Lo mejor y lo peorUn viejo me pidió un cigarrillo
y saqué dos con cuidado.
«Vengo a buscar trabajo. Voy a esperar
al sol y fumar».
Raído y rabioso
se recostaba contra la muerte.
Era un día frío, por cierto, y los camiones
cargados y pesados como putas viejas
embarullaban y enmarañaban las calles…
Nos hundimos como tablas de un suelo podrido
mientras el mundo lucha por desbloquear
la estructura que le atenaza el cerebro.
(Dios es un local vacío donde no hay filetes.)
Somos pájaros agonizantes
barcos que se hunden…
el mundo nos sacude y nos aplasta
y nosotros
sacamos los brazos
sacamos las piernas
bajo el beso mortal de un ciempiés:
pero ellos nos dan amables palmaditas en la espalda
y dicen que es «política» nuestro veneno.
Bueno, fumamos, él y yo, pobres hombres
mascullando pensamientos insignificantes…
No todos los caballos llegan,
y cuando veas encenderse y apagarse
las luces de las cárceles y de los hospitales,
y a los hombres manipular las banderas con tanto
cuidado
como si fuesen recién nacidos
recuerda esto:
eres un gran instrumento engullidor
con corazón y vientre, cuidadosamente planificado,
así que si coges un avión a Savannah,
coge el mejor;
o si comes pollo sobre una roca,
haz que sea un animal muy especial.
(Tú lo llamas ave; yo llamo a las aves
flores.)
Y si decides matar a alguien,
haz que sea un cualquiera y no alguien:
algunos hombres están hechos de un material especial,
precioso: no mates,
si vas a hacerlo,
a un presidente o a un rey
o a un hombre
que tenga un despacho…
ésos tienen alcances celestiales
actitudes ilustradas.
Si te decides,
elígenos a nosotros
que esperamos y fumamos y miramos aviesamente;
que estamos consumidos por las penas y
febriles
de subir escalas rotas.
Elígenos
nunca fuimos niños
como vuestros niños.
No entendemos canciones de amor
como vuestras amadas.
Nuestros rostros son linóleo resquebrajado,
resquebrajado por las pisadas
fuertes, seguras, de nuestros amos.
A nosotros nos han criado con hojas de zanahoria
con semillas de sésamo y una gramática violenta;
malgastamos los días como mirlos enloquecidos
y nos entregamos al alcohol por las noches.
Nuestra leve sonrisa forzada nos cubre
como el confeti de un extraño:
y ni siquiera participamos de la Fiesta.
Somos una escena trazada con el
blanco pincel enfermizo de esta Época.
Fumamos, dormidos como higos en un plato.
Fumamos, tan muertos como la niebla.
Elígenos.
Un asesinato en la bañera
o algo rápido y brillante; nuestros nombres
en los periódicos.
Conocidos, por fin, un instante
para millones de ojos indiferentes, embotados de
noticias
que se reservan
para parpadear y brillar sólo
ante los simples sarcasmos de taberna
de sus correctos comediantes
caprichosos y engreídos.
Conocidos, por fin, un instante,
como lo serán ellos
como lo serás tú
por un hombre todo gris en un caballo todo
gris que está sentado y acaricia una espada
más larga que la noche
más larga que la doliente cresta de las montañas
más larga que todos los lamentos
que han surgido de las gargantas
y han explotado en una tierra
más nueva, menos planificada.
Fumamos y las nubes nos ignoran.
Pasa un gato y se sacude a Shakespeare
del lomo.
Sebo, sebo, vela cual cera: nuestra espina dorsal
es débil y nuestra conciencia quema
sin malicia hasta el final
lo que queda de la mecha que la vida
nos ha otorgado parcamente.
Un viejo me pidió un cigarrillo
y me contó sus problemas
y esto
fue lo que dijo:
que esta Época es un crimen
que la Piedad se ha refugiado bajo mármoles
y el Odio se ha refugiado en el
dinero.
Podía haber sido un obseso sexual
o un Santo.
