Los Adeptos no tienen necesidad alguna de reencarnar para poder circular en la Tierra y entre los hombres. Si es que tienen que entrar en nuestra atmósfera por un tiempo corto, hacen denso el cuerpo etérico y por consiguiente visible a nuestros ojos físicos, o si es que tienen que cumplir una misión de larga duración, digamos de unos meses o unos años, ocupan un “cuerpo prestado”, lo cual requiere el gasto de mucho menos energía que el sistema anterior.
Es totalmente impráctico renacer de un vientre de mujer, volviendo con la conciencia envuelta y sin memoria, además de tener que esperar tantos años para alcanzar la edad adulta y poder cumplir una misión de altura. La Transfiguración, o sea la ocupación de un cuerpo prestado, es el transplante de un espíritu, o ego, en el cuerpo de un Iniciado que esté dispuesto a ceder su cuerpo, en vida, o en el momento de morir.
Este cuerpo ha de ser absolutamente sano y el ego que lo habita tiene que ser adelantado, ya que las altas vibraciones del Espíritu que lo ocupará son muy fuertes. El transplante se hace gradualmente. Es de suponer que el Maestro ocupó el cuerpo del Príncipe Rakoczi en aquellos momentos en que se le declaró “muerto”. Es posible que así le haya aparentado a los que lo rodeaban. Nada de extraño tendría que el Maestro hubiera fingido morir, ya que sabemos de otras dos ocasiones en que así lo hizo.
El Adepto que ocupa un “cuerpo prestado” tiene todo el poder para reformar la estructura atómica de ese cuerpo, de manera de adaptarlo a sus propias necesidades. Por esa razón el Conde Saint Germain no tenía necesidad alguna de comer, ni beber, ya que disponía de la Sustancia Universal, que obedece instantánea e incondicionalmente las órdenes de un Maestro.
El propio Maestro Saint Germain ha admitido haber ocupado unos cuarenta cuerpos prestados en diferentes ocasiones y por diferentes propósitos o misiones en la Tierra. Sabemos que uno de éstos fue el cuerpo de San José, esposo de María Virgen. Misión más delicada y misteriosa no ha habido nunca que sepamos ¡Después de dos mil y pico de años, aún se ignora la completa verdad!
Otra ocupación de cuerpo prestado fue la del Almirante Cristóbal Colón, destinado a encontrar, sin perderse ni naufragar, el “Nuevo Mundo” anunciado por el Maestro Jesús, donde debían desarrollarse tantas nuevas dimensiones y conciencias. Sabemos por un antepasado de esta autora, íntimo amigo y compañero de viajes de Colón, que eran ocultistas los dos, lo cual da margen para deducir que poseían los dos un grado avanzado de conocimientos y que Colón podía muy bien haber prestado su cuerpo al Adepto que lo llevó al éxito en sus viajes, al mismo tiempo que cumplía los planes de la Jerarquía Blanca, como atestiguan los archivos planetarios del Royal Tetón de Norteamérica y Machu Pichu en Sudamérica.
Una tercera ocupación parece haber sido la del Libertador Simón Bolívar, ya que las actuaciones del Maestro Saint Germain siempre han sido en pro de la liberación de humanos, de naciones, de ideas, y de almas. Esta hazaña de Bolívar, con toda la gloria y la importancia que se le da y que merece, no ha sido aceptada en toda su magnitud. Escalar los picos nevados de la Cordillera de Los Andes, sin caminos, libertar sin armas ni soldados de escuela, fueron una serie de milagros característicos del “Conde” Saint Germain, y del Maestro Saint Germain.
Asombraba a todo el mundo la memoria extraordinaria del Conde Saint Germain. Repetía páginas enteras después de una sola Ojeada. Hablaba sin acento alguno el alemán, el inglés, el italiano, el portugués, el español, el francés, el griego, el latín, el árabe, el chino, el hebreo, el caldeo, el sirio, el sánscrito, muchos dialectos orientales, y leía el cuneiforme babilónico y los jeroglíficos egipcios, todos con absoluta maestría.
