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Authors: Antonio Salas

El Palestino (57 page)

BOOK: El Palestino
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Said Beluad consiguió pasar inadvertido entre la multitud que abarrotaba las calles del barrio El Fida de Casablanca, hasta bien entrada la tarde, momento en que intentó inmolarse llevándose por delante el mayor número de personas posible. Cuando detonó su bomba pasadas las siete de la tarde, hirió a veinte personas. Algunas graves. Todas musulmanes marroquíes. El yihad, en el caso de Said Beluad, era especialmente estúpido, porque no existía ningún infiel occidental en las cercanías contra el que atentar... Ayub Raydi y Said Beluad habían burlado el cerco policial y habrían podido escapar fácilmente, pero decidieron permanecer en las inmediaciones, a pesar de la nutrida presencia policial. Y después suicidarse.

Según el fiscal del Estado marroquí, los cuatro muyahidín muertos formaban parte de una organización terrorista que preparaba atentados contra edificios del gobierno, barcos del puerto de Casablanca, hoteles de Marrakech, Agadir y Esauira y otros edificios oficiales como la sede de la Policía de Casablanca.

Los investigadores recuperaron 6,5 kilos de explosivos TATP, suficiente para producir veinte cinturones explosivos, así como otras sustancias tóxicas. Los muyahidín habían planeado usar veneno, incluyendo una vacuna antitetánica y bacterias patógenas. La prensa marroquí afirmó que un presunto miembro de la célula era un ingeniero de una empresa química, Cochimag, S. A., que se especializaba en abonos. Esta empresa tiene vínculos con miembros de alto rango del Grupo Islámico Combatiente Marroquí, como Saad Houssaini, considerado el terrorista más peligroso de Marruecos y un experto en explosivos y armas químicas.

Houssaini, alias
Mustafá
y
Nabil
, tenía treinta y ocho años de edad y era miembro del aparato militar del GICM, y según los expertos marroquíes había estado implicado en los atentados de Casablanca y de Madrid. Desde que en 2002 regresó de Afganistán, Saad Houssaini vivía al parecer escondido entre Casablanca y Meknes, su ciudad natal. Casualmente, si es que se cree en las casualidades, Saad Houssaini había sido detenido dos días antes del atentado, el viernes 9 de marzo, pero eso no impidió las nuevas inmolaciones en Casablanca. Aunque algunos de aquellos mártires pareciesen más bonzos que terroristas.

A pesar de ser unos terroristas casi tan chapuceros y
frikis
como mis hermanos de Hizbullah-Venezuela, desgraciadamente las explosiones del 11 de marzo de 2007 en Casablanca no fueron las únicas. Al Qaida en el Magreb Islámico estaba dispuesta a dejarse oír a lo largo y ancho de todo el norte de África.

Chacal llega a la red

Ese mismo mes de marzo, y mientras miles de españoles se manifestaban en Madrid para exigir el procesamiento de Aznar, Bush y Blair por la invasión de Iraq en busca de las «armas de destrucción masiva» inexistentes, yo subía a la red la primera versión de la página web oficial de Ilich Ramírez Sánchez,
Carlos el Chacal
:
www.ilichramirez.blogspot.com
. Más tarde, los compañeros de las Juventudes Comunistas abrirían otra web:
jotaceve.org/ilich
, y un espacio en Flick y otras redes sociales, aunque no tardarían en abandonarlos, quedándose el
website
que yo controlaba y el perfil oficial de Ilich Ramírez en Facebook como la única presencia oficial de Carlos el Chacal en la red. Había estado trabajando en el diseño y en los contenidos con el material inédito que me había facilitado Vladimir Ramírez y con todos los vídeos, fotos y textos que yo mismo había conseguido, rastreando la red. O subiendo a Youtube algunos vídeos propios. Sobre todo, y esto era lo que la hacía más interesante, algunos artículos y libros en árabe, que había conseguido utilizando buscadores netamente árabes, como Ayna («Dónde»). Vladimir e Ilich sabían que el mejor apoyo para la causa de Carlos el Chacal podrían encontrarlo en el mundo árabe, especialmente el palestino, y que yo pudiese incluir textos y vídeos en árabe en la web les había entusiasmado. Además, eso permitía que cualquier árabe que buscase información sobre el Chacal en la red pudiese llegar a la web que yo controlaba...

Como es lógico, el proyecto de convertirme en el
webmaster
de la página web oficial de Carlos implicaba enfocar hacia mí el interés de la policía y de las agencias de inteligencia francesas, norteamericanas, israelíes y por supuesto españolas, pero era un riesgo que merecía la pena correr. A pesar de que prácticamente todos los camaradas árabes, europeos o latinos que habían compartido armas con el Chacal ya estaban muertos o en prisión, existe toda una generación posterior de fedayín y muyahidín que han conocido el mito del Chacal a través de las películas americanas o de Internet. Y era su atención la que yo intentaba conseguir.

