Taller de escritura creativa para niños y adolescentes (8 page)

BOOK: Taller de escritura creativa para niños y adolescentes
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Cosas que ocurren

Si algún niño se pone nervioso al tener que esperar que todos degusten el alimento, le invito a que se lance a escribir sin destaparse los ojos. ¡Otra experiencia sensorial!

 

Escribir

Se destapan los ojos y se lanzan a escribir lo que han sentido, recordado o experimentado con el sabor.

 

Variante

a) Otra posibilidad es realizar este ejercicio a partir de un recuerdo sensorial del sabor. Que el alumno escriba un texto libre en el que el sabor esté presente.

 

3. El tacto

El profesor busca objetos que tengan diferentes texturas: áspera, dura, rugosa, lisa, blanda, suave, aterciopelada... Les pide a los alumnos que se coloquen en círculo y que se tapen los ojos. El maestro coloca en el centro de la mesa o del suelo los objetos que ha escogido y les indica a los chicos que busquen y que palpen cada una de las texturas. Escogen una o dos para hacer el ejercicio. Si dos niños escogen el mismo objeto, pueden compartirlo.

El educador les sugiere que prueben a tocarlo no solo con las manos, sino con otras partes del cuerpo, que busquen todas las posibilidades del tacto.

 

Ideas

Es importante que no reconozcan el objeto porque eso les condicionará a la hora de escribir. Podéis traer desde trozos de cartón, postales, fotos dentadas, retales, pañuelos, alguna prenda de vestir, pelucas, piedras, un objeto de plástico, una toallita caliente, un cubito de hielo cubierto con un paño, frutas enteras poco conocidas o de texturas curiosas –lichis, castañas, palo santo– o hierbas como tomillo, romero, laurel, manzanilla o flores como rosas, margaritas, mimosas...

 

El educador les propone –para otra sesión– que sean ellos los que traigan a clase diferentes texturas para realizar esta consigna.

 

Cosas que ocurren

Este ejercicio suele darles mucha risa; yo les dejo reír un rato y, si no se les pasa, les pido que estén muy muy atentos a lo que tocan y que intenten escuchar los sonidos del tacto. A veces funciona y se quedan en silencio y otras no, entonces les dejo reír y que incorporen lo que les ha sucedido (la risa) en su texto, por qué les ha hecho tanta gracia, qué es la risa...

 

Escribir

Cuando el profesor considere que ya han tocado el objeto el tiempo suficiente para poder lanzarse a escribir, retira todos los objetos y pide a los jóvenes que se destapen los ojos. Cada uno busca su libreta y empieza a escribir un relato en el que el tacto y lo que han tocado sean los protagonistas. El maestro les recuerda que escriban acerca de sus sensaciones, lo que les ha pasado, lo que han sentido, lo que han experimentado al tocar, qué les ha gustado, qué no, las diferentes temperaturas, tex­turas...

 

Variante

a) El educador les pide que escojan una pareja, que se tapen los ojos y se toquen una parte del cuerpo bien localizada: pelo, mejilla, oreja, cuello, manos, rodillas... Es importante recordarles la importancia de tocarse con mucho respeto. Pueden tocarse o bien los dos a un mismo tiempo o por turnos.

b) Esta consigna, como las anteriores, se presta a que el alumno escriba un texto a partir de un recuerdo táctil.

c) Otra posibilidad es que escriban una lista de cosas que les gusta tocar y otra de las cosas que no les gusta tocar, y que expliquen por qué.

 

4. La vista

Me encanta proponer a los chicos que miren flores. Si es primavera, compro tulipanes y llevo a clase un gran ramo; y si es invierno otra flor o planta que sea especialmente bonita. Aunque el ejercicio se presta a traer cualquier objeto, alimento o planta que en ese momento consideréis más adecuado para el grupo de jóvenes.

 

Ideas

Desde frutas exóticas, algunas enteras y otras abiertas como la papaya, la guayaba, la chirimoya, el maracuyá, etcétera, hasta las más comunes como una cesta de naranjas; también sirven tomates, ramilletes de lavanda, romero, salvia; o algunas pinturas sugerentes como cuadros de Miró, Picasso, Dalí, Maruja Mallo, Frida Kahlo, Leonora Carrington, René Magritte, Max Ernst, Man Ray... o el cuadro
Vertumnus
, de G. Arcimboldo; también es muy sugerente para hacer este ejercicio algunas piezas de la obra de Joan Brossa.

 

Otra posibilidad es que sean los niños los que escojan la imagen de algún cuadro o fotografía que les guste mucho o cualquier objeto, planta o flor que ellos consideren muy bellos o «extraños».

 

Escribir

El profesor les pide a los niños que cierren unos instantes los ojos y coloca el objeto escogido en el centro de la sala. Puede proponerles que estén así un minuto y que al abrir los ojos se detengan a mirar el objeto que hay en el aula. Cuando lo hayan mirado bien, vuelven a cerrar los ojos, lo miran de nuevo y se lanzan a escribir lo que han sentido, pensado, imaginado o «visto» al mirar.

Es importante que el educador les recuerde que no tengan prisa al mirar para que puedan fijarse en todos los detalles del objeto.

 

Variante

a) El maestro les pide que escojan una pareja y que se pongan uno frente a otro. Que se miren a los ojos durante un minuto. Que escriban todo lo que les ha ocurrido al mirarse.

b) El alumno escribe cuáles son las cosas que más le gusta mirar y cuáles no y explica por qué.

 

5. El oído

Para este ejercicio el educador escoge dos o tres objetos que produzcan sonidos diferentes.

 

Ideas

Músicas que reproduzcan los sonidos de la naturaleza o música clásica; copas de cristal, platos u otros objetos que el maestro hará sonar entre sí o con algún utensilio; arena o agua en un cuenco que el profesor irá pasando de un recipiente a otro...

