Cómo mejorar su autoestima (17 page)

Read Cómo mejorar su autoestima Online

Authors: Nathaniel Branden

BOOK: Cómo mejorar su autoestima
3.14Mb size Format: txt, pdf, ePub

Cuanto más trabajamos en nosotros mismos, parecemos adquirir un mejor sentido de lo que es correcto en nuestras interacciones. Ningún padre que goce de una autoestima saludable puede pensar que ridiculizando a su hijo le infundirá capacidad de independencia. Ningún maestro que goce de una buena autoestima necesita que le digan que el sarcasmo no es una buena herramienta de enseñanza. Ningún ejecutivo que se respete a sí mismo pensará que tratando con desprecio a sus empleados extraerá lo mejor de ellos. Ningún ser humano que tiene confianza en sí mismo trata de conservar a sus amigos haciéndose pasar por una autoridad o dirigiéndolos a través de sus inseguridades.

En el campo de las relaciones hijo-padre está claro que, aunque nada es seguro, el mejor modo de inspirar una buena autoestima en nuestros hijos es poseerla nosotros mismos (así como el mejor modo de inspirarles actitudes sexuales sanas es tenerlas nosotros mismos). Pero el principio es más amplio aun. Si deseamos hacer una contribución positiva al concepto de sí mismo de los demás —quienquiera que sea, no sólo los hijos—, entonces la autoestima, como la caridad, empieza por uno mismo.

La serenidad inspira serenidad, la felicidad inspira felicidad, la franqueza inspira franqueza, y cuando vivimos partiendo de lo mejor de nosotros mismos tenemos más posibilidades de obtener lo mejor de los demás.

Si tenemos el coraje de permitir que los demás vean nuestro entusiasmo o nuestra pasión, implícitamente les estamos comunicando que la pasión es un valor y que ellos no deberían reprimir la suya. Si les dejamos que vean con qué pasión perseguimos nuestras metas, transmitimos implícitamente nuestra aprobación de su aptitud para superarse apasionadamente por alcanzar una meta. Si honramos con orgullo nuestros valores e intereses, estamos indicando a los demás que tienen derecho a honrar los suyos. Si tenemos la integridad de ser quienes somos, podemos transmitir esa integridad a los demás.

Y así, al honrar al sí-mismo, ayudamos a construir una comunidad de personas con una autoestima saludable. El individuo no es el adversario de la comunidad, sino su pilar más vital.

Si estas ideas le parecen válidas, ¿qué significarán, en lo que respecta a sus interacciones con la gente, durante su próximo mes de vida? ¿Y durante el mes siguiente?

La cuestión del egoísmo

Con frecuencia se confunde la autoestima con ciertas nociones falsas de "egoísmo".

La tendencia cultural a la que me refiero es notoria en todas partes; yo tropecé personalmente con esta mala Interpretación mientras realizaba una gira promocional para
Honoring the Self.
Prevalece hoy una irreflexiva tendencia a desechar por "narcisista" a cualquier individuo activamente interesado en su desarrollo personal, lo que constituye una suerte de violenta reacción contra el movimiento en favor del potencial humano. Parece ser que "sí-mismo" se ha convertido en una palabra candente, al menos en algunos círculos.

La autoestima, la autorrealización, incluso la búsqueda de la autonomía, se están volviendo moralmente sospechosas. "¿No hemos tenido ya bastante de la
generación del yo
?", preguntan los periodistas. "¿Usted no está alentando el egoísmo?".

A mí me trataron con aprecio, pero no pude dejar de notar la inquietud que parecían evocar frases tan simples como "honrar al sí-mismo". "¿Y qué me dice de los problemas del mundo?" me preguntaban. "¿No le interesa ir más allá del individuo aislado? ¿Y qué sucede con las relaciones? ¿Acaso no tienen ya la mayoría de las personas un ego muy desarrollado?".

Dada la frecuencia con que se formulan estas preguntas, es razonable suponer que reflejan las presunciones de un gran número de individuos. Es necesario discutir estas presunciones.

Permítanme mencionar que ni en
Honoring the Self
ni en ninguno de mis libros anteriores mi mensaje ha sido:

"Primero yo, sin considerar los derechos de los otros". Por el contrario, me he preocupado de examinar la relación entre la autoestima y el bienestar humano, en lo individual y en lo social. En el curso de esta búsqueda he visto con claridad que los valores del individualismo y el comprensivo interés por uno mismo ofrecen la mejor base posible para la cooperación social, la benevolencia y el progreso.

Pregúntese con quién le gustaría compartir el mundo. ¿Con gente que respete su derecho a existir y no le pida que actúe en contra de su interés por sí mismo, o con gente que lo trate como un objeto de sacrificio? ¿Con gente que goza de un fuerte sentido de su identidad personal, o con quienes esperan que usted cree ese sentido para ellos? ¿Con los que asumen la responsabilidad de su propia existencia, o con los que intentan traspasarle esa responsabilidad a usted? Estas son, desde luego, algunas de las consecuencias
sociales
tanto de la alta como de la baja autoestima.

