Para que conste en acta, este agente es lanzado al centro de una gigantesca crisis personal. Muy contento de matar a infinitos puercos americanos al azar, entre agarrones y empujones, muchedumbres de roedores americanos. De vengar a los progenitores del agente-yo... De borrar la influencia de la vil cultura estadounidense que corrompe a los moradores del globo... De borrar el apetito que tienen los ciudadanos americanos hambrientos de consumir todos los recursos mundiales...
Solamente soy incapaz de incluir en la matanza a la gloriosa hermana-gata.
Los ojos de todos los compañeros-agentes se posan sobre este retablo. Recelando de la situación aparente.
Con un susurro agudo, la voz del agente dice:
—Afectuosa camarada. —Dice—: Es necesario que salgas de inmediato de esta ciudad.
Este agente explica que encerradas dentro del recipiente de la «Máquina de la paz» hay muchas fortunas en papel moneda americano de curso legal. Numerosos kilogramos y libras de peso de papeles monetarios de dinero estadounidense. Dinero robado de los platos de la contribución de la comunidad de la capilla del culto. Una vasta fortuna de riqueza en metálico, comprimida encima de una carga explosiva en miniatura. En un momento inminente, que ya casi ha llegado, el artefacto explotará duchando a todos los asistentes con una lluvia de cantidades masivas de unidades de papel moneda americano.
La hermana-sigilosa se limita a devolverme la mirada, sin parpadear.
Y este agente explica que en el momento en que el artefacto se dispare, los codiciosos ciudadanos capitalistas se empezarán a pelear para reunir el lucro inmundo. Un millón de centenares de manos se arrebatarán entre ellas el sucio dinero.
La hermana-sigilosa sigue mirando, sin parpadear.
De acuerdo con el procedimiento estipulado por la Operación Estrago, todo ese dinero está contaminado con la neurotoxina. En el plazo de diez días el catalizador provocará la muerte de todos los individuos expuestos a ella. No habrá cura. No habrá escapatoria. Se espera que el dinero contaminado y puesto en circulación genere infinitas víctimas adicionales. Todos los presentes morirán. Todos los que acepten ese dinero... morirán. Se predice que el dinero americano tóxico se extenderá hasta matar a todos los capitalistas.
La hermana-gata hace una pose, con el músculo del ceño agarrotado con expresión de fatiga. Pone los ojos en blanco y dice:
—O sea, que me estás diciendo que eres un terrorista...
No, este agente explica que él es un agente que promueve la libertad de su gloriosa patria natal.
—Ya, claro —dice la hermana-huésped—. No es que no te crea —dice la hermana-gata—. Pero aun así me voy a cargar tu proyecto. —Y al momento siguiente, la hermana se abalanza hacia delante. Hurga con las manos para agarrar el cubo de basura de la «Máquina de la paz». Forcejeando para volcar el recipiente, intenta frustrar la ejecución de la máquina letal.
En el mismo momento, el vetusto esqueleto Doris Lilly avanza entre los presentes. Los dedos del cadáver afligido y marchito agarran los rizos grises propios y tiran de ellos para revelar un cuero cabelludo afeitado. Una calva reluciente. La boca del cadáver expectora la prótesis dental haciendo que salga rebotando por el suelo de la exposición. Sus labios encerados se retuercen, y todo su cuerpo nervudo asume una posición de espantoso ninja asesino, la postura de los guerreros más elevados de las artes marciales. Y a continuación organiza todos sus músculos en la posición de ataque de la Patada Mortal de la Cigüeña Gigante. Y suelta un grito de ataque.
Y en el mismo momento, la hermana activa su sirena antiviolaciones y la pone a emitir un aullido que perfora los tímpanos. Un estruendo cegador que llena toda la ubicación.
La esclava de Wal-Mart Doris Lilly se revela como superagente infiltrada, agente secreta tapada para garantizar el éxito de la Operación Estrago. Su esqueleto huesudo irradia poder, posicionado para lanzar el golpe letal sobre la hermana-gata.
Los pies del agente-yo y sus codos voladores se elevan y aterrizan, cata-plas, haciendo la maniobra del Golpe Doble del Cóndor que Planea y bloqueando el golpe letal. Este agente hace tambalearse al talento superior de la superagente Doris Lilly. La musculatura corporal del agente-yo comete una traición total. Traiciona a la propia máquina de pensar de este agente.
En un solo instante vertiginoso, la señora Cadáver regresa a su posición de lucha. A modo de refuerzos se le unen al flanco los brazos listos para matar del agente Tibor. Se pone a respaldarla con sus patadas letales y cortantes el agente Mang. Chernok. Sheena. Todos los agentes se posicionan junto a la superagente con la única oposición del agente-yo.
La sirena emite sus aullidos.
