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Authors: Brian Lumley

El origen del mal (60 page)

BOOK: El origen del mal
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—Infundes una especie de tristeza al lugar, ejerces una influencia… debe de ser el aura.

¿Te has dado cuenta?

Harry volvió a estremecerse, pero era únicamente a causa del frío.

—¿Qué me dices de tus leyendas, Faethor? No quisiera agobiarte, pero todavía no he hablado con nadie de los tuyos que fuera capaz de contarme las cosas en un lenguaje claro y sencillo. Y el tiempo es precioso. A lo mejor es que hay vidas en juego…

¿En juego? Las palabras me parecen desafortunadas. ¿Te refieres a vidas humanas? ¿En este otro mundo? ¡Siempre han estado en juego!

—Me refiero a vidas que son importantes para mí. Mira, a mí me parece que la gente ha encontrado un camino en este lugar, este mundo que constituye la fuente. Hay algunos a los que quiero o a los que quería mucho.

Se dio cuenta de que Faethor asentía con un gesto de la cabeza, puesto que es sabido que la gente asiente tanto mentalmente como con la cabeza.

Eso es lo que me han dicho… los muertos, por supuesto. Bien, en cuanto a las leyendas

—Espera —dijo Harry—. Dime primero una cosa, ¿qué relación tiene todo esto contigo? Sé que has dicho que no hay ataduras, pero todavía no me puedo imaginar que quieras ayudarme por simple bondad de corazón.

La risita de Faethor se convirtió en una carcajada, y la verdad es que sonó de manera muy desagradable.

¡Ah, pero tú nos conoces bien, Harry Keogh! Muy bien, te lo aseguro, por esto te lo contaré todo: mi abuelo, Belos, fue exiliado de su nido de águilas por los wamphyri. Aquél era su mundo, su patrimonio…, pero se había hecho demasiado poderoso. Le temían extraordinariamente y, así que se les presentó la ocasión, le tendieron una emboscada, le prepararon una trampa y lo expulsaron. Lo despojaron de sus tierras y propiedades y él se encontró sin nada, aquí, en este mundo. No fue el primero ni el último y, si las cosas no cambian, es posible que haya otros más. Ahora bien, yo no conocí a Belos, que murió antes de que Waldemar me pasara el huevo, pero sé que si él no hubiera sido tan maltratado, yo ahora sería un wamphyri por derecho propio… y estaría en el mundo fuente. Cuando lo expulsaron no sólo lo despojaron de su patrimonio sino que además negaron a Waldemar el suyo y a mí el mío. Por esta razón, y a pesar de los años transcurridos, Belos merece ser vengado
.

—¿Y tú vas a ayudarme a encontrar mi camino hacia ese mundo sólo para llevar a cabo un acto de venganza? —dijo Harry frunciendo el entrecejo—. No tengo intención de ir en busca de nadie por encargo tuyo, Faethor. Tal como yo lo veo, todo se reducirá a meterme dentro, a liberar a alguien y a retirarnos. No pienso quedarme allí el tiempo suficiente para saldar viejas cuentas.

Tú conoces algo acerca de ese lugar que estás buscando, ¿verdad?
, en el tono de voz de Faethor había una inflexión burlona.
Métete dentro, rescata a las personas que quieras o haz lo que se te antoje y vuelve a salir. Así de sencillo

—Sí, más o menos.

Pero ahora parecía que Harry se sentía menos seguro.

Faethor volvió a encogerse de hombros.

Bueno, es posible, pero yo ahora lo veo de manera diferente, porque después de todo tú eres Harry Keogh y es un hecho que, sirviéndote de tu especial talento, has sido una fuerza fatal contra los vampiros de este mundo. Has tratado con mi traidor hijo Thibor, con Boris Dragosani, con Yulian Bodescu…, la lista es impresionante. Tengo la sensación de que cuando entres en ese mundo que es la fuente, las cosas sucederán de forma casi inevitable. Creo que eres el catalizador que cambiará o que quizá destruirá el antiguo equilibrio. Así es que todo lo que yo te pido es esto: que si llega el momento y alguien te pregunta ¿quién eres?, tú le respondas que te ha enviado Belos. ¿Es mucho pedir?

—No, ése es el trato —accedió Harry—. Así es que ahora dime todo lo que sepas. Sobre Perchorsk en primer lugar.


¿Cómo?
, el tono era de sorpresa.
Jamás he oído hablar de ese sitio
.

Harry le dio una breve explicación.

Puede muy bien ser un sitio para introducirse en el mundo fuente o para salir de él
, respondió Faethor,
pero éste no es el viejo camino. Y ahora escucha: esto es lo que el viejo Belos contó a mi padre, que a su vez me lo dijo a mí. Los wamphyri lo enviaron a la Tierra del Infierno, que es este mundo, a través de una Puerta blanca y resplandeciente que tenía forma esférica. Sí, tú me has hablado de un duplicado de esa esfera que está en Perchorsk. Sin embargo, Perchorsk se encuentra en los Urales Superiores y el lugar de salida de Belos se encontraba muy apartado de ese punto
.

