Príamo tuvo una hija llamada
Casandra
, a la que Apolo había dado el don de la profecía. Posteriormente, Apolo se enojó con ella, y le estropeó el don, haciendo que, a pesar de que siempre profetizara la verdad, nadie le creería. Cuando Paris se incorporó de nuevo a la familia de Príamo, Casandra profetizó rudamente que aquél acarrearía la ruina de Troya, pero nadie le creyó.
Hoy en día, la persona que profetiza calamidades recibe el nombre de «Casandra», especialmente si sus advertencias parecen exageradas y poco dignas de crédito. El Casandra más famoso de nuestra época fue Winston Churchill. Durante los años treinta de nuestro siglo, previno constantemente contra los peligros del nazismo alemán, pero nadie le creyó.
Mientras tanto, Afrodita tenía que cumplir su promesa a Paris. En aquellos días, la mujer más hermosa del mundo era Helena de Esparta, hija de Leda y hermana de Cástor y Polideuce. Cuando Helena llegó a la edad de casarse, todos los héroes de Grecia anhelaban tomarla por esposa, tanta era su belleza.
Su padre,
Tindáreo
, rey de Esparta, temía entregarla a uno de ellos, ante el riesgo de que los restantes se alzaran en guerra contra él. Por consiguiente reunió a los héroes y obtuvo su promesa de que dejarían elegir libremente a Helena y que defenderían al elegido de los ataques de los enemigos que pudiese tener éste.
Helena eligió a
Menelao
, que era el hermano menor de
Agamenón
, rey de Micenas, el más poderoso de Grecia. Menelao, junto con Helena, recibió el trono de Esparta y se convirtió en rey. En cuanto a Agamenón, éste se casó con Clitemnestra, hermana de Helena.
Y fue entonces cuando Afrodita decidió que Helena debía ser entregada por esposa a Paris. Éste llegó a Esparta como visitante regio. (Casandra advirtió que éste sería un viaje fatal, pero nadie le prestó atención). Paris fue agasajado y tratado con la máxima cortesía. Sin embargo, Afrodita indujo a Helena a enamorarse de él y a seguirle cuando salió para Troya.
Allí permaneció durante toda la guerra, y desde entonces fue llamada «Helena de Troya». Al igual que Afrodita, ha sido convertida en modelo de hermosura.
El recuerdo de Helena como la mujer más bella que jamás ha existido, sigue vivo por el hecho de que su nombre siempre ha sido muy popular. En tiempos pasados, los jóvenes recibían nombres procedentes de personajes mitológicos. Cuando apareció el cristianismo, los nombres eran elegidos de la Biblia o de los santos, ya que los mitos griegos no se consideraban apropiados para los niños.
Únicamente sobrevivieron algunos nombres míticos en este cambio de costumbres, y la mayoría de ellos fueron nombres femeninos. Por ejemplo: Irene, Cintia, Febo, Diana, Flora, Iris y Gracia.
Pero el único nombre procedente de la mitología griega que se ha mantenido inmensamente popular en Europa y América ha sido Helena. Ha tomado formas diversas, como Helena, Elena, Eleonora, etc. En realidad, no resultaba fácil olvidar a la mujer más hermosa que jamás existió y que, como pronto veremos, fue la causa de la más famosa de todas las guerras.
Al reparar en la desaparición de su esposa, Menelao envió mensajeros a todos los rincones de Grecia para recordar a los héroes su promesa y pedirles que se unieran a él en una expedición contra Troya para recuperar a Helena. Primeramente, fueron enviados embajadores a Troya requiriendo la devolución de Helena. Príamo se negó a ello, basándose en que los griegos todavía retenían a Hesíone, su hermana, que había sido raptada por Heracles.
Ello significaba la guerra.
No todos los héroes deseaban enzarzarse en ella. Uno de los más reacios era
Odiseo
, rey de la isla de Ítaca. Se le conoce mejor por su nombre latino de
Ulises
. Odiseo estaba casado con
Penélope
, hermana de Helena, y acababa de tener un hijo llamado
Telémaco
. Naturalmente, no quería abandonar a su familia.
Pero Odiseo era famoso por su inteligencia y sagacidad, y los griegos consideraban que no podían prescindir de él. Odiseo fingió estar loco, pero le descubrieron sus intenciones y le obligaron a cumplir su juramento.
También anunciaron los adivinos que los griegos no podrían vencer si no contaban con la ayuda de
Aquiles
, hijo de Peleo y Tetis. (Puede extrañar que todo eso diera comienzo cuando se casaron Peleo y Tetis y que ya tuviesen un hijo en edad de ir a la guerra. Y lo que es peor todavía, es que antes de que terminase la guerra troyana, un hijo de Aquiles ya hubiese llegado a la edad de guerrear. Pero hay que tener en cuenta que los escritores griegos no eran muy estrictos en la cuenta de los años).
