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Authors: Kathy Tyers

Tags: #Ciencia ficción

La tregua de Bakura (35 page)

BOOK: La tregua de Bakura
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—Casi han terminado otros treinta.

¡Treinta!

—Tardaremos mucho en destruir tantos. ¿Funcionan más?

—No que yo sepa, y he colaborado en…

—Daremos por sentado que éste era el único. —El sudor cubría la cara de Luke, pese a que se había relajado en la Fuerza—. ¿Hay sistemas de control a bordo alimentados mediante energías humanas?

Dev arrugó el entrecejo.

—No lo sé. Nunca lo había pensado. Es posible.

—Lo noto. ¿Puedes guiarme hasta la sala de máquinas?

—Sí.

Luke bajó la espada y se encaminó hacia la otra mampara. Escudriñó el pasillo.

—Ahí fuera hay seis androides activos más, pero no detecto ssi-ruuk.

—Te tienen mucho miedo.

—¿Por qué?

—No quieren vivir fuera de sus planetas natales. Por eso obligan a los p'w'ecks y a los esclavos a combatir. —Dev se situó detrás de él—. Ten cuidado.

—Sígueme.

Luke se dio cuenta de que estaba en plena posesión de sus facultades. Se internó en la escotilla con la espada preparada. Un rayo energético voló hacia él. Dev gritó y saltó hacia atrás. La espada de Luke se alzó y devolvió la energía. El androide murió.

Uno menos. Los otros cinco estarían programados para disparar… Los rayos partieron al unísono. La espada de Luke describió un círculo. Los androides cayeron, humeantes y lanzando chispas.

Dev silbó por lo bajo para expresar su admiración.

—Te enseñaré a hacerlo.

Luke notaba dolores y escozores en la pierna derecha. La habría forzado más de lo que suponía cuando saltó sobre aquella mesa.

—Que sea pronto —contestó Dev—. Quiero ser como tú.

—Primero, a la sala de máquinas —murmuró Luke, satisfecho. Dev ya parecía su aprendiz oficial—. No te apartes de mí.

Avanzaron por un pasillo muy bien iluminado.

—A la izquierda —susurró Dev.

Luke remolineó en el pasillo para rechazar el fuego de cualquiera que lo custodiara. Siguió adelante, el oído atento, y utilizó la Fuerza para relajar los músculos cansados y mitigar el dolor creciente de su pierna derecha.

—Ahora, a la derecha —susurró Dev—. Ascensor de bajada.

Luke meneó la cabeza.

—En el interior estaríamos a su merced. Es probable que ese azul tan grande siga a bordo. ¿Hay escaleras para bajar a las cubiertas?

—Los ssi-ruuk no pueden utilizar escaleras —murmuró Dev—. Ni tampoco los p'w'ecks, los más pequeños.

—¿Más esclavos?

Su voz se quebró, y carraspeó.

—Sí.

Los ssi-ruuk nunca aceptarían a otras razas como sus iguales.

—¿Las cubiertas están conectadas de alguna otra forma?

—No lo sé. Sólo he utilizado los ascensores.

Luke escudriñó de nuevo el mundo invisible. Estaban rodeados por una débil red de energía viva, puntuada de vez en cuando por los destellos más brillantes de seres conscientes. Descubrió una zona vertical desierta ante él.

—Vamos —murmuró.

Incapaz de encontrar una escotilla, se abrió camino a través de una mampara. Una rampa en espiral, estrecha para los humanos (evidentemente diseñada para el uso de los p'w'ecks o los androides), conducía arriba y abajo. Estaba desierta.

—Adelante —susurró Luke.

Dev adelantó una pierna, luego la cabeza, y desapareció en la rampa. Luke le siguió. Dev señaló hacia abajo, y Luke pisó la rampa. Su pierna derecha no se doblaba con facilidad. Los músculos se tensaban y así se quedaban. Notó un eco de dolor en Dev. Le dolían la espalda y la mano izquierda.