—Así pues, ¿cuál fue el lugar por donde Belos apareció a la superficie?

Superficie no es una buena palabra, porque él más bien bajó. Cayó dentro de la esfera. Tuvo la sensación de caer…, como si fuera a parar al infierno. Fue como si se hubiera caído a través de un gran pozo blanco y luminoso cuyas paredes eran tan distantes que él no podía verlas. Cayó, pero no a gran velocidad, o por lo menos así lo creyó. Y seguramente fue exacto en sus apreciaciones, puesto que cuando acabó de caer todavía estaba cayendo. Cayó fuera de la esfera, o sea la Puerta de entrada, y fue a parar a este mundo
.

—¿Dónde?

Harry volvía a sentir una gran curiosidad.

Bajo tierra
.

—¿Cómo en Perchorsk?

No, no como en Perchorsk. Belos trató de reanimarse y miró a su alrededor. La esfera a través de la cual había caído estaba incrustada en el techo de un gran hueco horizontal, sobre un saliente de piedra fina. Por el lecho de aquel hueco corría un río negro de aguas impetuosas. Belos no sabía de dónde venía ni tampoco adonde iba. Todo alrededor de la esfera, en el lugar donde se encontraba suspendida, había unos grandes agujeros en el techo… iguales que esos agujeros del magma que hay en Perchorsk. Lo mismo ocurría en el saliente donde Belos había ido a parar. La extensión de la cueva y el saliente donde estaba no eran grandes. Allí donde el río salía de la cueva para perderse en la oscuridad, el espacio comprendido entre el techo y el agua era de unos pocos centímetros. El saliente era lo suficientemente grande para que un hombre pudiera dar unos diez pasos antes de que se estrechara y se afinara hasta convenirse en la pared resbaladiza de aquel agujero. No había salida. O la había en caso de que un hombre tuviera estómago para utilizarla
.

—¡Un sumidero subterráneo! —exclamó Harry.

Exactamente. El río habría podido correr kilómetros y más kilómetros y es posible que no llegara a asomar nunca a la superficie. Éste era el apuro que se le planteaba a Belos… Había otros que habían estado allí antes que él y algunos todavía seguían allí. Belos encontró sus restos momificados. Cosas a las que él dio el nombre de «trogloditas» y de «Viajeros» e incluso los cráneos y restos momificados de wamphyri, que preferían estar allí sentados en aquel saliente e irse marchitando que arriesgarse a lo desconocido. Pero el corazón de Belos era más grande que todo eso
.

—¿Se atrevió con el río? —dijo Harry, fascinado.

Faethor volvió a encogerse de hombros.

¿Qué otra cosa podía hacer? Primero trató de entrar nuevamente en la esfera, como es lógico, pero la esfera lo repelió. Cuando levantó los brazos para introducirlos en su luz, se vieron rechazados. La Puerta de entrada se había cerrado sobre él. Sin embargo, estar sentado junto a todos aquellos seres e ir envarándose hasta quedar convertido en piedra no entraba en sus cálculos. Lo que haría sería marcharse mientras conservase toda su fuerza. Supongo, Harry, que habrás oído hablar de ese mito que sostiene que los vampiros temen al agua corriente
.

—Después de ti —dijo Harry—, soy el más grande experto en vampiros de todo el mundo o, cuando menos, el mejor que puedas encontrar. Tú me dirás ahora que el mito se originó como consecuencia de este río subterráneo que los wamphyri debían cruzar para encontrar el camino hacia la superficie de este mundo, ¿no es así?

Exactamente
.

—Thibor daba una explicación diferente.

Faethor suspiró.

Como ya te he dicho, Thibor no lo sabía. Ese habría podido aprender mucho de mí pero, como no lo sabía, se inventó la explicación. Tortuosa, como has dicho antes
.

—Yo esto lo he dicho de todos vosotros en general —le recordó Harry—, pero tú ahora te andas por las ramas. Mejor que vayas al grano.

De acuerdo, pero ten en cuenta que ese río subterráneo es el origen de ese mito en particular. Un vampiro está constituido por carne, sangre y huesos, Harry. Si lo metes en el agua y lo dejas en ella mucho tiempo se muere. Ahora déjame que continúe. Belos desafió al río y la corriente lo arrastró. En algunos momentos tenía la cabeza por encima del agua, pero hubo instantes desesperados en que el espacio libre quedaba reducido a nada, cosa que lo obligaba a sumergirse. Pasó mucho tiempo antes de que el techo se separara, antes de que volviera la luz natural y centelleara al final del río. Después el río formó una cuenca, que se vaciaba en un río perezoso. Pero esta vez, como ya he dicho, en la superficie. Sucio y muy magullado, tosiendo y avanzando río arriba hasta que vio que ya tenía expeditos los pulmones, por fin el viejo Belos consiguió llegar a este mundo. La época, o la era, se sitúa aproximadamente a unos trescientos años antes de Cristo. En cuanto al lugar

—¿Sí?

Harry apenas podía reprimirse.

En línea recta, a unos doscientos cincuenta kilómetros del lugar en el que ahora te encuentras
.

Harry se puso de pie.

—¿Dónde, exactamente? —preguntó.