Aquiles, como hijo de Tetis, estaba destinado a ser mucho más poderoso que su padre. Y así fue, ya que, aparte de Heracles, se convirtió en el más famoso de los héroes griegos. Además, las victorias de Heracles eran resultado de una fortaleza puramente sobrehumana. Aquiles, en cambio, aun siendo muy fuerte, era descrito como un luchador inteligente, y no simplemente como uno que va dando mazazos a diestra y siniestra.
Al nacer Aquiles, Tetis intentó hacerle inmortal sumergiéndole en el río Éstige. El resultado de ello es que, durante la guerra de Troya, fue muerto sólo cuando le fue arrojada una flecha al talón, único lugar donde podía ser mortalmente herido.
Por esta razón, el único punto débil de una defensa sólida, recibe el nombre de «talón de Aquiles». Además, el fuerte tendón que une los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón, se denomina «tendón de Aquiles».
Tetis sabía que Aquiles podía elegir entre dos destinos. Podía quedarse en su hogar para llevar una larga vida reposada, o bien podía unirse a las fuerzas griegas y morir joven, aunque revestido de fama eterna. Tetis prefería que viviera muchos años, por lo que le vistió de niña y le llevó a la isla de Esciros para que estuviese entre niñas.
Habiendo oído rumores sobre ello, Odiseo y una delegación griega se dirigieron a la isla de Esciros, y allí el ingenio de Odiseo empezó a dar resultados. Hubiese sido grosero inspeccionar a las niñas una a una. En lugar de hacer esto, Odiseo trajo regalos de bellos vestidos y joyas para las doncellas, pero mezcló entre ellos una espada. Todas las chicas empezaron a elegir aquellos regalos, pero una de ellas no pudo resistir la tentación de coger la espada y blandirla enérgicamente para probar su perfecto equilibrio. Por supuesto, ésta no era una niña, sino el propio Aquiles, quien inmediatamente se unió a las fuerzas griegas. Con él, marcharon su mejor amigo,
Patroclo
, y una parte del ejército de Peleo, los mirmidones.
Aquiles demostró que era el más grande de los guerreros griegos, y cualquier guerrero valiente es llamado actualmente Aquiles. Por ejemplo, el duque de Wellington, que derrotó a Napoleón en Waterloo, fue bautizado con el nombre del «Aquiles de Inglaterra». De modo similar, el hombre astuto recibe el nombre de «Odiseo».
Muchos de los héroes griegos que integraban el ejército eran hijos de Argonautas. Aquiles era hijo del Argonauta Peleo, y Odiseo del Argonauta
Laertes
. Además, dos héroes llamados
Á
yax
se unieron a aquellos. («Áyax» es la forma latina del nombre griego
Aías
).
Uno de ellos, era un hombre de gran corpulencia y fortaleza, hijo del Argonauta
Telamón
, y normalmente llamado el Gran Áyax. El otro era hijo del Argonauta
Oileo
, usualmente denominado Áyax el Menor. También se les unió
Diomedes
, hijo del Argonauta
Tideo
, que demostró ser uno de los héroes más valientes.
Incluso Creta era todavía suficientemente poderosa para enviar a un importante héroe,
Idomeneo
.
Uno de los héroes era un veterano de la cacería del jabalí de Calidón. Se trataba de
Néstor
, rey de la ciudad de Pilos. Era un hombre ya viejo cuando tuvo lugar la guerra de Troya (probablemente contaría sesenta años, edad muy avanzada en una época en que la vida promedio de un hombre apenas alcanzaba los treinta). Sobrevivió a la guerra y todavía vivió al menos otros diez años, por lo que tendría más de ochenta al morir. En las leyendas, se le describe como un hombre lleno de sabiduría y experiencia, cuyo juicio era siempre acertado, por lo que un «Néstor» significa actualmente todo hombre anciano de gran prudencia.
En conjunto, sólo aparecen héroes en la leyenda troyana, aunque uno o dos personajes secundarios han dejado huellas en nuestro lenguaje. En un momento determinado, Homero hace mención de
Esténtor
, un heraldo que resulta muy útil para reanimar al ejército porque tenía una voz tan potente como cincuenta hombres.
Por está razón, todo lo que es ruidoso recibe el nombre de «estentóreo», y el mono aullador, cuyo grito puede ser oído a más de una milla de distancia, es llamado a veces «esténtor». Este mismo nombre se da a unos seres unicelulares que no producen ruido alguno, y de ello se puede tener completa seguridad, pero que tienen forma de megáfonos, los cuales están asociados con el ruido.
Homero describe a
Tersites
, constantemente mencionado en la Ilíada, como un ser feo y agitador, cobarde, que siempre lanzaba improperios contra los héroes. Sin embargo, el lenguaje que Homero pone en su boca rezuma sabiduría, pero hay que tener en cuenta que los poemas solían recitarse ante un auditorio aristocrático, por lo que, en realidad, se burlaba de él. Otros poetas presentan a
Tersites
como un denostador ofensivo.
Varios son los héroes de ambos bandos de la guerra de Troya que hallamos en los cielos. En 1906, el astrónomo alemán Max Wolf descubrió un planetoide que quedaba anormalmente alejado del sol. La órbita que describía no se encontraba entre Marte y Júpiter, sino que era casi idéntica a la de Júpiter. Era una órbita desacostumbrada para un planetoide, y éstos, como dije anteriormente, recibían, nombres masculinos. Wolf lo llamó «Aquiles».
