—Si fuéramos verdaderamente inteligentes —señaló—, podríamos mirar toda esta materia primitiva y predecir qué “montones” se convertirían, con el tiempo, en cúmulos galácticos… Fue alrededor de esta época que apareció el primer monitor primario, el único intruso en este, de otro modo, proceso natural de evolución… Ninguna actividad del monitor pudo haberse hecho antes, porque el proceso es tan sensible… Cualquier clase de observación durante el primer segundo de la Creación, por ejemplo, habría distorsionado por completo la evolución resultante.
El Águila señaló una esfera metálica, diminuta, que estaba en el centro de varias aglomeraciones enormes de materia.
—Ese primer monitor primario —dijo— fue enviado por el Creador desde otra dimensión del universo primitivo hacia nuestro sistema en evolución de espaciotiempo. Su propósito era observar qué estaba ocurriendo y crear, según fuese necesario, y con su propia inteligencia, los demás sistemas de observación que habrían de reunir toda la información pertinente sobre el proceso total.
—Así que el Sol, la Tierra y todo ser humano —dedujo Nicole lentamente— son resultado de la impredecible evolución natural del cosmos. El Nodo, Rama, y hasta tú y San Michael, fueron producidos a partir de un desarrollo dirigido originalmente diseñado por ese primer monitor primario…
Dejó de hablar, mirando en derredor, y después se volvió hacia El Águila.
—A
ti
se te pudo haber pronosticado muy poco después del momento de la Creación…
Yo
, y hasta la existencia de la humanidad, provinimos de un proceso tan matemáticamente perverso que ni siquiera se pudo habernos pronosticado cien millones de años atrás, lo que sólo es el
uno
por ciento del tiempo transcurrido desde el comienzo del universo…
Meneó la cabeza y, después, agitó la mano en gesto de abatimiento.
—Muy bien —dijo—, es suficiente… Estoy sobrecargada con el infinito.
La gran sala volvió a quedar a oscuras, con excepción de las pequeñas luces que había sobre el piso de la plataforma.
—¿Qué pasa? —se inquietó El Águila, al ver un gesto de angustia en el rostro de Nicole.
—No estoy segura. Siento una especie de tristeza, como si hubiera sufrido una profunda pérdida personal… Si he comprendido todo esto, entonces todos los seres humanos son mucho más especiales que tú, o hasta Rama. Las probabilidades están muy en contra de que cualquier ser siquiera parecido a nosotros vuelva a surgir otra vez, ya sea en este universo o en cualquier otro… Somos uno de los productos casuales del caos. Tú o, por lo menos, algo como tú, probablemente existe en todos esos universos que el Creador supuestamente está observando…
Hubo un momento de silencio.
—Supongo que después de escuchar a San Michael había imaginado —prosiguió Nicole— que habría voces humanas en esa armonía que Dios estaba buscando… Ahora me doy cuenta de que es únicamente en el planeta Tierra, en este universo en particular, que nuestras canciones…
Sintió un punzante estallido de dolor en el pecho. Se mantuvo la intensidad. Nicole luchó por respirar, convencida de que el fin estaba llegando en forma inmediata.
El Águila nada dijo, pero la observaba cuidadosamente. Ella finalmente recuperó el aliento y habló con frases breves, entrecortadas.
—Me diste… en el almuerzo… un lugar personal… donde pude ver familia y amigos…
Hablaron brevemente en el coche, mientras el dolor era momentáneamente soportable. Tanto El Águila como Nicole sabían, sin decir nada, que el siguiente ataque sería el último.
Ingresaron en otra de las zonas de exhibición del módulo de conocimiento. Esa sala era un círculo perfecto, con un espacio en una pequeña sección del piso, en el medio, donde El Águila se pudo parar junto a la silla de ruedas de Nicole. Cruzaron hasta su ubicación en el centro y miraron cómo figuras similares a seres humanos empezaban a representar acontecimientos de la vida como adulta de Nicole, en cada uno de los seis decorados teatrales que rodeaban estrechamente a ella y El Águila.