En cuanto el
website
del Chacal apareció en la red, como el cebo de mi caña, comencé a recibir mensajes llegados de todos los rincones del mundo, España incluida, solidarizándose con el terrorista más peligroso de todos los tiempos. Uno de los cibernautas que empezaron a escribirme con más insistencia fue, para mi sorpresa, Ernesto G. H., secretario general de un sector de Comisiones Obreras en Cantabria, miembro del Consejo Político Regional de la tercera formación política más importante en España y candidato a la alcaldía de Santander por dicha formación. Su primer e-mail, al que siguieron centenares, decía literalmente:

De: dzerzinski...

Para: [email protected]

Asunto: cdte. carlos ilich

Estimados compañeros, soy un comunista e internacionalista que reside en Cantabria, estado español, y conociendo la justa campaña por la repatriación de Carlos Ilich, desearia recibir con asiduidad información vuestra y colaborar en la medida de mis modestas posibilidades en extender y dar a conocer esta lucha en el estado español. Asi saber vuestros de profundización de la campaña fuera de Venezuela. Atentamente vuestro, con animo guevarista, os deseo los mayores exitos, salud y revolución.

Ernesto

Cuando le respondí al tal Ernesto explicándole que el comandante Ilich Ramírez no podía fiarse del primero que escribiese a su web, sin más referencias, amplió su presentación, mencionando algunos nombres que serían muy importantes más adelante.

De: dzerzinski...

Para: [email protected]

Asunto: campaña por carlos

Compañeros, estimo vuestra respuesta y la he leído. Comentaré por partes diversas dudas que en ella se expresan. Con respecto a mi trayectoria revolucionaria, si bien por modestia personal y realismo bien entendido, uno preferiría hablar de militancia con aspiración revolucionaria, si os fuera posible consultarles podríais comentar este asunto a los compañeros de Resumen Carlos Aznarez, ahora residente en buenos aires o Willy Nocetti, asentando en San Sebastián preguntando por Ramón de Cantabria. Respecto a como concretar mi ayuda podría ir desde proporcionaros direcciones de paginas alternativas que en el estado español podrían dar espacio de difusión y conocimiento a vuestras actividades hasta saber si por ejemplo tenéis relación con organizaciones pro-presos políticos en el estado español, tales como afapp-defensora de militantes del grapo y del pce-r.- o las organizaciones antirepresivas cercanas a la izquierda abertzale vasca. Como curiosidad y sugerencia plantearos si habeis visto la posibilidad de traducir al castellano el libro de Carlos- El Islam Revolucionario- y el escrito por su esposa y abogada Isabelle. Conozco en el estado español editoriales muy interesadas en publicarlos salud y revolución...

El asunto de la traducción del libro
El Islam revolucionario
al español también terminaría por convertirse en una de mis bazas. Y en cuanto a Isabelle Coutant, actual esposa y abogada de Ilich, también me pondría en contacto con ella para coordinar algunos de los contenidos de la página web, y envíos postales para Ilich a través de ella. Además de traducir alguno de sus escritos del francés, e incluirlos en la misma web. Por otro lado, mi comunicante aseguraba tener relación con la izquierda abertzale, y como ejemplo había mencionado a un viejo conocido de mi época de infiltrado en la ultraizquierda: Carlos Aznárez, uno de los responsables de la revista
Ardi Beltza
que el juez Garzón terminaría cerrando por su vinculación con la banda terrorista ETA. Con Aznárez volvería a encontrarme, personalmente, unos meses más tarde en Caracas...

Por si no tenía bastante con mantener a duras penas mi empleo «oficial» como periodista, las clases de árabe, mis responsabilidades con la editorial, mi trabajo como corresponsal, etcétera, el mantenimiento de la web oficial de Ilich Ramírez, además de las mías propias, iba a implicar muchísimo trabajo extra. Horas y horas buscando contenidos, haciendo traducciones, respondiendo al correo... Pero mereció la pena. Vladimir me facilitó algunas fotografías y documentos nunca publicados, así como textos originales escritos por su hermano Ilich en prisión, que ya suponían en sí mismos una primicia periodística que justificaba el esfuerzo. Aunque lo peor de controlar la página web del terrorista más famoso de la historia es que, obviamente, no podía actualizar esa web, ni siquiera abrir el correo electrónico, desde ningún ordenador que pudiese relacionarse conmigo. Así que cambiaba de cibercafé e incluso me desplazaba a otra provincia para hacer cada actualización o consultar los e-mails de la semana. Sabía que tarde o temprano aquella página web dispararía las alarmas de los servicios de información, como efectivamente ocurrió, antes de lo que me esperaba.

