sereno
con su farol y ah ese tremendo torrente allá en lo hondo ah y el mar el mar carmesí a veces como fuego y las estupendas puestas de sol y las higueras en los jardines de la Alameda sí y todas esas callejuelas raras y casas rosas y azules y amarillas y las rosaledas y el jazmín y los geranios y los cactus y Gibraltar de niña donde yo era una Flor de la montaña sí cuando me ponía la rosa en el pelo como las chicas andaluzas o me pongo una roja sí y cómo me besó al pie de la muralla mora y yo pensé bueno igual da él que otro y luego le pedí con los ojos que lo volviera a pedir sí y entonces me pidió si quería yo decir sí mi flor de la montaña y primero le rodeé con los brazos sí y le atraje encima de mí para que él me pudiera sentir los pechos todos perfume sí y el corazón le corría como loco y sí dije sí quiero Sí.
Trieste-Zurich-París, 1914-1921
EL ESQUEMA DE INTERPRETACIÓN DE «ULISES»
El 21 de septiembre de 1920, James Joyce escribía —en italiano— a su amigo Carlo Linati, enviándole un esquema interpretativo para su aún no terminado
Ulises
. En la carta a que acompañaba el esquema, Joyce decía, entre otras cosas:
En vista del enorme volumen y de la más que enorme complejidad de mi maldita novela-monstruo, es mejor mandar… una especie de resumen-clave-esqueleto-esquema (para uso doméstico solamente)…
He dado sólo palabras–clave
(Schlagworte)
en mi esquema pero creo que lo entenderá de todos modos. Es una epopeya de dos razas (israelita-irlandesa) y al mismo tiempo el ciclo del cuerpo humano, así como una pequeña historia de un día (vida). El personaje Ulises me fascinó siempre —incluso de niño. ¡Imagínese, hace quince años empecé a escribirlo como un relato breve para
Dublineses
! Durante siete años he trabajado en este libro —¡maldito sea! También es una especie de enciclopedia. Mi intención es transponer el mito
sub specie temporis nostri
. Cada aventura (esto es, cada hora, cada órgano, cada arte, al estar interconectados e interrelacionados en el esquema estructural del conjunto) no sólo debía condicionar sino incluso crear su propia técnica. Cada aventura, por decirlo así, es una persona, aunque esté compuesta de personas —como dice Aquino sobre las huestes angélicas.
En noviembre de 1921, Joyce prestó el esquema corregido a Valéry-Larbaud, cuando éste preparaba la gran conferencia de lanzamiento de
Ulises
en París, antes de su publicación; después volvió a prestarlo a Benoîst-Méchin, que preparaba la traducción de unos capítulos de
Ulises
. El esquema, algo aumentado y cambiado, pasó luego a ser conocido por Gorman, Stuart Gilbert y otros amigos, siempre bajo palabra de honor de que no lo harían público. En 1930, al publicar Stuart Gilbert su libro sobre
Ulises
(
James Joyce’s «Ulysses»: A Study
, Nueva York: Knopf, 1930), Joyce le autorizó a usarlo y citarlo parcialmente, con la advertencia de que «los paralelos clásicos-modernos deberían situarse en el marco de la exégesis de Gilbert más bien que como parte del plan del autor». En 1960 fue cuando el esquema se hizo público, al cuidado de H. K. Croessmann, en
J. J. Miscellany
, Second Series.
En la introducción ya hemos expuesto nuestra opinión de que este esquema resulta ajeno al libro mismo, con el que se conecta apenas en el título (la palabra «Ulises» aparece sólo cuatro veces en la novela, y eso en forma periférica), creemos, por consiguiente, que para leer
Ulises
lo mejor sería prescindir de todo este añadido de simbolismos. Pero, en el contexto de la cultura actual, para bien o para mal, no es posible ignorar esa lectura interpretativa propuesta por el propio Joyce —aunque sólo a sus amigos y en secreto—, y hecha «oficial» por T. S. Eliot. Por tanto, ponemos aquí en manos del lector este material, con la esperanza de que no lo tome muy en serio, y simplemente por cumplir una obligación informativa. El mismo Joyce era consciente de que no le convenía revelar tal esquema, según escribió irónicamente a Benoîst-Méchin, resistiéndose a prestárselo:
Si lo revelara todo inmediatamente, perdería mi inmortalidad. He metido [en
Ulises
] tantos enigmas y rompecabezas que tendrá atareados a los profesores durante siglos discutiendo sobre lo que quise decir, y ése es el único modo de asegurarse la inmortalidad.
Pero tal vez el mejor modo de conjurar ese equívoco hechizo de
Ulises
como rompecabezas sea precisamente ofrecer todas las claves para que se vea qué triviales y pegadizas son: entonces se puede disfrutar — y/o sufrir—
Ulises
en su auténtica realidad.
James Augustine Joyce nace el 2 de febrero de 1882 en Rathgar, suburbio de Dublín. Cursa estudios secundarios en el internado de los jesuítas, experiencia que dejará una huella indeleble en su obra literaria. Posteriormente ingresa en la Facultad de Filosofía del University College de Dublín, que abandona en 1902 para trasladarse a París. Tras regresar a Dublín, para asistir a la muerte de su madre, en 1904 vuelve definitivamente al continente, acompañado de Nora Barnacle, con quien contraerá matrimonio en 1931. Hasta su muerte en Zürich, el 13 de enero de 1941, reside sucesivamente en Roma, Trieste y París, dando clases de inglés y dedicado a la creación de su obra, que consta de dos libros de poemas,
Chamber Music
(1904) y
Poems Penyeach
(1927), el drama
Exiliados
(1914), un libro de relatos,
Dublineses
(1914), y las novelas,
Retrato del artista adolescente
(1916),
Ulises
(1922) y
Finnegans Wake
(1939).