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Authors: Martin Gardner

Tags: #Ciencia, Ensayo

¿Tení­an Ombligo Adan y Eva? (34 page)

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En lo referente al Antiguo Testamento, este tipo de numerología alcanzó su cénit con los cabalistas: místicos judíos cuyas raíces se remontan a tiempos precristianos, pero que florecieron principalmente en la Edad Media y el Renacimiento. Creían que las letras de la Tora (los cinco primeros libros del Antiguo Testamento) ocultaban miles de significados secretos. Estos misterios se extraían del texto mediante un proceso llamado gematria. Se asignaba un número a cada letra hebrea. Después, estos números se sumaban, multiplicaban y manipulaban de otras maneras para descubrir sutiles correlaciones y significados ocultos.

Los místicos cristianos utilizaban técnicas similares, asignando números a las letras hebreas y griegas de la Biblia. En tiempos recientes, el gematrista cristiano más infatigable fue el matemático ruso Ivan Nikolayevich Panin, que murió en Canadá en 1942.

Sus voluminosos escritos proporcionaron —según creía él— pruebas irrefutables de que la Biblia fue escrita por el Todopoderoso.

El libro más ridículo sobre gematria cristiana publicado en Estados Unidos durante este siglo es
Theomatics: God's Best-Kept Secret Revealed
(Stein amp; Day, 1972). Sus autores fueron Jerry Lucas, una estrella del baloncesto norteamericano con los New York Nicks, y su amigo el fundamentalista Del Washbum. Según la solapa, su libro «demuestra científicamente que una Mente, muy por encima de la capacidad humana […] planeó, construyó y formó cada palabra de la Biblia». Su técnica es una original modalidad de gematria absurda. Los ingenuos autores parecen desconocer por completo que existe una vasta literatura anterior que sigue líneas similares. (Para detalles sobre este libro, ver mi reseña en
Order and Surprise
, Prometheus Books, 1983). [Sospecho que a estas alturas Jerry Lucas debe de estar avergonzado de este libro, pero no así Del Washbum. En 1994, Scarborough House publicó su
Theomatics II: God's Best-Kept Secret Revealed
. Steve Abbott, que escribió la reseña de este ridículo libro en la
Mathematical Gazette
(julio de 1996), decía: «Me he preguntado cómo librarme de él. No quiero tirarlo a la basura porque no puedo soportar que se destruyan libros. Podría regalárselo a una tienda de caridad, pero a lo mejor lo compra una persona impresionable y no quisiera ser responsable de las consecuencias. Así que se quedará en mi estantería sin que nadie lo lea, a menos que me lo pida un lector de la
Gazette
»].

En la actualidad, los cristianos fundamentalistas han perdido interés por la gematria, pero la práctica sigue floreciendo entre los eruditos hebreos más ortodoxos. El último avance en este oscuro campo ha sido la utilización de ordenadores para analizar la Tora. En los años ochenta, tres matemáticos israelíes, Doron Witztum, Eliyahu Rips y Yoav Rosenberg, investigaron a fondo la Tora utilizando un sofisticado programa informático, en busca de palabras y frases secretas. Las palabras surgían cuando el ordenador comprobaba cada enésima letra (pudiendo n adoptar cualquier valor). Quedaron asombrados al encontrar así los nombres de docenas de famosos rabinos de siglos posteriores. Y también hallaron predicciones de sucesos futuros. Por ejemplo, en una secuencia de letras encontraron las palabras hebreas correspondientes a Sadat, presidente, disparo, tiroteo, asesinato y desfile. Interpretaron esto como una predicción del asesinato de Anwar el Sadat en 1981. ¡Incluso salió a relucir el nombre de Norman Schwarzkopf!

Los medios informativos de todo el mundo dieron amplia difusión a este asunto en 1995, al informar sobre un artículo del psiquiatra Jeffrey Satinover publicado en el número de octubre de
Biblical Review
. El artículo, titulado «Divine Authorship?» («¿Autoría divina?»), comentaba dos trabajos de los matemáticos israelíes sobre lo que ellos llamaban SLE (secuencias de letras equidistantes) en el Génesis.

A manera de sencillo experimento, consideré únicamente las quince primeras palabras del discurso de Lincoln en Gettysburg y comprobé cada enésima palabra, asignando a n los valores del 2 al 10; es decir, letras separadas por una, dos… y hasta nueve letras. Encontré treinta y dos palabras de tres letras y las siguientes palabras de cuatro letras: sort, soar. Ñero, huís, hoot y NATO.

Imagínense cuántas palabras de más letras pueden salir en libros tan largos como el Génesis o una obra de Shakespeare, si asignamos a n todos los valores desde 2 hasta 100. En el antiguo hebreo no hay vocales. Esto da como resultado una considerable vaguedad acerca de cuál es la palabra oculta. Yo habría podido encontrar palabras mucho más largas ocultas en las quince primeras palabras del discurso de Lincoln si se me hubiera permitido insertar vocales entre las consonantes.