Se lanzan entonces el Vuelo de la Ardilla Arborícola, zum-paf, la Hiena Voladora, ras-pum, el Pisotón del Elefante, ziuuu-bum, el Zarpazo del Lince, ras-raca. La atmósfera se convierte en un revuelo de muchos puños centelleantes, de infinitos pies que golpean. El enorme palacio de asambleas abovedado se llena de gritos de todos los espectadores apiñados. Hay un enorme tumulto por escapar a toda velocidad entre dedos que se clavan y dientes que muerden.
Y en el momento final en que todos los agentes convergen para destruir a este agente, en ese momento la hermana-gata hunde la mano en el propio bolso de equipaje y extrae el famoso falo del ataque asesino. Mientras el círculo de agentes se cierne para matar, acercándose poco a poco, la hermana-gata dice:
—Esperemos que mi madre no me haya mangado las pilas, —La hermana activa con el dedo el botón de encendido del consolador y dice—: Y esperemos
de verdad
que yo no haya reparado a este cabrón
del todo
...
Acercándose más, la muralla de asesinos alineados se posiciona lista para ejecutar el Golpe Único sin Sangre de la Cobra. Para asestar el Puñetazo de Escapatoria del Canguro. Para infligir el Letal Vaciado de Ojos de la Barracuda.
Saltando para que sus piernas ejecuten, pum-catapum, el Trallazo del Tigre, el agente Tibor cita al avispado visionario y astuto escritor D. H. Lawrence y dice:
—«Quieren un sistema externo de nulidad, que ellos llaman paz y buena voluntad, para que dentro de su alma puedan ser pequeños dioses independientes».
Generando el contraataque, los codos del agente-yo lanzan, ras-fru, la Zarpada de la Zarigüeya, mientras este agente cita al brillante filósofo y erudito profesor Fidel Castro:
—«Los hombres no dan forma al destino. El destino es quien produce al hombre del momento».
Lanzando, pata-pum, el Puñetazo del Panda, el agente Mang cita al reverenciado Fidel Castro y dice:
—«Una revolución es una lucha entre el futuro y el pasado».
Golpeando, blam-patapum, con la maniobra de la Muerte Rápida por Golpe de Cobra, el agente Chernok cita al respetado Friedrich Nietzsche, diciendo:
—«Hay que tener caos dentro de uno mismo para poder dar a luz a una estrella danzante».
Replicando, fac-pac, con la maniobra del Águila Voladora, este agente cita al aclamado Fidel Castro, diciendo:
—«Condenadme. No importa. La Historia me absolverá».
Y en ese mismo momento, el falo letal comienza a temblar. El color rosa del falo se va poniendo de un tono cada vez más oscuro. Tiñéndose de rojo. El falo tembloroso inicia un pequeño bamboleo. Salta de la mano de la hermana-gata. Deja tras de sí una espiral de humo negro y se pone a dar botes en el suelo. Dando una sacudida en medio del aire, el falo asesino se pone a escupir plástico fundido y recalentado en todas direcciones y rocía a los agentes hostiles. Suprime el ataque. Los fragmentos inflamados de plástico salpican al agente Tanek. Ciegan a la agente Bokara. Incendian el pelo capilar de la agente Sheena. Se elevan llamas enormes y un fuerte hedor.
La sirena antiviolaciones no deja de vociferar. Sus fuertes ecos llenan el enorme Instituto Smithsonian.
La agente Magda vacila y se repliega ante semejante despliegue de contactos peligrosos.
Atravesando el frente de batalla de los falos voladores en llamas, la señora Cadáver lanza el salvaje León Lacerante, rip-graaa, impactando en el cráneo de este agente. Capaz y preparada de inmediato para ejecutar al sedicioso agente-yo. Desencadenando el cumplimiento de la Operación Estrago.
Y en ese momento, una voz dice:
—¡Pigmeo, coleguita!
Una voz masculina. El hermano perro-puerco resucitado.
Entrando de un salto en la refriega, el hermano-huésped asume una posición defensiva y dice:
—Me enseñaste demasiadas cosas, pequeñajo. —Dice—: No tuve problema para soltarme de esas cuerdas... —Afrontando el avance del cadáver asesino, el hermano-puerco dice—: ¿Qué me sugieres? —Su mirada es dura como el acero—. ¿El Puñetazo del Panda o el Lince que se Lanza?
El falo asesino proporciona cobertura aérea con su bombardeo de plástico caliente. Oscureciendo el conflicto con una pantalla de humo negro. De hollín y de tizne asfixiantes.
Este agente permanece aturdido como consecuencia del impacto del León Lacerante en su cráneo.
La hermana-gata se dedica a desarmar el contenedor ya listo para la explosión de papel moneda.
En el momento en que la multitud americana presencia el ataque a este agente, se organiza un disturbio defensivo. Los ciudadanos de Estados Unidos se arremolinan, se abalanzan y aplastan a Tibor y a Chernok. Reducen a Mang, a Ling y a Oleg. La enorme multitud, ya no pasiva, se lanza al rescate del agente-yo. Llegando para salvar a este agente, las hordas innumerables de ciudadanos americanos se ponen a repartir torpes puñetazos, empujones y agarrones para vencer las acciones de los agentes Otto, Vaky y Tanek.
