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Authors: Kodo Sawaki

Tags: #Autoayuda, Esoterismo.

El zen es la mayor patraña de todos los tiempos (6 page)

BOOK: El zen es la mayor patraña de todos los tiempos
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Haces mucho ruido para nada. En realidad da exactamente igual cómo caigan los dados. Pues, pase lo que pase, nunca te caerás de la flor de loto del Dharma que lo abarca todo.

15 - Sobre la felicidad y la satisfacción

El Dharma del Buda es eterno e ilimitado, ¿cómo podría encajar en el estrecho marco de la felicidad y de la satisfacción?

Como seres humanos que somos, tenemos conocimientos y satoris. Pero si no vamos más allá de lo que lo que las personas poseen, entonces nuestro satori es sólo nuestro, una propiedad personal. Lo que no es más que propiedad personal tuya no es nada al fin y al cabo.

¿Dices que sujeto y objeto son uno y llamas a eso tu satori? ¿Hablas de abandono y crees haber hallado de esta manera tu serenidad? Ése es un error muy extendido.

Dices querer deshacerte de tu ego. ¿No estarás en realidad intentando igualar a Buda? ¿A un Buda que te has creado conforme a tu propia idea?

¿Dices que la doctrina de Buda es difícil de entender? ¿Por qué te resulta tan difícil? Porque tratas de comprenderla privadamente, dentro de tu pequeño cráneo. ¡Si simplemente dejaras de hacerlo, no habría ningún problema!

A fin de cuentas, la doctrina de Buda gira únicamente en torno a la cuestión de cómo deshacernos de nosotros mismos. No obstante yo siempre he pensado que la práctica me haría evolucionar como imaginaba, y así practiqué con el mayor esmero durante años sin que mi problema se viera resuelto. El verdadero problema eres tú mismo, pero este problema no lo comprenderás hasta el final.

¿Te crees contento? ¡Eso es sólo un sueño! Deja de soñar y haz sin reservas lo que no contenta: zazen. Sigue con paso firme el camino en el que no hay nada que ganar. Serás así ‘una persona en camino hacia la iluminación’.

‘Paz de espíritu’ o ‘satori’ no son nada fijo: si crees haber comprendido el ‘verdadero dharma’ cometes un gran error.

Cuantos más libros leemos, más nos aferramos a nuestras ideas: “Esto es hinayana, esto es mahayana, o mejor dicho...”. Pero con cada nueva idea compleja vamos perdiendo el auténtico sabor de la realidad. Por eso hemos de comprender de una vez que nuestros juegos conceptuales no nos llevan a ningún lado. Entonces podremos desmontar de nuevo esta amalgama de conceptos y contemplar el mundo sin adornos ni artificios. Si nos liberamos de la telaraña de conceptos en que nos hemos enredado, nuestra presión sanguínea se reducirá y enfrentaremos las situaciones de la vida con un espíritu fresco. Por eso digo siempre: ¡eh, fuera con vosotros!

Constantemente nos trabamos con algo. Si nos atenemos a las reglas, nuestra conciencia se atasca en ellas: “¿No veis como me atengo a las reglas?”. O decimos cosas como: “Nadie entiende correctamente este aspecto de la doctrina de Buda, excepto yo”. No debemos volvernos tan histéricos.

Por bueno que sea lo que haces, si te atascas en ello no vale nada: ¡olvida tu satori, olvida tus buenas obras!

Lo determinante no es tu inteligencia. Eso no tiene nada que ver con la enseñanza de Buda. El Dharma no es otra cosa que tú forma original. Por eso es importante que dejes de engañarte a ti mismo y a los demás y que, en vez de eso, regreses a tu auténtico yo.

La vacuidad significa originariamente eso que no encaja en el estrecho marco de tus deseos y pensamientos. Nada transcurre como esperas.

¿Por qué está la gente tan estresada? Porque están siempre muy ocupados tratando de conseguir algo más.

Permiten que su ego juegue con ellos. Todas las ideas que este ego nos susurra son ilusiones.

Te llevas a engaño si buscas un camino para ti, algo personal. Échate de lleno al camino. Si lo abandonas todo por la Vía, no quedará de ti otra cosa que la propia Vía: eso es satori.

El satori no es algo que vaya a satisfacerte a ti personalmente: satori significa que el universo entero está unido sin suturas. El satori ha de tener el mismo efecto en ti que en los demás. Mientras gire sólo en torno a ti mismo, no tendrá nada que ver con la Vía del Buda.

Oka Sotan Roshi
[23]
decía:

¿Cómo dices? ¿Me pides una solución para ti al gran problema de la vida y de la muerte? ¿Y a quién le importa tu vida y tu muerte? ¡Tú no cuentas para nada! ¡Ja, ja, ja...!

Hacerse monje significa decir adiós a los deseos y esperanzas humanas. Significa sustituir esos deseos y esperanzas por algo totalmente diferente.

No hagas del zazen una actividad más de persona corriente. Haz más bien que la persona corriente que hay en ti sea parte del zazen. Con el zazen no debes hacer absolutamente nada.

