El nuevo pensamiento (23 page)

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Authors: Conny Méndez

Tags: #Autoayuda, Esoterismo.

BOOK: El nuevo pensamiento
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(continuará en el próximo número)

Los entierros
Significado metafísico

Las costumbres prevalentes en los países muy desarrollados respecto al entierro de los cuerpos muertos, son en realidad resabios paganos, carentes de inteligencia y decencia.

En los Estados Unidos por ejemplo, maquillan, embellecen y visten el cadáver como si estuviera presidiendo una reunión para celebrar su propia muerte. Esto es no solamente horrible sino que constituye falta de respeto a la persona que ha dejado la Tierra.

El cuerpo humano, desocupado por su ex-dueño en el estado que llaman erróneamente "muerte", no tiene nada de sagrado. Es simplemente una colección de materia física que ya no le sirve al espíritu que la usó. La idea que expresan los deudos es la de que la persona está allí, presente en ese cadáver, atestiguando el dolor o el honor que le rinden los que han quedado en el Planeta Tierra.

No se explica por qué personas que se dicen creyentes en la inmortalidad del alma, hacen ver lo contrario.

Como tú sabes, ese cuerpo se ha renovado él mismo varias veces durante su vida, y lo que perdura allí por unas horas, es el último cuerpo que utilizó el "muerto". Es ni más ni menos que una vestidura que él ha desechado, y es ridículo pensar en la analogía que representa enterrar ceremoniosamente cada traje, cada sobretodo, cada prenda de vestir del que se fue, simplemente porque los dejó por detrás, y luego colocarles encima sendos monumentos en su memoria.

El entierro de un cuerpo muerto se debe hacer con respeto pero no con reverencia, rápido y limpiamente. Lo más limpio y apropiado es sin duda alguna la incineración, pero aún no se ha podido adoptar ni imponer debido a la emotividad de los ignorantes.

La verdad es que la disposición de unos restos humanos es un deber hacia los vivos y no un honor hacia los muertos quienes no tienen interés alguno en el asunto. El fuego es limpio, purificador, y, por lo tanto, respetuoso.

Poco a poco en esta Era y a medida que se vayan despertando las facultades de clarividencia y clariaudiencia superior, la humanidad irá constatando por propia experiencia que su ser querido ni se ha muerto ni se ha alejado de su lado. Que está vivo e interesado en su vida extraterrestre, aún interesado en sus familiares y dispuesto a ayudarles si le dan el chance, pero que "el darle el chance" es como sigue: realizando por medio de tratamientos, tal como se hace con los "vivos" la Paz, la Felicidad, la Libertad, la Luz, la Armonía, la Verdad, el Amor y la Comprensión, decretándolos y basándose en su Punto de Referencia, o sea, la VERDAD CRISTICA y la PRESENCIA YO SOY en él o ella; esto les hace un efecto instantáneo ya que las vibraciones les llegan y se les manifiestan de inmediato.

Esto no solamente los libera y los asciende, sino que por la Ley del Círculo se devuelve y libera del dolor y pena al que hace el tratamiento. Este es el "chance" que es necesario darle a todo el que parte para las regiones invisibles.

Por lo general se hace todo lo contrario. Se sumen los "deudos" en profunda desesperación y llanto, envolviéndose en ropajes negros y evitando lo que pueda distraer la mente hacia un polo positivo. Esto ata al que se fue, a una obscuridad llena de ansiedad y angustia de la cual no se puede escapar mientras su madre, su esposa o sus hijos no logran olvidar la pena, y como eso, precisamente, "olvidar la pena" es lo que se consideraría inicuo si sucediera, se forma un círculo vicioso de energía negativa que paraliza a todos los interesados; y como el que se fue no puede hacerse oír ni ver por lo que han quedado, su tortura es mayor al no poderles comunicar lo que inconscientemente le están haciendo.

La muerte del cuerpo es por la intoxicación total de todas las células. Los Elementales del físico o "ángeles, constructores" como los llaman algunos, que son los encargados de reparar la materia en cada maltrato que recibe, ya no aguantan más. "COMO ES ABAJO ES ARRIBA" y llega un momento en que el abuso y el crimen que un humano comete mental y físicamente contra su materia física la vuelve inservible y los elementales piden auxilio al Yo Superior quien se ve obligado a segar el cordón plateado, terminando así la presencia de ese ser en el Planeta Tierra.

Hay veces que las células están tan podridas ya, que el cuerpo aparenta estar muerto pero el cordón no se ha roto aún (no podemos dar una razón para esta emergencia porque no la conocemos) pero ocurren circunstancias que obligan la ruptura, como por ejemplo, el hecho favorable de que en los cementerios hay capillas con campanarios. Las vibraciones del toque de las campanas ayudan a romper los cordones que aún se sostienen atados a la materia después de enterrada. Esta es otra razón para abogar por la limpieza y la expedición y el sentido común que encierra la incineración.