Cerca de Radujevac, en Dunarea
, le dijo Faethor,
o a orillas del Danubio, lo cual quizá sea más conocido para ti. Aquí está el origen de la leyenda y la leyenda es la fuente de los wamphyri. ¿Irás allí enseguida?

—¿Ahora? ¡No! —dijo Harry negando con la cabeza—. Esta noche tengo otros planes. Iré mañana.

Se quedó en la oscuridad y suspiró.

¿Quieres sacarte un peso de encima, Harry?

—Tal vez… o quizá quiera cargar con otro nuevo.

Yo he cumplido con mi parte del trato
.

—Y yo cumpliré con la mía, si la ocasión se presenta. Entretanto quisiera darte las gracias.

Sí y las de los numerosos muertos. Hablando de leyendas, la tuya comienza ya a divulgarse, Harry. Y pronto se divulgará más todavía, supongo. ¡Adiós!

Harry se golpeó el cuerpo con los brazos para sacudirse el entumecimiento de las articulaciones y sacarse el frío de encima. Después dijo:

—Adiós, Faethor.

Y, como siempre, el continuo de Möbius ya estaba esperándolo para acogerlo…

Los planes y preparativos de Harry eran lo más sencillo de este mundo y costó muy poco llevarlos a la práctica. De regreso al cuartel general de la Rama-E, pidió a Darcy Clarke todo cuanto le hacía falta. Mientras se lo preparaban, puso a Clarke al corriente y pasó a facilitarle más detalles de lo que el jefe de la Rama-E ya sabía.

Al terminar, Clarke dijo:

—Puntualicemos las cosas: vas a Rumania, exactamente al Danubio, en las proximidades de Radujevac, donde vas a remontar el curso de un río subterráneo. ¿No es eso?

—Exactamente.

—Y una vez allí, esperas encontrar una Puerta igual que la de Perchorsk, salvo que allí no habrá nadie que dispare contra ti nada más cruzarla.

—Puede ocurrir que haya gente esperando —dijo Harry—, sí, es muy posible, pero no dispararán contra mí, porque no podrán. Si no me equivoco, incluso me facilitarán una valiosa información.

Clarke lo miró y se quedó pensando: «¡Santo Dios! ¡Es tan humano y a la vez tan inhumano!» Y en voz alta, pero tranquilo, le dijo:

—Es gente muerta, ¿verdad?

—Sí, cadáveres. A lo mejor ni siquiera son cadáveres, sino simplemente recuerdos de personas.

Clarke se estremeció con un estremecimiento largo, visible, violento. Estaba acordándose del asunto Bodescu, ocasión en la que había sido testigo con sus propios ojos del increíble alcance del poder que Harry tenía sobre los muertos. O mejor dicho, el resultado del respeto que sentían por aquel hombre. En realidad, no fue Harry quien en aquella ocasión llamó a los muertos, sino su hijo, que entonces era un niño. Pero Harry también podía hacerlo cuando tenía necesidad de ello.

Por fin Clarke se tranquilizó y continuó:

—Y cuando hayas encontrado esa Puerta, la utilizarás para ir adonde… ¿A otro mundo, al lugar donde se encuentran tu mujer y tu hijo? ¿Y seguramente también Jazz Simmons?…

Harry asintió con un gesto de cabeza.

—Sí, y Zek Föener y quizás una o dos personas más. Si continúan vivos, y tú sabes que creo que lo están, me parece que allí debo de tener algunos amigos. Y a lo mejor también enemigos. O por lo menos uno: un matón de la KGB llamado Karl Vyotsky.

—Bueno, suponiendo que todo salga a pedir de boca, hablarás con Brenda, con el pequeño Harry y, una vez hayas hablando con ellos, averiguarás cuál de los dos quiere volver contigo.

—Más o menos es eso, aunque todavía no sé si hay un camino de vuelta. Recuerda que sé que de este mundo no ha vuelto nunca nada y que también sé que lo que ha venido aquí tampoco puede regresar allá. ¿Qué explicación tiene todo eso? No la conozco, pero el hecho es que es así.

—En resumen, que pones en riesgo tu vida.

—¿Quieres que lo haga o no?

—Sí, quiero que lo hagas; a mi manera, tengo la misma curiosidad que tú. Y lo que ahora quiero es ver Perchorsk de cerca. Aunque allí no se hagan las cosas que se dicen, no deja de ser una bomba de relojería.

Harry asintió con la cabeza.

—Opino lo mismo que tú, pero Viktor Luchov me ha asegurado que no hay nada que pueda escapar de Perchorsk. Y esto me parece interesante.

Clarke soltó una risotada.

—Harry, tu palabra para mí es válida en cualquier momento, pero yo no soy más que una pequeña pieza de una maquinaria. No creo que nadie vaya a tomar ninguna medida preventiva ni otra acción de ningún tipo contra Perchorsk, especialmente ahora, en este nuevo clima de «comprensión política», pero si algo escapa…

Y al decir estas palabras levantó las manos.

—Quedará fuera de tu alcance, lo sé —respondió Harry.

Clarke volvió a soltar otra risotada.

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