El Conde era ambidextro. Podía escribir con ambas manos a la vez. Las dos mitades de su cerebro eran independientes, ya que con una mano podía escribir un soneto, y con la otra una carta de amor.
Aunque jamás hizo alarde de sus poderes ocultos, el Conde actuaba espontáneamente como un Mago Blanco, un Cabalista, un Hermetista, un Alquimista, un Iluminista, un Templario, un Gnóstico, un Francmason y un Rosacruz. Era clarividente, claroaudiente, viajaba astralmente, etéricamente, cósmicamente. A veces no se le veía en tres días. Entraba en un trance profundo sin despertar. Esto podía ocurrirle en casa ajena o en la suya propia. El historiador vienés, Franz Graeffer relata que un día, en medio de una conversación con el Conde, de pronto lo vio ponerse serio, rígido como una estatua, sus ojos usualmente tan expresivos, se hicieron incoloros y sin vida. Al rato se reanimó, su puso de pie y haciendo un gesto de despedida con la mano exclamó en alemán “Ich cheide” (me voy), “me verán una vez más, mañana. Se me necesita en Constantinopla, luego en Inglaterra. Por ahora tengo que ir a preparar dos inventos que verán en el próximo siglo. Un barco y un tren”.
Tenía el hábito desconcertante de entrar en la cámara del Rey sin recurrir a las puertas. Simplemente aparecía y desaparecía sin disimular su facultad.
En las reuniones amenizaba relatando detalles de sus conexiones con Cleopatra, con Jesucristo, con la Reina de Saba, con Santa Isabel, con las Cortes de los Valois, con Santa Ana, con la antigua Roma, con Rusia, Turquía, Austria, China, Japón, La India. Tan pronto imitaba a Francisco I como revelaba altos secretos de Luis XIV, y de todo hablaba con mayor aplomo del que desplegaría el propio Encargado de Negocios de cada personaje.
En una ocasión en que relataba un episodio muy remoto, se detuvo con un pequeño aire de confusión y le dijo a su valet de pie: “Fue así el asunto, ¿no, Roger?” y Roger respondió: “El Señor Conde olvida que yo sólo tengo cuatrocientos años con Él. Eso ha debido ocurrir en tiempos de mi predecesor”. Por lo cual preguntamos aquí: ¿en dónde coloca, a Roger, con respecto a la teoría del nacimiento en el Castillo de Rakoczi?
Por supuesto que todos estos prodigios son catalogados por la humanidad corriente en términos de “Magia”, Blanca o Negra, según sea buena o mala. Pero como todo tiene una explicación perfectamente natural, y los seres humanos heredamos el mismo derecho legado por el Padre, Divino Creador nuestro, será bueno que se aclare el misterio de cada uno de los anteriores enigmas.
Cuando el ser humano alcanza su última encarnación en la Tierra, se dice que es Candidato para la Ascensión. La Ascensión ocurre porque la persona se ha desprendido de todas las ataduras con el planeta Tierra y con sus familiares; y al lograr limpiarse de toda la energía negativa, va llenando sus células de luz. Llega el momento en que la Magna Presencia YO SOY lo atrae hacia Ella y lo extrae de la Tierra: se ha vencido la gravedad de la Tierra. En ese momento el individuo tiene la oportunidad de escoger la Gloria o continuar ayudando a sus hermanos humanos. Es el momento en que el subconsciente vacía su contenido y el ego recuerda todas sus encarnaciones pasadas, sin sufrir molestia alguna. Además recupera todas sus habilidades adquiridas y todos los idiomas que habló a todo lo largo de su corriente de vida. Puede disponer de sus “Tesoros en el Cielo”, o sea de todo lo que contiene su Cuerpo Causal. Pero si el ego prefiere ascender a Gloria, debe entregar todo lo acumulado para bien de la humanidad.
