De la dictadura a la democracia (7 page)

BOOK: De la dictadura a la democracia
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Otros opositores de la dictadura muy ingenuamente creen que si sólo llegan a emplear la violencia suficiente, la libertad llegará sola. Pero, como apuntamos antes, la violencia no garantiza el éxito. En vez de a la liberación, ésta puede llevar a la derrota, a la tragedia masiva o a ambas. En la mayoría de los casos la dictadura está mejor equipada para la lucha violenta, y las realidades militares rara vez están a favor de los demócratas.

También hay activistas que basan su acción en lo que ellos sienten que deben hacer. Estos modos de abordar la situación son no sólo egocentristas sino que no ofrecen guía alguna para desarrollar una gran estrategia de liberación.

La acción basada en la "idea genial" que alguien haya tenido también es limitada. Lo que se necesita en lugar de eso es la acción basada en un cálculo minucioso de los "siguientes pasos" que hay que dar para derrocar la dictadura. Sin un análisis estratégico, los líderes de la resistencia a menudo no sabrán cuál deberá ser ese "siguiente paso", porque no han pensado seriamente en los pasos sucesivos que hay que dar para alcanzar la victoria. La creatividad y las ideas brillantes son muy importantes, pero tienen que ser utilizadas para hacer avanzar la causa de las fuerzas democráticas.

Sagazmente alerta en cuanto a la multitud de acciones que podrían tomarse contra la dictadura, e incapaces de determinar cuándo empezar, algunas personas aconsejan "Hacerlo todo al mismo tiempo". Esto podría ser útil, pero, por supuesto, es imposible, especialmente en momentos relativamente débiles. Es más, un enfoque semejante no suministra una guía acerca de dónde comenzar, dónde concentrar el esfuerzo y cómo usar los recursos, la mayor parte de las veces limitados.

Otras personas o grupos pueden contemplar la necesidad de alguna planificación, pero sólo pueden pensarla a corto plazo y sobre base táctica. Puede que no vean que una planificación a largo plazo es necesaria o posible. Puede que a veces sean incapaces de pensar y analizar en términos estratégicos, y se permiten, repetidamente, ser distraídos por cuestiones de poca monta, a menudo respondiendo más a las acciones de sus adversarios en lugar de tomar la iniciativa para la resistencia democrática. Dedicándoles tanta energía a actividades de corto plazo, estos líderes con frecuencia dejan de explorar cursos alternativos de acción, donde podrían encauzarse todos los esfuerzos para ir acercándose progresivamente a la meta.

También es quizá posible que algunos movimientos democráticos no planeen una gran estrategia para hacer caer la dictadura, sino que se concentren en problemas inmediatos por alguna muy buena razón. En su fuero interno no creen que pueden acabar con la dictadura por su propio esfuerzo. Por consiguiente, el planear cómo hacerlo se considera una romántica pérdida de tiempo o un ejercicio inútil. Los que luchan por la libertad contra una dictadura brutal bien establecida tienen que enfrentarse a un poder militar y policiaco tal que parece que los dictadores siempre podrán salirse con la suya. Carentes de verdadera esperanza, estas personas, a pesar de todo, desafiarán la dictadura por razones de integridad o tal vez de historia. Aunque no lo admitan nunca, ni lo reconozcan jamás, sus acciones a sus propios ojos estarán desprovistas de esperanza. A partir de ahí, para ellos la planeación de una gran estrategia a largo plazo no vale la pena.

El resultado de esa incapacidad de planear estratégicamente suele ser drástico: se dispersan las fuerzas, las acciones son inefectivas, se dilapida la energía en asuntos sin importancia, y los sacrificios se hacen para nada. Si los demócratas no planifican estratégicamente, lo más probable es que no alcancen sus objetivos. Una mezcla de acciones no planeadas ni integradas, no va a llevar adelante ningún esfuerzo de resistencia significativo. En lugar de ello, lo más probable es que le permitan a la dictadura aumentar sus controles y su poder.

Desafortunadamente, porque rara vez se desarrollan planes estratégicos amplios para la liberación, las dictaduras parecen ser más duraderas de lo que de hecho son. Sobreviven por años y décadas más allá de lo que podría ser el caso.

Cuatro términos importantes para la planificación estratégica A fin de ayudarnos a pensar estratégicamente, es importante percibir con claridad qué significan cuatro términos básicos.

La gran estrategia: es la concepción que sirve para coordinar y dirigir el uso de todos los recursos apropiados y disponibles (económicos, humanos, morales, políticos, organizacionales, etc.) de un grupo que busca alcanzar sus objetivos en un conflicto. La gran estrategia, al enfocar la atención del grupo en los objetivos primarios y en los recursos en el conflicto, escoge entre las técnicas de acción más apropiadas (tales como la acción militar convencional o la lucha noviolenta) cuál ha de emplearse en la contienda. Al planear la gran estrategia, los líderes de la resistencia deben evaluar y planificar qué presiones e influencias han de aplicarse sobre los adversarios. Más adelante, la gran estrategia tendrá que ocuparse de las decisiones sobre las condiciones y el momento apropiado en que las campañas de resistencia, iniciales y subsecuentes, deban echarse a andar.