Pero fuese lo que fuese
estaba condenado
y los dos esperábamos al sol
fumando
y mirando
ociosos quién sería
el siguiente.
Si consideramosLos hospitales y las cárceles
es lo peor
los manicomios
es lo peor
los áticos
es lo peor
los
hoteluchos
ruidososes lo peor
los recitales de poesía
los conciertos de rock
a beneficio de minusválidos
es lo peor
los funerales
las bodas
es lo peor
los desfiles
las pistas de patinaje
las orgías sexuales
es lo peor
la medianoche
las 3 de la madrugada
las 5.45 de la tarde
es lo peor.
Caer del cielo
los pelotones de ejecución
eso es lo mejor
pensar en la India
mirar los puestos de palomitas
ver al toro coger al matador
eso es lo mejor
las bombillas en cajas
un viejo
perro
escarbandolos cacahuetes en una bolsa de papel
eso es lo mejor
pulverizar cucarachas
un par de calcetines limpios
el valor natural que vence al talento natural
eso es lo mejor
de pie frente a los pelotones de ejecución
echar migas a las gaviotas
cortar tomate en rodajas
eso es lo mejor
alfombras con quemaduras de cigarrillos
grietas en las aceras
camareras todavía sensatas
eso es lo mejor
mis manos muertas
mi corazón muerto
silencio
adagio de rocas
el mundo en llamas
eso es lo mejor
para mí.
AlguienSi consideramos lo que puede verse:
motores que nos vuelven locos,
amantes que acaban odiándose,
ese pescado que en el mercado
mira fijamente hacia atrás adentrándose en nuestras
mentes,
flores podridas, moscas atrapadas en telarañas,
motines, rugidos de leones enjaulados,
payasos enamorados de billetes,
naciones que trasladan a la gente como peones de
ajedrez,
ladrones a la luz del día con maravillosas
esposas y vinos por la noche,
las cárceles atestadas,
el tópico de los parados,
hierba moribunda, fuegos insignificantes,
hombres suficientemente viejos como para amar la
tumba.
Estas y otras cosas
demuestran que la vida gira sobre un eje podrido.
Pero nos han dejado un poco de música
y un póster clavado en el rincón
un vaso de whisky, una corbata azul
un delgado volumen de poemas de Rimbaud,
un caballo que corre como si el diablo le estuviera
retorciendo la cola
sobre la hierba azul y el griterío
y después, de nuevo, el amor
como un coche que dobla la esquina
puntual,
la ciudad a la espera
el vino y las Flores
el agua corriendo a través del lago
y verano e invierno
y
verano
y
veranoy de nuevo invierno.
Mi seguidoraOh dios, tenía una tristeza espantosa,
aquella mujer estaba allí sentada y
me dijo
¿es usted realmente Charles Bukowski?
y yo le dije
dejemos eso
no me encuentro bien
tengo una tremenda tristeza
y lo único que quiero es
echarte un polvo
ella se rió
creía que me las estaba dando
de listo
y yo no miraba más que sus piernas largas delgadas
celestiales
veía su hígado y sus entrañas temblando
veía a Cristo allí dentro
bailando un folklore.
Todas mis carencias interiores
se sublevaron
y fui hacia ella
y la tumbé en el sofá
y le levanté el vestido hasta el cuello
y me importó un pito
si era una violación o el fin del mundo.
Volver a estar
ahí
en un sitio
real
sí
sus bragas estaban en el
suelo.
Y mi polla entró, mi polla entró
oh Dios, mi polla entró
yo era Charles
Alguien.
Como una flor bajo la lluviaDi un recital de poesía el sábado pasado en
los bosques de las afueras de Santa Cruz
y estaba a punto de acabar
cuando oí un grito fuerte y largo
y una joven bastante guapa
corrió hacia mí
vestido largo y fuego en la mirada
y saltó al escenario
y gritó: «¡TE DESEO!
¡TE DESEO! ¡Cómeme! ¡Cómeme!»
le dije, «oye,
déjame en paz, coño».
