El encantador de gatos (5 page)

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Authors: Carlos Rodríguez

Tags: #Ensayo

BOOK: El encantador de gatos
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  • Criador. Es siempre la mejor opción si nos hemos decidido por un animal de raza, el animal no padece el tránsito, en muchos casos innecesario, del paso por una tienda. Los criadores de gatos suelen tener a sus gatitos para la venta en un entorno familiar más que aceptable. A pesar de todo siempre debemos asesorarnos por un veterinario de confianza que asegure el buen estado del animal, sus vacunaciones y desparasitaciones en regla. Es fundamental exigir una factura de compra y todas las garantías sanitarias posibles. El pedigrí (o su resguardo) debe acompañar al animal en el momento de la compra.
  • Tienda. Siempre existen excepciones… pero debemos evitar la compra en tiendas que no ofrezcan una correcta higiene a los animales ni a su entorno. Si nos decidimos por esta opción, también es recomendable el asesoramiento por un veterinario ajeno a la tienda. Casi todos los negocios de vena de animales suelen disponer de un veterinario en las dependencias; si no es así, deben estar supervisados por un veterinario para cumplir con la legislación actual (condición indispensable para la obtención de certificación de núcleo zoológico). Aunque no debería suceder, el veterinario del establecimiento puede estar influido por su especial trabajo… y es por ello conveniente que acudamos a realizar la compra o que ésta sea supervisada por un veterinario ajeno al negocio.
  • Particular. Muchos gatos se venden al gran público por personas «anónimas», personajes que no pagan impuestos, que no están dados de alta como autónomos, que no pagan un alquiler para su negocio, que no ofrecen ningún tipo de garantía y que por supuesto jamás nos facilitarán la imprescindible factura. Puede que los animales ofrecidos sean preciosos, estén sanísimos y supercuidados… pero… si no lo están… ¿A quién reclamamos?
  • Protectoras. Una gran opción; estos animales suelen estar vacunados, desparasitados… Si elegimos esta vía, estamos permitiendo que, un animal que está en la calle ocupe en la protectora el lugar del que acabamos de adoptar. Insisto, una interesante opción.

Las entidades de protección animal suelen ofrecer a los animales con las pruebas de leucemia e inmunodeficiencia realizadas, con la vacunación y desparasitación del animal en regla y algo muy importante, los suelen entregar esterilizados o ponerse de acuerdo con el nuevo propietario para realizar la intervención si ésta no ha sido efectuada.

Para elegir el gato adecuado la protectora, si es posible, debería observar el comportamiento de esos animales en su entorno… Algo de gran importancia y que facilita la elección y adecuación del animal a nuestro hogar es el asesoramiento del personal de la entidad: ellos conocen perfectamente el carácter de esos animales, cuál es más o menos tímido, cuál presenta algún problema de comportamiento; aparte de nuestras indagaciones, dejémonos asesorar por el personal de la protectora, ellos son los primeros interesados en que el animal encuentre un hogar definitivo y que la elección sea perfecta para no tener que volver a recogerlo en sus dependencias.

Cuando estemos observando a los animales es mejor que nos agachemos o que nos sentemos en el suelo; extendamos una mano hacia ellos y comprobemos su actuación… Tenemos que dejar que sean ellos los que nos indiquen sus intenciones, sus miedos, nosotros debemos ser casi «estatuas de cera» en espera de datos.

Si el animal se acerca, se toca o se frota con la mano, es una excelente señal, es una forma de comunicación amigable; su contacto con nosotros, con nuestra mano o nuestro cuerpo, con su frente, cara o costado es de lo mejor que podemos recibir en esa búsqueda de datos.

Pero también puede suceder que el gato se frote con objetos de la habitación: patas de mesas, rascadores… esto puede indicarnos que está asustado con nuestra presencia y por ello se frota con otros elementos… es muy probable que en poco tiempo el animal se acerque y se frote o contacte contigo.

Desgraciadamente ciertos animales no se aproximarán, se mantendrán alejados, casi intentando pasar inadvertidos ante nuestra presencia. Esos ejemplares no tienen por qué ser desestimados, también tienen derecho a una oportunidad pero deberíamos comentar con las personas de la entidad de protección si eso es habitual o se debe a la entrada de una persona desconocida.

Cuando hayamos dedicado suficiente tiempo a la observación, y comentado nuestro estilo de vida, el número de familiares en el hogar… con el personal de la protectora, estaremos en disposición de formalizar la adopción.

La mejor elección
La edad adecuada

Casi todos los nuevos propietarios de gatos prefieren un cachorro: un animal con el que establecer unos vínculos más fuertes y duraderos, un animal «más rico», «más mono», «más tierno».