Si se traza una línea desde Aquiles hasta Júpiter y hasta el Sol, para volver finalmente hasta Aquiles, veremos que forma un triángulo equilátero (esto es, un triángulo cuyos tres lados son iguales). Los astrónomos saben que esta situación es estable. Es decir, que un cuerpo pequeño equidistante de otros dos mayores siempre se mueve de tal forma que permanece a la misma distancia de ellos. Y como Júpiter se mueve en torno al Sol, Aquiles le sigue los pasos al mismo ritmo.
Aquel año fue descubierto un nuevo planetoide dentro de la órbita de Júpiter, y dos más se localizaron en 1907. Y así, algunos más. Los había que formaban un grupo con Aquiles, mientras que algunos aparecían al otro lado de Júpiter, formando un nuevo triángulo equilátero con éste y el Sol. «Aquiles» sentó el precedente y el resto de los planetoides recibió nombres de héroes de la guerra troyana. El segundo en ser descubierto fue «Patroclo» y los siguientes «Héctor», «Néstor», «Príamo» y «Agamenón». Desde entonces se han localizado al menos otros cinco, incluyendo uno que se le denomina, «Áyax».
Este grupo recibe el nombre de «planetoides troyanos». Además, la situación en la que un cuerpo pequeño es equidistante de otros dos mayores, es denominada «situación troyana». Hasta ahora no ha sido descubierto ningún otro caso de planetoides de este tipo.
La armada griega se concentró en Áulide, un puerto cerca de Tebas, y se preparó para partir. Sin embargo, las cosas empezaron mal. No soplaba el viento.
Un adivino señaló a Agamenón que se levantaría el viento si él sacrificaba a Artemis su hija más hermosa. En consecuencia, Agamenón envió un mensaje a su esposa, Clitemnestra, para que hiciese venir a su hija
Ifigenia
para desposarla con Aquiles. Cuando la hija llegó, la sacrificó y el viento se levantó rápidamente.
Pero, a partir de ese momento, Clitemnestra odió a su marido.
Cuando los griegos llegaron a Troya, se prepararon para un largo asedio. Los troyanos permanecían parapetados tras las murallas, que resultaban demasiado fuertes para ser asaltadas. Los griegos bloquearon la costa para matar de hambre a los troyanos. Durante nueve años los tuvieron cercados.
La famosa
Ilíada
de Homero empieza su historia en el noveno año de asedio. El hecho culminante fue una disputa entre Aquiles y Agamenón, acerca del reparto del botín de guerra.
Como consecuencia de esta disputa, Aquiles se retiró enojado de la guerra, llevándose consigo a Patroclo y a los mirmidones. Se encerró en su tienda y se negó a luchar. Además, pidió a su madre, Tetis, que persuadiera a Zeus para que provocara la derrota de los griegos, de modo que éstos se viesen obligados a rogarle de nuevo su ayuda y calmaran así su enojo.
Después de esto, los troyanos salieron de su ciudad y, dirigidos por Héctor, empezaron a alejar a los griegos, mientras Aquiles sonreía. Por ello el que abandona la lucha porque se ha enojado, y desampara a sus compañeros, está «enfurruñado como Aquiles en su tienda».
Pidieron a Aquiles que volviese a la lucha, pero él se negó. Los griegos se veían obligados a retroceder tanto que ya se encontraban junto a sus buques, por lo que su derrota parecía inminente. Entonces, Patroclo, el amigo de Aquiles, sintió piedad, pidió permiso a Aquiles para revestirse con la armadura de éste y luchar en su lugar. Aquiles le dio permiso, y Patroclo lanzó a los mirmidones a la batalla.
Durante unos momentos, Patroclo consiguió hacer retroceder a los troyanos, que al principio creían que era Aquiles quien volvía a la lucha. Pero Aquiles había advertido a Patroclo que se limitara a alejar a los troyanos de los barcos, pero que bajo ningún concepto atacara a Héctor. Patroclo embriagado con sus éxitos, creyó que ni siquiera Héctor podría resistirle. (Nuevamente, aparece la hibris). Arremetió contra Héctor y resultó muerto (y, naturalmente, la némesis).
Inmediatamente, Aquiles se sintió presa de rabia y desesperación. Hubiese deseado lanzarse en seguida a la lucha, pero carecía de armadura. Rápidamente hizo las paces con Agamenón, consiguió nuevas armas de Tetis (que habían sido forjadas por el propio Hefesto) e irrumpió en la batalla.
Todos los troyanos que se encontraban ante él se retiraron como ovejas y corrieron a esconderse tras sus murallas de Troya. Sólo Héctor permaneció fuera de ellas, avergonzado de huir, dispuesto a luchar con Aquiles, y a morir si era preciso. Ambos se enzarzaron en un duelo que, en la descripción de Homero, supone una de las escenas más grandes de toda la literatura, y Héctor resultó muerto.