La “Memoria Extraordinaria” no es, pues, sino la facultad natural de mirar hacia atrás y leer como en un libro, o ver como una película, lo que venga en gana en el pasado, sin el velo de Maya.
El ser ambidextro no es otra cosa que el haber sido “zurdo” en otras vidas. Es una habilidad adquirida y por lo tanto el individuo puede escribir con ambas manos.
La facultad de aparecer y desaparecer sin recurrir a las puertas, es condición de los cuerpos astral y etérico. El saber proyectarlos fuera del cuerpo físico se puede lograr con estudio y práctica. En vida del cuerpo físico éste se deja dormido en un lecho mientras se “viaja”. Ayuda mucho el saber primeramente, que al sólo pensar en un lugar o en una persona, se está allí o con ella.
En cuanto a Roger, es tal vez la prueba más consistente de que ambos estaban ocupando cuerpos prestados en aquel siglo. Roger manifestaba ser pupilo, iniciado y servidor inseparable del Maestro.
El “problema del dinero” es uno de los que más preocupa a la humanidad. En todas las crónicas respecto al Conde se manifiesta una gran curiosidad por saber de dónde provenían las sumas que aparentemente derrochaba en sus joyas esplendorosas, para costear su vida en la Corte y para ataviarse tan noblemente. Sin los conocimientos espirituales que enseña la ACTIVIDAD YO SOY, no queda otra respuesta que la alquimia. El mundo le “plantó la chapa” de Alquimista y no buscó más.
La Ley de Correspondencia dice que COMO ES ARRIBA ES ABAJO y viceversa. La alquimia sí existe en todos los planos, sólo que como vamos descubriéndolo en todo, las cosas se hacen más sencillas, más livianas, más rápidas a medida que se asciende en el Plano Espiritual, y por el contrario, se hacen más pesadas, más retardadas, cada vez más laboriosas, a medida que se desciende en el plano material.
La transformación de los metales en oro, es idéntica a la transmutación de la energía en el Plano Mental-Espiritual. Se trata simplemente de reconvertir las formas e imágenes mentales negativas, destructivas, en el “oro puro” de las virtudes que nos pertenecen en el Plano de YO SOY.
Cicerón dijo que la Filosofía es el conocimiento de las cosas divinas y humanas, y de sus causas y principios. Aplíquese esta dualidad a la idea de la “piedra filosofal” que transmuta los metales en oro, y se verá muy claro que no se trata sino de un estado de cosas totalmente abstracto y nada físico. La “piedra”, sabemos en Metafísica, que es la Fe; “filosofía” es la sabiduría pura, exacta (el filo de la navaja).
La alquimia es pues, primero espiritual y, muy al final, material. Pero no se puede aprender de abajo para arriba. El que sabe transmutar la energía por medio de la Llama Violeta, primero, y luego por medio de las demás Llamas, ha encontrado la Piedra Filosofal. Irá transmutando la acumulación de energía que le impide manifestar el “oro de la abundancia” en su vida.
Generalmente los alquimistas eran seres muy sabios, muy versados en las ciencias más ocultas. Los signos cabalísticos que empleaban eran fórmulas y ecuaciones muy profundas. Sus jerigonzas eran tapadijos para que los neófitos no se pusieran a experimentar con sustancias peligrosas, ya que los curiosos leen y le dan una interpretación totalmente errada a lo que leen, sobre todo lo espiritual, porque sólo hacen caso a la letra muerta.
Es verdad que ante los propios ojos de Jaques Casanova de Seingalt, el conde tomó una moneda de doce centavos, la expuso a cierta llama hasta que se volvió roja, y cuando se hubo enfriado, se la entregó a Casanova. Tan grande fue el asombro de éste, al constatar que era oro puro, que expresó la duda de que Saint Germain hubiera tal vez cambiado la moneda por otra. El Conde simplemente le contestó: “El que duda de mis conocimientos, no merece hablar conmigo”, y le mostró la puerta. Para un ser de la talla del Conde Saint Germain, existen todas las posibilidades. Un Iniciado, un Adepto, un Maestro de esa magnitud no encuentra dificultad alguna para transformar un centavo en pieza de oro, cuando sólo tiene que alargar la mano y extraer del aire el oro que le sea menester.