Dejando atrás los condicionantes «viscerales» y centrándonos en la más fría objetividad, antes de decidirnos por uno u otro gato deberíamos tener muy presente que lo más adecuado sería responsabilizarnos de un animal que hubiera disfrutado de la sanísima alimentación que le proporciona su madre y de la imprescindible compañía que le proporcionan sus hermanos de camada.

La edad ideal, salvo necesidad, debería ser antes del destete del animal y nunca sobrepasar los dos meses (mejor antes de las famosas siete semanas) salvo que conozcamos el historial del animal con mayor edad. En estos casos, los animales que no cumplen con los tramos indicados o en el caso de los adultos, el aprendizaje será más lento y demandará mayor paciencia por nuestra parte.

De raza… o callejero

Aunque la extensa variedad de razas de gatos no sean tan conocidas como las de perros, existe un número suficiente de opciones si deseamos un animal «de alcurnia». Cada raza tiene unas características anatómicas concretas, un pelaje particular… y un comportamiento más o menos definido. Este comportamiento de raza sólo debe servirnos como dato orientativo; no debemos esperar que actúen como mutantes con sistemas definidos; cada individuo presentará sus características únicas, individuales; en muchos casos nos encontraremos que su modo de actuar poco tiene que ver con lo que nos indican sus características de raza.

Si esto sucede con los animales de raza, las sorpresas con los callejeros o mestizos serán múltiples, a la vez que interesantes. Uno de los datos fundamentales para esta difícil elección será el precio; si estamos dispuestos a pagar lo que cuesta un animal de raza… ¡adelante!; pero no olvidemos la opción del maravilloso callejero. En este tipo de elección es difícil aportar datos: no es algo tan simple como elegir un gato, estamos eligiendo a nuestro gato.

Un pequeño apunte más; parece que cuando nos decidimos por la incorporación de u n gato a nuestros hogares somos mucho menos selectivos que cuando pensamos en incorporar un perro; comentando este punto con varios compañeros, uno de ellos hizo una más que sugerente reflexión: «¿No será que nos preocupamos menos por la raza de los gatos porque no salen de casa? ¿No será que nos preocupamos menos por su estética porque no nos van a ver paseando con ellos por la calle? ¿No será que el gato de casa no es considerado como una parte más de nuestra imagen social?…».

¿Qué les parece la reflexión?

Macho o hembra

Las hembras suelen ser más dóciles y cariñosas; presentan con menor frecuencia la innata necesidad de los machos por el vagabundeo. Entre las desventajas están los celos: durante estos periodos podemos disfrutar de espeluznantes quejidos y debemos actuar evitando que algún apuesto varón provoque una no deseada explosión demográfica. Son más propensas a desarreglos hormonales y padecen con cierta frecuencia tumores de mama.

Los machos son más independientes, tienden al vagabundeo como excepcional método de relación y conocimiento de congéneres de ambos sexos, marcan el territorio cuando detectan hembras en celo…

La mayoría de los problemas mencionados en ambos casos suelen solucionarse de forma cómoda y efectiva mediante la esterilización.

Pelo largo o corto

Para contestar este punto debemos tener muy presente el tiempo que podremos dedicar a nuestro gato; si no vamos a disponer del tiempo suficiente, deberíamos decidirnos por un animal de pelo corto. El pelo largo es indudablemente más atractivo, quizá más bello… pero… ¡¡da un trabajo!!

Estado sanitario

Hemos insistido en la conveniencia de la ayuda de un veterinario independiente para la elección de nuestro nuevo amigo. Si esto no es posible, debemos observar los siguientes puntos:

  • Animal despierto, atento, interesado por lo que sucede en su entorno, con tendencia al juego; su aspecto general debe parecer dinámico, espabilado.
  • Buen estado de nutrición, cuerpo compacto.
  • Pelo suave sin caspa, ni zonas sin pelo. Un pelo limpio y sano es uno de los claros indicativos de salud.
  • Ojos brillantes, limpios, sin legañas u otras secreciones.
  • Oídos sin secreciones, ni suciedad, ni heridas, ni zonas sin pelo. El rascado frecuente de las orejas suele ser principio de un problema.
  • La nariz no debe presentar secreciones (mocos) ni «efectuar» estornudos.
  • Zona que rodea el ano sin restos de heces (para descartar la existencia de diarreas).
  • Dientes limpios y encías sonrosadas.
  • Las extremidades serán firmes, flexibles, compactas; ello permitirá un correcto apoyo, la marcha y la carrera. Es también muy importante que no existan deformaciones, abultamientos, ni dolores articulares.
  • Las desparasitaciones, las vacunaciones y las analíticas específicas realizadas (leucemia, inmunodeficiencia) deberán figurar en una cartilla veterinaria sellada y/o firmada por un veterinario colegiado.
¿Qué nombre le pongo?

En principio el nombre dependerá de los gustos d la familia; un nombre de agrado de todos y que a poder ser no coincida con el de algún familiar o amigo, evitará problemas de enfados.