Según me indicaban desde Venezuela, la página tenía que estar operativa ese mes porque el Comité por la Repatriación de Ilich Ramírez, de cuya reactivación me siento responsable, iba a hacer su presentación pública el día 29 de marzo de 2007. Se trataría de una actividad acogida por el Foro Itinerante de Participación Popular, de Hindu Anderi, y el periódico
Imagen y Comunicación Revolucionaria (ICR)
, al que yo también había involucrado en el comité. Al acto estaban convocados todos los camaradas que había ido recopilando durante mis investigaciones en Venezuela; desde el fundador del PCV Jerónimo Carrera, hasta Comandante Candela, pasando por Ligia Rojas, los muchachos de las Juventudes Comunistas, el pintor Castillo y por supuesto Vladimir Ramírez.

Hasta trescientas personas se acercaron a la carpa instalada en la plaza Bolívar de Caracas ese 29 de marzo, y allí permanecieron, pese a la lluvia, durante las cuatro horas que duró el evento. Probablemente cualquiera de las víctimas de los atentados terroristas en los que estuvo implicado Carlos el Chacal sentiría rabia, frustración e ira, al escuchar los entusiastas aplausos que interrumpían la charla de Vladimir, mientras enunciaba las heroicidades de su hermano mayor. O mientras detallaba las «duras» condiciones de su encierro en una prisión francesa, que con la mayor audacia llegó a comparar con Guantánamo. Especialmente emotivo fue el momento en que Vladimir explicó cómo era la jaula, de metro y medio de altura, en la que era trasladado Ilich, desde su celda en la prisión de máxima seguridad hasta los juzgados de París, cada vez que tenía de declarar. Ilich mide casi metro ochenta y por razones de seguridad le acomodaban en esa caja metálica, esposado de pies y manos, y así lo trasladaban rodeado de vigilantes armados. Probablemente esa es la única manera en la que cualquier gobierno del mundo trasladaría al terrorista más peligroso de todos los tiempos. El CRIR, o más correctamente Vladimir, terminaría fabricando una réplica exacta de esa jaula, que el público podría visitar en los próximos eventos organizados por este comité, tras aquella presentación en Caracas.

Además de las conferencias, hubo un pequeño recital musical, se recogieron firmas en apoyo a la repatriación de Ilich Ramírez a Venezuela y varios canales de televisión, como VTV y Vive TV, grabaron el evento, que transmitió en directo Radio Nacional de Venezuela.
4

Ya no había vuelta atrás. Sin proponérmelo, al poner en contacto a todas aquellas personas y contagiarles mi supuesto entusiasmo como joven palestino por Carlos el Chacal, había sido el responsable de aquel comité, inviable antes de mi llegada a Venezuela. Y, tras su presentación pública, ya era imparable.

Para aquel entonces, un antiguo conocido,
Salaam1420
, ya le había visto las orejas al lobo en los juzgados de Zaragoza...

El final de
Salaam1420

Me puedo imaginar sin mucho esfuerzo la cara de estupor de Gonzalo López Royo, alias
Salaam1420
, alias
Muhammad Hassan
, cuando los agentes de la Unidad Central de Ciberterrorismo de la Guardia Civil llegaron al domicilio de sus padres, en la calle Echegaray y Caballero de Zaragoza, con una orden de detención, a primera hora de la mañana. Era martes y 13, mal día.

Ante un aterrorizado Gonzalo, que a pesar de sus treinta y un años aún vivía con sus padres, los investigadores registraron la casa incautándose de diferente documentación. Y, a eso de las 13:30, una numerosa dotación policial se trasladó a la librería que
Salaam1420
llevaba en el barrio de la Jota, desde hacía dos años. Allí, en el pequeño local situado en el número 7 de la calle Ibiza, incautaron el ordenador desde el que
Salaam1420
pasaba las horas en los foros donde tantos le habíamos conocido, y diferente documentación.

Hacía casi nueve meses que los investigadores de la Guardia Civil habían detectado la presencia de un español en los foros ciberyihadistas de habla inglesa que antes describí, y el discurso de sus mensajes y sus caricaturas le habían puesto en el punto de mira de los policías. La Operación Jineta se consideró de suficiente trascendencia como para que no fuesen los guardias civiles aragoneses los que se ocupasen de las detenciones, sino que, por orden del juez Del Olmo desde la Audiencia Nacional, efectivos de la Unidad Central de Ciberterrorismo se desplazaron desde Madrid para capturar al tal
Salaam1420
y a un hermano musulmán de La Palma del Condado (Huelva), un marroquí nacido en Oujda, de veintitrés años, que moderaba con
Sa laam1420
el foro Al Andalus Islamiyya («Al Andalus islámica»). Foro que proclamaba la reconquista de los antiguos territorios musulmanes en España para el Islam.

En cuanto me enteré de las detenciones de mis hermanos, salí para Zaragoza. Creo que puedo asegurar que Ibrahim y la mayoría de los demás amigos palestinos estaban muy preocupados, temiéndose que a aquellas detenciones siguiesen más. Y
Salaam1420
podía enfrentarse a entre cinco y diez años de cárcel por un delito de apología del terrorismo, si las cosas se ponían feas.

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