Pero siguió quitándome
la ropa y tirándose
sobre mí.
«¿Dónde estabas», le
pregunté, «cuando no tenía
qué comer y
enviaba cuentos cortos al
Atlantic Monthly
?»,me agarró los huevos y casi
me los arranca. Sus besos
sabían a sopa de mierda.
2 mujeres saltaron al escenario
y
se la llevaron a rastras
al bosque.
Sus gritos aún se oían
cuando empecé el siguiente poema.
Tal vez, pensé, tendría que haberla
poseído sobre el escenario frente
a todos aquellos ojos.
Pero uno nunca sabe
si sería un buen poema o
un mal ácido.
La duchaMe corté la uña del dedo
del medio
de la mano derecha
bien corta
y empecé a sobarle el coño
mientras ella estaba sentada en la cama
poniéndose crema en los brazos
la cara
y los pechos
después de bañarse.
Entonces encendió un cigarrillo:
«tú sigue»,
y fumó, y continuó poniéndose
crema.
Yo continué sobándole el coño.
«¿Quieres una manzana?», le pregunté.
«Bueno», dijo, «¿tú vas a comer una?».
Pero fue a ella a quien comí…
empezó a girar
después se puso de lado,
se estaba humedeciendo y abriendo
como una flor bajo la lluvia.
Después se puso boca abajo
y su hermosísimo culo
se alzó ante mí
y metí la mano por debajo
hasta el coño otra vez.
Estiró un brazo y me cogió
la polla, giró y se volvió,
me monté encima
hundía la cara en la mata
de pelo rojo
derramada alrededor de su cabeza
y mi polla tiesa entró
en el milagro.
Más tarde bromeamos sobre la crema
y el cigarrillo y la manzana.
Después salí a la calle y compré pollo
y gambas y patatas fritas y bollitos
y
puré y salsa
yensalada de col, y comimos, ella me dijo
lo bien que lo había pasado y yo le dije
lo bien que lo había pasado y nos comimos
el pollo y las gambas
y las patatas fritas y los bollitos y el
puré
y
la salsa
yhasta la ensalada de col.
Nos gusta ducharnos después
(a mí me gusta el agua más caliente que a ella)
y
su rostro siempre es suave
y
tranquiloy ella me lava primero
me extiende el jabón por los huevos
los levanta
los aprieta,
luego me lava la polla:
«oye, ¡esto sigue duro!»
luego me lava el vello de ahí abajo,
la tripa, la espalda, el cuello, las piernas,
yo sonrío sonrío sonrío,
y después la lavo yo a ella…
primero el coño,
me pongo detrás, mi polla en sus nalgas
suavemente enjabono los pelos del coño,
lavo ahí con un movimiento suave
tal vez me detenga más de lo necesario,
luego las piernas por detrás, el culo,
la espalda, el cuello, la hago girar, la beso,
enjabono los pechos, luego la tripa, el cuello,
las piernas por delante, los tobillos, los pies,
y luego el coño, una vez más, para que me dé suerte…
otro beso, y ella sale primero,
se seca, a veces canta mientras yo sigo allí
pongo el agua más caliente
disfrutando los buenos momentos del milagro amoroso
luego salgo…
normalmente es por la tarde y todo está tranquilo,
y mientras nos vestimos hablamos sobre qué otra cosa
podríamos hacer,
pero el estar juntos resuelve casi todo,
en realidad, lo resuelve todo
porque mientras esas cosas estén resueltas
en la historia de un hombre y
una mujer, es diferente para cada uno
mejor y peor para cada uno…
para mí, es tan espléndido como para recordarlo
después de la marcha de los ejércitos
y de los caballos que pasan por las calles fuera
después de los recuerdos del dolor y el fracaso y la
desdicha:
Linda, tú me has traído esto,
cuando te lo lleves
hazlo lenta y suavemente
hazlo como si estuviera muriéndome en sueños en
lugar de
en vida, amén.