Sería correcto elegir un nombre corto: un máximo de dos sílabas facilita que el nuevo amigo identifique rápidamente su nombre.

Esto es lo ideal, pero… ¡¡para gustos… colores!!

¿Qué debo tener preparado para su llegada?

Es importante disponer de una serie de elementos para sus necesidades diarias, pero antes de conocerlos es fundamental tener presente estos datos:

  • El emplazamiento de la caja de arena absorbente debe estar alejada de zonas de tránsito o de uso habitual de la familia. Muchos animales no acuden a la arena por ser una zona «estresante».
  • La comida y el agua deben colocarse en sitios de fácil acceso, separados de la caja de arena y en comederos que el gatito no pueda volcar en sus primeros días.

Si existen otros animales:

  • Perros: colocar la comida y la bebida en alturas de difícil acceso para el perro.
  • Gatos: poner comederos y bebederos en número suficiente para evitar disputas (lo ideal sería uno por cada gato).

Teniendo claros estos puntos, los objetos imprescindibles para el gato recién llegado son:

  1. Comida: un alimento específico para su edad. Una elección correcta desde el inicio favorece en gran modo un correcto estado sanitario de nuestro nuevo amigo. Mejor los alimentos secos (piensos).
  2. Agua: siempre fresca y en suficiente cantidad; el gato no es un gran bebedor, pero cuando bebe prefiere agua fresca… es por ello que en muchas ocasiones podamos verle lamiendo las gotas de cualquiera de los grifos de la casa. Existen dispensadores de agua corriente o «circulante» muy del agrado de los felinos.
  3. Comedero y bebedero: fáciles de limpiar y difíciles de volcar.
  4. Bandeja para la arena absorbente: existen tipos variados de bandejas: simples, con borde, cubiertas (con y sin puerta), de limpieza automática… Para empezar sería suficiente, incluso conveniente, optar por una bandeja simple; ello facilita el acceso del joven animal y su uso sin complicaciones. Más adelante y según las características y uso particular, podremos optar por modelos cubiertos evitar salida de arena en el rascado), de limpieza automática (¡¡un auténtico lujo!!)…

    Es importante educarle en su buen uso: si el animal hace sus necesidades fuera de la bandeja, las recogeremos y las pondremos en la arena; en pocos días este sencillo truco enseñará a nuestro amigo a «no salirse del tiesto». Si sigue con los comportamientos higiénicos inadecuados, podremos ver soluciones en otro apartado del libro.

  5. Recogedor o paleta: útil para sacar diariamente los residuos sólidos de la bandeja («kks»); con este utensilio evitamos el contacto con las deyencciones, evitando la posible transmisión de enfermedades.
  6. Arena o lecho absorbente: la elección del lecho absorben debe regirse por criterios de calidad y no de precio de oferta. La mayor parte de los gatos son muy selectos en lo referente a su WC; si no es de su agrado, orinarán y defecarán fuera de esa arena poco adecuada.
  7. Cepillo o peine: dependerá de las recomendaciones del profesional; lo que sí debe quedar claro es que necesitaremos un utensilio con el que podamos diariamente «poner a punto» el pelo de nuestro gato, tanto si es de pelo largo como de pelo corto.
  8. Malta: este producto suele venderse en forma de pasta; su finalidad es favorecer el tránsito del pelo que el gato traga cuando se limpia con la lengua. Es casi imprescindible para evitar atascos de pelo en el aparato digestivo. Los animales de pelo corto deben tomarlo al menos una vez por semana, aumentándose la frecuencia (dos-tres por semana) en ejemplares de pelo largo.

    Existen muchos alimentos específicos en las clínicas veterinarias y tiendas especializadas pensados para evitar los problemas de las bolas de pelo; a pesar de su uso y de su excelente capacidad de actuación para aquello que han sido diseñados, el empleo de la malta debe seguir realizándose.

  9. Rascador: útil si acostumbramos al animal a su uso desde pequeño. Cuando observemos que afila sus uñas en un emplazamiento no deseado le diremos que no y lo dirigiremos al rascador.

    Para que elija el rascador como «zona de afilado» deberemos jugar con el animal utilizando el rascador; mediante el juego «se dará cuenta» de que sus uñas se enganchan de maravilla; con esta sencilla operación los olores de las glándulas sudoríparas y sebáceas que tienen entre sus dedos se «grabarán» en el rascador. Estos sencillos métodos conseguirán que el gato elija el rascador y se olvide de las cortinas y de los sillones. También se facilita el uso de los rascadores con Catnip (lo comentaremos más adelante) o si son impregnados con feromonas.

  10. Collar: tiene una función exclusivamente estética, siempre y cuando no hayamos decidido sacar a pasear al gato por la calle, algo cada vez más frecuente. De una u otra forma es conveniente acostumbrar al animal a su uso desde pequeño.

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