La verosimilitud de las representaciones era asombrosa, no sólo la familia y los amigos de Nicole tenían exactamente el mismo aspecto que en el momento en que tuvieron lugar los sucesos, sino que todos los decorados eran reconstrucciones perfectas también. En una de las escenas, Katie estaba practicando atrevidamente esquí acuático cerca de la costa del lago Shakespeare, riendo y saludando con la mano, con el imprudente abandono que había constituido su sello distintivo. En otra, Nicole contempló una reconstrucción de la fiesta que, en Rama II, la pequeña compañía de actores había realizado para recordar el milésimo aniversario de la muerte de Eleonora de Aquitania. Ver a Simone cuando tenía cuatro años, y a Katie cuando tenía dos, y tanto a Richard como a ella misma cuando todavía eran jóvenes y vigorosos, le trajo lágrimas a los ojos.
Ha sido una vida asombrosa
, pensó. Hizo avanzar la silla de ruedas hasta penetrar en la escena de Rama II, y la acción se detuvo. Se inclinó y recogió el robot TB que Richard había creado para divertir a las niñitas. Lo sintió correctamente equilibrado en sus manos.
—¿Cómo les fue posible hacer esto? —preguntó.
—Tecnología avanzada —contestó El Águila—. No podría explicártelo.
—¿Y si yo fuera allá, donde Katie está esquiando, al tocarla sentiría el agua mojada?
—Por supuesto.
Nicole se retiró de la escena, sosteniendo el seudorrobot en las manos. Cuando ella se alejó, otro TB se materializó y la escena continuó.
Había olvidado, Richard
, se dijo,
todas tus brillantes creaciones en miniatura
.
El corazón le concedió unos pocos minutos más para disfrutar las viñetas tomadas de su vida. Volvió a sentir emoción en el momento del nacimiento de Simone, a revivir su primera noche de amor con Richard no mucho después que él la halló en Nueva York, y a experimentar, por segunda vez, la fantástica serie de visiones y seres que los habían saludado a Richard y ella cuando los portones de la Ciudad Esmeralda se abrieron por primera vez para ellos.
—¿Puedes reproducir cualquier acontecimiento de mi vida que yo pudiera desear? —preguntó, sintiendo una súbita contracción en el pecho.
—En tanto haya ocurrido después que llegaras a Rama y yo pueda encontrarlo en los archivos… —contestó El Águila.
Nicole jadeó. El ataque cardíaco final ya se estaba produciendo.
—Por favor —dijo con dificultad—. ¿Puedo ver mi última conversación con Richard, antes de que se fuera…?
«No falta mucho», le dijo una voz interior. Apretó los dientes y trató de concentrarse en la escena que de repente había aparecido delante de ella. Richard le estaba explicando a la seudo Nicole por qué él era quien debía acompañar a Archie de regreso a Nuevo Edén.
—Entiendo —dijo en la escena seudo Nicole.
«Entiendo», dijo la verdadera Nicole para sí misma. «Esta es la declaración más importante que alguien haya hecho jamás… toda la clave de la vida consiste en entender… Y ahora entiendo que soy un mortal cuya hora de morir ha llegado».
Otra oleada de intenso dolor fue acompañada por el fugaz recuerdo del verso en latín de un antiguo poema, Timor mortis conturbat me… (pero no temeré porque entiendo).
El Águila la estaba mirando detenidamente.
—Me gustaría ver a Richard y Archie —dijo ella trabajosamente—… sus momentos finales… en la celda… justo antes de que vinieran los biots…
No temeré porque entiendo
.
—Y mis hijos, si de alguna manera pueden estar ahí… y Doctora Azul.
La sala quedó a oscuras. Los segundos pasaban. El dolor era terrible.
No temeré…
Las luces volvieron a encenderse. Richard y Archie estaban en su celda, inmediatamente delante de la silla de ruedas de Nicole. Oyó a los biots abrir la puerta que daba al bloque de celdas, en el extremo del pasillo…
—Congélala ahí, por favor —balbuceó Nicole. Justo hacia la izquierda de la escena con Richard y Archie, sus hijos y Doctora Azul estaban alineados formando un cuadro. Nicole pugnó por ponerse de pie y caminó los pocos metros hasta estar entre ellos. De sus ojos brotaron lágrimas cuando tocó los rostros que amaba una última vez.
Las paredes del corazón empezaron a desplomarse. Nicole se derrumbó dentro de la escena en la celda de Richard y abrazó la representación de su marido.
—Entiendo, Richard —dijo.
Cayó de rodillas lentamente. Volvió la cara para mirar a El Águila.
—Entiendo —dijo con una sonrisa.
Y entender es felicidad
, pensó.