Muy interesante para el estudiante de metafísicas es la Ley de Correspondencia que actúa en todos los planos y por medio de ella podemos comprender lo que significan los hechos que ocurren en nuestro propio mundo o en el mundo en general. Cuando sucede una muerte con la cual tengamos algún nexo, bien sea por amistad, por cercanía, por consanguinidad, por cualquier circunstancia, se experimenta una "muerte" en sí. De algo uno se ha despojado, o algo se ha perdido en bien o en mal, según se considere la muerte de aquella persona. Por lo general "corresponde" a algún lastre que se nos quita de encima, y esto es positivo, y nos demuestra que no debemos ver la muerte como una calamidad, sino como una transición a una condición evolutiva y mejor.

La Ley de Correspondencia actúa en todos los eventos que ocurren en contorno nuestro. Por ejemplo, si hay una boda en nuestra parentela y amistades y somos invitados, en cada uno de los asistentes representa una unión de dos estados de conciencia, o de dos conocimientos, y resulta muy interesante ir buscando las pruebas en nuestros "frutos", ya que por estos frutos es que los conoceremos.

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Pequeño método para comprender la Biblia
Génesis 12:26
Abraham

¿Cuál es la diferencia entre los términos Hebreo, Israelita y Judío?

Hebrea es la raza, Israelita su religión y Judío, derivado de Judá, porque su tierra era el Reino de Judá, en Canaán.

Con el capítulo 12 del Génesis empieza la historia de los hebreos. La familia de Abraham pertenecía a una de las tribus semitas que emigraron a la vecindad de Ur, al sur de Mesopotamia. Sus antecesores fueron los babilonios, los asirios, los arameos y los fenicios. Los fundadores de las tres grandes religiones del mundo fueron semitas: Moisés, Jesús y Mahoma. A Abraham se le conoce como el "Padre de los Hebreos" por haber sido el líder de un grupo que se separó de las otras tribus semitas, estableciéndose en Canaán. La Biblia se refiere a sus descendientes como hebreos, nombre que los distinguió como raza; israelitas fue su nombre religioso; y judíos fueron llamados durante el cautiverio en Babilonia por haber venido todos los prisioneros de Judá.

En la historia de Abraham, en sus comienzos, se le llama Abram, y a su esposa Sarah se le conoce por Sarai. Sus nombres fueron cambiados más tarde por el Señor. Terah, el padre de Abram, sintió la urgencia de ir a Canaán y se mudó del sur de Babilonia para Harán. El nombre Terah significa "perezoso", el estado del hombre que vaga sin rumbo hasta que la fe se despierta en él y dirige sus pasos. ¿Has sentido tú alguna vez esta urgencia espiritual de seguir adelante pero que por haber vacilado durante algún tiempo luego desapareció? Terah murió en Harán, como "morimos" nosotros cuando no obedecemos esta divina urgencia.

Abram tenía 75 años de edad cuando oyó la voz del Señor. Esto implica que el hombre debe madurar en comprensión antes de darse cuenta de que está siendo guiado espiritualmente.

"Y Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y del lugar de tu nacimiento y de casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré; y haré de tí una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre; y tú serás una bendición y serán bendecidas en tí todas las familias de la tierra. (Génesis 12:1-3).

Si aspiramos ir a una nueva tierra (una mayor comprensión de la Verdad), debemos estar dispuestos a abandonar la vieja. Aun cuando deseamos tener nuevas experiencias, muchas veces nos sentimos renuentes a dejar lo que tenemos. "Escoged hoy a quien serviréis" (Josué 24:15). Muchos desean obtener las bendiciones del reino espiritual permaneciendo en la conciencia mortal. Esto es imposible: tenemos que decidirnos por una cosa u otra.

Cuando hemos logrado el estado de conciencia de Abram —cuando se acelera nuestra fe en Dios— comprendemos dos verdades espirituales. La primera es que El desea que nos movamos a una nueva tierra, simbólico de un nuevo estado de conciencia más elevado.

"Vete de tu tierra" (Gén. 12:1) es la orden que se nos da cuando ya estamos preparados para avanzar. Nos vemos obligados a abandonar muchas creencias que sólo pertenecen a la mente mortal para llegar a un estado de conciencia más elevado. La realización espiritual demanda un punto de vista enteramente nuevo en todos los órdenes: Nuestra idea de Dios, de nosotros mismos, de nuestro ambiente y nuestro destino. Según nuestra creencia anterior, Dios era un superhombre y nosotros solamente criaturas mortales hechas de carne y hueso. Nuestro ambiente nos era impuesto y nuestro destino, el cielo o el infierno. Estas creencias deben desaparecer porque siendo nuestra manera de pensar más iluminada vemos a Dios como la vida creadora y nos vemos a nosotros como sus criaturas, hechas a su imagen, y con la responsabilidad de expresar los atributos que heredamos de nuestro divino Padre.

