Ponga un vasco en su vida (3 page)

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Authors: Óscar Terol,Susana Terol,Iñaki Terol,Kike Díaz de Rada

Tags: #Humor

BOOK: Ponga un vasco en su vida
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Tiene buenos cimientos

Olvídese de conceptos como: «portátil», «de quita y pon» o «de usar y tirar». Al hombre vasco le gustan el ladrillo, la piedra y la viga de roble. Al mismo tiempo que aumenta su talla de pantalón aumentará su patrimonio. Tendrá casa, trastero, caseta para el perro, garaje, bodega, segunda vivienda, caseta para perro de la segunda vivienda (que es el mismo perro, que viaja), parrilla en la segunda vivienda… Todo con mucho cemento. Vamos, que le va a parecer que se ha casado con Construcciones y Contratas. La suya es la cultura del acumule que se rige por la máxima: «Ser o tener, he ahí la cuestión». Y, mira, oye, que si un día te divorcias de él, te va a parecer que te llevas medio tablero del Monopoly.

Es buen amante

Sí, sin duda lo es. Sobre todo a la hora de la siesta. ¿Por qué? Muy sencillo. El vasco sabe que la siesta es un invento español y, aunque le apetezca más que a un mono un cacahuete, prefiere aguantar sin dormirse, sobre todo si vota nacionalista. Si á esto añadimos que la digestión hace que se concentre la sangre en el centro del cuerpo, haciendo que aumente el caudal en la zona genital, tenemos al vasco predispuesto para el mete y saca. Elija usted: un marido cualquiera, dormido frente al televisor con la baba caída a la hora del telediario, o un aquí te pillo, aquí te mato para liberar tensiones y quemar las calorías de la comida. Se lo hemos puesto fácil, ¿eh?

E
RRORES QUE NO HAY QUE COMETER A LA HORA DE CAZAR AL HOMBRE VASCO

Ya ve, son muchas las ventajas del vasco: es mucho mejor que liarse con un finlandés o con un catalán, por ejemplo. De todas formas, y aunque es presa fácil, le vamos a hacer unas sugerencias para que el elefante caiga redondo y no se le escape malherido y provoque la espantada de la manada.

No dé el primer paso

Así como un soltero finlandés puede estar deseoso de que lo seduzcan, pocos son los hombres vascos que se sienten cómodos cuando una mujer tiene la iniciativa. Hay chicarrones del norte que han visto acercarse a una mujer hacia ellos y del susto han salido huyendo despavoridos, como un caballo en una tormenta. Tan sólo mírelo sonriente, él hará el resto. Tenga paciencia: pueden pasar meses hasta que se decida a lanzarle un
epa
(= «hola») y hablar con usted, pero merece la pena. Se lo explicamos detalladamente en
Todos nacemos vascos
(apartado Manual de ligue vasco, página 55).

Jamás intente la conquista mientras el «objetivo» está con su cuadrilla

La cuadrilla, ese ser que tiene varios estómagos y un solo cerebro, no va a permitir que le arrebaten a uno de sus miembros así como así. Al igual que la leona de los documentales, espere también usted a que la presa se quede descolgada de la manada para atacar. Y con atacar, insistimos, nos referimos a que le eche una mira dita insinuante, nada de meterlo para el baño del bar y arrinconarlo contra la pared, por favor.

Cuidado con utilizar expresiones del tipo «improvisar» o «ya de puestos…»

Este tipo de expresiones sólo se pueden utilizar si se refieren a comida; de lo contrario, pueden caerle como una bomba. El vasco no es de cambiar planes: si ha decidido quedarse en casa el fin de semana, de ahí no lo mueves, y mucho menos con alicientes culturales. Ejemplos de uso correcto e incorrecto:

  • «Ya de puestos, sacamos otra ración de anchoas, ¿no?» (

    ).
  • «Ya de puestos, nos vamos al teatro/damos un paseo…» (
    NO
    ).
  • Nunca se deben hacer proposiciones de este último tipo, pues puede estar contribuyendo a crear un soltero de por vida. Si usted quiere ir al teatro, inténtelo terminando de esta manera:

  • «Ya de puestos, nos vamos al teatro y luego tomamos unasanchoas» (

    ).

Ahora que ya pueden estar buenas las anchoas de ese día porque, si no, acabará maldiciendo a Calderón de la Barca el resto de su vida.

D
URACIÓN DEL HOMBRE VASCO

Vamos a tratar un aspecto importante. Ya que va a hacer la inversión de su vida poniendo un buen morrosko
[2]
a su lado, tiene que saber cuánto tiempo lo podrá disfrutar. Podemos decirle que no tiene la longevidad de los japoneses, pero da guerra muchos años y trabaja tanto como ellos. En el siguiente cuadro aparece la duración de un hombre vasco en relación con hombres de otras regiones que perdieron su
vasquitud
:

Duración
En activo
En la vejez
Hombre vasco
Dura muchos años trabajando.
Se apaga y se va enseguida.
Hombre español
Dura muchos años, trabaje o no.
Le puede agonizar veinte años con una hernia.
Hombre finlandés
Dura muchos años.
Son inmortales
[3]
.

