Usted puede sanar su vida (12 page)

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Authors: Louise L. Hay

Tags: #Autoayuda

BOOK: Usted puede sanar su vida
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La meditación

Todos los días, concédase unos minutos para
meditar
en paz. Si no tiene la costumbre de hacerlo, empiece con cinco minutos. Siéntese en silencio a observar su propia respiración y deje que los pensamientos pasen tranquilamente por su mente. No les dé importancia y se irán. La naturaleza de la mente es pensar, de modo que no trate de liberarse de los pensamientos.

Hay muchas clases donde se enseña meditación, y abundan los libros en que puede estudiar maneras de meditar, pero no importa cómo o por dónde empiece: ya terminará por crearse su método. Yo, generalmente, me siento en silencio y pregunto: «¿Qué es lo que necesito saber?». Y dejo que la respuesta me llegue, si quiere, y si no, sé que me llegará en otro momento. No hay maneras correctas ni incorrectas de meditar.

Otra forma de meditación consiste en sentarse a observar cómo
VA
y viene en nuestro cuerpo la respiración. Al inhalar cuente uno, al exhalar cuente dos, al inhalar cuente tres, al exhalar cuente cuatro... Siga contando hasta llegar a diez, y vuelva a empezar por uno. Si descubre que su mente está haciendo la lista de la compra, vuelva a empezar por uno. Si se encuentra con que ha seguido contando hasta veinticinco, vuelva a empezar por uno.

Tuve una dienta sumamente brillante e inteligente. De mente excepcionalmente despierta y rápida, tenía un gran sentido del humor, y, sin embargo, no conseguía salir adelante. Tenía un gran exceso de peso, sus finanzas eran una ruina, estaba frustrada con su carrera y durante muchos años no había tenido un solo romance. Rápidamente aceptó todos los conceptos metafísicos, que le parecían llenos de sentido, pero era tan inteligente, tan rápida, que se le hacía difícil disminuir la velocidad lo suficiente como para practicar, durante un tiempo que le sirviera para algo, las ideas que tan instantáneamente captaba.

La meditación diaria le ayudó enormemente. Empezamos con cinco minutos por día, y muy despacio fuimos llegando hasta los 15 o 20 minutos.

Ejercicio: Las afirmaciones diarias

Tome un par de afirmaciones y
escríbalas
de 10 a 20 veces por día.
Léalas en voz alta
, con entusiasmo. Componga una canción con ellas, y
cántela con alegría
. Deje que su mente se concentre durante todo el día en estas afirmaciones. Las afirmaciones que se usan en forma constante se convierten en creencias, y
siempre
producirán resultados, a veces de manera que no podemos ni siquiera imaginar.

Una de mis creencias es que siempre tengo buenas relaciones con mis arrendadores. La última persona que me alquiló una vivienda en Nueva York era un hombre que tenía fama de poner siempre muchas dificultades, y todos los inquilinos se quejaban de él. En los cinco años que viví allí no lo vi más que en tres ocasiones. Cuando decidí mudarme a California, decidí también venderlo todo y empezar de nuevo, sin ningún lastre del pasado. Entonces empecé a hacer afirmaciones como:

«Todo lo que tengo se vende fácil y rápidamente.»

«La mudanza es muy fácil de hacer.»

«Todo funciona de acuerdo con el Orden Divino.»

«Todo está bien.»

No pensé en lo difícil que sería vender las cosas, ni en dónde dormiría las noches previas a la mudanza, ni en ninguna otra cosa negativa. Me limité a insistir con mis afirmaciones. Pues bien, entre clientes y alumnos me compraron muy pronto todas las cosas pequeñas y la mayor parte de los libros. Informé por carta a mi arrendador de que no le renovaría el contrato, y para mi gran sorpresa, recibí una llamada telefónica de él para decirme que lamentaba mucho mi partida. Se ofreció a escribirme una carta de recomendación para el nuevo propietario, en California, y me preguntó si le podría vender mis muebles, porque había decidido volver a alquilar aquel apartamento amueblado.

Mi Conciencia Superior había sintetizado mis dos creencias, la de que siempre tengo buenas relaciones con mis arrendadores y la de que todo se vendería fácil y rápidamente, de una manera que a mí jamás se me habría ocurrido. Con gran pasmo de todos los demás inquilinos, hasta la última noche pude dormir en mi propia cama, en un apartamento cómodamente amueblado,
¡y me pagaron por hacerlo!
Salí de casa con una maleta de ropa, el exprimidor, la licuadora, el secador de pelo y la máquina de escribir, amén de un sustancioso cheque, y sin prisa alguna me fui a tomar el tren para Los Ángeles.

No crea en las limitaciones

Al llegar a California necesitaba comprar un coche, y como antes no había comprado ninguno allí ni había hecho ninguna otra compra importante, no tenía crédito establecido. Los bancos no querían dármelo, ya que ser mujer y trabajar como profesional independiente no me servía de mucho. Como no quería gastarme todos mis ahorros en comprar un coche nuevo, la cuestión del crédito se convirtió para mí en una especie de trampa.

