Una Discriminacion Universal

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Authors: Javier Ugarte Perez

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El objeto de estudio de
Una discriminación universal
no es exactamente la vida de los homosexuales. Tampoco se centra en la visión que tenía de ellos la España franquista, periodo que comienza con el final de la Guerra Civil en 1939 y podría decirse que concluye en 1977, cuando se promulga la Ley para la Reforma Política. La finalidad del libro consiste en conocer cómo se construyó la homosexualidad en aquellas décadas, en cuanto categoría de pensamiento a la vez que fenómeno social. Se trata de indagar en los dispositivos que desde ámbitos como la teología, el derecho, la psiquiatría, etc., tejieron una matriz en la que se insertó esa orientación del sexo y el afecto. Es sabido que la construcción realizada no dejaba resquicios para otra actitud que la condena y la persecución. Si algunos homosexuales encontraron comprensión en su familia o amigos —lo que, dados los patrones morales de aquellas décadas, sería excepcional—, esa actitud derivaría de las virtudes y sensibilidad de quienes les rodeaban. No podía surgir de las ideas imperantes, porque la mayoría tuvo que disimular su condición y padeció en su esfuerzo por expresar sus sentimientos, convertir en realidad los deseos y desarrollar sus emociones. Instancias de poder como el ejército, las autoridades civiles y religiosas, junto a la medicina, se esforzaron por cerrar los huecos que podían existir para la dignidad, tanto en la sociedad como en las conciencias.

Javier Ugarte Pérez (coord.)

Una discriminación universal

La homosexualidad bajo el franquismo y la Transición

ePUB v1.0

Polifemo7
28.06.11

BARCELONA - MADRID

Esta obra ha sido publicada con una subvención de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura.

JUNTA DE EXTREMADURA

Consejería de Cultura y Turismo

©Javier Ugarte Pérez, 2008

© Editorial EGALES, S.L. 2008

Cervantes, 2. 08002 Barcelona. Tel.: 93 412 52 61 Hortaleza, 64. 28004 Madrid. Tel.: 91 522 55 99 www.editorialegales.com

ISBN: 978-84-88052-58-2 Depósito legal: M-3571-2008

© Fotografía de portada: Vicente Novillo

Diseño gráfico y maquetación: Cristihan González

Diseño de cubierta: Nieves Guerra

Imprime: Infoprint, S.L. c/ Dos de Mayo, 5. 28004 Madrid.

PRESENTACIÓN
El marco

El 11 y 12 de diciembre de 2006 se celebró en Badajoz, en la sede del Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC), un curso que llevaba por título «Represión franquista de la homosexualidad»
{1}
. En él intervinieron, como conferenciantes, especialistas en los campos del derecho, la psiquiatría, el ensayo y el periodismo, así como represaliados por el franquismo a causa de su orientación sexual y militantes de movimientos homosexuales durante los años de la Transición. El espacio en el que tuvo lugar no podía ser más significativo, puesto que en el pasado había albergado la prisión provincial de Badajoz. Bajo ese uso, durante el régimen del general Franco se convirtió en el destino de una parte de los hombres que fueron a la cárcel por su condición homosexual. Una de las personas que intervino en el curso, Antoni Ruiz, estuvo encerrado allí cuando era adolescente. Ese conjunto de circunstancias explica el interés que despertó la actividad entre los medios de comunicación, quizás por tratarse de una realidad que ha sido desatendida por los estudiosos.
Una discriminación universal
nace de las aportaciones de quienes participaron en el curso impartido en el MEIAC y de especialistas que incorporaron después a un proyecto de edición que tiene el objetivo de profundizar en un tema ignorado de nuestra historia colectiva.