Como vemos en la tabla, la ventaja del hombre vasco es que no sabe vivir sin trabajar. Dura muchos años fuerte y activo, luego le entra cualquier mal y se va enseguida. Por eso, cuando muere, la gente siempre dice: «Si estaba hecho un roble».

Liarse con una mujer vasca

Si ilustrábamos la caza del soltero vasco con la de un paquidermo, aquí nos encontramos cazando una gacela a un kilómetro de distancia y con tirachinas: es difícil que caiga, hay que tener buen pulso, disparas y puede caer cebra o estampida de ñus. Pero merece la pena intentarlo: la mujer vasca dura «toda una vida», como dice el bolero.

B
ENEFICIOS DE LIARSE CON UNA MUJER VASCA

La mujer vasca es como la aspirina, que cada año le sacan una virtud nueva. La lista podría ser infinita, pero queremos destacar las más notorias.

Es gran administradora

La mujer vasca te puede administrar cualquier cosa que pase por sus manos. No se sabe aún cómo lo hacen, pero todos los meses cogen el sueldo que entra en casa y hacen milagros con él; al final de mes sigue habiendo sueldo y al clan familiar no le falta de nada, ni el papel higiénico de doble capa. Así que no se preocupe si usted tiene un sueldo modesto: ella hará que parezca la paga extraordinaria de un dentista.

Viene con GPS de serte

Para que lo entienda, tiene memoria fotográfica y un localizador de objetos instalado en el cerebro. No intente competir con ella a la hora de buscar algo: una mujer vasca no acepta un «se ha perdido». Todo está en su sitio, sólo hay que saber cuál es.

—Cariño, no encuentro el periódico.

—¿Ya has mirado en el baño?

—Sí, de arriba abajo.

—Pero si está encima del bidé. Toma, calamidad. Si es un perro, te muerde.

—¡¿Cómo?! Si ya había mirado ahí y no había nada.

Es increíble. A veces parece que ellas esconden las cosas y luego las vuelven a poner en su sitio. Si usted es olvidadizo y encima utiliza gafas, no lo dude: con una mujer vasca ahorrará las inútiles horas de búsqueda y no les tendrá que poner la patética cadenita. «Las llevas puestas, Manuel. Si es un perro, te muerde».

Tiene un calendario interno

Al igual que Windows, la mujer vasca te va avisando cada día de los compromisos y las efemérides.

—¿Ya has llamado a Peio, que hoy es su cumpleaños? ¿Ya has llamado a tu madre, que fue ayer al médico? Mañana es el santo de tu ahijado, no te olvides de felicitarle.

Olvídese de la agenda del móvil: tiene a su lado una agenda electrónica activada las veinticuatro horas del día. Va a quedar como Dios con todo el mundo. Bueno, es un poco fastidioso cuando se acuerda de la salud de uno:

—Por cierto, ¿hace cuánto que no vas al dentista?

E
RRORES QUE NO HAY QUE COMETER A LA HORA DE CAZAR A UNA MUJER VASCA

Ya le hemos dicho que la caza de la gacela es muy difícil: te ven llegar desde muy lejos y son muy asustadizas. Pues imagínese si va vestido de color fucsia y seguido de una banda de música. Con esta metáfora queremos decir que se tiene que camuflar, amigo. El viento, siempre de cara y acérquese poco a poco evitando siempre cometer las siguientes torpezas.

No preguntarle más de tres veces en la misma cita: ¿de qué equipo eres?

Aunque usted sólo tenga dos temas de conversación con su cuadrilla, estar con una mujer vasca es como enfrentarse todo el rato al Trivial: te puede tocar responder sobre geografía, historia, ciencia… deporte también, pero de vez en cuando. Si se siente perdido en casi todos estos temas, haga como Clemente, a la defensa para amarrar resultados: eche balones fuera, dele la razón. Frases comodín que le ayudarán son: «Yo también», «Tienes razón», «Estoy contigo…». Y de vez en cuando suelte un órdago, que se note que es vasco universal: «¡Me gustaría ir a Tailandia!». Eso sí, dígalo con conciencia porque ella lo archiva en su disco duro y en la luna de miel terminan yendo a Tailandia. Pero, ánimo, eso es sólo una vez en la vida, como lo de la Meca, luego hay viajes a la Rioja para animarle el espíritu a uno.

Evitar expresiones del tipo: «rutina», «ya te llamaré» o «mañana te digo»

Ya sabemos que usted puede ser una persona rutinaria, de las que postergan todo, sin iniciativa, pero, si quiere que ella pase a formar parte de su vida, haga un esfuerzo en dar una imagen contraria, sobre todo al principio. Una vez metidos en el matrimonio, ella se acostumbrará a su monotonía e incluso llegará a agradecerla. Con un «ya te llamaré» se han truncado muchos procesos de noviazgo, sobre todo cuando han pasado varios días desde la promesa.