Nuestro ambiente es un reflejo de nuestro estado de conciencia; por tanto, éste depende de nosotros. Si tenemos el poder de cambiar las condiciones de nuestra vida, podemos cambiar ésta. Nuestro destino es el cielo, no un paraíso a donde vamos después de la muerte sino una conciencia establecida en nuestra unidad con Dios. Esta llega cuando el hombre aprende a disciplinarse, y purificándose es levantado por la gracia de Dios y por su propio esfuerzo. Este es un punto de vista que nos hace sentirnos más dichosos, pero también es más difícil de adoptar, ya que la responsabilidad de crecer y desenvolverse espiritualmente depende únicamente del individuo. En esto no hay excusa posible. Estamos tan llenos de gozo con la iluminación que nos da el conocimiento de la Verdad que nos sentimos como nuevas criaturas, deseosas de llegar a la nueva tierra. Pero cuando se nos pide que soltemos los hábitos erróneos que hemos adquirido anteriormente y que son contrarios a nuestra naturaleza espiritual, y sabemos que tenemos que desechar las destructivas actitudes de la mente como son el prejuicio y la resistencia, entonces nos inclinamos a adoptar la actitud característica en Terah, de holgazanear. No obstante, si hemos oído la llamada de la fe, facultad representada por Abraham sabemos que tenemos que seguir adelante.

La segunda realización que nos llega cuando la fe se despierta es que Dios tiene muchas bendiciones reservadas para nosotros; "Y haré de tí una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre; y tú serás una bendición" (Gén. 12:2). Dios desea damos el bien sin limitaciones. ¿No dijo Jesús, "No temáis, manada pequeña, porque al Padre le place daros el reino"? (Lucas 12:52). Nuestra carencia no se debe a la voluntad divina, sino a nuestra incapacidad para aceptar lo que el Padre tiene para nosotros. Hay la posibilidad de que se realice esta promesa al nosotros entrar en un estado más elevado de conciencia (una nueva tierra). La expresión de Su voluntad es "Yo te bendeciré". No solamente es así sino que según recibimos del Padre y damos, llegamos a ser una bendición para los demás. "Sé tú una bendición" (Gén. 12:2).

Estas dos realizaciones —que Dios quiere llevarnos hacia un estado de conciencia más elevado y que El desea bendecirnos— son fundamentales para el desarrollo espiritual.

"Y Abram tomó a Sarai, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, con todos los bienes que ellos habían allegado y las almas que habían adquirido en Carán; y salieron para ir a la tierra de Canaán; y llegaron a la Tierra de Canaán (Gén. 15:5).

Sarai se fue con Abram. La mujer representa la naturaleza emocional del hombre. Lot también acompañó a Abram. El nombre Lot significa "escondido o encubierto" y es la parte negativa de la fe, o sea, cuando ponemos la fe en cosas materiales. Aun cuando la fe en Dios se haya acelerado, nos queda todavía un pequeño residuo de fe en las cosas materiales. Tenemos que separar esta fe negativa, según Abram se separó más tarde de Lot.

Los sucesos acaecidos en la vida de Abram nos dan una clara visión de los esfuerzos que debemos hacer para sostener nuestra fe en Dios. Aún teniendo Abram fe suficiente en Dios para obedecerle, él falló en algunas ocasiones. La fe debe estar bien arraigada en el conocimiento del principio divino y no se llega a comprender éste en un abrir y cerrar de ojos. De manera que cuando hubo hambre en Canaán, Abram se fue para Egipto. Egipto representa la conciencia de los sentidos a la cual volvemos cuando las cosas no marchan de acuerdo con nuestros deseos. Algunas veces es difícil afrontar una situación penosa en el plano espiritual; nos parece más fácil hacerle frente, de un modo material y (metafísicamente) regresamos a Egipto.

Abram abrigaba la esperanza de recibir buen trato de los egipcios, y creyendo que presentando como su hermana a su bella y hermosa mujer, ayudaría a mejorar su situación, hizo pasar a Sarai como tal; esta era una verdad a medias, pues Sarai era su media-hermana, aunque también su esposa. Con frecuencia una verdad a medias es peor que una mentira completa, y así resultó en este caso.

Sarai fue llevada a casa de Faraón, "mas Jehová hirió a Faraón con grandes plagas, a él y a su casa, por causa de Sarai, mujer de Abram"

(Gén. 12:17). Lo material (Faraón) y lo espiritual (Abram) son estados mentales incompatibles, y cuando tratamos de mezclarlos, el resultado es perjudicial. Tal vez ésta sea la razón por la que continuamos pasando por muchas pruebas a pesar de que nos hemos empeñado en vivir de acuerdo con las normas espirituales. Ya hemos caminado muy lejos para abandonar estas normas, pero a veces sentimos miedo de seguir "todo el camino" en ellas. Mezclamos lo material, o tratamos de hacerlo, y el resultado es una casa dividida. Abram se le ordenó que saliera de Egipto:

la conciencia de los sentidos deseando deshacerse de lo espiritual. El hombre de Gadara, poseído de un espíritu inmundo, clamó ante Jesús:

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