En la señora Doris Lilly estalla la tensión acumulada durante toda una carrera de entrenamientos y todos sus miembros se lanzan a infligir, kata-krak, el letal Martirio del Mono sobre todos.
Y en ese mismo momento, a cámara lenta, la agente Magda se lanza en defensa del hermano perro-puerco. Magda salta por los aires. Magda y el hermano colisionan simultáneamente y golpean el cráneo de Doris Lilly. Dejando en coma la máquina de pensar de la malvada agente. Lanzando a la superagente no consciente al suelo, hecha un guiñapo. La agente desplomada queda tirada junto a su prótesis dental. Junto al cuero cabelludo abandonado de rizos grises. Su cólera subyugada.
Dentro de ese momento de la mayor victoria... Mientras Magda y el perro-puerco sonríen... Mientras el falo chisporroteante desbarata el ataque de los compañeros-agentes... Mientras las fuerzas americanas llegan al rescate... Mientras la hermana-gata se arrodilla para atender las heridas del agente-yo...
En ese mismo momento, la temible «Máquina de la paz» explota.
Creando una lluvia de riquezas americanas en papel moneda revoloteantes, una ventisca de nieve, un chaparrón que nos envuelve a todos.
Empieza aquí el informe trigesimosexto del agente-yo, número 67, que rememora su antigua práctica de estudios de idioma americano. Si aula alojada recónditamente en las profundidades del edificio XXXXX. En la ciudad capital XXXXX de la gloriosa y superior patria XXXXX.
Para que conste en acta, se vuelve a narrar aquí una historia formativa del agente-yo.
Para reforzar una antigua lección de la instrucción del agente-yo.
El benévolo y muy respetado instructor de idioma, posicionándose en el centro de todos los agentes, dice:
—Charleston. —Dice—: Coca-Cola. —Dice—: Dale a la moviola.
Y todos los agentes repiten:
—Charleston. Coca-Cola, Dale a la moviola.
El erudito y bondadoso instructor dice:
—Balompié.
Y todos los estudiantes dicen:
—Balompié
Todos aprenden para poder repetir:
—Fumar un pitillo. Que le den morcilla. No vale un real. Más listo que Fantomas.
Sentados en los pupitres, con las manos juntas, y mirando hacia delante, todos los agentes repiten:
—Cinematógrafo. —Dicen-: Gramola. —Dicen—: Apoquinar. —Dicen—: Pescar una «merluza».
A modo de demostración del uso correcto del idioma americano moderno actual, el honorable instructor dice:
—¡Me voy a cambiar el agua de las aceitunas!
Asimismo, todos los agentes estudian para aprender a repetir:
—Paraíso de los obreros. —Dicen—: Corporación multinacional poscolonial inhumana.
Les enseñan a decir:
—Sabandijas venenosas del imperio capitalista de Estados Unidos.
Se les enseña a memorizar e implantar en la propia máquina de pensar:
—Cultura occidental opresiva y degenerada.
Se les implanta la cita del célebre escritor y famoso sodomita Oscar Wilde, que dijo: «Es a través de la desobediencia que existe el progreso, a través de la desobediencia y de la rebelión».
En la realidad, muchos de esos datos están hoy desfasados.
Se admite aquí el fracaso de este agente. El agente-yo es un traidor culpable de cometer felonía. La Operación Estrago ha sido completamente abortada. Una decepción total carente de resultados.
Con mucha vergüenza cargada de gran humillación, este agente admite aquí su derrota. No ha sido capaz de sacrificar su vida por el Estado. Lo que ha hecho ha sido finalizar la antigua vida de este agente en beneficio de la hermana-huésped. En su huida, este agente ha solicitado asilo político y también ser adoptado por la familia-huésped. Todos los cargos contra el padre-huésped se han retirado. La familia-huésped Cedar ha sido restaurada. Todos los agentes han sido desenmascarados y retenidos bajo custodia federal en espera de una investigación completa. Tal como dictaba el plan, el cargamento de dólares explotó.... Los billetes de papel moneda estallaron hacia el cielo... pero este agente no contaminó dicho dinero con la neurotoxina letal. Con plena intención no envenenó el dinero, puesto que para entonces el agente-yo ya estaba seducido por su afecto hacia los parásitos americanos. Lo que hizo la «Máquina de la paz» fue soltar un simple géiser de papel moneda al espacio. Para deleite de la multitud congregada de niños y adultos de la Feria Nacional de las Ciencias. Creando una enorme celebración.
Cita: «Es a través de la desobediencia que existe el progreso, a través de la desobediencia y de la rebelión».
¡Adelante, Equipo Cedar!
Y por tanto, el agente-yo ofrece aquí su dimisión.