Docenas, tal vez centenares, de almas debían estar esclavizadas a los circuitos del
Shriwirr
. No podría devolver la vida a ninguna, pero tal vez sí liberar algunas para que descansaran en paz.

—¿Está muy lejos la sala de máquinas? —preguntó Luke con los dientes apretados, después de caminar durante largo rato agachado.

—Cubierta dieciocho —Dev indicó un símbolo en la mampara que se alzaba junto a la escotilla estrecha—. Ahora estamos en la diecisiete.

Luke dobló varias curvas del pozo, y se detuvo ante una escotilla.

—¿Aquí?

—Sí.

Luke escudriñó los circuitos del otro lado de la escotilla. Volvió a encontrar un centro de energía vital integrada para activar circuitos carentes de vida. Percibió latidos acelerados en los restos de una voluntad humana.

La escotilla se abrió.

Entró dando tumbos, la espada preparada, en otro pasillo desierto. Cuando Dev se adelantó, giró en redondo y descargó la espada sobre el centro de energía. La sensación de una presencia torturada se disipó.

Otra más liberada.

Dev examinó la escritura de una mampara.

—Creo que es ésta —dijo en voz baja.

—¿No habías bajado nunca?

Dev se encogió de hombros.

—No.

—Muy bien.

Percibió el hedor de una Fuerza apenas viva detrás de otra mampara. Luke estaba a punto de pasar bajo un arco iluminado, cuando distinguió un brillo encima. Saltó hacia atrás.

—¿Qué pasa? —preguntó Dev.

Luke siguió el rastro de una energía que ascendía por la mampara y descendía por el otro lado.

—No lo sé —contestó—, pero la energía vital está conectada con un poderoso amplificador.

Desgarró un trozo de su túnica, lo dejó caer sobre la cubierta, y después sopló para impulsarlo hacia adelante.

Una energía azul siseante lo redujo a cenizas.

Las garras delanteras azules de Sh'tk'ith se cerraron alrededor del tablero de seguridad.

—Ya está —anunció a los p'w'ecks que esperaban detrás de él—.

Les hemos encontrado. Disponed una trampa aturdidora en el exterior de la sala de máquinas.

Golpeó una bobina.

—¿Algún progreso? —preguntó a Firwirrung, quien trabajaba frenéticamente en un segundo laboratorio.

—Terminado —respondió su colega—. No mantendrá vivo al Jedi tanto tiempo como el original, pero construiré uno mejor, antes de que su cuerpo se deteriore en exceso.

Aunque estaba herido, Firwirrung parecía decidido a expiar su fracaso. Sus ayudantes p'w'ecks y él habían improvisado una segunda mesa a partir de una silla casi terminada y piezas sueltas, un método inédito destinado a cosechar frutos de inmediato…, siempre que Sh'tk'ith pudiera someter al Jedi. La victoria todavía era posible.

Sh'tk'ith llamó al bote salvavidas del almirante Ivpikkis por una bobina exterior.

—Estamos a punto de reducirles. He dejado a tres grupos de p'w'ecks muy estimulados en la cubierta Dieciséis. Pronostico que podremos empezar a lanzar androides de combate en cuanto logremos nuestro objetivo.

—Bien —fue la respuesta. Las naves protectoras ssi-ruuvi todavía rodeaban al
Shriwirr
, bajo el mando del almirante Ivpikkis—. Nuestros demás cruceros han lanzado ya todos sus efectivos —canturreó Ivpikkis.

—Firwirrung opina que podremos combinar las energías de Sibwarra con las del Jedi.

—Manténgalos con vida. Podrá solicitar una compensación por el comportamiento de Sibwarra en cuanto conquistemos Bakura.

Sh'tk'ith se quitó la bolsa. Empuñó su desintegrador y silbó a sus acobardados p'w'ecks.

—¡Seguidme!

Han tenía las manos ocupadas en dirigir el
Halcón
hacia donde el comandante Thanas deseaba, y los ssi-ruuk habían desplazado nueve naves protectoras hacia las trayectorias posibles. El
Halcón
descendió y ascendió mientras perseguía cazas androide y descargaba energía sobre sus débiles escudos. Se lanzaban hacia él en tal cantidad que logró vaporizar a unos cuantos con el chorro del motor del
Halcón
. Chewbacca intentaba reparar a Cetrespeó, y Leia se encargaba de la torreta inferior. Pero ¿dónde estaba Luke?

—En algún lugar del espacio —había insistido Leia.

—Pero a bordo del
Frenesí
, no —había contestado Tessa Manchisco.

Tres cazas TIE pasaron por encima. Han apretó los puños. Tal vez aquellos TIE estaban de su parte, pero no confiaría en el comandante Thanas un minuto después de que hubieran exterminado a los Flautas. Atrapados en plena maniobra de invasión, los alienígenas ni tan sólo utilizaban los haces de arrastre. Una enorme nave ssi-ruuvi ya había lanzado una docena de vehículos de aterrizaje. Lentos y de escasa energía, habían constituido una pobre cuña ofensiva. Ignoraba si los nuevos cañones DEMP de los imperiales funcionaban, pero quería uno.

Su trayectoria le condujo cerca de un gran crucero Flauta, uno de los tres que se dirigían lentamente hacia Bakura. Una extraña interferencia bitonal interrumpió por un momento las comunicaciones con el exterior.

—¿Algún progreso? —preguntó a Chewie por el intercomunicador privado. Chewie aulló afirmativamente—. Bien. Date prisa. Leia, ¿dónde está Luke?

—¡Allí! ¡A bordo de ese gran crucero! —Tuvo la impresión de que la voz de Leia, transportada por los dos canales de los auriculares, sonaba entre sus oídos—. Deprisa, avisa a nuestras fuerzas de que no lo ataquen.

¿El crucero bajo el cual acababan de pasar? Han proporcionó más energía a los deflectores posteriores y eludió el fuego de las naves protectoras. Luego redujo una a átomos.

—¿Qué hace allí?

—No lo sé —contestó Leia.

—Mirad eso —exclamó alguien, una vez eliminada la interferencia. Lanzaderas y botes salvavidas huían del crucero ssi-ruuvi como remaches de un conducto de refrigeración sobrecargado.

—Tenías razón —observó Han—. Luke está ahí.

Luke contempló la tela carbonizada. —Son muy precavidos —comentó.

—Una trampa aturdidora —dijo Dev—. Habría derribado a un Ssi-ruu. Creo que a nosotros nos habría matado.

Luke localizó el control de energía en una mampara gris, a la altura del hombro, fuera del alcance de su espada. Como la vida creaba la Fuerza, todos los circuitos que utilizaba aquella energía impura eran fáciles de descubrir y controlar. Iba mejorando a medida que avanzaba. Tocó aquél con su mente y encontró una débil y agotada voluntad que suministraba energía. Cansado como estaba, su primer impulso fue la compasión. Le enseñó lo que necesitaba con cautela y rapidez. Después le ofreció la liberación. Dio la impresión de que la voluntad parpadeaba…

—¡Deprisa, Dev!

Luke saltó a través del arco. Dev le siguió, blandiendo su arma. Llamas azules chamuscaron el borde de su túnica.

Luke vaciló.

—Un momento.

Debía cumplir su promesa. Introdujo la espada en el circuito. La torturada alma tocó su mente con gratitud.

Las trampas aturdidoras estaban dispuestas en intervalos de seis metros. Luke examinó cada dispositivo y empleó una persuasión diferente con cada energía. A medida que se iba cansando, su ansiedad aumentaba.

Llegaron a un cruce. Su pasillo continuaba hacia adelante, aunque se curvaba poco a poco hacia la derecha, pero otro pasadizo se abría a la derecha. Un tubo de luz amarilla brillaba en el centro de su techo arqueado. Una ancha escotilla metálica cerraba el paso del pasillo principal.

Una emboscada
, gritaron los sentidos de Luke. Dobló la esquina hacia la derecha, se apretó contra la mampara, y se volvió para escuchar detrás de la escotilla metálica. Creyó percibir algo…

El grito estrangulado de Dev logró que Luke se volviera justo a tiempo de ver que la escotilla se hundía en el techo. Apareció un p'w'eck, que agarró al muchacho por detrás y lanzó una garra contra su garganta. Dev se agachó y disparó su desintegrador hacia atrás. El p'w'eck se derrumbó, y dejó un fino rastro de sangre en el cuello de Dev.

Luke, alertado por su subconsciente, giró en redondo y descargó su espada. Dos p'w'ecks más se habían materializado como por arte de magia. Cayeron heridos y lanzando chillidos, pero otros acechaban en una abertura sin escotilla. Dispararon contra él difusos rayos azules. Aún eran aturdidores. Su espada desvió los proyectiles hacia las mamparas y los alienígenas. Dev gritó y cayó al suelo. Luke no había visto ni sentido nada que le alcanzara.

—¡Dev! —gritó.

El inmenso Ssi-ruu azul se abalanzó sobre Luke desde la escotilla grande. Gorjeaba y silbaba. Disparó un rayo plateado. Luke lo esquivó, levantó la espada y desvió el rayo hacia un p'w'eck de la escotilla estrecha. Se derrumbó, agitando las extremidades. El Ssi-ruu azul llegó al cruce, con la vista clavada en Luke, pero no en la cubierta. Dev gateaba desde el pasillo curvo hacia el gigante azul. Luke saltó y evitó el rayo plateado. La voluntad del azul le intimidaba, aun desde lejos. Quizá no percibiera la Fuerza, pero arrojaba una forma oscura sobre los sentidos de Luke, del mismo sabor que teñía la sombra impresa en la memoria de Dev.

Dev saltó desde la cubierta. Disparó su arma contra la base de la cola del Gran Azul. El alienígena retorció la parte superior de su cuerpo hacia Dev y se desplomó. Luke se precipitó hacia adelante, con la espada en alto. Dev esquivó el rayo azul, apretó su arma contra la cabeza de Azul y disparó. El ser bramó, y luego chilló. El chillido terminó en un gorgoteo. Dev disparó el desintegrador en zigzag sobre su cabeza. Ruidos metálicos se alejaron por ambos pasillos. Luke se relajó y tosió un poco. Algo le cosquilleaba la garganta.

Dev se sentó sobre el flanco de Gran Azul y lo pateó. Al ver que no se movía, ocultó su mano izquierda bajo un brazo y dejó que su arma colgara.

—Simulé que me habían alcanzado. Me pareció más seguro fingirme muerto que seguir combatiendo —dijo jadeante—. No te estaba ayudando mucho. —El picor de la garganta de Luke estaba aumentando. Luke tocó la herida—. No es profunda —insistió Dev—. Una simple rozadura.

Gran Azul yacía inmóvil, salvo por una estrecha lengua negra que sobresalía, temblorosa, de una fosa nasal.

—¿Está aturdido? —preguntó Luke.

—Muerto.

Dev le miró a los ojos.

Luke leyó dolor, culpabilidad y triunfo.

—¿Quién era…?

—El que… me controlaba. —Dev contempló las losas grises de la cubierta—. Pero Firwirrung era mi amo, el pequeño marrón de la cresta en forma de V en la cabeza, al que le cortaste una garra delantera. Firwirrung es el más peligroso. Si te atrapa, todos moriremos. Todo el mundo. En todas partes.

—¿Por qué? No parecía el jefe.

—No, pero dirige las tecnificaciones.

—¿Siempre han… tecnificado… para proporcionar energía a sus androides?

—Tecnificaron a los antiguos p'w'ecks durante siglos, pero los humanos duran más —explicó Dev—. Su intención es obligarte a tecnificar a otros humanos desde lejos. Los ssi-ruuk quieren esclavizar a toda la galaxia. Hay… Ignoro cuántas naves más tienen, a la espera de que Bakura caiga.

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