 

Escribir

El profesor les pide que se pongan cómodos y que presten mucha atención a lo que van a oír. Les dice que cierren los ojos o que se los tapen y hace sonar uno de los objetos que ha traído durante unos minutos y luego pasa al siguiente. Si lo considera necesario, repite la operación. Los alumnos abren los ojos y empiezan a escribir todo lo que han imaginado, sentido, percibido...

 

Es importante que el niño no vea los objetos en ningún momento, solo al acabar de escribir.

 

Variante

a) El profesor les propone que escriban acerca de sus propios sonidos. Que se queden muy callados, que se escuchen y ¡a ver qué pasa! Si se quedan en silencio, que describan cómo es ese silencio y si se empiezan a reír, que describan la risa, cómo es, cuánto les gusta reírse, qué es lo que les produce tanta risa, etcétera.

b) Que transcriban un diálogo que han oído en la calle, en la escuela...

c) Que escriban lo primero que oyeron al despertar o en otro momento del día.

d) Que escriban lo que a veces se dicen a sí mismos.

5

Consignas para los jóvenes

13 a 18 años

Escribir con adolescentes es volver a recordar el sabor de los primeros textos. Su lenguaje, atrevido, íntimo y valiente nos da la oportunidad de lanzarnos a descubrir con ellos qué necesitan decir, de qué manera quieren ser guiados y cuáles son las consignas que les ayudan a encontrar su propia voz narrativa.

Todos los ejercicios que propongo para escribir con niños son válidos para realizarlos con adolescentes, basta con cambiar algunos aspectos del enfoque y sobre todo la manera de plantear la consigna. Lo que sí es muy distinto –y esto es válido para cualquier grupo– es la lectura. En cuanto veo la posibilidad de pasar a una lectura más adulta, lo hago, y siempre procuro tener la misma actitud: confiar en ellos. Más de una vez me ha ocurrido que al hacerles una propuesta y ver sus caras, y darme cuenta de que no había manera de que empezaran a escribir, he pensado: esta consigna es demasiado complicada para ellos. Y, al menos hasta ahora, opto por esperar, por confiar en que escribirán desde el lugar que se les ocurra, no importa cuál sea mientras escriban y luego lean y podamos compartir entre todos la lectura y la alegría de haber creado un cuento, un inicio de algo o un poema.

Con los más jóvenes introduzco algunos aspectos biográficos, teóricos y de técnica narrativa. A veces lo hago al inicio de la clase, de forma lúdica e interactiva y otras aprovecho sus textos o las lecturas en clase para comentar los puntos de vista, el ritmo en el relato, la verosimilitud, el estilo...

Los adolescentes suelen llegar al taller con muchas ganas de escribir, ávidos por expresarse y curiosos por descubrir qué les espera. Desde mi punto de vista la tarea del educador es guiar su deseo, permitirles que muestren todo aquello que les urge, que les inquieta. Y desde esta actitud podemos acercar al niño y al joven al extenso y maravilloso universo de las palabras. Y que él nos descubra su mundo y su lenguaje.

 

 

Yo, tú, él, nosotros...

Los puntos de vista narrativos

 

¿Quién es el que escribe la historia?

Antes de hablar de los puntos de vista narrativos es importante que el educador les deje bien claro que el que escribe la historia es siempre un narrador ficticio, una creación del joven escritor y que cuando dice «yo», ese «yo» es otro. Que el texto es siempre una ficción, aunque incluya aspectos autobiográficos. Es muy importante que el maestro insista en esta diferenciación para que los jóvenes puedan crear desde donde quieran y escriban cuanto necesiten decir sin temor a ser reprendidos o cuestionados. El maestro puede reconducir desde el texto, desde la propia literatura cualquier aspecto que considere fuera de tono.

 

Cómo explicar los puntos de vista

Yo recomiendo explicarlos, primero, de una forma general, poniendo varios ejemplos, leyendo algunos fragmentos de novela que ilustren diversos puntos de vista. Y después les pido que pongan ellos algunos ejemplos.

Si veo que muestran interés, paso a explicar esta técnica con más detalle y si no, voy directa a proponer la consigna.

 

La primera persona o las escrituras del «yo»

Es un narrador que se presenta en primera persona. Los hechos le ocurren a él. Es uno de los puntos de vista más fáciles de explicar y el más delicado de exponer, el más cercano, íntimo; de ahí que sea necesario tratarlo desde distintos registros, construyendo personajes, creando tramas muy imaginativas... e insistiendo en que, como dijo Rimbaud, «Yo es otro».

Este punto de vista comprende todos los géneros en primera persona, como el diario, la autobiografía, la entrevista, la carta, el narrador testigo y el narrador protagonista.

 

El tú o el usted

La segunda persona narrativa es un punto de vista poco común; me gusta mucho proponerlo en clase porque los alumnos experimentan la escritura desde un lugar nuevo. Les explico que este punto de vista produce un efecto de misterio y tensión en el relato. Que es un narrador externo o a veces la propia voz de la conciencia. Es habitual que de la segunda persona pasen a la primera: «Usted me lo dijo»; «Te levantas y miras a los lados, no me ves». Es una técnica que no suele entenderse a la primera, hay que esforzarse un poco, pero una vez lo consiguen, ¡ya no se olvidan!

 

Él, ella

Cuando decido proponerles este punto de vista, les cuento que es un narrador que mira, que ve desde fuera, y que puede saberlo todo acerca de los personajes o solo saber algunas cosas. Si lo sabe todo, es un narrador omnisciente y si no, es un narrador casi omnisciente. Les recuerdo que si escriben en tercera persona, ellos no son un personaje del cuento.

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