El objeto de estudio de las páginas que siguen no es exclusivamente la vida de los homosexuales. Tampoco se centra en la visión que se tenía de ellos en la España del régimen franquista, periodo que comienza con el final de la Guerra Civil, en 1939, y podría decirse que concluye el 4 de enero de 1977, cuando se promulga la Ley para la Reforma Política
{2}
. La vida de quienes tenían esa orientación ya ha sido estudiada y se encuentran algunos trabajos sobre el tema a disposición del público
{3}
. Por eso, la finalidad del presente libro tiene un objetivo diferente: conocer cómo se construyó la homosexualidad, en cuanto fenómeno social, en aquellas décadas. Se trata de indagar en los dispositivos que desde ámbitos como la teología, el derecho, la psiquiatría, etc. tejieron una matriz en la que se insertó esa orientación del sexo y el afecto. Es sabido que el troquel elaborado no dejaba resquicios para otra actitud que la condena y la persecución. Si algunos homosexuales encontraron comprensión en su familia o amigos —lo que, dados los patrones morales de aquellas décadas, sería infrecuente— esa actitud derivaría de las virtudes y sensibilidad de quienes les rodeaban, no de las ideas que imperaban. Se conoce una época cuando se exponen las condiciones generales de vida; por eso, si hubo homosexuales que encontraron la felicidad en cuanto tales (y no por pertenecer a la alta burguesía, por ejemplo), fueron personas con una rara suerte. La mayoría tuvo que disimular su condición y padeció en su esfuerzo por expresar sus sentimientos, convertir en realidad los deseos y desarrollar sus emociones. Instancias de poder como el ejército, la Iglesia y las autoridades civiles se esforzaron por cerrar los huecos que podían existir para la dignidad, tanto en la sociedad como en las conciencias de los sujetos.

El interés del tema reside en conocer las razones por las que se creó una matriz tan negativa sobre algo que, a priori, carece de repercusiones públicas, como es la orientación del deseo. Es decir, se trata de indagar en la razón de que se crearan mecanismos que generaron un sufrimiento que hoy parece innecesario. Si los homosexuales eran las víctimas, el trabajo no consiste tanto en identificar a quienes tomaron las decisiones que volvieron tan difíciles sus vidas (asunto fácil de conocer en una nación donde los gobernantes no disimulaban su poder) cuanto en preguntarse qué ganaban en el empeño. Alguna razón tiene que haber para que se emplearan recursos públicos —como el tiempo remunerado de policías y jueces, el espacio y alimentación que recibían los condenados en las prisiones, etc.— en una nación que padecía tantas carencias. Los conservadores actuales, cuando se niegan a que las leyes dejen de discriminar a los homosexuales —por ejemplo, con la ampliación del derecho al matrimonio o a la adopción compartida de menores—, alegan que la homosexualidad es una cuestión privada que no debe pasar al espacio público. Sin embargo, aunque en su origen se trate de una práctica privada, olvidan que la homosexualidad lleva más de un siglo en mitad del espacio público, precisamente a través de su persecución. Fueron los gobernantes de cada Estado, a finales del siglo XIX, quienes la hicieron
res publica
, una cosa pública que debía reprimirse por el bien de la colectividad. Para lograr sus objetivos, la prohibieron por ley; con esa cobertura, la policía realizó redadas y los jueces condenaron a los detenidos. La deslegitimación procedente de ámbitos como la medicina apuntaló la tarea.

La estigmatización religiosa constituye un componente añadido, aunque gozaba de una tradición iniciada en una época muy anterior al periodo que se estudia. La cosmovisión católica fue el contexto en el que la represión se asentó y creció; en la España gobernada por el general Franco los valores religiosos constituyeron el alfa y el omega de la política social. La diferencia entre unos países y otros consiste en que algunos gobiernos se empeñaron más en el esfuerzo por volverla un asunto público, es decir, en perseguir con mayor énfasis las relaciones homosexuales. Dentro de ese espectro, en un extremo del continente europeo habría que situar al régimen nazi, que enviaba a los detenidos a campos de concentración donde eran víctimas de terribles experimentos para intentar cambiar su orientación sexual. Esos ensayos no tuvieron éxito, pero la mayor parte de las veces acabaron con la vida de quienes fueron utilizados como cobayas. En el fondo, esa política se justificaba desde la necesidad de recuperar la pureza originaria de una raza que constituía la espina dorsal de la nación. Bajo esa óptica, los homosexuales eran unos degenerados que con su inclinación perjudicaban a un pueblo amenazado por las enfermedades hereditarias y la mezcla racial. El peligro no procedía sólo de ellos, ya que también influían los espectáculos licenciosos que eran seguidos de una promiscuidad que desviaba de las obligaciones que los individuos tenían hacia su comunidad. Para el nazismo, el fortalecimiento de una nación dependía de la armonía entre la raza, la sangre y la cultura.

