiantes sí participaban… Se hizo tabula rasa con la pirámide… Todos los estudiantes eran el
CNH
. Además lo decían: «¡Nosotros somos el
CNH
! ¡Nosotros somos el
CNH
!».

• Pablo Gómez, estudiante de la Escuela de Economía de la
UNAM
y de las Juventudes Comunistas.

El
CNH
era terriblemente aburrido, se discutían muchas cosas absurdas, pero tenía chispazos fantásticos. Por ejemplo, los doscientos diez o doscientos cuarenta delegados y la base se pasaban discutiendo horas y horas y horas si el Movimiento Estudiantil era revolucionario o no; discusiones promovidas por trotskos e izquierdizoides. Romeo propuso una vez, por ejemplo, un paro obrero de una hora, a nivel nacional, bueno, en el Distrito Federal, paro que se efectuaría de 1 a 2, y cuando se le dijo que siempre había paros a esa hora en todas las fábricas, porque era la hora de comer, dijo que no importaba, que así se aseguraba el éxito… Eran tan largas las asambleas que de repente se aprobaban sesiones de chiflidos y ruidos para despertar a la raza. Había de doscientos diez a doscientos cuarenta delegados, para que no predominara ningún grupo político. El diez por ciento era de militancia política y el noventa por ciento era gente independiente, y este grupo de gente era el que le daba sus características populares al Consejo, su originalidad, su fuerza…. El contenido político no se lo daban las palabras sino las actitudes. Yo ya no creo en las palabras. Los priístas usan un lenguaje revolucionario, emplean términos muy avanzados, y sin embargo un campesino, sin palabras, sin lenguaje, con su sola actitud, es más revolucionario que todos nosotros juntos.

• Raúl Álvarez Garín, del
CNH
.

Los cuatro líderes del Movimiento eran Raúl Álvarez Garín de Físico-Matemáticas del
IPN
y Sócrates Campos Lemus, de Economía del
IPN
, Marcelino Perelló de Ciencias de la
UNAM
y Gilberto Guevara Niebla, también de Ciencias de la
UNAM
. De los cuatro, los más accesibles eran Sócrates y Marcelino. Los otros dos que traté un poco eran hoscos, broncos, autosuficientes. Guardaban las distancias, y Raúl, sobre todo era tajante. ¡Ésas eran las apariencias!… Pero, para caer en una perogrullada, las apariencias engañan. ¿Quiénes quedan a la larga? A la hora de la verdad ¿quiénes dieron la medida? Raúl y Gilberto… Los otros dos no valen. Marcelino fue una vedette y Sócrates, pues… todo el mundo sabe ya lo que es.

• Luis González de Alba, del
CNH
.

En el
CNH
, cuando le llegaba a uno el turno para hablar —después de una espera de dos horas— y tomaba la palabra, ya hasta se le había olvidado a uno para qué la había pedido.

• Félix Lucio Hernández Gamundi, de la
ESIME
del
IPN
, delegado ante el
CNH
.

Nunca en el Movimiento Estudiantil hubo una organización más representativa y nunca una que todos los estudiantes sintieran como suya. Los muchachos no apoyaban a uno o dos figurones sino que se sentían partícipes, no eran objeto sino sujeto. Ellos eran los que decidían y así lo sintieron, porque las decisiones más importantes recayeron sobre ellos. Por ejemplo, cuando el ejército ocupó
CU
, los estudiantes de la
UNAM
estaban dispersos. Sin embargo las brigadas que funcionaban en
CU
siguieron trabajando afuera e hicieron volantes y manifiestos con una orientación determinada y la base siguió luchando.

• Pablo Gómez, de la Escuela de Economía de la
UNAM
y de las Juventudes Comunistas.

El 18 de septiembre el ejército tomó la Ciudad Universitaria sorpresivamente. Cuando empezaron a pasar los tanques y transportes de paracaidistas rumbo al sur, el teléfono no cesó de repiquetear: «Gracias, señora, no se preocupe… Sí, señor, vamos a evacuar… Señora, nos pondremos a salvo, gracias… Señorita, le agradecemos su atención… Gracias compañero… Cómo no, compañera…». Total, en todas las Escuelas y Facultades recibimos el aviso de que el ejército venía para
CU
, pero nadie se preocupó por sacudir al
CNH
, que acababa de iniciar su reunión haciéndole una severa crítica a los delegados ausentes y a los impuntuales. Cuando ya estaban en las puertas de la
UNAM
los primeros tanques un muchacho corrió hasta el auditorio de Medicina y, pasando por encima de los cuates que le exigían su pase de delegado, entró hasta la sala de sesiones e hizo el anuncio estrepitosamente. El Consejo entero se indignó: «¡Bastante molesto es empezar la noche con sólo unos cuantos delegados para que, además, ni siquiera se pueda trabajar en paz y sin interrupciones!». El mensajero salió estupefacto. Los delegados siguieron hablando pinchemil cosas. Diez minutos más tarde entró otro compañero quien con toda calma informó:

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