Es bastante fácil detectar a algunos narcisistas que hablan de "alcanzar mi desarrollo personal" o "elevar mi autoestima". Es fácil, porque el narcisismo existe por doquier. Pero el individualismo, la autoestima, la autonomía, el interés por el desarrollo personal... estos rasgos no son narcisistas. El narcisismo es un estado de autoabsorción excesiva, nada saludable, que tiene su origen en una profunda sensación de insuficiencia y de carencia interior. Aunque resulte irónico, los vicios típicamente atribuidos a personas con egos muy desarrollados (mezquindad. competitividad beligerante, predisposición para el ataque) son, en realidad, las aflicciones peculiares de los egos débiles.

No puedo imaginar que ninguna persona racional sugiera que la autorrealización (es decir, la realización de nuestros potenciales positivos) deba perseguirse sin verse involucrada y comprometida en relaciones personales. "¿No entra dentro de mi propio interés (pregunté a los que me entrevistaban) encontrar gente a la que pueda amar, respetar y admirar?" Y por lo general, sus rostros se iluminaban con una sonrisa. "¿No entra dentro de mi propio interés vivir en un mundo más seguro, más sano, mejor, y tratar de dar forma a ese mundo?".

La polarización del sí-mismo y los otros, o del sí-mismo y el mundo, no tiene una base válida en la realidad. En realidad, existen pruebas abrumadoras de que cuanto más alto sea el nivel de la autoestima de un individuo, más probable será que trate a los demás con respeto, amabilidad y generosidad. La gente que no experimenta amor por sí misma tiene poca o ninguna capacidad de amar a otros. La que padece de profundas inseguridades y dudas sobre sí misma suele sentir que los demás seres humanos son temibles y hostiles. Quien posee poca o ninguna autoestima no tiene nada que aportar al mundo.

En razón de todo esto, debemos preguntar: ¿por qué los conceptos de autoestima y autorrealización (es decir, las metas personales) causan en algunos una impresión tan ominosa? ¿Por qué sólo las metas "sociales" son respetables?

La respuesta, creo, reside en que muchos no han conseguido liberarse de una noción autoritaria de la ética, que la aplican a todo lo que está
fuera de uno mismo.
Nos encontramos con este punto de vista, bajo diversas formas, en las familias, las escuelas, las iglesias y, claro está, en los gobiernos.

En realidad, casi todos los sistemas éticos que han alcanzado algún grado de influencia universal han sido variaciones del tema de la autorrenuncia y el autosacrificio. Se ensalza el altruismo como virtud y al egoísmo se lo considera sinónimo de maldad. En estos sistemas, el individuo siempre se convierte en la víctima: se le enseña a volverse contra sí mismo y se le ordena "no ser egoísta" y ponerse al servicio de algún valor presuntamente superior:

El faraón, el emperador, el rey, la tribu, el país, la familia, la verdadera fe, la raza, el Estado, el proletariado, la sociedad (o "el planeta").

Comprenderíamos mejor la voluntad de tantas personas de someterse a una u otra clase de figura autoritaria, bajo cuyo dominio a veces se cometen atrocidades, si recordáramos cómo nos presentaron, a casi todos nosotros, la palabra
bueno.
"Es un buen chico; se preocupa por mí, se porta bien." "Es una buena chica, hace lo que le dicen." Desde el principio se nos inculca que la virtud consiste, no en honrar las necesidades, los deseos y las máximas posibilidades del sí-mismo, sino más bien en satisfacer las expectativas de los demás. "Vivir para los demás" es una frase que traduce textualmente la esencia de la moral, y los que la predican están más interesados en la obediencia que en la autoestima. Como psicólogo, no puedo recordar un solo caso en que esta doctrina no fuera, a mi parecer, desastrosa para el bienestar mental y emocional de mis pacientes.

Hoy, con la expansión del feminismo, las mujeres empiezan a despertar al hecho de que ésta es una doctrina manipuladora y explotadora. Imaginen la reacción de un grupo de mujeres modernas si un conferenciante les dijera:

"No piensen en sus propios deseos y necesidades; piensen solamente en las necesidades y deseos de aquellos a quienes ustedes sirven. El autosacrificio es la mayor virtud". Los hombres también necesitan revisar esta doctrina, pues afecta a sus vidas. No es un problema de un solo sexo. Es global.

Por desgracia, muchos hombres y mujeres que se esfuerzan por alcanzar la autorrealización se sienten indefensos e intimidados ante estas acusaciones de egoísmo. Si "egoísta" significa "preocupado por los intereses del sí-mismo",
por supuesto
que la búsqueda de la autoestima y el desarrollo personal es egoísta. También lo es la búsqueda de la salud física. Y de la salud mental. Y de la felicidad. Y también la búsqueda de la próxima bocanada de aire que uno va a respirar.