La gran estrategia sienta el organigrama básico para la selección de las estrategias menores con las que se ha de desarrollar la lucha.

La gran estrategia, además, determina a cuáles grupos específicos se les encomendarán tareas generales así como la distribución de los recursos que se han de emplear en la lucha.

La estrategia es la concepción de cómo alcanzar los objetivos en un conflicto de la mejor manera, operando en el ámbito de la gran estrategia escogida. La estrategia tiene que ver con si se ha de pelear o no, y cuándo y cómo, asi como con el modo de lograr el máximo de efectividad al luchar por ciertos fines. A la estrategia se la ha comparado con el concepto del artista, y a la planificación estratégica con el proyecto o plano detallado de un arquitecto.
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La estrategia incluirá también los esfuerzos por desarrollar una situación tan ventajosa para los retadores que los retados puedan prever que un conflicto abierto les ocasionaría una derrota, y así se decidan a capitular sin llegar al combate. 0 si no, que la situación estratégica sea tan buena que el triunfo de los retadores en la contienda resulte evidente. La estrategia comprende también cómo usar bien los triunfos obtenidos.

Aplicado al desarrollo de la lucha en sí, el plan estratégico indica cómo debe desarrollarse la campaña y cómo los diferentes componentes de la misma tienen que combinarse unos con otros, para llevarla lo más ventajosamente posible a conquistar sus objetivos. Comprende el hábil desplazamiento de los grupos de acción particulares, en operaciones menores. La planeación de una buena estrategia, tiene que considerar que se requiere una técnica de lucha, escogida para el éxito de la operación. Las diferentes técnicas tendrán diferentes exigencias. Por supuesto, el cumplir con "requisitos" no basta para asegurar el triunfo. Pueden necesitarse otros factores.

Al trazar las estrategias, los demócratas han de definir claramente sus objetivos, y determinar cómo medir la efectividad de los esfuerzos para alcanzarlos. Esta definición y análisis permite al estratega identificar las condiciones precisas para lograr cada objetivo seleccionado. La necesidad de claridad y definición se aplica igualmente a la planificación táctica.

Las tácticas y los métodos de acción se usan para llevar a cabo la estrategia. La táctica se refiere al mejor uso de las propias fuerzas, para obtener la máxima ventaja, en una situación limitada. Una táctica es una acción limitada, que se usa para alcanzar un objetivo restringido. La selección de las tácticas se rige por el principio de cómo usar de la mejor manera, en una fase limitada del conflicto, los medios disponibles de combate para implementar la estrategia. Para ser más efectivos, las tácticas y los métodos siempre deben escogerse y aplicarse para lograr los objetivos estratégicos. Las victorias tácticas que no refuerzan la consecución de los objetivos estratégicos pueden, al final, convertirse en energía despilfarrada. Una táctica, por lo tanto, se escoge en función de un curso de acción limitado, que encaja dentro de una estrategia más amplia; así como una estrategia encaja dentro de la gran estrategia. Las tácticas siempre tienen que ver con la lucha mientras que la estrategia incluye consideraciones más amplias. Una táctica en particular sólo puede ser comprendida como parte de la estrategia total de una batalla o de una campaña. Las tácticas se aplican por un período de tiempo más breve que las estrategias, en áreas más reducidas (geográficas, institucionales, etc.), por un número más limitado de personas, o para lograr objetivos más limitados. En la acción noviolenta, la distinción entre un objetivo táctico y otro estratégico puede deberse parcialmente a que el objetivo de la acción sea más o menos importante.

Las alianzas tácticas ofensivas se escogen para apoyar la conquista de los objetivos estratégicos. Los compromisos tácticos son herramientas de las que se vale el estratega a fin de crear condiciones favorables para dirigir ataques decisivos contra un adversario. Es muy importante, por consiguiente, que aquellos a quienes se ha dado la responsabilidad de planificar y ejecutar las operaciones tácticas tengan la abilidad de discernir la problemática de la situación y escoger los procedimientos más apropiados para enfrentarla. Aquellos que se supone que han de participar, deben estar entrenados en el uso de la táctica escogida y en los medios específicos.

El método o procedimiento se refiere a las armas específicas o medios de acción. Entre las técnicas de la lucha noviolenta se incluyen docenas de formas particulares de acción (tales como los muchos tipos de huelga, el boicot, la resistencia pasiva política y otras parecidas), citadas en el Capítulo Cinco. (Ver también el Apéndice.)