En el otro extremo habría que situar a las democracias liberales, que perseguían los actos homosexuales —sobre todo cuando sus protagonistas eran sorprendidos en público— pero no se aplicaban con empeño a investigar lo que sucedía en el ámbito privado. En medio se encuentran los regímenes de Mussolini y Franco, que se dedicaron a la represión pero sin llegar a aprobar el asesinato. La homosexualidad fue condenada por los regímenes fascistas, pero los dirigentes de naciones de tradición católica no creían que llegara a amenazar directamente la pervivencia del sistema político, ni la pureza racial era un valor tan respetado como en Alemania. Por eso, a la mayoría de gobernantes con esta ideología les pareció excesivo aplicar penas máximas por desviaciones sexuales, sobre todo cuando las protagonizaban padres de familia, respetables en otros aspectos.

El esfuerzo de las autoridades se dirigió a cerrar todos los caminos que podían convertir la homosexualidad en una opción deseable. Lo que se intenta en
Una discriminación universal
es localizar y mostrar qué puertas fueron ésas, por qué se encontraban bloqueadas y las razones para utilizar medios públicos de represión en la expresión de un deseo que, desde el punto de vista actual, parece que afecta sólo a quien lo vive. Con la mirada puesta en ese objetivo, el libro combina los estudios de carácter ensayístico con los testimonios de sus protagonistas, en unos casos como representantes de colectivos homosexuales y en otros como víctimas de la dictadura, de más de una dictadura. En la relación entre la teoría y la vida, los textos que siguen intentan exponer los valores de una época y las claves para comprenderla. En la persecución de esa meta, la exposición y estudio de la legislación tienen el objetivo de mostrar la base que amparó la represión, las relaciones con la Iglesia proporcionar el sostén moral del régimen y el desarrollo de la psiquiatría ofrecer la justificación científica. Con la llegada de la Transición, estos cuerpos se vieron obligados a redefinirse y buscar una justificación nueva para operar y defender sus intereses.

INTRODUCCIÓN

Javier Ugarte Pérez

El punto de partida: un tratamiento diferencial de la sexualidad

Una vez que comenzó la sublevación contra la República, bajo el liderazgo de Franco, los integrantes del ejército asentado en el Protectorado de Marruecos no se detuvieron hasta dominar el conjunto del territorio español; cuando lo lograron, impusieron la visión de la economía, la sociedad y la cultura por la que habían peleado. Quien deseara permanecer en el país y vivir con tranquilidad no tenía otra opción que acatar las leyes y normas que dictaban las autoridades; de lo contrario, se enfrentarían a serios problemas. Se puede afirmar que los regímenes fascistas son misóginos y homófobos y que esas características fueron compartidas por los que tenían una impronta clerical, caso del español y el portugués, así como por aquellos que utilizaron ideales raciales para justificar sus decisiones políticas, como el nazismo alemán. Ambos tipos de fascismos coinciden en exaltar los valores masculinos y fomentar la agresividad y la fuerza de voluntad como atributos para superar los problemas; también creen en las características innatas de los géneros. Ese conjunto de premisas no deja huecos para la sensibilidad ni permite abrir un espacio para la negociación de los roles: los varones adultos mandan —sobre todo si son militares— mientras las mujeres y los menores de edad obedecen.

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