Si esto es malo,
¿qué haremos para existir?
No podemos repudiar el sí-mismo sin repudiar la vida.

Para vivir con éxito, pues, necesitamos una ética que predique un interés racional por uno mismo. Mientras no estemos preparados para respetar el derecho de un individuo a su propia vida, mientras no comprendamos que cada persona (incluidos nosotros mismos) es un fin en sí misma y no un medio para obtener los fines de los otros. No podremos pensar con claridad en nuestra propia existencia o en las exigencias de la felicidad humana mientras no estemos dispuestos a honrar al sí-mismo y proclamar con orgullo nuestro derecho a hacerlo. No podremos luchar por la autoestima, y no podremos alcanzarla.

Resumen: el impacto de la autoestima

¿Cómo desarrollamos la autoestima? Resumamos algunos puntos clave.

a
— Debemos recordar que la autoestima no viene determinada por el éxito social, el aspecto físico, la popularidad o cualquier otro valor que no se halle directamente bajo el control de nuestra voluntad. Al contrario, depende de nuestra racionalidad, honestidad e integridad, que son procesos volitivos, operaciones de la mente de las cuales somos responsables.

El siguiente ejercicio de completar oraciones lo ayudará a situar bien en qué lugar se halla, en este aspecto, en el presente. En realidad, este ejercicio y los posteriores le informarán bastante bien de en qué medida el libro ha sido asimilado hasta ahora, y quizá le indiquen los puntos que necesita elaborar más.

Si considero los criterios con los que me juzgo a mí mismo...

Si nadie más que yo puede proporcionarme una buena autoestima...

Si quisiera comprender de qué depende la autoestima...

Una de las cosas que puedo hacer para elevar mí autoestima es...

b

Ya que la autoestima positiva es el sentimiento, la experiencia y la convicción de ser apto para la vida y sus desafíos, y ya que la mente es nuestra herramienta básica de supervivencia, el pilar central de una autoestima saludable es la política de vivir conscientemente (lo cual
incluye
racionalidad, honestidad e integridad). Vivir conscientemente es vivir responsablemente la realidad, aceptando los hechos, el conocimiento y la verdad, con la intención de
generar un nivel de conocimiento apropiado a nuestras acciones.

Si me permito entender el significado de vivir conscientemente...

Si todavía no estoy plenamente preparado para vivir conscientemente...

Si estuviera dispuesto a entender lo que hago cuando actúo...

Si estuviera dispuesto a ver lo que veo y saber lo que sé...

c
— La autoaceptación es un rechazo a negar o desestimar cualquier aspecto del sí-mismo: nuestros pensamientos, emociones, recuerdos, atributos físicos, subpersonalidades o acciones. La autoaceptación es la negativa a mantener una relación de rivalidad con nuestra propia experiencia. Es la base de todo desarrollo y de todo cambio. Es, en su sentido último, el coraje de ser
para
nosotros mismos. El nivel de nuestra autoestima no puede ser más alto que el nivel de nuestra autoaceptación.

A medida que aprendo a aceptarme...

Una de las cosas que necesito aprender a aceptar es...

A medida que dejo de luchar contra mí mismo...

A medida que acepto mis sentimientos en lugar de resistirme a ellos...

A medida que aprendo a admitir mis acciones como propias...

Comienzo a darme cuenta de...

d
— Para proteger nuestra autoestima, es necesario que sepamos evaluar nuestra conducta de la manera apropiada. Esto incluye, primero, tener la certeza de que los parámetros con los cuales juzgamos son verdaderamente nuestros, no los valores de los demás, con los cuales nos sentimos obligados a aparentar que estamos de acuerdo. Segundo, necesitamos efectuar nuestras evaluaciones con una actitud no sólo de honestidad sino de compasión, una voluntad de tener en cuenta el contexto y las circunstancias de nuestras acciones, así como las opciones o alternativas que percibimos como accesibles. En aquellos asuntos en los que nos sintamos verdadera y justificadamente culpables, es preciso que tomemos las
medidas específicas
para eliminar la culpa en lugar de limitarnos a sufrir pasivamente.

Si vivir con sentimiento de culpa es una claudicación...

Si estuviera dispuesto a perdonarme...

A medida que trato de comprender por qué actúo como actúo...

A medida que aprendo a vivir según mis propios parámetros...

e
— Debemos aprender a no disculparnos
nunca
por nuestras virtudes, ni hacernos reproches por ellas, ni tratar de rechazarlas. Debemos tener el coraje de reconocer nuestros puntos fuertes y nuestros aciertos. De otro modo, inevitablemente traicionaremos a nuestra autoestima.

Other books

First In His Class by David Maraniss
Take a Chance by Abbi Glines
Ghost in the Pact by Jonathan Moeller
The Single Staircase by Ingwalson, Matt
Age of Myth by Michael J. Sullivan
Dollar Down by Sam Waite
1.4 by Mike A. Lancaster