Read Trilogía de la Flota Negra 3 La Prueba del Tirano Online
Authors: Michael P. Kube-McDowell
—Aceptar con bastante retraso una invitación que me habían hecho —dijo Luke, intentando sonreír.
—Ayúdame a acostar a los niños —dijo Leia.
Eso requirió algún tiempo, pues la inesperada aparición de Luke había disipado por completo cualquier posible somnolencia que pudieran estar sintiendo. Los niños literalmente se negaron a separarse de él hasta haberle arrancado la promesa de que volverían a verle por la mañana.
—De acuerdo, pero ahora vuestra mamá y yo tenemos que hablar —dijo Luke con firmeza—, y eso quiere decir que hay que apagar las luces y que debéis cerrar los ojos. Pensad en vuestro padre y enviadle pensamientos curativos para que pueda volver a casa lo más pronto posible.
Leia le observaba y le escuchaba con una pasiva curiosidad. Cuando ella y Luke por fin estuvieron a solas bajo la tenue y acogedora iluminación de la sala familiar, Leia se volvió hacia él.
—¿Quién eres y qué has hecho con mi hermano? —le preguntó, medio en broma y medio en serio.
Luke se rió.
—No he cambiado tanto como probablemente desearías.
—¿Encontraste lo que esperabas encontrar?
El brillo de la risa desapareció de los ojos de Luke.
—No —dijo—. Pero como ocurre algunas veces, encontré otra cosa. No estoy muy seguro de poder explicar qué es.
—Puedo percibir una diferencia en ti —dijo Leia—. Pareces... más tranquilo.
—Han ocurrido muchas cosas y he aprendido algunas lecciones, Leia —dijo Luke—. Sigo queriendo saber quién era nuestra madre y qué nos dio. Eso sigue teniendo mucha importancia para mí. El no saberlo es como un agujero vacío oculto en mi interior, y una parte de lo que me dijo Akanah llenaría tan bien ese vacío que sigo queriendo creer que no me mintió.
—Pero has vuelto.
—Lo que me hizo volver fue precisamente ese pequeño fragmento que tal vez haya logrado encontrar —dijo Luke—. Una lección sobre el amor y la familia de una mujer a la que nunca conocí, y a la que probablemente nunca conoceré... Eso es lo que he traído de vuelta conmigo. Leia, que me dedique a perseguir una esperanza desde el Borde hasta el Núcleo mientras que tú y esos niños estáis aquí, reales y en carne y hueso, es una auténtica locura. Y si todavía estás dispuesta a dejarme tomar parte en la tarea de quererlos, enseñarles lo que deben llegar a saber y compartir contigo el deleite que sientes al ver cómo crecen... Bien, entonces soy el tío Jedi que andabas buscando.
Leia, con los ojos ligeramente velados por una neblina de lágrimas, fue hacia él y envolvió a su hermano en un largo abrazo lleno de apasionada alegría.
—Bienvenido a mi familia, Luke —murmuró, ofreciendo y aceptando al mismo tiempo el calor familiar y reconfortante de la unión—. Bienvenido a casa.