El desarrollo de un plan estratégico responsable y efectivo, para una lucha noviolenta, depende de la selección y formulación minuciosa de la gran estrategia, las estrategias de campaña, las tácticas y los métodos.

La lección principal de esta discusión es que para liberarse de una dictadura se requiere un uso calculado de nuestro propio intelecto para planificar cuidadosamente la estrategia. La incapacidad de planificar inteligentemente puede contribuir al desastre, mientras que el empleo efectivo de nuestras capacidades intelectuales puede trazar el rumbo de un curso estratégico que juiciosamente utilice nuestros recursos disponibles para impulsar a la sociedad hacia los objetivos de la libertad y la democracia.

SIETE
PLANIFICANDO LA ESTRATEGIA

Para aumentar las posibilidades de éxito, los líderes de la resistencia necesitarán formular un plan de acción global, capaz de fortalecer a la gente que sufre, debilitar la dictadura, después destruirla, y construir una democracia duradera. Para poder llevar a cabo tal plan de acción, es necesario hacer un cálculo minucioso de la situación y de las opciones para una acción eficaz. En base a un análisis así de preciso se pueden desarrollar tanto la gran estrategia como las de campañas específicas para alcanzar la libertad. Aunque relacionados entre sí, el desarrollo de la gran estrategia y el de las estrategias de campaña son dos procesos separados. Las estrategias de campaña han de diseñarse para alcanzar y reforzar los objetivos de la gran estrategia.

El desarrollo de la estrategia de resistencia requiere que se preste atención a muchas interrogantes y tareas. Identificaremos aquí algunos de los factores importantes que han de considerarse, a nivel de gran estrategia así como en el de las estrategias de campaña. Toda la planificación estratégica, sin embargo, requiere que los planificadores de la resistencia tengan una profunda comprensión de toda la dinámica del conflicto, y que le presten atención a los factores históricos, gubernamentales, militares, culturales, sociales, políticos, sicológicos, económicos e internacionales inclusive. Las estrategias sólo pueden desarrollarse en el contexto de la lucha particular y sus antecedentes.

Como asunto de primera importancia, los líderes democráticos y planificadores estrategas querrán plantearse los objetivos y la importancia de la causa. ¿Vale la pena empeñarse en una lucha semejante por esos objetivos? Si es así, ¿por qué? Es crítico determinar el verdadero propósito de la lucha. Ya hemos dicho en este trabajo que no basta con derribar la dictadura, o quitar a los dictadores actuales. El objeto de estas luchas debe ser el establecimiento de una sociedad libre, con un sistema democrático de gobierno. La claridad sobre estos puntos influirá en el desarrollo49 de la gran estrategia y de las subsiguientes estrategias específicas. En particular, los estrategas tienen que dar respuesta a muchas interrogantes fundamentales como éstas:

• ¿Cuáles son los principales obstáculos para lograr la libertad?

• ¿Qué factores facilitarían el alcanzarla?

• ¿Cuáles son los puntos fuertes de la dictadura?

• ¿Cuáles son las diversas debilidades de la dictadura?

• ¿Hasta qué punto son vulnerables las fuentes de poder de la dictadura?

• ¿Cuáles son los puntos fuertes de las fuerzas democráticas y de la población en general?

• ¿Cuáles son los puntos débiles de las fuerzas democráticas y de la población en general, y cómo pueden corregirse?

• ¿Cuál es la posición de terceras personas no inmediatamente involucradas en el conflicto que están ayudando, o podrían ayudar, bien a la dictadura, bien al movimiento democrático y cómo podrían hacerlo?

Escogiendo los medios

A nivel de gran estrategia, se necesitará que los estrategas escojan el medio de lucha idóneo que ha de emplearse en el conflicto venidero.

Necesitan evaluar las ventajas y limitaciones de varias técnicas alternativas de lucha, tales como la beligerancia militar convencional, la guerra de guerrillas, el desafío político y otras.

Para llevar a cabo esta selección, los estrategas necesitan considerar interrogantes como las siguientes: ¿Estará el tipo de lucha que se escoja dentro del marco de las capacidades de los demócratas? ¿Utilizará la técnica escogida las fuerzas de la población dominada? ¿Enfoca la técnica escogida las debilidades de la dictadura o busca golpearla donde está más fuerte? ¿Los medios que se usen ayudarán a los demócratas a cobrar más confianza en sí mismos, o dependerán de terceras personas o de proveedores externos? ¿Qué historial tienen los medios escogidos de haber servido para el derrocamiento de otras dictaduras? ¿Producirán un aumento, o una disminución en la cantidad de víctimas y otras pérdidas que podrían ocurrir en el conflicto venidero? Asumiendo que se vaya a tener éxito en cuanto al derrocamiento de la dictadura, ¿qué efecto tendrían los medios escogidos en el tipo de gobierno que emerja después de la lucha? Es necesario excluir los tipos de acción que se consideren contraproducentes para el desarrollo de la gran estrategia.

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