No haga sentirse a su novia una sustituta de su madre

La mayoría de las mujeres vascas están hartas de lo enmadrados que viven aquí los varones y de que sus novios las traten como si fueran sus madres. Evite también frases como «mi madre por aquí», «mi madre por allá». Y no haga como aquel individuo de Bilbao que le regaló a su novia un ramo de rosas para el Día de la Madre.

No le tire la indirecta de que en la cuarta cita ‘toca’

Tenga cuidado con agarrarse a los tópicos y más si están relacionados con temas sexuales. Eso de que en la cuarta cita
toca
es un tópico que puede valer para otras regiones. Aquí en el País Vasco la cuarta cita todavía suele ser para ir rompiendo el hielo, que suele encontrarse todavía en capas muy gordas; vamos, como para hundir el
Titanic
al choque.

D
URACIÓN DE LA MUJER VASCA

La mujer vasca tiene la ventaja de que es fuerte: los genes la han dotado de una capacidad de aguante sin igual. Podemos hablar con orgullo de las nonagenarias y las centenarias vascas, que llegan a tal edad sin ayuda de la soja ni de la vida tranquila; todo lo contrario, su vida es trabajo y más trabajo. Vamos a verlo con el cuadro correspondiente que muestra la duración de la mujer vasca frente a la de mujeres de otras regiones que también perdieron su
vasquitud
.

Duración
En activo
En la vejez
Mujer vasca.
Dura muchos años trabajando.
No tiene vejez.
Mujer española
Dura muchos años trabajando.
Se va enseguida
[4]
.
Mujer finlandesa
Dura muchos años trabajando.
Se va enseguida
[5]
.

Por lo general, todas las mujeres, sean vascas o no, duran lo mismo —vamos, que son eternas—. Pero el récord de duración lo ostenta una vasca, una viuda de Vitoria que llegó a asistir a los sepelios de cinco «elefantes», pues todos los maridos le salieron malos: dos hernias, una rodilla mal curada —por no ir a Houston—, un catarro y un susto en una final de fútbol. Si hubiera pillado a un finlandés, no habría tenido que escribir cinco esquelas.

T
ErcErA PARTE
¿cóMo
rEcoNocErLos
?
¿Dónde buscarlos en Euskadi?

Lógicamente, el primer impulso nos arrastraría a buscarlos en el País Vasco, pues es ahí donde todos sabemos que prefieren vivir los vascos y las vascas, debido a su gastronomía, la bondad de su clima, lo fértil de sus prados y lo pesado de sus piedras. Pero sería un craso error. Si el vasco ya de por sí tiene un carácter hermético, dentro de su terruño parece envasado al vacío. Tiene unas relaciones hechas de toda la vida y teme que, si abre el envase de la cuadrilla, entre el oxígeno y lo oxide todo. Por otra parte, teme que, si se aleja de la cuadrilla para salir con alguien, el que se oxide sea él.

F
UERA DE
E
USKADI LA CAZA ES MÁS FÁCIL

Sin embargo, lejos de Euskadi el vasco parece esponjarse: se vuelve más locuaz e incluso se relaja. Esta circunstancia hace que los individuos bajen la guardia y se muestren más receptivos con los demás. Conrad Aguirre mantiene que el vasco de ambos sexos sale de Euskadi como si saliera de la alacena: puesto que sabe que no va a comer tan bien como en casa, dedica más tiempo a tirarse el rollo.

Nuestro amigo Conrad en su monumental obra
Los vascos y el ligue
afirma: «Los vascos saben que como en casa no se vive en ningún sitio. Pero aun así hacen miles de kilómetros y se desplazan a lugares insólitos. ¿Por qué? Porque liberados de la presión de lo cotidiano están dispuestos a ponerse en ridículo». Y acaba dando la clave de tanto peregrinaje: «Viajan para ligar, especialmente a partir de los 35 años. Él 70 por ciento de los solteros vascos pilla en el exterior. Y raro es el vasco, especialmente los varones, que vuelve de unas vacaciones en el Caribe sin una morena que tumbe de espaldas».

Es curioso comprobar cómo hay vascos que no han ligado una sola vez en su vida dentro de Euskadi y al poner un pie en el Caribe tienen más
sex appeal
que George Clooney. O sea, que para pescar a un vasco hay que hacerlo en caladeros alejados de su terruño. ¿Dónde? Como éste es un libro de ayuda para que usted encuentre rápidamente a su morrosko o a su chavala, vamos a decirle primero dónde NO merece la pena buscarlos.

D
ÓNDE
NO
ESTÁN LOS VASCOS
En lugares sin bar

No es muy amigo el vasco de lugares donde no abunde el bar. Si por él fuera tendrían bar con pintxos y raciones hasta los tanatorios. Y es que el vasco no perdona una espera sin un exquisito bocado que echarse entre pecho y espalda con su correspondiente vino. Y esto sí que delimita mucho el territorio en el que buscar al vasco.

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