En su muy técnico artículo de 1994 «Equidistant Letter Sequences in the Book of Genesis» («Secuencias de letras equidistantes en el libro del Génesis») (
Statistical Science
, vol. 9, pp. 429-438), los matemáticos israelíes aseguran haber aplicado su programa a una traducción al hebreo de Guerra y paz de Tolstoi. Aunque encontraron muchas palabras, insisten en que no salió nada comparable a las palabras y frases que encontraron en el Génesis. Lo que no entiendo es por qué Jehová se tomó tantas molestias para esconder palabras en la Tora. Me parece blasfemo convertir a Dios en un caprichoso aficionado a los juegos de palabras más toscos.

No conozco a ningún católico o protestante liberal que se tome en serio la numerología SLE, pero los fundamentalistas norteamericanos se han aferrado a ella como demostración de que Dios escribió el Antiguo Testamento. En un programa de televisión emitido el 6 de junio de 1996 oí a Hal Lindsey defender con gran entusiasmo los descubrimientos de los tres israelíes. Lindsey es el fundamentalista protestante que ha escrito una serie de libros muy vendidos sobre la inminente aparición del Anticristo y la Segunda Venida de Jesús.

Otros fundamentalistas de todo el mundo están difundiendo a bombo y platillo la investigación israelí. Sería interesante saber que encontrarían los matemáticos fundamentalistas si aplicaran su programa informático SLE a las letras griegas del Nuevo Testamento.

La periodista del
Wall Street Journal
, Calmetta Coleman, en un artículo titulado «Seminar Tries Science to Revive Faith» («Un seminario intenta que la ciencia reviva la fe»), (
Wall Street Journal
, 11 de noviembre de 1996), informa de que la numerología SLE esta siendo muy promocionada por una organización con sede en Jerusalén, llamada Aish HaTorah, fundada por el rabino Noah Wemberg.

La organización dirige un movimiento llamado Descubrimiento, que organiza cientos de seminarios en sinagogas y colegios judíos de Estados Unidos, seminarios pensados para atraer a los judíos laicos de vuelta al judaismo ortodoxo.

Puede que a los lectores les sorprenda enterarse de que, durante siglos, los fundamentalistas islámicos han malgastado cantidades igualmente increíbles de tiempo y energía en trabajos numerológicos con los que pretendían demostrar que Alá, por mediación del arcángel Gabriel, le dictó el Corán a Mahoma. Los estadounidenses tuvieron un breve atisbo de este juego de números cuando Louis Farrakhan habló durante dos horas y media ante los negros congregados en Washington, D.C., el 16 de octubre de 1995, con motivo de la Marcha del Millón de Hombres. He aquí un extracto del discurso de Farrakhan:

En medio de esta alameda está el Monumento a Washington, de 555 pies de altura. Pero si ponemos un 1 delante de esos 555 pies, obtenemos la cifra 1555, el año en que nuestros primeros padres desembarcaron en las costas de Jamestown (Virginia) como esclavos. [Los datos de Farrakhan son erróneos. El primer barco negrero no llegó a nuestras costas hasta 1619].

Al fondo están los monumentos a Jefferson y Lincoln. Cada uno de estos monumentos mide 19 pies de altura. Abraham Lincoln fue el 16.° presidente, Thomas Jefferson el 3.°, y 16 más 3 suman 19 otra vez. ¿Por qué tiene tanto significado este número 19? ¿Por qué estamos hoy en la escalinata del Capitolio? Ese número 19, cuando tenemos un 9 tenemos un vientre preñado, y cuando tenemos un 1 significa que hay algo secreto que se debe dar a conocer…

En el manual para la marcha,
The Million Man March Home Study Cuide Manual
, publicado por Farrakhan antes de la manifestación, se incluía un mapa de la alameda del Capitolio en el que unas líneas conectaban los principales edificios, revelando una pirámide oculta. El reverendo Farrakhan está convencido de que Washington, D.C. fue cuidadosamente diseñado por masones de modo que simbolizara la Gran Pirámide de Egipto, la Esfinge, el Valle de los Reyes y cosas parecidas. A él le parece bien, porque cree que los masones eran seguidores de Mahoma. ¿Acaso los shriners no usan fez y mencionan a Alá en sus ritos sagrados? El manual de Parrakhan llama la atención sobre la gran cantidad de presidentes de Estados Unidos que fueron masones o, como él dice, «hijos musulmanes». [Ver el artículo de Charles Freund «From Satán to Sphinx. The Masonic Mysteries of D.C.'s Map», («De Satán a la Esfinge: Los misterios masónicos del mapa de D.C»), en el
Washington Post
del 5 de noviembre de 1995.] El 15 de octubre de 1996, en el programa de Ted Koppel,
Nightline
, Farrakhan dijo que la Tierra está siendo observada desde hace mucho por seres superiores llegados en ovnis, y que nuestro gobierno está ocultando esto al público. Dentro de poco puede aparecer en nuestros cielos un enorme platillo volante, que él llama «la rueda de Ezequiel». Los creyentes en los ovnis consideran desde hace mucho tiempo que el primer capítulo del Libro de Ezequiel es una antigua descripción de un gigantesco platillo volante.