Me negué a ceder a ningún pensamiento negativo referente a la situación. Alquilé un coche y me dije una y otra vez: «Tengo un hermoso coche nuevo, conseguido con toda facilidad».

Al mismo tiempo, dije a toda la gente que conocía que quería comprarme un coche nuevo, y que hasta el momento no había podido conseguir un crédito. Unos tres meses después acerté a conocer a una mujer de negocios y ambas nos caímos bien mutuamente. Cuando le conté la historia del coche, me dijo: «Oh, ya me ocuparé yo de eso».

Llamó a una amiga que trabajaba en un banco y que le debía favores, le dijo que yo era una «vieja amiga» y le dio unas referencias estupendas de mí. Tres días después salía yo de una agencia conduciendo mi hermoso coche nuevo.

El proceso, como tal, me había dejado impresionada. Creo que la razón de que hubiera necesitado tres meses para que el coche se manifestase fue que nunca me había comprometido a pagar cuotas mensuales, y la niña que hay en mí estaba asustada y necesitaba tiempo para atreverse a dar un paso semejante.

Ejercicio: Me amo a mí misma

Supongo que a estas alturas usted ya estará casi todo el tiempo diciendo: «Me acepto y me apruebo». Es una base excelente. No deje de hacerlo durante un mes más por lo menos.

Ahora tome un bloc de papel y escriba en la primera página: «Me amo, así que...», y termine esta oración de tantas maneras como se le ocurran. Relea diariamente su lista y a medida que se le ocurran cosas nuevas, añádaselas.

Si puede trabajar en pareja, hágalo. Tómense de la mano y altérnense ambos (o ambas) para decir: «Me amo, así que...». El mayor beneficio que se obtiene de este ejercicio es que uno aprende que es casi imposible que se reste importancia cuando está diciéndose que se ama.

Ejercicio: Aduéñese de lo nuevo

Visualícese o imagínese teniendo, haciendo o siendo aquello que constituye la meta de su esfuerzo. Imagínelo con todo detalle. Sienta, vea, toque, saboree, oiga, huela. Observe las reacciones de otras personas frente a su nuevo estado, y, sean cuales fueren, acepte que eso está perfectamente bien para usted.

Ejercicio: Expanda su conocimiento

Lea todo lo que pueda para expandir su entendimiento de cómo funciona la mente. Es mucho lo que puede llegar a saber, y este libro no es más que
un paso
en su camino. Busque otros puntos de vista; oiga cómo otros le dicen lo mismo de diferente manera. Estudie durante un tiempo con un grupo, hasta que ya no tenga más necesidad de ellos.

Este es un trabajo para toda la vida. Cuanto más aprenda, cuanto más sepa, cuanto más practique, mejor llegará a sentirse y más maravillosa será su vida. ¡Este es un trabajo que hace que usted
se sienta bien
!

Comience a manifestar los resultados

Al practicar tantos de estos métodos como le sea posible, usted empezará a manifestar los resultados de este trabajo. Verá los pequeños milagros que se producen en su vida. Las cosas que quiere eliminar de ella desaparecerán por sí solas. Lo que desea que suceda surgirá en su vida como por arte de magia, ¡y alcanzará satisfacciones que jamás se habría imaginado!

Yo me quedé sorprendida y encantada cuando, tras algunos meses de haber iniciado mi trabajo mental, empecé a parecer más joven. ¡Y ahora represento diez años menos de lo que representaba hace diez años!

Ámese tal como es, y ame todo lo que hace
. Ríase de usted y de la vida, y nada podrá afectarle. Al fin y al cabo, todo es temporal. Sea como fuere, en su próxima vida usted lo hará todo de diferente manera, así que, ¿por qué no empezar ahora?

Podría leer alguno de los libros de Norman Cousms, que riéndose se curó de una enfermedad mortal. Lamentablemente, no cambió los modelos mentales que le provocaron aquella enfermedad, de modo que acabaron creándole otra. Y, sin embargo, ¡también de la segunda se curó riendo!

Son muchas las formas en que puede abordar su curación. Inténtelas todas, y después use las que más atractivas le parezcan.

Por la noche, cuando se acueste, cierre los ojos y agradezca todo lo que hay de bueno en su vida. Su gratitud le traerá más bendiciones.

No escuche las noticias por la radio ni vea el telediario antes de acostarse. No contamine sus sueños con una lista de desastres. Al soñar hacemos un importante trabajo de limpieza, y usted puede pedir al mecanismo del sueño que le ayude con cualquier cosa en la que esté trabajando. Con frecuencia, a la mañana siguiente recibirá una respuesta.

Vaya a acostarse en paz. Confíe en que el proceso de la vida está de su parte y ocúpese de todo para su mayor bien y su máxima alegría.