La solución al problema de la vida y de la muerte la conocerás cuando te disuelvas en la práctica de la vía del Buda. Vivir tu vida de este modo no significa otra cosa que ‘desprenderte del cuerpo y de la mente’.

16 - El zen no es algo espiritual. El zen se practica con el cuerpo

Un empresario que tenía que conseguir una gran suma de dinero escuchó una de mis charlas y llegó a la siguiente conclusión: “Lo que puedo, puedo; lo que no, no. Sencillamente haré con mi cuerpo lo que pueda, sin crearme preocupaciones innecesarias en la cabeza”.

Algunos monjes dicen: “En mi corazón llevo la cabeza afeitada” y dejan que les crezca el pelo. ¿En qué están pensando? Sólo cuando te afeitas la cabeza puedes saber cómo se siente uno con la cabeza afeitada. Sólo si te pones un chándal sabrás cómo se siente uno con un chándal. Por eso yo prefiero llevar el kesa.

El satori no se produce en tu cabeza. El satori se experimenta con el cuerpo. Significa colocarse en la postura del Buda. Lo que se llama ‘espiritual’ hay que disfrutarlo con precaución. La práctica del zen ha de comenzar en el cuerpo.

Practicar significa llevar una vida religiosa.

La mente se expresa en el cuerpo, o mejor dicho, en la actitud ante la vida.

Los sutras no son más que el agua que al principio has verter en la bomba para ponerla en marcha. Cuando practicas con tu propio cuerpo, tu actitud vital actúa como una bomba que hace brotar el agua de la verdad eterna.

Dar significa no exigir. No me refiero sólo al dinero o a los bienes materiales. Tampoco debemos anhelar el satori o alcanzar el paraíso. Ni tener miedo al infierno. Se trata de vivir nuestra vida cotidiana como expresión del dar. Tenemos que experimentar lo que ‘no sirve para nada’. Entonces dejaremos también de estar pendientes de nuestra vida y nuestro verdadero yo se manifestará, libre y soberano, en nuestra actitud vital.

La Vía no se expresa en la comprensión intelectual: nuestra actitud vital y nuestro carácter son la Vía.

Zen es tu vida cotidiana. Cuando vas al retrete, has de redescubrir tu vida en el retrete. Cuando te metes en la bañera, en la bañera has de retomar una vida religiosa. En zazen se trata de reactivar tu vida de nuevo, constantemente, con renovado aliento.

Satori no significa adquirir nuevos conceptos. Satori significa crear la propia vida de nuevo. Significa vivir nuevamente la vida eterna en cada instante.

Si te quejas de que hace frío, te parecerá que hace todavía más frío del que realmente hace. Mejor permanece en silencio. Cuando hablamos de algo nos dejamos engañar por las palabras.

Un profesor de judo dijo: “En mi escuela se trata de estar siempre fluyendo. Si por ejemplo tu adversario te tiene agarrado por la muñeca derecha, es demasiado tarde para que te preocupes por tu mano derecha. Estar fluyendo significa ahí abrir una nueva vía con la mano izquierda. Lo primero que debes aprender cuando empiezas a practicar judo es a estar fluyendo. Ahora tengo ochenta años y aún sigo ejercitándome en el fluir”. ‘Estar fluyendo’ de esta manera significa crear constantemente de nuevo la propia vida. No permanecer en ninguna parte, no mantenerse quieto, no aferrarse a nada. Quien no crea así su propia vida de nuevo, constantemente, se estancará en su vida cotidiana.

Si no te aferras a ti mismo, la vida en el mundo no es tan complicada. Si todo te parece tan complicado y problemático es sólo porque te aferras a ti mismo. Crees que la luna está triste o feliz porque la observas desde tu punto de vista personal. ¡Obsérvate mejor a ti mismo desde el punto de vista de la luna!

No hay razón para que estés tan hundido. Si pierdes, eso significa que tu adversario gana. A los ojos de Buda tan bueno es lo uno como lo otro.

Te mantienes atado a tus ilusiones. De esta manera te encadenas a ti mismo. Para salir de ese atolladero has de contemplar el universo en su conjunto, sin aferrarte a ningún detalle. Tampoco las ilusiones se dejan atrapar. Tú eres tú, yo soy yo. Lo que para la cabeza es felicidad no lo es para los pies. Si contemplas el universo en su conjunto, las ideas pertinaces en la que se fundan tus ilusiones se disolverán por sí solas.

17 - ¿Buscas paz de espíritu? Mejor preocúpate como es debido

“¿Cómo dices? ¿Paz de espíritu? ¿Qué quieres hacer con eso, tú, tan joven? ¿O crees quizá que cuando hayas alcanzado la paz de espíritu podrás dejarte llevar durante el resto de tu vida? ¡Preocúpate mejor de hacer debidamente lo que tienes que hacer! Yo tengo ya más de setenta años y todavía sigo preocupándome. ¡Despierta de una vez de tu sueño!”

Palabras del abad decano del templo Horinji.

Durante toda la vida hemos de preocuparnos de la doctrina de Buda: ¿qué puedo hacer por la Vía?, ¿cómo debo vivir? Aquí han de empezar nuestras preocupaciones. Si no tenemos cuidado, cuando nos hacemos mayores nos habituamos a ser monjes y dejamos de preocuparnos.