La Nación del Islam fue fundada en los años treinta por Wallace D. Fard. Le sucedió el difunto Elijah Muhammad. El líder más energético del movimiento, Malcolm Littie (Malcolm X) fue asesinado por miembros del propio movimiento. La Nación del Islam se escindió a finales de los años setenta: la mayoría de los miembros se mantuvo fiel al hijo de Elijah, Wareth Deen, y un pequeño grupo adoptó como líder a Farrakhan (nacido en 1933 en el Bronx, como Louis Eugene Walcott).

No sé muy bien de dónde sacó Farrakhan esa fascinación por el número 19; probablemente, de Elijah y sus seguidores. En el
Final Call
, una revista paranoica editada por la Nación del Islam, Tynetta, una de las esposas de Elijah, escribe una columna titulada «Unveiling the Number 19» («Desvelando el número 19»). Su introductor a las maravillas del 19 en el Corán fue el doctor Rashad Khalifa, a quien conoceremos en el próximo capítulo. Además de la numerología disparatada, Tynetta está muy interesada en la piramidología egipcia y en la ufología. En Isaías 19:19 encontró una referencia a un «altar al Señor» en Egipto que, según ella, mediría «unos 19 pies de altura».

En su columna del 27 de septiembre de 1995, Tynetta contaba que, diez años antes, Farrakhan fue transportado por un rayo de luz desde lo alto de una pirámide mexicana hasta una pequeña nave espacial extraterrestre. Después, ésta se acopló a una nave madre, 150 veces más grande. Allí oyó la voz de Elijah Muhammad, que le dijo que Ronald Reagan estaba planeando bombardear Libia.

Durante muchos siglos, los místicos islámicos, y en especial los sufíes, consideraron sagrado el número 19, y en tiempos recientes este número ha desempeñado un importante papel entre los bahaistas. La rama Baha'i del Islam surgió en 1844. Aquel año, un joven mercader persa que había adoptado el nombre de Bab —la palabra significa «puerta de la fe»— declaró ser, como Juan Bautista, el heraldo de una nueva y gran «manifestación de Alá». Como el Islam no reconoce ningún profeta posterior a Mahoma, el babismo fue duramente reprimido como herejía. El Bab fue encarcelado por el gobierno persa y en 1850 fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento. También fueron asesinados miles de babistas.

En 1863, otro persa, que adoptó el nombre de Baha'u'llah («Gloria de Dios»), proclamó que él era la manifestación profetizada por el Bab. Sus escritos y los del Bab constituyen las escrituras sagradas de los bahaistas. Tras largos períodos en prisión, a Baha'u'llah se le permitió pasar sus últimos días cerca de Haifa, que ahora forma parte del territorio de Israel. Tras su muerte en 1892, su hijo mayor pasó a dirigir el movimiento llamado Baha'i, que significa «los seguidores de Baha'u'llah».

El viaje del hijo a Estados Unidos en 1912 estimuló de tal modo al pequeño grupo de bahaistas que la religión empezó a crecer. Ahora se dice que hay más de cinco millones de bahaistas en todo el mundo. El mayor número está en la India (unos dos millones); hay más de 130.000 en Estados Unidos y unos 300.000 en Irán (antes Persia). Una tercera parte de los bahaistas estadounidenses son afroamericanos. El movimiento está creciendo con gran rapidez en África e India. Jamás adivinarían ustedes cuál es el estado de la Unión donde viven más bahaistas. ¡No es California, sino Carolina del Sur! El principal atractivo de la fe Baha'i es su doctrina de que todas las religiones contienen la verdad básica, aunque los fieles creen que la verdad alcanzó su forma más pura en las enseñanzas de Baha'u'llah. Después de la muerte, el alma abandona el cuerpo para seguir progresando eternamente en otro plano de la existencia, del que no podemos saber nada, excepto que es tan diferente de nuestro mundo como nuestro mundo lo es del vientre de nuestra madre.

El bahaísmo insiste además en la igualdad entre los sexos, la igualdad entre las razas y la armonía de la religión y la ciencia.

Considera que la humanidad está evolucionando lentamente hacia un estado mundial libre de guerras y de injusticias, en el que se hablará un idioma mundial. Entre los norteamericanos famosos que se convirtieron al bahaísmo figuran el cantante y actor de cine Vic Damone, el artista Mark Toby (fallecido en 1976) y el difunto trompetista de jazz Dizzy Gillespie.

La sede mundial del bahaísmo está en Haifa, y su sede central en Estados Unidos se encuentra en Wilmette, un suburbio al norte de Chicago. En Wilmette se alza un magnífico templo baha'i.

En otras ciudades del mundo se han construido otras seis casas de culto similares. Esta religión no tiene sacerdotes ni rituales, pero se exhorta a los fieles a que recen todos los días, ayunen durante diecinueve días en el mes de Alá, el último mes del calendario baha'i, y hagan al menos una peregrinación a Haifa. Las mujeres pueden quedar exentas del período de ayuno si repiten «Gloria a Dios, el Señor del Esplendor y la Belleza» 95 veces (5x19) cada uno de los diecinueve días.

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