No hay necesidad de convertir en algo monótono nada de lo que esté haciendo. Todo puede ser un juego, divertido y jubiloso. ¡Depende de usted! Hasta la práctica del perdón y la renuncia al resentimiento pueden ser divertidas, si usted se empeña en que lo sean. Pruebe a hacerse una cancioncita con esa situación o esa persona de la que tanto le cuesta liberarse. Si entona una copla, verá como todo el procedimiento se aligera. Cuando trabajo con mis clientes, los animo a reírse tan pronto como puedo. Cuanto más nos riamos de nuestros problemas, más fácil nos resultará liberarnos de ellos.

Si usted viera una comedia cuyo argumento se basara en sus problemas, le causarían risa. La tragedia y la comedia son la misma cosa. ¡Ver una o la otra no depende más que del punto de vista! «Oh, ¡qué tontos pueden ser los mortales!»

Haga todo lo que pueda para que su trabajo de transformación sea un placer y un gozo. ¡Diviértase!

En la infinitud de la vida, donde estoy,

todo es perfecto, completo y entero.

Yo me mantengo, y la vida me mantiene.

A mi alrededor veo pruebas de la Ley que opera

en todos los aspectos de mi vida.

Refuerzo todo lo que aprendo con convicción y júbilo.

Mis días se inician con gratitud y alegría.

Con entusiasmo me anticipo a las aventuras del día,

porque sé que en mi vida "todo es bueno».

Amo y acepto lo que soy y lo que hago.

Soy la viviente, enamorada y jubilosa expresión de la vida.

Todo está bien en mi mundo.

Tercera Parte

CÓMO PONER EN PRÁCTICA ESTAS IDEAS

Capítulo 10

LAS RELACIONES

«Todas mis relaciones son armoniosas»

En la vida todo son relaciones. Tenemos relaciones con todo. En este momento, usted tiene una relación con el libro que está leyendo, conmigo y con mis ideas.

Las relaciones que usted tiene con los objetos, la comida, el tiempo, el transporte y las personas son, todas, reflejos de la relación que tiene con usted mismo. Y la relación que tiene con usted mismo está sumamente influida por las relaciones que tuvo con los adultos que lo rodeaban cuando era niño. La forma en que, cuando éramos pequeños, los adultos reaccionaron ante nosotros es, con frecuencia, la forma en que ahora nosotros mismos reaccionamos, tanto positiva como negativamente.

Piense un momento en las palabras que usa cuando se regaña. ¿No son las mismas que usaban sus padres cuando lo regañaban? ¿Y qué palabras usaban cuando lo elogiaban? Estoy segura de que son las mismas que usa usted para elogiarse.

Tal vez nunca lo hayan elogiado, de modo que usted no tiene la menor idea de cómo autoelogiarse, y probablemente crea que no hay nada que elogiar. No estoy culpando a sus padres, ya que todos somos víctimas de víctimas. De ninguna manera pudieron haberle enseñado algo que no sabían.

Sondra Ray es una gran renacedora que ha trabajado muchísimo en este tema, y sostiene que todas las relaciones importantes que tenemos son un reflejo de la que tuvimos con uno de nuestros padres. Además, afirma que mientras no depuremos aquella primera relación, jamás estaremos en libertad de crear exactamente lo que queremos en las que tenemos ahora.

Nuestras relaciones son espejos de nosotros mismos. Aquello que atraemos es siempre un reflejo, ya sea de nuestras cualidades o de las creencias que profesamos respecto de las relaciones. Y esto vale independientemente de que se trate de un jefe, un colaborador, un empleado, un amigo, una (o un) amante, el cónyuge o un hijo. Las cosas que a usted no le gustan de esas personas son las que usted mismo hace o le gustaría hacer, son lo que usted cree. No podría atraer a esas personas ni tenerlas en su vida si, con su manera de ser, no fueran de algún modo el complemento de su propia vida.

Ejercicio: Nosotros o ellos

Durante un momento, piense en alguien que haya en su vida y que le moleste. Describa tres características de esa persona que a usted no le gusten, que quiera verle cambiar.

Ahora, mire profundamente hacia dentro de sí y pregúntese dónde es usted así, y cuándo hace esas mismas cosas.

Cierre los ojos y dése tiempo para hacerlo.

Después, pregúntese si
está dispuesto a cambiar.
Cuando haga desaparecer de su pensamiento y de su conducta esas pautas, esos hábitos y esas creencias, aquella persona cambiará o desaparecerá de su vida.

Si tiene un jefe que siempre está criticándolo y es imposible de complacer, mírese por dentro. O usted en algún nivel hace lo mismo, o tiene la creencia de que «los jefes son siempre criticones e imposibles de complacer».

Si tiene un empleado que no le obedece o no termina a tiempo los trabajos, observe dónde hace usted lo mismo, y haga su propia limpieza. Despedir a alguien es muy fácil, pero así no limpia usted su propia casa.

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