¿Crees que gracias al zazen tengo mucha energía en el
hara
[bajo vientre] y un corazón fuerte y que eso hace de mí una persona llena de energía? ¡No digas tonterías! Vivo la vida como si anduviera sobre una capa fina de hielo, con mucha precaución y el mayor respeto. Y lo hago así precisamente porque practico zazen.

En algún momento deberíamos reflexionar sobre lo que podemos hacer a fin de no ser una carga para los demás. No hay nada más importante que no ser un obstáculo para nadie. Si no te haces cargo de la lata que das a los que te rodean, tu práctica no llega a ser siquiera hinayana; eso es lo último.

Deberías ser consciente de que no todo es como a ti te gustaría. Y será así toda tu vida. No tienes más remedio que aceptarlo. En principio no hay nada que no tengas que aceptar, pues no hay ni una sola cosa que obedezca a
tus
preferencias.

Te alteras porque crees que tu cuerpo te pertenece. Tu cuerpo no es más que un apestoso saco de carne, lleno de pis y de mierda. ¿Realmente te pertenece? ¿Pertenece a alguien? Cuando sabes que tu cuerpo no es
tu
cuerpo, no hay razón para que te alteres.

Adáptate a tu entorno, dales gusto a los demás. Vive tu vida de manera que a tu vecino le permita estar contento. Ponlo en práctica en tu vida de pareja. Ponlo en práctica cuando trates con tus padres o tus hijos. Vive la vida como un muerto, así no le tocarás narices a nadie.

Esto vale también para mí: si no estoy verdaderamente muerto, enseguida empiezo a enfadarme. ‘Estar muerto’ significa que este cuerpo no me pertenece. Pertenece a todos y se lo dejo a los demás para que hagan con él lo que quieran. Si quieren, que se diviertan con este muerto.

Si quieres encontrar el camino tienes que tirar tu cuerpo por la borda. Despertarás en el momento justo en que te desprendas de tu cuerpo.

Nadie puede vencer a alguien que se ha desprendido de su cuerpo. Aunque le des una patada en el culo no conseguirás amedrentarle.

Algunos piensan que liberarse de la vida y de la muerte equivale a poner su vida en peligro. Pero poner la vida en peligro no es nada del otro mundo. Los bandoleros de antaño lo hacían continuamente. Liberarse de la vida y de la muerte significa algo muy distinto: significa clarificar la enseñanza del Buda.

En cierta ocasión, tras mi regreso de la guerra, fui testigo de la explosión de un arsenal. ¡No te puedes imaginar cómo se me encogieron las pelotas! Durante la guerra solía alardear de mi ardor guerrero, pero echando la vista atrás veo que no era más que la despreocupación de un jefe de bandidos como Kunisada Chuji
[24]
. El valor se muestra cuando tenemos un adversario contra quien luchar. Pero si estamos sentados en completo silencio y solos en zazen, de nada nos servirá nuestro valor y ardor guerrero si, de repente, la tierra bajo nosotros empieza a temblar. La serenidad que encontramos en la doctrina del Buda nada tiene que ver con la arrogancia de un Kunisada Chuji. La manera de poner en práctica la doctrina del Buda ha de ser muy diferente. Cuando comprendí esto por primera vez, dejé de competir con los demás por ver quién era el mejor y más valeroso.

Siéntate. No hay que tener prisa. Adopta tranquilamente la postura correcta. Éste es el punto de partida: observa toda tu vida desde zazen, ponte en marcha para arrojar luz sobre tu vida.

Una persona corriente que se convierte en un santo no es más que un producto kármico. El arte de zazen radica en sentarse sin más, sin estar pendiente de ninguna otra cosa. El valor de simplemente sentarse
[25]
radica en su transparencia e insipidez.

Zazen no es algo llamativo. La gente trata continuamente de destacar, de llamar la atención, por eso el zazen no les dice nada. Lo que la gente entiende por ‘enseñanza’ del Buda” no tiene en realidad nada que ver con la enseñanza del Buda.

No hay una sola cosa que no sea expresión de la enseñanza auténtica. Ahí vemos cuán transparente es la verdadera enseñanza. El problema es que la gente no quiere transparencia, sino estampados de colores.

Todo el día

en silencio se sienta

un viejo santo
[26]
.

Cuando leo estos versos tengo la sensación de que mi presión sanguínea se reduce. Llevado a la práctica esto significa: zazen.

Lo insondable significa: nada que ganar. Dicho en lenguaje corriente: ¡zazen no aporta nada!

¿Qué vida más despreocupada puede haber que aquella en la que no hay nada que ganar? Que el zazen no aporta nada se debe a que simplemente nos sentamos, sin ningún otro propósito. Así he vivido toda mi vida hasta hoy: sin el propósito de obtener ninguna ganancia.

Una vez uno preguntó a otro que solía recitar el nombre de Buda:

- ¿Te ha servido de algo recitar continuamente el nombre de Buda?

- Absolutamente de nada
, respondió.

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