Querríamos agradecer a Neal y Shelagh Ausman, así como a Gerry y Michelle Snyder, por representar a los lectores en la elaboración de sugerencias sobre los temas que debían tratarse en Rama Revelada. Gerry también fue extremadamente útil en las discusiones sobre los detalles del idioma de las octoarañas.
Nuestra editora de Bantam, Jennifer Hershey, fue una fuente de fuerza y respaldo durante todo el desarrollo y la redacción de esta novela, brindando, al mismo tiempo, incansable aliento y valiosas recomendaciones sobre todos los aspectos del libro. Gracias, Jennifer. También estamos en deuda con Richard Evans y Victor Gollancz por varias observaciones editoriales específicas, inclusive la sugerencia de añadir un prólogo.
Lou Aronica y Russ Galen, nuestro editor y nuestro agente, nos ayudaron en incontables formas durante los cinco años transcurridos desde que se concibió originalmente la continuación de la trilogía sobre Rama: las muchas contribuciones que hicieron nos permitieron concentrar las energías en la redacción real de las novelas.
Nuestro agradecimiento final va para nuestras respectivas familias, por el amor y la comprensión que nos profesaron todo este tiempo. Para Stacey Kiddoo Lee, en especial, extendemos nuestro aprecio de corazón, no sólo por su buena disposición para manejar una familia de cuatro hombrecitos, enfrentándose a limitaciones difíciles (y cambiantes), sino, también, por sus perspicaces comentarios sobre Nicole y los demás personajes femeninos principales de la trilogía.
Arthur C. Clarke
nació en Inglaterra en 1917. Estudió física y matemática. Fue presidente de la Sociedad Interplanetaria Británica y es miembro de la Academia de Astronáutica y de la Real Academia de Astronomía. Durante la Segunda Guerra Mundial colaboró en el perfeccionamiento del radar. En 1945 inventó el satélite de comunicaciones, por lo cual se lo considera una figura profética de la era espacial. Recibió la Beca Internacional Marconi y la medalla de oro del Instituto Franklin. Es autor de más de cincuenta libros de los cuales lleva vendidos veinte millones de ejemplares en treinta idiomas. Su colaboración con Stanley Kubrick en
2001: Odisea del espacio
dio lugar al más famoso film en la historia de la ciencia ficción. Ha ganado numerosos premios del género, entre ellos el Hugo, el Nebula y John W. Campbell. Vive en la isla de Sri Lanka (antigua Ceilán).
Gentry Lee
combina dos notables carreras: por un lado es guionista, autor de la famosa serie
Cosmos
de Carl Sagan. Por el otro es un distinguido investigador, jefe del Proyecto Galileo, programa de la NASA para la exploración del espacio profundo, y director científico de la Misión Viking, vuelo espacial no tripulado de exploración del planeta Marte. Su relación con
Arthur C. Clarke
nació cuando la Warner Brothers lo contrató para escribir un guión de cine a partir de la novela de Clarke titulada
Cradle
. Ha colaborado con él en tres libros de la serie de Rama.
«La ciencia ficción —dice
Arthur Clarke
—es sobre todo la literatura del cambio, y el cambio es lo único de lo que podemos estar seguros hoy, gracias a la continua y creciente revolución científica. Al trazar el mapa de los futuros posibles o imposibles, el escritor de ciencia ficción puede prestar un gran servicio a su comunidad. Estimula en sus lectores la flexibilidad mental».
En una mezcla apasionante de especulación matemática y mística, los autores explican no sólo el propósito de
Rama
sino el de todo el universo, concluyendo en un credo personal que tiene la sencillez y autoridad siempre esperadas de los mejores trabajos del señor Clarke.
The New York Times
[1]
Noche de brujas, o de aquelarre. En alemán en el original (N. del T.)
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[2]
—¿Cómo estás? Hace tanto que no te veo.
—Amiga mía, ¿por qué estás aquí? Pensaba que…
En francés en el original (N. del T.)
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[3]
Martes de carnaval, que en muchas ciudades de Estados Unidos y de Europa se celebra con vistosos desfiles y fiestas (N. del T.)
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[4]
¡Ahí está! En francés en el original (N. del T.)
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[5]
El personaje se refiere al camino que tenía que seguir la protagonista del cuento infantil "El Mago de Oz" para llegar a Ciudad Esmeralda (N. del T.)
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[6]
Referencias del personaje al hada y a parte de la letra del tema musical, respectivamente, de la película "Pinocho", de Walt Disney (N. del T)
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[7]
Conglomerado empresario. En japonés en el original (N. del T.)
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