Esta verdad no la puede ni creer, ni comprender sino aquel que se ha percatado del Principio de Mentalismo hasta el punto de hacer conciencia de él. Por haber sido totalmente ignorado hasta el siglo pasado, es que el mundo se llenó de alquimistas que buscaban oro por el camino fácil, ignorando la verdad.
Ya estamos en el peldaño en que muchos van a realizar el hecho de que si se visualizan en plena Llama Dorada, bajando de la Presencia, y sintiendo gratitud por ello, no tardarán en precipitar toda la sustancia que les sea necesaria. Este es un paso en la Alquimia Espiritual y no puede fallar.
Hay que aclarar un punto vital, sin el cual no actúa la Alquimia Espiritual. La Presencia YO SOY no puede hacer descender Su Sustancia Dorada al ego inferior, a menos que el canal se encuentre limpio. Limpio significa no entorpecido por la amargura. Esta amargura la forman las críticas, la chismografía, la mala voluntad, el rencor, el recuerdo constante de los males pasados, las emociones violentas.
LA FORMA MÁS PRÁCTICA DE LOGRAR UN ÁNIMO ECUÁNIME EN TODO MOMENTO, ES ESFORZARSE PARA NO DEJARSE AFECTAR POR NINGUNA CIRCUNSTANCIA LASTIMOSA O QUE IMPACIENTE.
Cuida tu alegría y tu buen humor, ya que toda pérdida de paciencia, toda consideración con el error te será cobrada con creces. No solamente porque afecta tu receptividad del Bien que desea darte tu Presencia YO SOY, sino porque cuando llegues a esas alturas, de Alquimia Espiritual, tus cambios de ánimo, tus fluctuaciones emocionales, afectan destructivamente a todo tu ambiente y a tus familiares y relacionados, y si eres jefe de grupo, a todo tu grupo.
PARA EVITAR ESTE PELIGRO, ES MEJOR NO ASISTIR DONDE ESTÉN OCURRIENDO COSAS TRISTES, NEGATIVAS Y DRAMÁTICAS.
Ya la persona que se halla en esta Octava, ni es menester que visite enfermos o que haga “pases” colocando las manos, o que contacte directamente ninguna especie de problema. Su Tratamiento Universal del YO SOY llega a todas las latitudes. Su tratamiento tiene que ser a distancia, porque muchas veces el practicante encontrará que sus vibraciones son demasiado fuertes para el enfermo.
El Landgrave Carlos de Hesse-Cassel, Duque de Schleswig, emparentado con el Príncipe Rakoczi por la madre de éste, la Princesa de Hesse Rheinfels, era un ocultista muy adelantado, íntimo amigo del Conde y tal vez el único que conocía toda la verdad respecto a Él.
La muerte del Conde Saint Germain en el Castillo del Duque Carlos, en Eckernfoerde, en Suecia, el 27 de Febrero de 1784, es tan falsa como su nacimiento en Transilvania; pero no era la primera vez que el Maestro desaparecía de la circulación sin dejar tumba ni lápida, como veremos más adelante.
Por algo dijo Voltaire en una carta a Federico El Grande: “El Conde Saint Germain es el hombre que nunca muere y que todo lo sabe”.
El Duque Carlos quemó todos los papeles del Conde después que éste desapareció, quedando únicamente el manuscrito de la MUY SANTA TRINOSOFÍA, único libro que dejó escrito el Conde Saint Germain.
Intrigada, Mme. Blavatzki, dos siglos después, hizo un comentario en la Sociedad Teosófica: